Kisa Shouta y Hiroki Kamijou pasaron su vida universitaria en relaciones casuales por diversos motivos. A pesar de que sus personalidades contrastan fuertemente, los dos son muy buenos amigos. Sin embargo, cuando ambos se encuentran al término de sus estudios, conocen a dos muchachos quienes los llevan por sentimientos nunca antes experimentados. Estos son Nowaki Kusama y Yukina Kou, quienes acaban de finalizar la preparatoria y se preparan para ingresar a la universidad. ¿Qué pasará cuando estos dulces y fuertes muchachos se les declaren? ¿Será la edad un impedimento para comenzar una relación? ¿Y qué pasará con los pretendientes que se obsesionaron con Kisa y Hiroki y no dejan de acosarlos cada tanto? Descubranlo en este fic.
Los personajes son propiedad de Nakamura, autora de la serie de mangas Junjou Romántica y Sekaiichi Hatsukoi.
Capítulo 1. El chico de las flores
Hiroki se tomó una pastilla para el dolor de cabeza. Se había pasado con los tragos y, para el colmo, fue arrastrado hasta la casa de uno de sus pretendientes para brindarle una noche de placer y lujuria.
Un hombre de cabellos castaños dormía a su lado. Hiroki lo miró con fastidio y pensó: "Lo hice otra vez. Si Shinoda no fuese tan persistente... al menos es un hombre apuesto. ¡Rayos! ¡Ya me estoy pareciendo a Kisa!"
Su teléfono sonó. Hiroki atendió la llamada, mientras sentía cómo su amante se movía.
- ¡Kamijou! ¿Qué tal la noche?- le saludó una voz alegre y chillona desde el otro lado de la línea.
- Tengo jaqueca - se quejó Hiroki - Es tu culpa por hacer que bebiera tanto. ¿Dónde estás?
- Estoy afuera, esperándote. ¿Ya vas a salir?
- Si, ya salía. Nos vemos.
Hiroki colgó, se vistió y salió del cuarto. Shinoda, su amante, parecía que aún seguía dormido. Decidió dejarlo así, no quería que lo detuvieran ni un segundo más.
Afuera lo esperaba Kisa Shouta. A pesar de que Hiroki era dos años más joven, a su lado Kisa parecía su hermano menor. Era pequeño, delgado y tenía la tez muy fina. Hiroki, por su parte, era más alto y como siempre iba con el ceño fruncido, se le formaba unas arrugas en la frente.
- No pongas esa cara - Le saludó Kisa - Parecés un viejo de cuarenta.
- Mira quien habla - le respondió Hiroki, dándole un golpe en la cabeza - no sé por qué me arrastras por este camino.
- Yo no te obligué.
- Lo sé. Aún así, desearía dejar de hacer estas cosas.
Kisa no hizo comentario alguno. En el fondo, él también deseaba dejar esa vida de libertinaje. Pronto se iba a graduar y debía buscar una pareja estable. Sin embargo, no podía resistirse al ver a un hombre apuesto. Esa siempre había sido su debilidad y, al final, terminaba completamente arrepentido.
- ¿Te despediste de Shinoda?- le preguntó Kisa, intentando cambiar de tema.
- No - respondió Hiroki - Aún dormía cuando salí.
- ¡Qué envidia! - suspiró Kisa - Se veía muy guapo. Además parecía ser un hombre con dinero.
- No me agrada tanto. Es demasiado frío. Se la pasa sonriendo, creyendo que así atraerá a los chicos. Pero su sonrisa es fingida.
- ¡Guau! ¡Eres muy perceptivo!
- ¿Y qué hay de tí, Kisa? ¿Has pasado con alguien ayer a la noche?
- De hecho sí. El problema es que no me acuerdo de su nombre. Solo sé que es un ejecutivo que insistió en darme su número de teléfono. Pero no lo pienso llamar, siento que se ha obsesionado conmigo.
- Seguro cree que eres un niño de secundaria.
- ¡No te burles! ¡Es la genética! Ya le aclaré que solo sería por esa noche y que nunca más nos veríamos. Aún así, siguió insistiendo con lo del teléfono.
Ambos suspiraron. Sabían que tarde o temprano serían perseguidos por acosadores. Solo esperaban que se cansaran de ellos y se largaran por otras conquistas, como siempre. Aún así, si las cosas se complicaban, se prometieron a acudirse el uno al otro para defenderse.
Hiroki Kamijou y Kisa Shouta estudiaban en la misma universidad, pero en diferentes carreras. Mientras Hiroki estudiaba literatura, Kisa se volcó al diseño editorial. Se conocieron en un bar, cuando Kisa tuvo un problema con uno de sus amantes furtivos. Hiroki golpeó al sujeto y se llevó a Kisa lejos de ahí. Al final, ambos decidieron compartir el mismo departamento, por si alguno de los dos se volvía a meter en problemas. Eso fue cuando iban al primer año de sus respectivas carreras. Hiroki aún recordaba la vez en que se sorprendió cuando Kisa le dijo su edad. Cuando lo rescató del acosador, le había recriminado por meterse en un lugar peligroso siendo un "menor de edad".
- ¿Qué harás ahora? - le preguntó Kisa a Hiroki
- Estaré trabajando en mi tesis - respondió Hiroki - pero antes tomaré mi desayuno en el café que se encuentra a la vuelta de casa.
- Yo sé por qué vas ahí - le dijo Kisa, tocándole la mejilla de manera pícara.
- ¡N... no es por eso! - gritó Hiroki, sonrojándose por completo - Es que... ¡Me gusta el café que sirven! ¡Es todo!
- ¡A mí no me mientas! sé que, frente a la cafetería, está esa tienda de flores donde trabaja aquel muchacho alto y guapo.
- Bueno, sí, lo admito. Me paso espiándolo. ¡Pero qué me dices de tí! Seguro que ahora vas a esa librería a espiar a ese chico que trabaja ahí.
- ¡No es así!- dijo Kisa, quien también se sonrojó - bueno, es alto y guapo, pero es demasiado "principesco" para mí. Además siempre está rodeado de chicas. Así que no tengo posibilidades con él.
- El chico de las flores es lo mismo - suspiró Hiroki, resignado - también está rodeado de chicas, aunque no es "principesco". Más bien transmite una atmósfera misteriosa.
Kisa se rió. Y antes de que Hiroki le asestara otro golpe, cruzó la calle a toda velocidad y le dijo antes de marcharse:
- ¡Después me cuentas cómo te fue! ¡Nos vemos en la facultad!.
Hiroki se dirigió a la cafetería a desayunar. La florería acababa de abrirse y ahí delante estaba el chico a quien espiaba.
En realidad, no le había dicho a Kisa que se encontró con ese chico hacia un mes. Hiroki acababa de recibir la noticia de que su mejor amigo y su antiguo amor, Akihito, se había comprometido con una dama inglesa y se casarían muy pronto en Inglaterra. Aunque ya asumió que Akihito nunca le correspondería, la noticia hizo que su corazón le doliera tanto que empezó a llorar en plena plaza pública. Akihito lo llamó por su celular para anunciarle la noticia y, al final, no le quedó otra opción más que llorar. Así lo encontró aquel muchacho de la tienda de flores quien, casualmente, estaba en la plaza con unos amigos lanzando cohetes. Uno de los cohetes le dio a Hiroki en la cabeza y le hizo perder el conocimiento. Al despertar, se encontró con ese muchacho de cabellos negros, ojos azules y mirada ingenua.
- ¿Estás bien? ¿No te lastimaste? - le preguntó el muchacho.
- ¡Idiota! ¡Ten más cuidado!- le gritó Hiroki, levantándose por completo. Sin embargo, se quedó sorprendido por lo alto que era el muchacho.
- Llamaré a la ambulancia.
- N... no es necesario. De verdad estoy bien. Ahora déjame.
Y se fue corriendo de ahí.
Y ahora, luego de un mes, lo empezó a espiar desde la cafetería. La verdad se sentía como un acosador y, al mismo tiempo, se sentía como un hipócrita al criticar a los acosadores de Kisa. Al final, él no era muy diferente del resto.
Cuando terminó de beber su café, recibió una llamada. Era de la biblioteca donde se había inscrito. Se había hecho amigo de la bibliotecaria, tanto que le dio su número para que ella lo llamara cada vez que tenía a disposición un nuevo libro.
- Señor Kamijou, soy Aikawa - le saludó la bibliotecaria - lo llamaba para avisarle que ya conseguí el libro que tanto habías buscado.
- ¿De verdad? - dijo Hiroki, emocionado - Voy a pasar mañana. Hoy estoy muy ocupado con mi tesis y debo entregar unos informes.
- No se preocupe, lo guardaré para tí. Espero le vaya bien con la tesis.
- Gracias. Que tengas un buen día.
Cuando cortó, se llevó la sorpresa de que el chico de las flores estaba dentro de la cafetería, mirándolo fijamente con una sonrisa.