Tu héroe llegará algún día... Hasta entonces... lamentamos los villanos que destrozaran tu corazón una y otra vez.

LOVE OR LOVELESS

Los dioses, aquellos inmortales seres a los cuáles los humanos adoraban día tras día, de los cuales agradecían sus regalos, pedían perdón por sus pecados y sufrían sus castigos. No había quien no creyese en la existencia de los dioses, quizás no todos los veneraban, pero no había como dudar de que estuviesen ahí, siempre observándolos. Se solía decir que Zeus, el dios de dioses, el más grande de todo el Olimpo estaba casado con su esposa Hera, sin embargo, no se tenía manera de asegurar esto, tampoco si las supuestas aventuras del dios con otros dioses o humanos fueran reales, lo que si era cierto es que había llegado un nuevo dios al Olimpo con la sangre de Zeus corriendo por sus venas.

Este pequeño nuevo dios, llamado Hércules era también hijo de Afrodita, por lo cual no se podía esperar más que belleza y perfección. Aun con todo, por aparente odio de Hera, este dios había muerto siendo un bebé, ya que la diosa del matrimonio no soporto este engaño de su esposo -valga la ironía-. Este relato, rumor, historia o como quisieran llamarlo, tenía toda la vida escuchándolo y era una simple tontería a su ver. Para empezar como coño mataría a un dios por más bebé que fuera, o cómo llegaría hasta él. Su madre no dejaba de contar esta historia como si fuera algo importante o digno de santificar.

Por su parte, daba completamente igual los culebrones que se armarán en el Olimpo. Él tenía su don dado por los dioses -que no tenía devolución, así que se jactaría de el toda la vida- y podía darse por satisfecho, nada más allá, su fuerza inhumana era tema de que hablar cada día, pues resultaba increíble que un campesino como el fuera tan especial... más allá de su perfección digna del más grande dios, para quien se lo pregunte, si, se ve como un dios entre humanos por cada detalle y no hay quien detenga su ego. Francesco Bernoulli es y seria siempre un egocentrista, pero como no serlo si tenía lo que muchos no.

Mujeres intentando llamar su atención, una linda casa donde vivía con su adorada y viuda madre, ser el más fuerte y solicitado para trabajo que aseguraba la comida suya y la de su madre. Quizás lo único que lo pudiera molestar además de no tener el cuerpo más escultural -siendo un poco flacucho, pero no tanto como para opacar su perfecto rostro- y es que tenía curiosidad por eso de encontrar "Amor", alguien que llenara ese hueco que se tenía desde el nacimiento, tal vez por ser Joven, apenas 16 años esto causara curiosidad, pero bien... nunca estaba tan mal ser curioso, más si esto te lleva por el camino a despejar las dudas y saciar dicha curiosidad.


—otra vez mirando las estrellas... Un día de estos te creeré un vigía. —su madre se sentó a su lado en el suelo, el pasto fresco era bastante cómodo.

—Pensé en que sería impresionante tener una constelación, como los dioses...

—La tienen por ser dioses, ningún humano, ni los más grandes héroes han obtenido una. —comentó acariciando la mano de su hijo— ¿A qué viene esa idea?

—Tan solo que... a veces siento que no soy de este lugar... Sabes que te adoro, pero... quizás soy demasiado perfecto. —aunque esto servía para hincharse el ego era una realidad, resultaba casi ridículo que teniendo tantos dones estuviese en un simple pueblucho apenas cercano a otro más grande, pero de las mismas condiciones. Tampoco podía decir que se llevara precisamente bien con los demás adolescentes.

—es normal, aun eres muy joven. —su tono ligeramente nervioso no pasó desapercibido, era más bien difícil no notarlo.

—¿Qué sabes tú que yo no? —odiaba los rodeos, era algo que la mujer que tenía en frente le había dado por decirlo de algún modo. La vio suspirar y sacarse un collar de entre las ropas.

—sabes bien que no eres hijo de mis entrañas... Fuiste un regalo para mí y Lionardo en sus últimos años de vida. —asintió suavemente, no le molestaba en lo absoluto, ella lo había criado y cuidado, era su madre aun si cualquiera decia lo contrario. —Cuando te encontramos cerca del lago aquel día, tenías esto puesto. —le tendió el enorme medallón de oro.

—Pudiste haberlo vendido. —comento examinándolo. Tenía el grabado de un rayo en la parte delantera, el símbolo de Zeus para ser más exactos, la parte trasera sin embargo tenía un nombre—...Hércules.

—A medida que crecías comprendí más que el hijo del dios de Dioses me había sido entregado, sin razón alguna, pero... Dejo de ser el hijo de Zeus a ser mi hijo.

—Mama...—dijo un tanto incómodo.

—Tal vez te sientas fuera de lugar porque no lo ha sido desde el inicio. Si vas a buscarlo al menos recuerda que me tienes aquí—le sonrió con cariño, acariciando el rostro perfectamente hecho de su hijo. Tan masculino, firme y parecido levemente a las ilustraciones de cómo todos se imaginaban a Hércules.

—Yo no podría dejarte sola...

—Mi vida esta aquí, la tuya en algún lado, solo debes saber cuándo y dónde buscarla. Puedes hacerlo cuando quieras, pero insisto, no te olvides que tienes a esta señora esperando por ti y rezando por tu bienestar. Que tengas Buenas noches—dio un suave beso en la frente del castaño que la vio alejarse. Suspiro un poco frustrado, hijo de Zeus ¿Eh? Debía ser demasiada casualidad. Volvió la vista al cielo, si enserio lo fuera porque no había sido encontrado ya, como era humano. Eran demasiadas preguntas sin respuestas.

Se levanto del pasto y camino hasta su casa, todo apagado y su madre durmiendo probablemente. Miro lo que había grabado en las paredes, el dios de dioses que aparentemente regalo a su hijo. Por otro lado, había un mapa que su padre usaba para hacer diferentes entregas, lo examino un poco, encontrando rápidamente el lugar donde estaba ubicado el templo del dios. Se tenía la teoría de que, al rezar ahí, era más posible que este te escuchara. Arrancó el mapa y rompiendo un pedazo escribió una pequeña nota a su madre.

¿estaba siendo impulsivo? Por supuesto que si, no iba a negarlo, sin embargo, quería entender. saciar esa curiosidad, se imaginaba lo que podría hacer de ser esto cierto, darle a su madre la vida que merece, rodearse de lujos, tener su propio lugar en el cielo en forma de constelación, tantas posibilidades aumentaban su deseo por ir. Cerro la puerta con cuidado, para luego salir casi corriendo por el camino que el mapa indicaba, haber tomado una siesta durante la tarde al final no había sido mala idea.

Obstáculos nimios se cruzaban en su camino, rocas gigantes, algún que otro árbol caído, una puta tormenta que ahora lo tenía empapado como si se hubiese tirado al río, etcétera, nada que lo hiciera molestar... Si como no. Entró al templo una vez visualizado, pensó que tardaría más en llegar, los altos y enormes pilares de mármol blanco daban un toque elegante, ni que decir de los grabados en Oro.

—Tener uno de estos no estaría mal —dijo mirando todo y dando algunas vueltas mientras caminaba, un trueno entre la fuerte tormenta se escuchó, casualmente cuando llegó a la sala principal donde estaba erigida la gigantesca escultura del dios—De verdad hay mucha energía—silbo, para susto y daño a su pequeño corazón, la estatua se movió.

—¡Hijo mio! —antes de darse cuenta, estaba en la mano de la que debía ser una inmóvil estatua, no una versión de mármol o lo que fuese del gran dios.

—JEEEEEHYYYY—chillo escurriéndose del agarre cual serpiente, aun con todo fue agarrado de nuevo en plena caída —Ay por los dioses...—balbuceo, pues fue atajado por el tobillo y si caía de cara... Adiós a Francesco el Dios entre Humano y conquistador de cualquier con buen gusto.

—no tienes porque temer hijo mio—afirmo Zeus poniéndolo en su palma derecha, Francesco tenía una mano apretando la toga blanca que usaba, justo en el pecho—Entiendo que fuera sorpresivo, pero yo sería incapaz de hacerte daño.

—Eh... si, claro... ejem... Zeus —miro a otro lado, esto no era lo que tenía en mente en cuanto a que respondieran sus preguntas. —Tu... em... ¿¡COMO ES POSIBLE QUE TE ESTÉS MOVIENDO!?—quisquillo en tono agudo y chillón por el desesperó, que ni sabiendo que existían los dioses esto podía ser mínimamente normal

—Debía venir a hablar en persona contigo hijo mio—dijo sonriendo alegre, Francesco alzo el dedo índice.

—No me digas así.

—Eres mi hi-

—Ya te dije que no me digas así... a ver si entendí, soy hijo tuyo, tengo 16 años soy mortal...—se pasó las manos por la cara—¿¡Que tanto puede importarte si estoy aquí abajo!?

—Fue un accidente, ni aun ahora comprendo cómo te alejaste de nosotros, de cómo abandonaste el olimpo siendo apenas un pequeño bebé.

—Entonces... Volveré, soy tu hijo, eso se puede ¿no? —se cruza de brazos, en la espera de una respuesta afirmativa.

—Oh no, aun no puedes hacerlo, eres un simple mortal. —Francesco en uno de sus arranques por lucirse toma el dedo de dura piedra con solo hacer un poco de fuerza, destruye el material. —Esto quiere decir que no eres del todo humano.

—Por consiguiente, debo estar en el Olimpo, este mundo no merece tenerme, así que-

—Si de verdad tu intención es volver al lugar al que perteneces por derecho debes hacerte un héroe verdadero y...

— ¿Héroe? No suena mal, todo el mundo hablaría de mí. —Zeus ya podía ver que, a su hijo, iba a costarle bastante cumplir con su objetivo, no estaba pensando en el camino que debería. —Francesco, el gran héroe que logró hacerse dios. —y aquí es donde cualquiera puede darse cuenta de que por lo general es la representación viviente del ego. —Muy bien, como me hago un héroe.

—Primero debes ir a por Tom Mate, el entrenador de Héroes, él te enseñara todo lo que te hace falta saber. —tenía la esperanza de que el satírico supiera meter la idea real de un "Héroe" en la cabeza de por si dura que tiene su hijo, con lo insistente posiblemente lo logre. —Aunque para llegar necesitarás una... pequeña ayuda.

— ¿Ayuda?

Ya que Zeus miraba al cielo, también lo hizo, por uno de los costados del templo entró lo que es por definición, un Pegaso. Pelaje blanco y la cola junto a la melena de curioso tono rojo. Zeus lo dejo en el suelo y el Pegaso se acercó, Francesco acarició la cabeza de este, teniendo un muy vago recuerdo de un pequeño potro con los mismos rasgos.

—Espero que no hayas olvidado a Pegaso.

—No lo hice, solo es difícil recordar cosas de cuando eras un bebé. —resopla, el animal choca su cabeza contra él. — ¿Se llama Pegaso? ¿No se puede cambiar el nombre? Cómo Ferrari. — su papá, el humano, ponía ese nombre a todo animalito que se le cruzara, no sabía porque, pero le hacía mucha gracia.

—Es tuyo, dispón de él como gustes. —Francesco se subió al lomo del animal. —Te deseo mucha suerte en tu cruzada.

—Francesco no necesita suerte. —dando un pequeño golpe con el tobillo, el Pegaso alzó vuelo mientras la estatua volvía a ser lo que era. Zeus en el olimpo se masajea las sienes, pensando en que ciertamente iba a costarle una vida entera a su hijo volver a casa. —Un héroe verdadero... ¿Qué tan difícil puede ser? ¿A que sí? —el Pegaso relincha. —cualquiera puede ser un héroe, solo que Francesco será el mejor que exista.

Aun sin riendas es capaz de guiar y hacer lo que quiera con el Pegaso, cualquiera diría que se está tomando esto muy a la ligera, pero... Desde pequeño se ha figurado como una persona sumamente importante, la confirmación de su divino proceder no hizo más que darle la razón y plantearle muy bien su nueva meta. Regresar al Olimpo para que nadie sea capaz de olvidar como aun después de ser echado de allí, regreso en toda su gloria.

...

— ¿Seguro que es aquí? Este lugar parece que fue el epicentro de un tornado o algo peor. —murmura caminando por lo que, para él, nadie es capaz de vivir en tan precarias condiciones. Sin darse cuenta piso algo, en un arbusto alguien salto y lo asusto.

— ¡INTRUSOS! —Esa cosa... ¿Tenía patas de cabra? Salió corriendo y lo que parecían unas mujeres también. En realidad, no entendió bien qué ocurrió, pero ese mitad cabra acabó pegando la cabeza contra el suelo al tropezar de la manera más imbécil que vería jamás. —Ay... —miró al caballo, que relincho en aquella direcciona.

— No me digas que esa cosa... —sea como sea, "Ferrari" asintió. —Zeus me va a pagar muchas cuando llegue. —resopla haciéndose el cabello para atrás, el fleco regreso a su rostro de inmediato. Con resignación se acercó al mitad cabra que apenas se reincorpora. — ¿Eres Tom-Mate? El que entrena héroes.

—Eh... ¡OH POR LOS DIOSES! —llevó las manos a la cara, tenía los dientes torcidos y una enorme cantidad de pecas en el rostro. — ¿D-de verdad me estabas buscando?

—Créeme que no vendría a este lugar por gusto. —se cruza de brazos. — ¿Entonces? Centauro-

—Soy un Sátiro y lo siento es que... No es común que alguien venga a buscarme, hace unos... setenta u ochenta años que nadie lo hacía... La última persona quería ser un-

—Héroe, por eso vine, necesito que me entrenes. —Mate comenzó a reírse como si le hubieran contado el mejor chiste. — ¿Que?

—Ya no entreno, creo que es incluso lo más saludable para el mundo... —comenta caminando con Francesco siguiendo sus pasos. —Tome el oficio de mi papá Philoctetes, el logro que tantos héroes llegarán a ser inmortalizados en las estrellas y yo...

—Y tu...

—Perseo, Eneo, Eleo, Peleo y muchos otros eos. —concluye llegando a la estatua caída y hueca con una puerta. —Fueron un desastre por cosas que al final fueron culpa mía... Mi torpeza es contagiosa.

—No creo que sea posible contagiar algo así y de serlo, Francesco es inmu—de manera boba tropezó con algo en el suelo, considerando que esta un tanto enterrado es entendible.

—Te lo dije.

—Si me mandaron contigo es porque debiste hacer al menos a un héroe. —afirma sacudiendo la tierra de su túnica.

—Pues... ¿Aquiles te suena? —Francesco asintió rápidamente. —Yo lo entrene, era el mejor guerrero de todos, nadie se le comparaba. —el movimiento que hacían sus orejas podía ser adorable. —Más fuerte, más rápido, era perfecto y—el pecho se le desinflo. — ¡FUE A TROYA! Y SU MALDITO TALÓN. —Francesco dio un paso atrás por el ataque de lloriqueo llegó al Sátiro. —Una flecha, que nada le hubiera hecho, dio en ese talón y TODO SE ACABÓ. Mis esperanzas murieron con él y... yo también me retiré.

— Pero... Pero... ¡Necesito que me entrenes! Francesco no tiene problema en los talones y soy mucho mejor que Aquiles. —asegura con terquedad.

— ¿Lo eres? —bajo la mirada y sacó un poco el labio. —Nah, no puedes serlo, él era hijo de una Diosa menor o algo así, no puedes ser mejor que-

Francesco tiró de su brazo, casi arrancándoselo y llevándolo a un acantilado, al soltar al Sátiro, agarró sin dificultad un enorme trozo de estatua con forma de escudo y lo lanza tan fuerte que no se ve que caiga, desapareciendo en la lejanía. Se giró sonriendo con el ego a tope por la cara impactada de Mate, sus ojos parecen analíticos de repente, claro que estaba impresionado y admitiría que Aquiles no podría hacer eso ni por asomo, sin embargo, algo en Francesco no le daba la impresión de un héroe, su ultimo pupilo pudo tener mucho ego, pero al final del día se llenaba de orgullo por las personas a las que pudo salvar estando en guerra, tenía corazón... Un poco duro, pero ahí estaba.

—Puede ser... No, ya tengo suficiente vergüenza en mi vida. —tuvo un tic en la ceja.

— ¡Entonces llévame con tu padre! Estoy seguro de que-

—Se lo comió una quimera, que retiró tan espontáneo. —ríe nervioso.

—Escúchame hombre cabra, vas a entrenarme, mi padre te lo ordena.

— ¿Y ese es...? —incito, pues estaba seguro de que nadie conocía a un tal Francesco, menos a su padre

—Zeus, dios de dioses, mandamás del Olimpo... También me llamo Hércules. —suspiraba rendido por el tema. Mate estalló en carcajada.

— ¿Tu? ¿Hijo de Zeus? Y yo el esposo de Afrodita. —mofa, se dio la vuelta para dejar al muchacho, el problema viene a que un rayo de la forma más literal dio al Sátiro. —L-lo haré...

—Sabía que dirías eso. —palmeo la espalda de este, Mate tosió hollín.

Entrenar al hijo de Zeus... Algo bueno podía salir de él y oraría por un buen resultado.


—Por el amor a tu padre espérame... —pide agotado.

—Me tienes en esta isla de porquería cuando ya debería ser un héroe reconocido, lo mínimo que puedes hacer es apresurarte.

Apoyó las manos en sus rodillas, mirando al "héroe" que cruzado de brazos lo juega con un enorme trozo de madera. Apenas se parecía a lo que llegó hace unos años, más alto, más grande, sus músculos tan grandes como su fisonomía lo permitía, vestido con trajes que había pedido a unas ninfas confeccionar, contado con la suerte de que se había hecho a la medida de Aquiles, esto no sabía si presagia bien o mal realmente. Se enderezo aun jadeando, que fuera más rápido y más fuerte era una señal luminosa que el entrenamiento funciono.

—Te dije que sería un proceso largo y aun no creo que—Francesco silbó y Ferrari llegó pronto.

—Yo creo que, si estoy listo, por favor me tienes arreglando esta isla como si alguien fuera a venir aquí en su sano juicio. Quiero ir a pelear contra alguna bestia, salvar damiselas, tu entiendes. —guiña un ojo y Mate baja la mirada, eso que Francesco sabía qué hacía eso al considerar lo que decía y siendo moderadamente manipulable, servía a su favor.

—No lo sé... Deberías seguir practicando con el arco y—Cogió el arma y sin mirar disparó una flecha que derribó a un pájaro que había volado arriba de ellos. —L-la espa—sin esfuerzo cortó el árbol próximo, tirando los restos de la espada que no pudo con la fuerza que ejercía su portador. —T-tu—prediciendo lo que diría, tomo a Ferrari con una mano y en la otra el resto del árbol. —N-no bueno...

— ¡Ya estoy listo! No seas necio y dime donde ir para ser un héroe verdadero, sin practica real no se puede. —Mate se rasco el cabello un tanto grasiento y suspiro rendido.

—Iremos a Tebas... —termino de decir. Ferrari relincho mientras Francesco soltaba una larga carcajada satisfecha. —Solo no esperes que sea precisamente sencillo...

— ¿Que diversión tendría de serlo? —tomándolo de uno de los cuernos lo subió a Ferrari y se montó en el animal después, que siendo tan brusco como su jinete corre y se alza en el cielo de golpe sin consideración al Sátiro que se aferra como puede a el con todo su cuerpo.

Mate jamás entendería la manía que Francesco tiene por la velocidad, igual que el rechazo a su verdadero nombre, pues en sí, Francesco no existe, jamás ha oído ese nombre en más nadie y mira que la originalidad no es el dote que posean los padres al momento de serlo. Una especie de gritos hizo que Francesco detuviera al Pegaso, siendo femenino, aunque con el eco pudo haberlo hecho confundirse. Sea como sea, si se trata de una doncella no vendría mal, tanto tiempo entre ninfas y dríadas lo habían dejado con ganas de contacto humano. Como es obvio, sin pedir permiso a su entrenador decidió bajar a tierra, estando en un bosque de considerable tamaño y un río enorme, bajo de Ferrari y Mate cayó de este mareado con ganas de vomitar.

—Esto no es Tebas...

—Evidente que no, pero-

— ¡...Se caballo bien adiestrado y Déjame!

—Em... Francesco. —chasquea los dedos frente al rostro de tonto que se cargaba el semi dios en ese instante.

En el río, a quien identifica como la causante del grito que llamó su atención, está una rubia de ojos azules y túnica morada, con un enorme y alta coleta, que está aprisionada por el centauro de gran tamaño y aspecto terrible. Ignorando a Mate de la mejor manera que solo él puede hacer, toma una piedra de considerable tamaño y la lanza a la cara del centauro, logrando que se separe de la chica, ambos mirando a Francesco que con sonrisa confiada se planta frente a ellos.

—Piérdete enano. —resopla el centauro.

—Lo lamento buen... —busco la palabra, queriendo sacar mofa de la situación. —Señor, pero debería soltar a-

—Niño no ayudes. —bufa la rubia que paró sus intentos de apartarse del centauro, dejando a Francesco confundido por lo que dijo, en su mente eso no iba a pasar... Ni por asomo.

—La dama... ¿Que no eres la dama en apuros o algo así? —interroga, quizás estaba mal interpretando lo que tenía enfrente y rogaba que no fuera así.

—No soy una dama. —hace un vago intento de liberarse. —Pero estoy en peligro y no te necesito, piérdete. —sonríe con forzado gesto, Francesco parpadeo aún más confundido de ser semi humanamente posible.

— ¡Sálvalo de todas formas! —grito Mate desde donde estaba. —Por favor que no pase esto ahora... —pide cubriéndose los ojos, pues Aquiles no llegaba a enfrentarse con criaturas tan poderosas, ponía a Francesco en un mayor nivel y lo aterraba, la torpeza que contagia su ser acabarías matándolo si no tenía suficiente cuidado.

— ¿Como que no...? —de un golpe es tirado atrás, queriendo cerciorarse de haber escuchado bien el "No soy una dama"

¿Es un hombre? ¿Enserio?

—LA ESPADA, USA LA ESPADA. —Exclama Mate y Ferrari relincha ansioso.

—Espada, regla no-se-que número, un héroe necesita una ¡Espada! —para su desgracia lo que sacó del agua, donde había perdido su arma, fue a un pez largo, el centauro comenzó a reírse mientras el rubio apoyado en una mano observa con aburrimiento a su salvador.

—¡Patético! —de otro golpe lo tira lejos, se dio la vuelta con toda la intención de largarse con el rubio en mano.

—¡Usa la cabeza! ¡Sabes que no sé hacer planes! —redundó, algunas veces Francesco entendía porque los héroes de Mate no progresaban del todo. Con una idea demasiado literal se levanta y corriendo con toda su fuerza embiste al centauro, mandándolo lejos y tirando al rubio al agua.

—Ay... ¿Disculpa? —lo carga sin problema y pone en un tronco, metiendo sus manos entre su cabello empapado lo mira con la misma desdeñosa sonrisa. — ¿Estas bien?

—Aja... —el relinchido hizo a ambos voltear. Francesco visualizo su espada y la tomo.

—Espera un segundo... —Continúo exprimiendo su cabello mientras Francesco daba una muy notoria paliza al centauro que, desde el inicio del enfrentamiento, se notaba que perderías.

— ¡Sigue así! ¡Ya lo tienes! —asegura emocionado, moviendo su corta cola de cabra

— ¿Ese fortachón es real siquiera? —mofa sacudiendo sus manos con el exceso de agua.

—Por supuesto que es real, será un héroe y... ¿No te he...? —se lo quedó mirando y el rubio lo empujo al agua, arreglándose.

Francesco que se encuentra sobre el lomo del centauro evita caerse y tomándolo fuerte con las piernas mientras se sujeta de un árbol, lo hace curar y chocar su cabeza contra el suelo. Al levantarse aturdido, coge la cabeza de este y sin demasiado esfuerzo lo tuerce, el centauro cae como el peso muerto que es al agua poco profunda. Se pasó la mano por la frente, de cierto modo fue divertido.

— ¿Y tú porque estas mojado? —pregunta al notar a Mate sacudiendo la parte inferior de su cuerpo.

—Irrelevante, pero... ¿Que rayos es lo que hiciste? Estás en una liga mayor y peleaste como un novato arrastrado, sabes que no puedes distraerte por unos ojos coquetos. —señala en dirección al muchacho que mira un tanto curioso, exprimiendo la falda de su túnica. —Te digo desde siempre que debes estar pendien... —Francesco paso por su lado y Mate balo, debió ver venir que seguiría distraído.

—Y... ¿Como te...?

—Me llamo Lightning, mis amigos me llaman Light o lo harían si los tuviera. —entregó bruscamente una de sus sandalias a Francesco, por reflejo la tomo. — ¿Tienes nombre aparte de los enormes pectorales, confianza del tamaño de Grecia y sonrisa brillante? —pregunta en claro jugueteo con el semi dios.

—Eh... pues... yo...—tartamudea, resulta complicado al asimilar que enserio es un Hombre.

Uno muy joven, lo cual descuadra con la primera forma de llamarlo, "niño". El cabello rubio, la forma de tenerlo, la túnica y su rostro no daban fe de su género hasta que, por estar empapado, se nota que carece de busto y su voz no es tan fina como la de una fémina. Sus gestos tan coquetos y femeninos hacen que la confusión se refuerce.

— ¿Siempre tan elocuente? —mofa tomando su sandalia.

—Me llamo Francesco, para lo que necesites. —asegura recobrando la compostura y sonriendo coqueto al rubio. Hombre o no... Le estaba alborotando como nadie jamás, no solo la hormona, se sentía como esos niños pequeños que siguen a una niña linda.

—Fortachón te pega más. —comienza a atar la sandalia, sonriendo burlón. —

—También puedes decirme Hércules, es más como... Un segundo nombre. —comenta recostándose de un árbol, Lightning deja salir una pequeña risa despectiva.

—Sigue gustándome más fortachón. —da como punto final a ese tema, Francesco suspira aun sonriente.

—Y cómo acabaste con el-

— ¿Mitad caballo? ¿Cerebro de heno? ¿Pezuñas grandes? —da cuantos adjetivos se le vienen a la cabeza de momento, pueden ser muchos más si se le da el tiempo suficiente. —Un pequeño asunto que no te incumbe. Sabes cómo son los hombres, creen que un no es un si, que un Lárgate es "tómame soy todo tuyo y nos casaremos mañana" —parpadea rápidamente, coqueto y muy cerca del semi dios que respira muy fuerte.

Viniendo de su parte se lo creería y Lightning pudo darse cuenta de lo que pasaba por su cabeza, aflojando la sonrisa y volviéndolo una expresión de fastidio rotunda, apartándose con moderada lentitud y moviendo la cadera al hacerlo, con la intención de que entrara en calor o si no, no se explica qué pretende con ese movimiento.

—Pídele al macho cabrío que te de clases de decencia y sarcasmo para la próxima. —aconseja. —Hasta la próxima fortachón, un gustazo haberte conocido. —se despide haciendo un pequeño gesto con la mano.

—Puedo llevarte si quieres. —ofrece señalando a Ferrari, que relincha dándole la espalda.

—No creo gustarle demasiado a tu pony. —asume por la postura del animal, un tanto extraño pues los animales suelen llevarse bien con él.

—Para nada, estaríamos- Au...—se soba la cara, no sabía cómo el Pegaso pudo golpearlo con la cola.

—Tranquilo fortachón, ya estoy grandecito. —da un pequeño jalón al cachete de Francesco. —Incluso se atarme solito las sandalias. —bromea dando un golpecito al brazo de este, se aleja moviendo la cadera como si enserio se tratará de una mujer. —Adiós fortachón~. —Francesco seguía viendo estrellas relucientes.

—Adiós...—balbucea y cuando por fin se pierde de su vista aflojo la postura e hizo un giro en si mismo. —Es... increíble ¿A que sí? —mira a Mate que rueda los ojos hacia otro lado.

—Si... claro... Un pesado de mucho cuidado... ¡Se supone que vamos a Tebas no a que coquetees con el primero que se te cruce! —regaña y Ferrari se las arregla para que Francesco suba en su lomo aun estando en las nebulosas.

Lightning vio desde lo lejos al semi dios alejarse, riendo por la bobera tan grande de este. Reanudo su andar en la parte más lúgubre del bosque, encontrándose con un par de adorables animalitos que se lo quedan mirando.

—Un par de roedores asquerosos buscando que un lobo se los coma. —sonríe cínico. El par de animales acabó volviéndose lo que asemeja unos diablillos. —Eso explica mejor, el olor a rata.

—Light~ning~

—Invoque una...—lamenta, una humareda lo levanta y atrae hasta el recién aparecido hombre que viste de negro. De vuelta en el suelo, el rubio mueve la mano para alejar todo ese humo. —Se caminar.

—Quién sabe si te haces daño en el camino mi bello principe. —mofa. — ¿Y que fue lo que paso? Se supone que tu deber era convencer al guardián del río a estar de mi lado para cuando sea la batalla... Pero resulta que ya no tengo ni guardián ni río. —haciendo aparecer un tablero bastante grande con un montón de fichas puestas y resaltando la del centauro Lightning rueda los ojos.

—Hice lo que pude, pero para aceptar hizo una oferta que me tomé la libertad de rechazar. —tiro la ficha con un dedo y el otro frunció un poco el entrecejo sin dejar de sonreír.

—Eso suma unos veinte años más a tu condena. —informa haciendo desaparecer el tablero y Lightning lo mira molesto. —No tengo de otra pequeño, si no haces tu trabajo como se debe es una señal a qué quieres permanecer pagando tu trato hasta el final de los tiempos.

—Se supone que si lo hacía me quitarías diez años y me estas aumentando el doble.

—Detalles, debe dolerte de alguna forma.

—No fue mi culpa Jackson, pude seguir intentando de no ser por la aparición de ese imbécil de Francesco, que a estas alturas morirá por meterse en lo que no le importa. —se recuesta de un árbol cruzándose de brazos.

— ¿Quién? —pregunta sin saber a quién está nombrando, en su larga vida había escuchado de esa persona.

—No lo sé, parece que quiere ser un héroe o algo así... Francesco, Hércules, Heracles, ya ni siquiera me acuerdo de que otro-

— ¿Cómo dijiste que se llamaba? Lo segundo mi cielo. —interroga demasiado pegado al rubio que lo miro con aburrimiento.

—Hércules. —de ser posible, el cabello negro de Jackson se volvió una flama azul. —Estaba con su idea de ser héroe y quizás por eso le dio la gana de salvarme esperando una compensación, fue fácil mandarlo a volar. —asegura con victoriosa sonrisa.

—Repetiré sus palabras exactas... Tan muerto como una asquerosa mosca...—atraía a los diablillos que intentan con desespero huir del hombre, cuyo cabello antorcha puede causar gracia.

— ¡Puede ser otro Hércules! —se excusa el de azul.

— ¡Es un nombre muy popular! —afirma el de amarillo, ambos pequeños y uno un tanto más regordete que el otro. Lightning ve la escena con diversión.

—Estoy a punto de reorganizar el cosmos. —aprieta el cuello de ambos, asfixiándolos. —Y lo único que me va a impedir hacerlo... está... paseándose... ¡POR EL MALDITO BOSQUE! —su ataque de ira causó que soltara flamas por todo lugar, destruyendo buena parte de ese bosque, Lightning ni siquiera se molestó en moverse, viendo sus uñas.

— Para ser el gran dios de los muertos, te comportas como un niño haciendo berrinche ¿te lo han dicho? —sonríe pedante con el collar en dije de rayo brillando y moviéndose levemente mientras guinda de su cuello.

— ¡Aun tenemos una salida! —asegura el diablillo amarillo, llamado Luigi.

—Hablen antes de que los tire al foso de las almas. —advierte con peligrosa seriedad.

— ¡Lo hicimos mortal! —hablan a la misma vez. Jackson lleva una mano su barbilla, con el humo que es capaz de controlar hace que los diablillos y Lightning se acerquen.

—Por suerte para ustedes tres aún hay tiempo para corregir el tamaño error que cometieron. —el fuego de su cabello desapareció, sonriendo con un plan en mente por lo que se puede funcionar.

—Yo no tengo nada que ver con eso. —queja molesto, el problema fue de Luigi y Wildo, en ningún momento se enteró del dichoso Hércules, Francesco o como se llamara.

—Y aun así más te vale no fallarme. —Lightning miro a otro lado con molestia, recibiendo un beso de Jackson en el cuello.


—Este lugar es un asqueroso infierno ¿Me recuerdas como me hare un Héroe verdadero aquí? —interroga andando por las calles de Tebas, que a esta a poco de ser una ciudad en ruinas por la cantidad tan mínima de hogares y edificaciones en buen estado.

—Ya lo ves, este lugar siempre tiene problemas, es el lugar más grande pero más caótico, no veas a nadie a los ojos o te lo contagian. —Francesco estaba a punto de pensar que, para Mate, todo es contagioso. —Además, si triunfas aquí, triunfarás en cualquier lu-

—Perdimos todo en el incendio...—escucha lamentar a una señora.

— ¿El incendio fue antes o después del terremoto? —interroga otro de gran tamaño y rígida expresión.

—Después, yo lo recuerdo muy bien. —asegura una mujer temblorosa con cabello turquesa.

—Pero antes de la inundación. —continuó la señora del principio.

—Sin contar la delincuencia. —queja una anciana.

—Estamos en un pozo sin fondo...

—Solo falta una plaga de langostas. —suspira un hombre lleno de hollín.

—Parece que les hace falta un héroe. —comenta cruzándose de brazos y sonriendo confiado.

— ¿Y tú eres...? —el hombre lo ve con molestia y fastidio, Francesco posee la capacidad tan grande de ignorar gestos negativos hacia él, una maravilla.

—Francesco, el héroe que necesitan. —su tono vanidoso no hacía más que restar puntos a la confianza de por sí en negativo de ese pequeño grupo de ciudadanos.

— ¿Alguna vez has salvado un pueblo? —interroga la anciana.

—No. —para que molestarse en mentir.

— ¿Evitaste algún desastre natural? —interroga el hombre.

—Eso está en mi lista de quehaceres.

—Bah, solo es otro caza fortunas más del montón. —bufa y comienzan a dispersarse, Francesco se rascó las sienes, que gente con tan poca vista en su "humilde" opinión. Bastaba con verlo para saber que es un héroe y no haber hecho nada aun por estar entrenando no es significativo de no serlo.

Aunque ha salvado a una "damisela en apuros", cuenta ¿no?

— ¿¡Pero es que no lo ven!? Es un héroe verdadero, pónganlo a hacer lo que desean y él lo hará. —asegura Mate queriendo arrancarse los cuernos, Francesco frunció un poco el entrecejo, ser héroe no es ser sirviente así que el sátiro debía moderar un poco las palabras.

— ¿Qué no eres el que entreno a Aquiles? —el que tiene hollín, con tono lento y perezoso se ríe

—Cierto ¿Este también viene con talón? —Francesco ahora se rasca el puente de la nariz, la gente tenía una manía con Aquiles que ni él entendía. Aunque esta se haría por él cuando vieran lo que es capaz de hacer.

—Necesitamos a un profesional, no a un simple y vulgar novato. —afirma la señora y terminan de irse, Francesco se sienta en el borde de una pequeña fuente que hay, rompiendo un trozo de la roca y jugando con este.

—Quieren un héroe, cuando llega Francesco que no puede haber nada mejor después de él, lo rechazan. —su orgullo estaba un poco herido en estos momentos.

—Tienes que darles tiempo, ningún héroe se hizo así en un día. —asegura un tanto nervioso y aun queriendo meter la cabeza en el suelo de la vergüenza. —Quizás solo necesitas una tragedia, un desastre de proporción-

— ¡Ayúdenme por favor! ¡Hubo un terrible accidente! —Francesco se levantó, habiendo hecho trizas el trozo de piedra en su mano, la melena rubia es difícil de no notar en la muchedumbre.

— ¿Lightning?

—No sé si bueno o no abrir la boca. —murmura el sátiro para sí mismo. Se quedo viendo a rubio por un momento, se le hacía familiar.

— ¡Fortachón! —se hizo paso entre todos, casi tirándosele encima para alegría del semi dios. —Necesito tu ayuda, dijiste que eras un héroe ¿verdad? —quería retorcerse de vergüenza por tener que sonar así de trágico, lo único que hacía valer esto es que el semi dios le estaba creyendo la desesperación.

— Por supuesto ¿Qué ocurre? —a su alrededor, varios de los ciudadanos se detenían a ver, aunque normal que haya un problema, que se afirme la presencia de un héroe es curioso.

—Unos niños jugaban en el cañón y-y hubo un derrumbe terrible q-que los dejó atrapados, van a acabar muertos a menos que hagas algo. —unas pequeñas lágrimas de cocodrilo hicieron acto de presencia.

— ¿Niños? ¿Bajo un derrumbe? ¿A punto de morir? ¡Es perfecto! —sacudió a Mate que acaba en el suelo mareado. Lightning lo ve de arriba abajo con expresión entre confusa y molesta.

—Es un desastre trágico, no seas tan enfermo de ale-¡HEY, HEY! —Francesco se tomó la libertad de agarrarlo y subirlo en Ferrari que relincho en desacuerdo con esto. —N-no espera que este pony n-

— ¡Vamos al cañón! —da un pequeño golpe al caballo que alza vuelo de modo brusco para asustar a propósito al extraño rubio que el daba nula confianza.

— ¡ESPÉRAME POR FAVOR! —quisquilla Mate desde abajo, corriendo a donde va todo el mundo.

No tardaron en llegar al cañón que se derrumbó, una roca de enorme proporción estabas demasiado bien puesta como para tratarse de un accidente, sin embargo, su cabeza ahora llena de ganas por demostrar su punto y que así lo idolatraran le permitió ignorar este significativo detalle. Lightning que no bajo de Ferrari estaba despeinado a niveles extremos y una cara de mareo única.

— ¿Estas bien?

—Solo... Bájame del pony... antes de que me tire y baile sobre mí...—dando un salto se quitó al rubio de encima, Francesco lo atrapo para que no cayera al suelo.

— ¡AYUDA! ¡POR FAVOR AYÚDENOS!

— ¡NOS ASFIXIAMOS!

Lightning se quedó observando desde una buena distancia a Francesco, soplo un pequeño mechón de su cabello, pensando en irse un poco más arriba donde Jackson mira y espera lo que pasara. No le interesa saber de él, será un héroe como los demás que no valen la pena y-

— ¡Gracias señor! —giro y su mirada se topó con Francesco alzando la monumental roca, le daria el mérito por hacerlo, un pequeño atisbo de risa salió de sus labios, su sonrisa victoriosa es linda aparte de que... enserio se creía que estaba salvando a un par de niños a punto de morir.

Aun si lo hacía por llenarse de ego, no quita la buena acción y hacía en su pecho entrara un poco de pena, sabiendo que ocurriría y es precisamente la razón por la que no se quedó ahí abajo.

—Ahora que puedes salte de ahí...—murmuró, girando a ver a Jackson que sonríe satisfecho por el rumbo que toma la situación.

— ¿Viste eso? Aplaudieron a Francesco. —no fue la gran cosa, pero ya había dejado ver su punto.

—A mi... no me suenan... aplausos. —jadea el sátiro, escuchando más bien gruñidos y creyendo que Francesco tiene graves problemas de audición. El semi dios miró en la dirección de donde escucha golpes contra el suelo. —Ay...

—Que... es esa... cosa...—pregunta retrocediendo por seguridad. Una especie de enorme dragón o serpiente con patas salía del agujero que dejo al descubierto cuando levanto la roca.

—¡No lo sé, pero corre! —quisquilla pavorisado el mitad cabra.

Lightning mordió la uña de su pulgar, Francesco iba a morir sin dudas, primero tragado y luego cortando la cabeza de la Hydra, el pobre no sabía ni qué estaba haciendo. Una tras otra cabezas fueron cortadas y podía darse cuenta de que eso no iba acabar, Francesco con demasiada energía sin entender que es malo cortar las cabezas.

Con disimulo de no hacer que Hades se percatara de su ausencia, se hizo con un arco y flecha, más que un cañón fue antiguamente un pequeño centro de batalla. Usando un pequeño frasco que cargaba encima con aceite, prendió fuego a la flecha, apuntando hacia la punta del cañón donde hay algunas plantas, dispara finalmente la flecha y no tarda en prenderse en fuego.

— ¿Y eso? —alzo una ceja, no pensó que hubiera alguien arriba para hacer alguna flama. Miro a Lightning, que regresó a su lugar, aguantando la respiración.

Francesco, que estaba en la garra de la Hydra contra la roca vio arriba, el incendio propagándose. Una idea vino a su cabeza, juntando ambas manos en puño y golpeando con todas sus fuerzas, la Hydra de tantas cabezas que sería casi imposible contarlas, ve en dirección al derrumbe con rocas llamantes. Francesco se cubrió con los brazos.

—Un bello espectáculo, adoro esta clase de finales. —hace aparecer una pipa, encendiéndola con un dedo y soltando el humo poco después. Lightning apretó su brazo, pensó que funciona-

La garra de la Hydra se abrió, Francesco jadea agotado, este era el primer reto grande que ha tenido en su vida y le encanto. Los aplausos, exclamaciones y demás por parte de los habitantes de Tebas no se hizo esperar, Mate se muestra emocionado por ser la primera vez en la que un pupilo no muere en una causa de peligro extremo.

—Gran actuación. —aplaude suavemente, mira a Jackson, que no es capaz de ocultar su ira en forma de flamas azules. —Puede que sea divertido. —ladea la cabeza, volviendo a mirar al semi dios.


—Mi nombre ahora está en boca de todos, Francesco es el héroe más popular que la historia vera. —asegura, hablando con la estatua mágicamente viva de su padre.

Ha pasado un largo tiempo, contra cada cosa que se ha cruzado a combatido, en su mayoría bastante simples llegando a lo ridículo en su opinión, de cierta forma considera que el único reto real ha sido la Hydra. Muy en el fondo, se siente contento de estar ayudando con la desvalijada reputación de Mate.

—Acabe con el minotauro, entregue la cierva de Cerinea... Y e librado a Tebas de esa desgracia que la caracterizaba, han hecho estatuas para mí, una villa... Pude darle a mi madre una casa enorme, túnicas bellas...

—Lo has hecho muy bien, ya todo el mundo lo reconoce y estoy más que orgulloso de ti. —se levantó del suelo, Ferrari estaba echado a un lado descansando, pues Tebas y ese templo de Zeus no estaba precisamente cerca. Ser fuerte y veloz no impedía que se agotara.

—Me alegra escucharte decir eso, estaba esperándolo. —sonríe vanidoso, causando un ligero cambio en la expresión del dios.

— ¿Esperando que exactamente?

—Si dices que estás orgulloso quiere decir que ya soy un héroe verdadero y, por ende-

—No eres un héroe verdadero. —la sonrisa de Francesco se borró al instante. —Aun te falta un poco más para serlo.

—Pero... Pero ya Francesco hizo todo lo que era necesario, soy un héroe, el más grande, más grande que Aquiles, Perseo... ¡Soy más grande que cualquiera! —exclamó con furia por desmeritar lo que ha hecho en tanto tiempo. — ¿¡Que esperas que haga!? Francesco NO PUEDE SER-

—Tu nombre es Hércules, el día en que lo aceptes darás un paso adelante y yo no puedo decirte que es lo que te impide ser un héroe verdadero, es algo que solo tú puedes descubrir. —explica con cierto pesar en su voz.

— ¡ESO ES RIDÍCULO! ¡POR QUÉ NO ADMITES QUE SOY UN...!

—Te deseo suerte descubriendo lo que te llevará regreso al Olimpo. —y con un rayo se fue. Francesco golpeó el suelo con tal fuerza que quebró el mármol por completo. Ferrari se acercó, cobijando con su ala.

— ¿Qué supone que espera que...?

—No sé si estas enterado de lo mucho que cuesta hacer estos templos, más aún si contamos que está en mármol. Contrólate un poco, fortachón. —mofa, Francesco mira a un lado, percatándose de que Lightning está fuera de este, recostado de un pilar. — ¿Soy un fantasma o a que viene esa cara?

—Es... extraño que estés aquí, la última vez que te vi, fue en Tebas. —acotó, Lightning rodó los ojos.

—Tú tienes un pony con alas, yo también tengo mis medios. —asegura, apartándose del pilar y comenzado a caminar fuera, con su andar seductor que a Francesco hacía perder parte de su intelecto dejándolo al nivel de Mate. — ¿Y a qué vino el berrinche? ¿Tu papi no te oye?

—Algo así...—bufa.

Lightning sabía esto por conectar puntos, también es sabido en Grecia que aún se llama Francesco, es Hércules, hijo de Zeus y aunque muchos lo toman a mito, el resto se lo cree. Por otra parte, y que no se ha molestado en notar, es que el rubio estaba en cada momento que hay un desastre, problema o misión para él con la cual hacerse un héroe, detalle minúsculo.

— ¿Por qué estabas fuera del tempo? conociéndote pudiste sorprenderme

—No me gustan los templos, en realidad odio a los dioses. —confesó encogiéndose de hombros. —Tan solo son seres divinos que se nutren a costilla nuestras como un parásito, algunas veces he pensado que, si dejaran de creer en ellos, desaparecerían y todo sería más fácil.

—Que... curiosa forma de verlo. —comenta un tanto sorprendido. —Asumo que alguna razón habrá para que los odies.

—Rezar, orar... ¿Para que? Al final no hacen nada y ves a gente muriendo, entonces... ¿Por qué no odiarlos?

—Un ser tan grande no debería preocuparse por otro inferior.

—Se preocupan en causar desastres para destruir, en lo que a mi concierne estaría más feliz en un mundo donde ellos no existen, tremendamente feliz. —asegura con enorme sonrisa. Francesco dio un largo suspiro, aquello sonaba mal queriendo ser un dios. —Como sea... ¿Qué va mal?

—Debo ser un héroe verdadero... Pero no sé qué quiere decir eso. Ya soy un héroe que todos admiran, conocen y mi nombre será inmortalizado, no como Hércules y eso me hace más feliz. Solo que parece no ser suficiente. —Lightning lo miró con una especie de odio y aburrimiento. —Ya no sé qué hacer para encontrar la gloria que pueda faltarme.

—Gloria, orgullo, valor, ser recordado...—expresa con desdén, alejándose un poco y jugando con uno de los mechones de su cabello. —Parece que es lo único que ustedes importa ¿Algo más en esa cabeza? —interroga en tono bastante cruel.

—Es por lo único que-

— ¿Vives? Eres un ser humanos, hay cientos de razones más por las cuales vivir y se nota que no te has dado cuenta de eso. Me parecía gracioso y ahora me es realmente patético. —acomoda un poco lo que mantiene su cabello atado. —Vas por exactamente el mismo camino que todos los héroes antes que tú, una muerte trágica, dolora y solitaria.

—Parece que te tomas esto muy a pecho... ¿Quizás te importo? —evadir el tema para sacar a colación uno que lo tenía vagamente atormentado es una estrategia válida.

—Como si nece- Augh...

Ambos bajaron la mirada, encontrando una daga clavada en el abdomen del rubio y sosteniéndola, un hombre que, con dificultad, trata de quitar el broche de oro que Lightning usa para su cabello. Francesco tuvo la clara intención de enloquecer y matar a golpes al ladrón, lo que en realidad pasó es que Lightning sacó la daga sin una gota de sangre y dio un golpe atrás, dejando aturdido al lado.

—Joder, que no saben apuñalar en otro lado. —bufa tirando el arma a un lado, pasando rotundamente del hombre. Quién estaba más confundido está en duda, Francesco dio un golpe en el rostro del ladrón solo por gusto y persiguió al rubio rápidamente, fijándose en el collar que tiene. — ¿Qué?

—Te... Apuñaló ¿¡Como no estas sangrando!? —pone la mano en donde está la tela rasgada, Lightning lo aleja rápidamente, reacio a que lo tocara.

—Lo que me molesta, es que me daño la túnica y que me toques, eso es algo que no tienes la libertad de hacer. —asegura alzando un poco la mirada, jugando con su cabello. —Ya es tarde y el gran Francesco tiene asuntos que hacer mañana ¿no? —mofa con coqueta sonrisa, poniendo una mano en su cintura y con la otra enroscando un mechón en su dedo.

—Si... eh... ¿No quieres que te lleve?

—Tu pony me odia así que no, iré por donde vine. Adiós fortachón, nos vemos otro día. —guiña un ojo y lanza un beso. Se aleja pavoneándose, si le dieran a escoger, lo asemejaba con un pavo real.

Un muy sexy y tentador pavo real...

—te pondré a la venta si no lo dejas montarte la próxima vez que nos veamos ¿entendiste? —regaña al Pegaso que relincha. Restriega su rostro con sus manos, un tanto sonrojado por imaginarse la última postura y gesto que le hizo el rubio.

...

— Tu ropa está rota... ¿Algo de lo que deba enterarme mi pequeño príncipe? —pregunta tomando los mechones de sobre el lecho y depositando un beso en estos. Lightning se gira un poco apenas.

—Nada importante... ¿No deberías estar con Perséfone? —interroga haciendo atrás el cabello que se le viene a la cara, Jackson se levanta y toma del suelo su túnica negra, una de las más holgada que tiene y deja al mortal ver medio pecho en su plenitud. —Aún es invierno en teoría... a pesar de las nulas nevadas.

—La odiosa e inútil de su madre ya se la llevó, de otro modo no estarías aquí. —afirma. Lightning se vuelve a acostar, atrayendo la sabana de seda negra para arroparse. — ¿Contento de ser quién ocupa toda mi atención? Tienes lo que cualquier catamito desearía—asegura con una copa llena de vino y tomándola lentamente.

—Lo que cualquier tonto querría...—susurró cerrando los ojos, una caricia en la cara lo hace abrir los ojos. —Ya te cumplí por hoy, déjame dor-

—Quién decide si has cumplido o no soy yo, no olvides que soy tu dueño. —acerca la copa a los labios de Lightning, obligándolo a beber. —Dionisio me hizo el favor traer el vino de Moras que tanto querías. Bébelo. —cuando la copa acabo vacía la colocó a un lado. —Tu expresión es tan bella, igual a cuando nos conocimos... Irrelevante por ahora ¿Dónde lo dejamos~? —inicia un beso, metiéndose bajo la sábana que ni siquiera sirve para evitar el frío.

El Averno es frío, igual que su gobernante. No ha contado con la misma suerte que la esposa del mismo, Perséfone, para tener la calidez que Hades puede demostrar si lo desea. Es solo su reemplazo durante el tiempo que esta vuelve al Olimpo junto a su madre, él lo había dicho bien, es un simple catamito. Incluso lo hace recordar la primera vez que lo vio.

No iba a negar que era muy bien parecido, igual que cada dios que hay. Había llegado al Averno por una sola razón y fue salvar a su novia, Sally, que había muerto sin remedio por culpa del veneno de una serpiente. Desde joven le había dicho que su voz era muy dulce, no había quién se lo negara y mucho menos quien se resistiera a admirarlo al escuchar. En un inicio, Hades no quería ayudarlo, por lo que recurrió a convencer a su esposa.

Conmoverla con su voz se le hizo un tanto fácil, sin embargo, Hades la hizo salir, ya habiendo prometido que le devolvería el alma de su amada. El trato era muy simple, su alma a cambio de Sally, que al ser el momento iba a tener que obedecerlo o ella moriría en circunstancias peores. Acepto sin dudarlo, ya había bajado hasta el inframundo por ella y no consideraba un mal trato en ese instante.

—Y pensar que... estuve a punto de rechazarte por completo... ¿Te lo imaginas? —mofa en un jadeo, Lightning solo giro la cabeza a otro lado, no quería hablar de eso, menos en la situación en la que se encuentran.

Hizo lo que ordenó, no mirar atrás sino hasta después de salir del Inframundo por completo y casi llego a su hogar en Troya con Sally antes de mirarla de nuevo. Pasaron un par de años y... ella lo abandono, ni siquiera explicó porque, solo lo hizo, sin importarle lo que hizo por ella y lo que aun lleva como consecuencia haberse enamorado tan ciegamente.

Y solo era el inicio de sus desgracias, como el primer escalón...


En uno de los tantos pequeños coliseos hechos para Francesco en Tebas lo celebran por haberse deshecho del León de Nemea y despellejarlo, sobre sus hombros se encuentra la piel del animal. Jackson estaba quemando todo lo que tocara.

— ¡OTRO! —Luigi lanzó una de tantas vasijas y con una bola de fuego lo destruyó. Lightning soltó una risita. — ¡DEBERÍAN ESTARME IDOLATRANDO A MI, NO A ESE FRACASO DE DIOS!

—Que pena, no están considerando al dios del Averno. Que dolor. —lleva una mano a su pecho con falso dolor. —Daré el crédito a su capacidad de pintar tantas urnas. —comenta al mirar el montón en fila para ser destruidas, todas con Francesco ahí pintado.

— ¿¡Que le ven!? ¡Es solo una maldita masa de musculo sin nada más en especial y el imbécil no acaba de morir! ¡YA NO TENGO MÁS ALIADOS A LOS CUALES ENVIAR! —su cabello hecho una flama azul se hacía más grande a medida que pasaba el tiempo y sus reclamos.

—Entonces puedes darte por perdido oh mi buen señor.

— ¿Te diviertes? —pregunta apretando los dientes, Lightning sonríe burlón, jugado con el mechón de su enorme fleco. —Pareces muy contento.

—Vivo para gozar todas y cada una de tus desgracias. —asegura mordaz y Jackson se hizo más... flameante, dando un grito y causando una explosión, al cual como es costumbre, no hizo ni un solo rasguño al rubio que sigue balanceando un pie, estando sentado sobre un gran escombro. —Tu tiempo se acaba y me parece que está muy vivo... Ummm ¿Qué era lo que significaba? O si, que perdías. —sigue metiendo el dedo en esa herida al orgullo del dios.

—Lightning cuida tus palabras antes de que-

—Si me matas me harás un favor así que nada más allá de lo que has hecho puede funcionar de amenaza. —asegura aún sonriente. —Solo ríndete Jackson, ya es lo suficientemente patético que un mortal te esté haciendo a un lado sin siquiera saber que eres tú quién envía a esas bestias o las suelta por ahí.

— ¡NO ME ESTÁ GANANDO!

—Lo hace y tan fácil, tu hermanito Zeus debe estar retorciéndose de la risa que le causa la situación. No solo él te tiro al Averno, sino que ahora su hijo también lo hace, de tal palo tal astilla. —continua mofando. —Saber rendirse es de sabios.

—No tengo porque rendirme si voy a acabar con él antes de que alineen los planetas. —asegura queriendo carbonizar al rubio con solo mirarlo.

—Si, acabar, como lo decías al poner a la Hydra. Jackson, Jackson, Jackson~ Ya déjalo, no puedes hacer nada contra el fortachón, es... Especial. —concluyó con una extraña sonrisa que apagó por completo la llamarada que tenía el dios por cabello, percatándose de un peculiar detalle. —No puedes igualar eso.

—a qué viene este... Detallismo. —pregunta acercándose, Lightning bajo del escombro, caminando al borde y marcando la misma distancia.

—Me mandas a mí en cada intento, evidentemente me voy a dar cuenta de que batea cada una de las curvas que le mandes. —se sienta al borde del acantilado, Jackson se muerde el labio sonriendo.

—Entonces debo mandar otra clase de curvas. —enfatiza atrás del rubio, dibujando la silueta de la cintura de este. Lightning abrió los ojos con el ceño fruncido, ofendido.

—Que ni se te ocurra. —Advirtió, levantándose y casi huyendo.

—Ay por favor, ya me acabas de demostrar que hay una pequeña llama ahí encendida. —en su dedo va una pequeña flama jugueteando. —Usa esto a nuestro favor para decirme la debilidad del fortachón, esa que está excediéndose en salir a relucir.

—Manda a esos dos a hacer algo además de vagar, yo no tengo porqué ayudarte en esta clase de planes. —se cruza de brazos, sacando un poco el labio en un adorable gesto en él.

—No pudieron con esto cuando era un bebé, por otro lado, tu eres muy capaz de hacerlo ahora que es Hombre, uno muy interesado en lo que a un bello catamito pueda ofrecer. —Lightning soltó un bufido, en una de sus posturas más típicas a la hora de negarse a algo, Jackson lo catalogaba como pose de Afrodita, que solo ella hacia eso.

—Yo ya no puedo con los hombres. — juega levemente con la tira que mantiene la túnica en su hombro. —Contigo me basta y me sobra para una eternidad. Él sería solo una molestia en cada sentido que pueda venirme a la cabeza. Aparte si lo que quieres es jugar con sus hormonas alborotadas, tengo tanto tiempo haciéndolo que ya lo debí haber aburrido.

—Es bueno que te des cuenta de lo que haces porque es lo que te metió en este problema desde un inicio. —acota, Lightning lo mira en una clara señal de no seguir hablando. —Venderme tu alma por esa bella mujer que al final solo... te abandonó por otro. —Lightning deshizo las figuras de humo que se hicieron frente a él. —O debo recordarte-

— ¡Ya no sigas! Ya... Ya lo entendí, tengo treinta malditos años entendiéndolo, solo no sigas. —su mirada está a otro lado, viendo abajo como la celebración continúa con Francesco como foco principal.

—Ahí está. Solo quiero que me des la debilidad de Fantochesco y a cambio de eso, te daré una cosa que no rechazaras. —asegura con las manos en los hombros del rubio, que sigue observando abajo. —Y eso es... tu libertad. —Lightning se giró y lo miró incrédulo. — ¿Qué te parece?

—Es... ¿Es enserio? —llevo las manos a su pecho, tanto tiempo esperando... ¿Realmente la oportunidad estaba ahí?

Tenía tantos años de estarlo sirviendo por lo que puede calificar el error más grande de su vida, que tener ahora la oportunidad es como la mejor cosa que jamás pueden decirle y ofrecerle. Miro abajo de nuevo, Francesco se notaba feliz, Mate también, Tebas estaba contenta y tranquila casi por primera vez desde hace tiempo. Esto nacía por el primer nombrado, que, aunque se llenara de ego al realizar cada acto heroico, lo hacía y le gustaba hacerlo.

¿Iba a condenarlo por algo propio? A condenar a tanta gente a perder a su héroe y al mundo entero por Hades logrando su cometido por ser libre nuevamente. Era tan egoísta y bajo que le costaba creer que lo consideraba tan siquiera.

—Cuantas veces debo venderte mi alma para que me dejes tranquilo...—solloza finalmente, pues estando en cualquier otro tipo de circunstancias no lo pensaría en lo absoluto, esa no es su forma de ser. Jackson sonrió, depositando un beso en la sien derecha del rubio y jugueteando con el collar que este tenía en su cuello.

Sabía que no iba a negarse a algo así, no por ello quería decir que se tratara de una mentira, cumpliría con su parte del trato, vagaría por el mundo sin atadura ni problemas, por un corto periodo de tiempo en lo que lograba establecerse como soberano absoluto. Luego de eso, se desharía de su actual matrimonio que nada le importa y finalmente, tendría a su nuevo consorte, eso claro, dándole la famosa manzana de hespérides con la que impedir su envejecimiento y muerte no sea un problema.


—Mate...

—Supuestamente hay un problema con unos caballos que devoran gente, debes ir ahí antes de que arrasen con el siguiente pueblo...

—Mate. —insistió

— ¡No se mueva! —ordena el pintor, Francesco rodó los ojos, aún en la misma posición y usando la piel del León que despellejo.

—Luego ir con la amazona y...

—Mate. —volvió a decir.

— ¡He dicho que no se mueva!

—Buscar nuevamente al-

— ¡MATE ESTO NO TIENE RAZÓN DE SER! —tiro a un lado la espada y el escudo.

— ESTOY HARTO. —el pintor destrozó la urna, pasando de largo a mate que miro a Francesco con confusión.

—Ahora Chick se fue...—murmura un tanto decepcionado, con lo que costaba convencer a ese hombre. — ¿Qué no tiene razón de ser? Eres un héroe, esto es lo que-

—No soy un héroe, según el maldito de Zeus que no se molestó en buscarme antes, no soy un héroe. —gruñe rascándose el puente de la nariz. —Hay algo que no estoy haciendo y no sé que es ¿tu si?

—Pues... tengo una vaga idea, pero si no lo notas tú solo no sirve de mucho. —se restregó la cara completa, debía ser un chiste que todo el mundo dijera exactamente lo mismo. —Aunque... si quieres puedes pensarlo un rato, tenía pensado ir a-

—Solo lárgate mate. —corto sin paciencia. El sátiro se fue dejando al semi dios pensativo ¿Qué más necesita un héroe? A su ver, ya tenía todo cubierto y-

—Se te va a formar una arruga gigante en la cara si sigues con esa expresión. —un par de brazos se había deslizado por sus hombros, concluyendo en un débil abrazo, se giró un poco asustado, quedando mudo por lo que vio. — ¿El León te comió la lengua?

—N-no...

Lightning se apartó, jugando con uno de sus mechones. Que tuviera el cabello suelto lo dejo atónito, por no decir que la túnica ahora mucho más ligera y de color rojo lo hacía lucir tan condenadamente tentador que dolía, aparte de que podía apreciar sus piernas por la forma de la túnica, manteniéndose por un dorado cordón en su cintura. Usando un par de pendientes, el mismo collar en forma de rayo, su sonrisa y ojos entrecerrados es la imagen más perfecta que había podido ver de él hasta el momento.

— ¿Por qué el cambio de ropa? —preguntó tras aclararse la garganta chocar las manos una y otra vez, nervioso por el calorcillo que inundaba su cuerpo.

—Pues no sé. —se echa en el diván que hay en la sala, alzando una pierna y comiéndose una pequeña uva, su cabello lacio se esparce sobre la acolchada superficie. —Se me antojó venir a ver al gran héroe de Grecia... todo el mundo dice que eres mucho mejor que una isla en medio de naufragio.

—Es que Francesco es perfecto.

—Si así quieres decirlo no soy nadie para bajarte de tu hermosa nube. —resta importancia al comentario. —Por otro lado~ Ya que estas por aquí sin tu niñero ¿Quieres salir?

—Yo no tengo niñe... ¿Salir? —su tono ilusionado le causo gracia, de cierta manera fue algo muy dulce.

—Claro, ir a pasear un rato, tal vez una pequeña carrera a caballo. —ofrece tomando otra uva y mordiéndola. — ¿Qué dices? Es muy fácil hacernos paso por la gente que te espera si usamos a tu pony un poco.

—Francesco es todo tuyo para lo que desees. —asegura quitándole el pedazo de uva que tenía en sus manos y comiéndolo, Lightning se lamió el par de dedos, levantándose y tomando a Francesco de la ropa para que lo siguiera. Trago grueso y dio un fuerte respiro, queriendo ignorar la culpabilidad en su conciencia y... vamos, simplemente podía disfrutar de la pequeña "cita"