Los líderes de las naciones del mundo estaban cansados de la extrema vagancia de los países últimamente, así que, tomaron ejemplo de un libro que cierta belga se dejó en la sala de reuniones. No sé si lo conocéis… "Los Juegos del Hambre". Decidieron que una vez cada tres meses, las naciones se enfrentarían en un duelo "a muerte", pero en vez de matarlos, se rendían. Claro, que no se podían rendir tan fácilmente, como desearía cierto noritaliano. Sólo se pueden rendir en situaciones extremas (Que estén a punto de morir, que tengan una enfermedad y/o heridas graves, o que hayan perdido alguno de los cinco sentidos). Claro que los ganadores son recompensados. Durante un día, la nación ganadora puede hacer lo que quiera. Puede ser el día que él/ella elija, siempre y cuando sea antes de los siguientes juegos. También tienen algunos límites (No pueden matar a otro país, ni a nadie en general, ni robar, ni amañar encuentros, ni obligar a nadie a hacerse uno con nadie, etc). No todas las naciones estaban felices con esta decisión… (Sólo Alemania estaba de acuerdo, primero porque son las reglas impuestas y segundo, porque así podría hacer que el italiano se pusiera un poco en forma).

La cosecha se celebraba el día de solsticio o equinoccio de cada estación (Es decir el 21 de marzo, junio, septiembre y diciembre). Y el 21 de marzo todas las naciones estaban en la 239ª Conferencia Mundial, todos nerviosos por lo que pasaría a continuación...