DISCLAIMER: Tanto los personajes como algunos lugares no me pertenecen, este texto tiene como fines no lucrativos entretener al lector.

ADVERTENCIA: esta historia contiene LEMON así que menores, leer bajo su propio riesgo

"La Cita en el Bar"

Protagonistas: Edward Elric & Riza Hawkeye

A Fullmetal Alchemist Fanfic

Rate: M (+18)

Aleksast: 2010

I. Preludio de una noche calurosa

Eran momentos pacíficos, paz lograda tras el regreso de los hermanos Elric al mundo de la alquimia, un año después de aquélla invasión por parte de Eckhart, Amestris estaba reordenada en una federación, comandada por el presidente Roy Mustang, y su gabinete de confianza, para estos tiempos Edward y Alphonse eran amigos cercanos al máximo artífice del poder ejecutivo, aunque sin participación en la administración nacional.

Edward había renunciado a la milicia y se le concedió el retiro, con 17 años, el alquimista había crecido unos cuantos centímetros, no más alto que su querido hermano, quien ya se había consagrado como un audaz alquimista. Esta noche precisamente el presidente estaría fuera de la capital, y precisamente esta noche cumpliría un año más de vida una mujer hermosa de ojos carmesí, y cabellera dorada, sus amigos le habían felicitado, pero en las oficinas de Central no rondaba ningún militar conocido.

La teniente Hawkeye se había resignado a volver a casa y echarse a la cama, como de costumbre desde hace algunos años, siempre con una vida amorosa nula desde el rompimiento con un novio de la adolescencia, desde ahí se había forjado un carácter neutro y no había dejado a nadie conquistar su corazón, así que a sus tantos años, no más de una treintena, estaba soltera y tenía un historial impecable en la milicia, sin embargo, un bar llamó su atención camino a casa, Riza, vestida de civil con un abrigo blanco muy elegante, entró en el lugar, se sentó en una mesa ubicada en la esquina más alejada de la entrada, y ordenó un brandy con hielo.

El "Alquimista de Acero" caminaba por los vacíos pasillos de la Universidad de Amestris, al parecer había olvidado algo en la oficina y había ido a recogerlo, a pesar de estar cerca del edificio principal de Amestris, no había visto salir a la teniente, Alphonse estaba trabajando en Rizembul, como ayudante del taller de Winry, así que Edward vivía solo en estos tiempos, y la rutina era, saliendo de dar clases a novatos sobre historia de la alquimia (La universidad de amestris había sido recientemente instaurada para la preparación de los alquimistas estatales) y Principios Avanzados de los Elementos, salía a preparar la clase del siguiente día a su oficina, luego comer y después escribir esa teoría nueva que traía en mente, con muchos componentes de lo aprendido allá en Munich. Era de noche y pensó salir de la monótona ruta a casa, y viendo un bar de paso, entró sigilosamente, se había sentado en la barra y comenzó a observar a su alrededor las personas ahí congregadas, por lo general era gente común que ahí estaba sentada, hasta que una mujer de abrigo blanco, con semblante pensativo le atrajo. – ¿Será acaso... la teniente hawkeye? – susurró por lo bajo.

Lleno de curiosidad por saber de quien se trataba, se acercó paso a paso a aquél rincon, habían algunas personas de pie y no era facil observar bien la cara de la chica en cuestión, cuando se hubo acercado más, notó que Hawkeye no estaba pensativa, estaba llorando…

- ¿la teniente llorando? – se preguntó Edward – ¿Qué le habrá pasado? Nunca la había visto así, tan… será mejor que vaya a hacerle compañía, me extraña mucho que ande sola… ese tonto de Roy, ¿acaso no estaba saliendo con ella – pensaba el ojiámbar, cuando ya estaba cerca de la mesa.

- Buenas noches, teniente, ¿puedo sentarme con usted? – preguntó

- ¿E… Edward? No deberías estar aquí, aún eres un menor de edad – dijo Riza

- Lo sé, ¿se encuentra bien? Parece un poco deprimida… - inquirió Ed

- No es nada Edward – le miró tras limpiarse con un pañuelo las lágrimas en la cara – es solo que… me hubiera gustado no estar sola este preciso día, los que conozco no están en Central… ¿Cómo te ha ido en tu nuevo trabajo? –

- ah, pues… regular, es raro enseñar a futuros alquimistas que te superan en la edad, pero… hableme de su vida en la milicia, hace bastante que no me paso por ahí… -

- realmente es aburrida, aunque tenemos un buen gobierno, una buena organización, me he distanciado bastante de Fuery, Havoc y compañía, este último año no lo he pasado bien… menos hoy, que me siento bastante sensible… hoy es mi cumpleaños numero 28 – mencionó la teniente

- wow… nunca mencionó tal fecha ante mi… de haber sabido me hubiera pasado a visitarla… - dijo sorprendido, bebiendo el vaso con whisky que recién había pedido, se acercó lentamente a la teniente quien se sobresaltó al sentir los cálidos brazos del alquimista de acero, un abrazo sorpresivo – feliz cumpleaños Riza… feliz cumpleaños.

Después de unas copas Edward se había dado cuenta de lo tarde que era, ambos salieron del lugar, la teniente sin duda en un estado serio de ebriedad apenas podía caminar, Edward se ofreció llevarla a casa, tras unos pasos por las calles oscuras, un par de cuadras, llegaban al hogar del alquimista, logró recostar a Hawkeye en un sillón para que descansara y se fue directo a la cocina a preparar una solución para bajarle "la embriaguez". Cuando hubo regresado a la sala, coloocó en una mesita el vaso con la bebida, cuando vió que la rubia ya no estaba recostada en el sillón, lo cual le alarmó bastante – Teniente… ¿Dónde está? – preguntó nervioso, cuando sintió una respiración en la nuca, lo cual le hizo temblar de pies a cabeza.

- detrás de ti, Edward – mencionó con voz seductora, mientras rodeaba la cintura del alquimista, lo cual ponía de mil colores a Elric – tu serás mi regalo de cumpleaños….

- t… teniente… - tartamudeaba Edward, con un rubor en la cara bastante evidente – n… no debería… ¡ah! – gemió, pues la mujer le comenzaba a besar el cuello, y desbotonarle el abrigo, del pudor, Edward no podía moverse, y ya sin el abrigo puesto, le llevó a la recamara, poniendo a Ed en una situación muy… comprometedora, comenzó a besarle aún más, invadiendo su boca ante un joven que al parecer no pondría objeción alguna sobre lo que estaba pasando, parecía solo disfrutar, en silencio, dejandose amar por la teniente.