¿Sabéis lo que es agonizar hasta tal punto de no querer volver a respirar? ¿Habéis amado alguna vez a alguien tanto, que...morirías por esa persona? ¿Conocéis esa estúpida pero dolorosa sensación cuando ves ante tus ojos la vida pasar en una película mediocre de tan solo treinta segundos? Yo si. Y es lo mejor que me ha podido pasar. Porque...después de todo...te conocí a ti, ¿no, Kagami?

OooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooO

Ch. -Chasqueo mi lengua con suma molestia, ya que. No me puedo creer lo que veo delante de mis ojos. Vuelvo de América, después de terminar el instituto y con ello el baloncesto. Aunque a ratos libres juegue por puro Hobby ya, como el cocinar. Firmo un jodido contrato para alquilar un piso con alguien mas, ya que, yo solo ni de coña podría pagar un alquiler completo. Y menos en Tokyo. Con lo caro que es...dios, no. Me encuentro con la genial sorpresa de quien es mi compañero de piso. Piel morena, ojos afilados, pelo corto y oscuro, ojos profundos que podrían llevarte a un mundo paralelo y que disfrutarías. Si, tengo a Aomine Daiki delante de mis jodidas narices. ¿Que cojones? En serio. ¿¡Que cojones!? ¿¡Porque EL!? ¿¡Por que!?- Joder, tengo que tener una mala suerte de narices para que esto en serio este pasando, Ahomine. -Dije, después de un silencio espeso que duro apenas segundos pero que podía asegurar que para ambos eran horas.-

Esa es mi linea, ¡joder!. -Grito, frunciendo sus cejas como siempre hacia, afilando mas aquella mirada felina, tan conjuntada con la mía aunque no me guste admitirlo.- ¿Que cojones haces TU aquí, Bakagami? -Me respondió, mirándome con aquella rivalidad.-

¿Yo? Mudándome al piso que acabo de alquilar. Y como veo...lo comparto contigo. -Suspire pesadamente, llevándome la mano detrás de la nuca, alborotandome mis cabellos rojizos por la parte de detrás. Le mire, penetrante, de arriba a abajo. ''Ah...no a cambiado nada. Solo que, se ve mas maduro físicamente y se ha hecho algo mas alto. Aunque sigamos teniendo la misma altura incluso ahora.'', pensé. Subí mi vista hasta ver aquellos labios torcidos, en una mueca de molestia.''Mierda.'', maldecí, no podía ser que siguiera pillado por ese grandísimo idiota, ¿o...si?,NO por favor, NO. ¡Ojala que no!, ¡Rezo a dios que no!. ¡AGH!.- ¿Como te sientan los 25? Bien por lo que veo, ¿eh? -Comente con una sonrisa burlona, que tanto le picaba. Y si, como imagine. Aomine Frunció aun mas su ceño y me miro con una de sus sonrisas ladinas.''Ah...grandísimo capullo.'', pensé al instante de ver su prepotente expresión, llena de ego.-

Si, de perlas. Follo con cada pivón que no te lo crees ni tu. -Rio a pleno pulmón, sabiendo que aquello me picaba, ya que yo para el, era un pringado que no sabia tratar con mujeres y no había mojado aun.- Bueno, ya que ya te has mudado por lo que veo aquí. -Miro a mi su alrededor, observando todas mis cajas de la mudanza y volvió a mirarme a los ojos, penetrante.- Intentemos llevarnos bien, Kagami. -Estiro su brazo hacia a mi, abriendo su mano que estaba hasta hace nada cerrada en un puño. Haciéndome un gesto de cabeza para que se la estrechara como un ''pacto'', sonreí ampliamente, enseñando ligeramente mis colmillos algo ''felinos'' como suelen decirme cuando los ven y le estreche la mano con fuerza, feliz. ''Al fin. Al fin...he podido volver a verte, Daiki.'', dijo mi corazón en un fuerte latido por el contacto de nuestras pieles juntas, sin yo ni siquiera saberlo o darle siquiera el permiso de decirlo.-

¡Me parece bien! -Dije sin borrar mi sonrisa de mis labios, para luego, poco a poco, cambiar esa sonrisa por una cálida, suave y tierna. Al ver como me dio la espalda para ir a su supuesta habitación. ''Esa espalda...que tanto me gusta. Podre verla ahora todos los días. Estoy...feliz.'', me dije a mi mismo, observando como aquella espalda se desvanecía al entrar Aomine en su habitación y con ello cerrando la puerta. Quedándome quieto en el lugar para tan solo, mirar aquella puerta cerrada, que se parecía tanto a su corazón, al que no le dejaba entrar ni dejaría entrar nunca. ¿Verdad, Aomine? Ya que...no se puede confiar en alguien que guarda secretos dolorosos. ¿No?.-