Hola! Esto es un pequeño ONESHOT, es una idea que se me vino a la mente, no sé porque pero me agradó plasmarla, ¡Y aquí está! Hasta ahora he tenido una ideíta de hacerlo un fic largo, sin embargo, no ocupo el tiempo por distintas razones, así que por ahora dejo esto, oh y claro, ¡Siempre gracias a los que lean y dejen reviews!
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Algún lugar de la tierra, 13 de marzo del año 2035.
Localización: Desconocida.
Amenaza: Potencialmente dañina, si se es visto, atacar a matar.
Armas: Desconocidas.
Espíritu acompañante: Tipo oni, demonio de clase semi-inmortal.
Nombre completo: Hana Asakura Kyoyama.
Fecha de nacimiento: 15 de agosto del año 2000, 20:35 horas con veintiún segundos por la noche.
Padres: Yoh Asakura (padre, shaman) Anna Asakura (madre, itako) Actualmente desaparecidos.
Objetivo: Destruir su amenaza a toda costa, ATENCIÓN: ATACAR A MATAR, SIN PIEDAD ALGUNA.
Otros puntos vistos: Shaman de sangre pura, Furyoku desconocido, última vez visto: sin datos.
–¿Eso es todo?– Preguntó viendo el papel recién impreso, en sus manos, carcomidas por cicatrices y quemaduras.
–Es todo lo que se sabe de él.– Respondió aún de pie en su lugar, justo detrás de su interlocutor, se dignó a ver otro sobre y tomarlo.
–¿Qué planea hacer? Revelarse contra nosotros es inútil ahora, simplemente no lo comprendo…– Respondió a secas mientras tomaba en sus mano el vaso con un extraño líquido dentro, aquél que bebió gustoso mientras sonreía viendo su panorama.
–Cada shaman y persona involucrada en la Shaman Fight ha desaparecido, los últimos vistos fueron los cinco elementos, se dice que todos fueron llamados por nuestro rey a los Grandes Espíritus, sin embargo, ¿Por qué no volvieron?– Preguntó con curiosidad viendo las nubes grises anunciar la presencia de una tormenta.
–Se dice que el Shaman King se encerró en su sociedad con todos los involucrados en ese tan legendario torneo, sin embargo, no ha habido ninguna prueba que afirme que han muerto, o que siguen vivos, en ese tiempo aprovechamos para hacernos con aquello que nuestro rey alguna vez soñó, un mundo de puros shamanes, pero siempre hay una fuerza que se opone.– Tomó asiento en la silla que quedaba frente a la ventana, mientras la lluvia empapaba atrozmente cada esquina del lugar, una ciudad desconocida, envuelta en la apariencia de ruinas, de un cielo siempre grisáceo.
–Miles de shamanes a nuestra disposición, y de los grupos que se lo han encontrado, Hana Asakura nunca ha sido atrapado.– Comentó bastante molesto observando a los peces que nadaban en la pecera de la esquina, mientras el ventilador del techo desprendía un ligero viento y acompañado del aire acondicionado, simplemente tomó asiento en un sofá colocado contra la pared de la habitación.
–Sí, como una aguja en un pajar…–
Algún lugar del mundo.
Tocaron la puerta tres veces, la lluvia era intensa, aquél hombre se levantó de sus aposentos mientras caminaba con pereza, era tarde, llovía, y no podía esperar otra visita más que la que ya tenía prevista tener, de una carta que había llegado con un halcón peregrino que reposaba en árbol dentro de la habitación.
–¿Qué no podías venir más tarde?– Preguntó con ironía, junto con una sonrisa torcida.
El hombre encapuchado, que llevaba una bufanda roja al cuello, y cubriéndole el rostro, una negra, mientras llevaba guantes, y debajo de su capucha, un gabardina gruesa de color negro, y aun así debajo otro abrigo que llevaba varias correas con distintos artefactos dentro, aquél misterioso hombre, cuyo rostro no era identificado a simple vista, pasó adelante, cerró la puerta detrás suyo y tomó asiento en una silla frente a una mesa alumbrada por una vela.
–La tormenta es fuerte, y el agua y lodo son resbalosos, traes buenas botas contigo, cuero negro de suela firme, creí que sólo usabas sandalias Jejeje…– Sonrió mientras le servía una taza de café.
–Espero que tu carta haya llegado a tiempo.– Respondió a secas bebiendo un sorbo de dicha bebida.
–Claro, Azor es realmente un buen buscador, supongo que no has comido en días, o si me lo imagino, en semanas, te traigo algo.– Dijo mientras se levantaba por algunas de sus provisiones.
–No es necesario que me des tus provisiones.– Escuchó que le decía mientras él llegaba con la comida.
–Puede, pero yo así lo quiero, ahora come.–
El hombre tomó el pan y comió con la sopa que su acompañante le había dado recientemente, mientras su halcón peregrino, de ojos ámbar y plumaje marrón con negro, se posaba en su hombro derecho, así compartió su comida con su ave.
–Pensé que después de todas las cosas sucedidas no volverías a este lugar.– Comentó su acompañante mientras apoyaba su mentón en sus manos entrelazadas.
–El medio oriente no me gusta del todo, mis memorias se incomodan bastante cuando estoy aquí, pero es un buen lugar para esconderse de mis perseguidores.–
–Haces que este mundo no pierda la esperanza, eres el único shaman ahora que puede detener todo esto… ¿O me lo negarás, Hana? – Sonrió mientras desviaba la mirada hacia la lluvia. –Aún después de todo, tuviste que dejar a tu familia.–
–Sí, creo que ahora comprendo mejor algunas cosas.– Suspiró terminando su comida y acariciando al ave. –Pero aun así, siempre que hayan estrellas en el cielo, confiaré en que al final todo estará bien…–
