(Bien, este es el primer fic que publico, pero no el único que tengo ni que publicaré... De todos modos apreciaría que me dejaran sus comentarios y, obviamente, también críticas que tendré en cuenta para las próximas publicaciones. Algo que quiero aclarar es que en mis fics me gusta mucho mezclar personajes de las diferentes temporadas, espero que eso no sea inconveniente. Y por último, encontrarán algunas variantes personales, como el hecho de que Ryo tenga una hermana melliza, y más adelante, en otras historias, que Rika tampoco sea hija única... Bien, ahora sí dejo de entretenerlos y espero lo disfruten. ¡Saludos!)
-------------
Tu alma y la nieve
Capítulo I
"Pero Ryithuuu... please!!"
La ventana minimizada del Messenger no paraba de parpadear. El joven arquitecto, cansado como estaba, ya no tenía la paciencia requerida para soportar los delirios de Izumi Morioka.
"Que no, Izumi! Ya te dije que no eres mi tipo..."
Valientes palabras para el casanova más reconocido de la oficina, a las que siguieron otro montón de melosas incongruencias que hicieron preguntarse al chico por qué rayos mantenía su casilla de correo abierta mientras trabajaba. Se alejó un poco del escritorio, se quitó los lentes y se frotó los ojos. Repentinamente un aviso apareció. Ryo tomó el mousse algo a tientas y cliqueó en lo que parecía ser la opción aceptar. Tantos esbozos habían terminado por perjudicar su visión. Le bajó un poco el volumen a la radio justo después de regresar sus lentes a su rostro y notar que eran las tres de la mañana. Sólo para recordar que no había nadie en la casa: Koyi pasaría el fin de semana con Zoe, mientras que Koichi saldría a bailar con Licca... cosa que de seguro concluiría de la misma manera. Para colmo, ni siquiera Takato estaría disponible, pues como era predecible, los planes de su boda ocupaban el 99,9% de su tiempo. "Y si sólo ella estuviera aquí... tan sólo para hacerla enfadar...", pensó el castaño. Sábado a la noche, y el galán se quedaba en casa trabajando mientras sus amigos estaban de parranda. ¡Eso sí que era caer bajo! Olvidó el plano por esa noche -de todos modos sus ojos ya comenzaban a pasar factura-, fue a la heladera por una cerveza y se sentó a ojear viejas fotografías. Sonrió al cruzar su mirada con la de una cansada, desalineada y algo bebida pelirroja que se recargaba somnolienta y sonriente sobre el hombro del muchacho tras un largo día escalando, sentados en la parte posterior de la camioneta de Takato. Ese día fue maravilloso... Hasta sintió que ella podría quererlo. Luego... luego ella simplemente se fue. Sin adioses ni nada por el estilo. ¿Con qué objeto? Empinó la lata y la vació por la mitad de un sólo sorbo. Realmente prefería recordar solamente los buenos momentos. Tomó la foto con cariño y la colocó sobre su mesita de noche.
Antes de notarlo, ya estaba dormido. Pero la computadora continuaba encendida; entre la lluvia de emoticones y cursilerías de Izumi emergió una ventana de chat:
:[ IronPrincess :[ dice:
Hola Akiyama!
:[ IronPrincess :[ dice:
Akiyama?
¡:[IronPrincess:[ HA ENVIADO UN ZUMBIDO!
:[ IronPrincess :[ dice:
Bueno...
:[ IronPrincess :[ dice:
supongo que no tendrás mucho interés en el medio ambiente y esas cosas y te habrás ido a dormir con la pc encendida ¬¬
:[ IronPrincess :[ dice:
eso o sigues enfadado por haberte llamado "idiota" la última vez que nos vimos... ;-)
:[ IronPrincess :[ dice:
sólo quería decirte que estaré por ahí pronto
:[ IronPrincess :[ dice:
seré la madrina de la boda de Takato y Juri
:[ Iron Princess :[ dice:
de esta manera te doy tiempo para pensar en una excusa para faltar...
:[ IronPrincess :[ dice:
je, je
:[ IronPrincess :[ dice:
ya, hablando en serio...
:[ IronPrincess :[ dice:
me enteré de que eres el padrino...
:[ IronPrincess :[ dice:
de modo que espero que te comportes y no me hagas quedar mal, ok?
:[ IronPrincess :[ dice:
:-P
:[ IronPrincess :[ dice:
En fin, es todo.
Me despido!
:[IronPrincess :[ dice:
adios!! (k)
Ryo despertó con algo de jaqueca. Cuando fue a la cocina por un analgésico, notó dos cosas: la computadora estaba apagada y la canasta de la ropa sucia se había esfumado. No cabía duda: mamá Akiyama había estado por ahí.
