Momentos para pensar

Esme Anne Cullen

Era el momento de pensar, que pasaría con mi vida, bueno tenia la opción de irme, alejarme de él, pero algo me ataba a su lado. No era solo el hecho de que su ponzoña me había transformado en lo que ahora soy. Una inmortal, aun mas hermosa de lo que era, creo que me había enamorado de el, un ángel al que ya había conocido. Pero ahora se encontraba acompañado, un chico –guapo pero no mas que el- que no parecía mas de 20 años, pero para decir la verdad entre ellos dos el mayor era mucho mas hermoso y angelical que el otro. El Dr. Carlisle Cullen, de gran porte y dueño de una belleza espectacular, nada ni nadie podía opacarlo. Después de haber pasado unos 3 o 4 días en una oscuridad en la cual solo podía pedir la muerte, desperté envuelta en una gran y dolorosa ansiedad de sangre, - ja y pensar que antes era una de las cosas mas detestadas por mí- la ironía jamás dejo de presentar un gran papel en mi vida.

Estaba la ironía de amar a alguien que tenia miedo a un bebe, dulce, tierno, angelical y adorable bebe. Charles no se parecía nada a Carlisle que me trataba con la mas suma delicadeza desde que lo conocí, como si fuera a romperme con el solo tacto de su fría piel, -perfecta-, me miraba con los ojos mas claros y sinceros que jamás había visto, yo ame a Charles pero el nunca me correspondió, siempre fue frío y distante, mientras que Carlisle trataba de acercarse a mi lo mejor y delicadamente posible.

Compararlos era una total perdida del tiempo que tenia. Yo sabia que lo mejor era alejarme, pero, era casi imposible, era doloroso, en estos momentos yo sabia que tenia que apagar el dolor de mi cuerpo, olía a mi alrededor unas cuantas cosas deliciosas yo diría exquisitas. Pero ellos no me dejaban salir, todo olía tan bien incluso el olía mejor de lo que recuerdo. Me explicaron muchas cosas que no tenían sentido para mi, mas sin embargo, las guarde. Me llevaron a un bosque muy alejado y antes de dejarme suelta me siguieron explicando muchas cosas, por ejemplo; que debía hacer, como lo debía de hacer, etc. Me provocaron una mayor confusión de la que ya tenia. Pero aun así seguí sus instrucciones.

Después de aplacar la sed, decidí perderme para poder pensar un rato, que debía hacer, como podía desprenderme d un sentimiento tan fuerte por el que se había creado en mi por Carlisle, y lo que era peor, yo estaba viva o no…? Eso creo aun mas confusiones en mi cabeza, trate de disiparlas, pero, no podía, trate d distraerme un poco pues escuche sus voces muy cerca de mi, sentía que derramaba lagrimas pero no sentía mi rostro húmedo, eso me extrañaba un poco. Escuche decir a Edward que me había encontrado, pero no sabia como, aunque su voz se escuchaba cercana podía asegurar que yo no había dicho ni pío. No había levantado la voz en ningún momento y estaba muy escondida para que pudiera verme. Entonces recordé que ellos habían dicho algo de dones, pero no mucho, solo que Edward estaba dotado con uno.

Salí de mi escondite y mi miedo se convicto en realidad, el estaba allí sentado, esperando a que yo saliera. Con cara de confusión, atormentada, sabia lo que pasaba, pero no quería decirlo, Edward no se encontraba allí, habría salido huyendo, no tenia ni la menor idea, ni el poder de mis pensamientos, lo único que podía pensar era en que el estaba ahí sentado; esperando por mi. No podía controlarme, tenia que hacerlo, pero como, que pensaría el si lo hiciera; quitarme todo miedo, me acerque a él, me senté en el piso donde el se encontraba a su lado, trate de abrir la boca pero no pude, las palabras que quería decirle no m salían.

Lo único que me salio fue un –Me quedo- el trato de poner la sonrisa que mostraban sus ojos color ámbar, trate de levantarme, pero el me abrazo antes de hacerlo y me estrujo contra su pecho y me mantuvo allí unos minutos sentía su respiración en mis cabellos, puedo describirla, era lenta y acompasada, sin prisa, también podía sentir una leve sonrisa en su rostro. Me quede quita tratando de luchar contra las palabras que querían salir de mí ser. "Te amo" era lo único que podía pensar.

-Gracias- me dijo el muy tranquilo pero con un tono de disimulo, creo que el también trataba de ocultar algo. No pude contestar, lo único que pude hacer fue voltearme y verle a los ojos, y estrujarme más a él. Carlisle no rechazo mi abrazo si no que mas bien el quería hacerlo. Ahora sin dejarme atrapar por las garras del amor. Salí corriendo en forma de juego que el siguió enseguida. Pude ver a Edward con una sonrisa picara en el rostro feliz por su padre; Carlisle y yo nos fuimos abrazados todo el camino, mientras yo pensaba que estaría pensando de mi en estos momentos, el reflejaba una serenidad en el rostro, al igual que Edward solo que en el de él se anteponía la picardía de un joven de su edad.

Llegando a su casa vi. Que lo tenían todo perfectamente ordenado –aunque con poco estilo de decoración, pero pasaba eran hombres- me senté en el sillón de la sala aunque mi cuerpo no parecía necesitarlo, pero mi mente si.

En todo momento que estuve allí jamás había escuchar hablar a Edward hasta que nos encontramos solos; puesto que Carlisle había ido al hospital.

-Hola Esme- dijo Edward tratando de esconder una risita.

-Hola, ¿Qué tal Edward?- respondí con tono distante

-Todo bien al menos para mi- me dijo escondiendo otra risita.

-Eso es bueno, Edward,-trate de no dejar que la pregunta saliera d mi boca pero sin decir palabra recibí una respuesta.-No, Esme, Carlisle no tiene una pareja-soltó una carcajada que no me agrado mucho.-Oh! ¿Pero como supiste que te iba a preguntar eso?-al decir el Oh se escapo de mi un suspiro, y después una risita nerviosa. Edward volvió a comenzar con sus carcajadas otra vez. Y la verdad empecé a enojarme un poco, Edward se callo de la nada y dijo – Perdón Esme había olvidado – empezó con un tono amable que se fue transformando en un tono de superioridad- con que facilidad un neonato puede perder el control-. No entendí el término pero no preferí callarme. Cada nueva palabra acerca de este tema me ponía en la cabeza una nueva confusión… - ¿Neonato? Edward no se lo que quieres decir con eso- Edward volvió a sus carcajadas que me hicieron ponerme aun mas molesta de lo que ya estaba axial que preferí salirme de la casa antes de armar un casos de la casa.

-Edward no me sigas-grite al escuchar pasos atrás de mi- prefiero ir sola, necesito pensar un buen rato-. La garganta me ardía aun mas que antes, y me invitaba a sacar mis mas oscuros instintos- en una palabra matanza- algo me llevo a un callejón oscuro, pero ahí, se encontraba el mas buscado de la región, olía tan exiquisatamente que no quise dejar pasar la oportunidad de hacerle un bien a mi ciudad y de saciar esta sed que tanto quemaba.

es tu turno de pagar -le dije distante- prometo que no te dolerá-.

Salte sobre de el de una manera felina y estilizada sin ninguna imperfección recordando los pasos que me habían enseñado en el bosque; solo estábamos el y yo, y solo me deje llevar no pensé en las consecuencias, solo pensé en mi, en calmar el dolor dentro de mi, el probar zanje humana era el placer mas exquisito que jamás había sentido.

Al ver lo que había hecho trate de huir, sin dejar rastro alguno, ahora llegaba la hora de preocuparse, nunca m sucedió nada igual, tenia que llegar a un lugar que conociera como hogar, axial que llegue a mi antigua casa y me encere, llegue a mi cuarto y me oculte en mi rincón donde nadie me veía, donde solía esconderme de pequeña, escuche alguien llamando a la puerta pero no la abrí, tenia miedo de enfrentarme al peor hecho de todos, el que prefería evitar a toda costa, o remplazarlo con mil torturas, no quería saber que decepcione a la mejor de todas las personas; no quería verlo alejarse de mi no podía soportar perder otro regalo del cielo.

No podía dejarme escapar, quería quedarme en ese lugar el resto de mis días, en cuanto escuche la puerta abrirse me envolví aun mas las piernas con los brazos y trate de no moverme ni hacer ruido alguno. No pasaron ni tres minutos de cuando tome mi nueva postura cuando sentí unos Bryson fuertes y dulces, estrecharme contra un pecho tan duro como una roca pero donde encajaba perfectamente, con ese abrazo tome una nueva seguridad que jamás había sentido, sentía que me querían.

Tranquila- me decía una hermosa voz – no pasa nada, todo estará bien- me lo repetía mientras yo sentía lagrimas salir de mis ojos; pero mis mejillas no se sentían húmedas, y podía ver perfectamente a trabes de mis ojos.

¿Cómo puedes saber lo que esta bien?-dije las palabras entrecortadamente- ¿Acaso no sabes lo que he hecho?- volví a perderme entro sollozos ahogados.

Tranquila mi niña, eso nos suele pasar, pero no te preocupes- volvía a decir Carlisle- no dejare que vuelva a pasar para eso estoy aquí-

Le devolví el abrazo lo más fuerte que pude, para evitar que se sintiera ofendido- en realidad yo también quería abrazarlo y jamás soltarlo- me daba unas pequeñas palmadas en la espalda para reconfortarme, pero en ese momento nada haría hacerme sentir mejor.

Perdón, no debí de haberte dejado sola. – se culpada de lo que paso – apenas eres una neonata, y tienes una sed que es muy difícil de controlar – dijo escondiendo su cara entre mis cabellos.

No yo no debí de haber salido sin compañía – le dije aun mas estrujada a su pecho, abrazándolo mas fuerte- y menos con el ardor que sentía en la garganta -.

No te preocupes, ahora todo esta bien - me dijo para tranquilizarme un poco – Edward se esta encargando de el cuerpo, y en unos cuantos minutos me llamaran a mi -.

Perdón, por favor, perdóname- le suplique, yo sentía que le debía una disculpa- juro que nunca mas saldré sin uno de Uds.-

Pero ¿por qué te disculpas nena bonita? – me pregunto confundido-

Porque no fui capaz de controlarme – le dije apenada – perdón por favor-volví a suplicarle

Claro que estas perdonada – me respondió con voz dulce, y arrulladora- niña tontita-

Gracias – le dije aun pegándome más a él -.

En ese momento se me escaparon las 2 palabras que más temía decirle, las dos palabras que me rondaban desde que tenía 16 años. – Te amo – le dije en un murmullo apenas audible.

El no respondió automáticamente, espero a que pasara un buen rato, para ver si no me retractaba, pero eso jamás sucedería; yo lo amaba realmente y nada lo cambiaria.

Los dos nos empezamos a reír nerviosamente, y ninguno de los dos pronuncio palabra, escuchamos que alguien clamaba su nombre por las calles pero ni el ni yo nos movimos y centímetro, el siguió teniéndome contra su pecho y yo con mis manos alrededor de su cuerpo.

Yo me atreví a decir las primeras palabras, que se escucharon después de un largo momento de silesiano y risas nerviosas.

-Creo que estas siendo muy comprensivo en este tema- dije esperando a que las lagrimas volvieran a derramarse; pero no paso nada - ¿crees que de verdad merezco tanta confianza? -.

-Si, claro pequeña- me dijo mirándome a los ojos – eres apenas una neonata con unos cuantos días de haberte transformado, esta en tu naturaleza – volvió a decir entre risas.

Es que acaso el DIA de hoy era "El día oficial para burlarse de Esme" el no dijo nada en cuanto deje caer mis brazos a los costados me pare y me fui de aquel lugar hacia mi cuarto. –Espera Esme- oí decir unos cuantos pasos atrás de mi – yo también Te amo mi niña y jamás te he olvidado – esas fueron las palabras que mejor me han hecho sentir.

En ese momento pare en seco, y con la mayor sonrisa que había puesto en mucho tiempo. Al mismo tiempo que pare unos brazos me abrazaron por la cintura y me apretaban, sin perder la dulzura y la ternura, pese a la fuerza que sentía que utilizaban contra mí.

-Por favor no huyas, que pasara contigo, conmigo, con nosotros.- me dijo al oído.

- Aun no lo se tengo que pensar tantas cosas- dije abrazándolo tan fuerte- ¿dame un tiempo si? Te prometo que no tratare de salir huyendo.- dije en tono solemne.

-Gracias, linda.-me volteo y fijo sus hermosos y enormes ojos color ámbar en mí. Todo paso aun mas rápido que un latido; me beso con la mayor dulzura posible, pero a la vez ese beso estaba lleno de un fuego que no dolía, si no que te hacia desear mas y mas de el.

No tengo idea de cuanto duro, aunque no importa mucho puesto a que es el mejor beso de todos los que había recibido, - claro aunque eran pocos – sabia que nada se comparaba a esto.

Creo que lo mejor será quedarme aquí un tiempo- dije al viento, aun acurrucada entre sus brazos

Si te quedas yo me quedo – dijo abrazándome aun mas fuerte

No, como crees. – repuse automáticamente- no quiero que por mi, no me gusta ser una carga-

Yo quería que se quedara, pero tampoco podía permitir que perdiera su trabajo por mi había personas con mayores problemas de salud que yo.

No pasará nada- me aseguro – aquí me quedare, no pienso dejarte sola otra vez-

No te preocupes por mi, estaré bien- asegure bajando mi mirada- ¿qué pasará con Edward si tu te quedas aquí?- pregunte tratando de hacerlo recapacitar.

Tienes razón princesita,-estaba resultando lo reconsideraba- creo que le pediré que se mude con nosotros-

Que no, no, no. Edward y tu necesitan su espacio- dije tratando de disipar esa idea- Aparte piénsalo bien podrías venir a visitarme todos los días de ser necesario; juro que no huiré.

Esta bien nena lo que creas mejor – repuso en voz un poco triste – vendré por las mañanas y noches.-

Esta bien amor – UPS acababa de decir esa palabra. Rayos pero aun no había nada serio entre nosotros.

Me sentía morir, aun no había nada entre nosotros y ya lo llame de esa manera, después de haberlo dicho se me escaparon unas cuantas risas nerviosas, a las cuales se acoplaron las suyas.