6 años después de la captura de la carta oculta, Sakura y compañía habían recuperado su vida con una relativa normalidad, todo lo que podría ser siendo que ella era la nueva dueña y maestra de las cartas, y aunque en su tercer año de preparatoria seguía teniendo problemas con las matemáticas y los retrasos, seguía siendo una maravillosa atleta y gimnasta.
-¡Voy a llegar tarde!- se escucho un grito agudo en la apacible casa Kinomoto
-¡Te dije que te durmieras temprano! ¡Es tu primer día y ya llegaras tarde!- un pequeño peluche amarillo regañaba a la causante del grito mientras volaba frenéticamente a su alrededor.
-¡No podía dormir con todo el escándalo que estabas haciendo!- le contesto casi apartándolo de un manotazo para poder seguir moviéndose de un lado a otro tratando de vestirse y aventaba alguna que otra cosa ocasionalmente a su mochila.
-Si quieres culpar a alguien, culpa a Spi, el me reto, dijo que no podría superar su puntuación en un videojuego. ¡Como si eso fuera posible!- la joven dueña de las cartas suspiro pesadamente y movió negativamente la cabeza haciendo que los largos mechones de cabello castaño claro golpearan sus mejillas. Y es que el tiempo no había pasado sin causar cambios, Sakura era un poco más alta, su cabello más largo casi rozando su cintura, los años de ejercicio físico habían logrado que su figura fuera completamente estilizada, no tenía nada que envidiarle a las modelos de la época y a pesar de todo esto aún conservaba aquel deje de ingenuidad y ternura en la mirada, lo cual solo hacía que se viera más hermosa, era casi una réplica de su madre. En resumen era una belleza que robaba miradas y suspiros al pasar, sin embargo seguía igual de distraída que siempre y eso aun le causaba algunos problemas, justo como en este momento que no se fijo al caminar y estuvo a punto de caer al atorarse con los cables que Kero había dejado tirados el día anterior, eso aunado con su retraso lo único que logro fue que se pusiera de peor humor
-¡Deberías ocupar tu tiempo en hacer cosas productivas!- medio grito señalándolo, dejando su dedo tan cerca que el guardián tuvo que retroceder algo asustado por el tono de voz aunque se recupero al recordar el carácter gentil y la paciencia de santa que su dueña le tenia
-¡¿Cómo puedes decir eso?! Se la pasa retándome y molestándome. Tú deberías...
-¡Viven a kilómetros de distancia! ¡Por dios kero madura!- interrumpió un poco harta aunque tratando de calmarse. Lo entendía, pasarse la vida encerrado y sin nadie con quien hablar excepto ella debía ser extremadamente pesado.
-Pues entonces no soy el único que debe madurar, el es el que quiere que nos veamos en su próxima visita para cumplir el reto y demostrar quién es el mejor- hizo una pose que para él era heroica, sin embargo solo logro que a la castaña le corriera una gota por la cabeza mientras lo veía fijamente
-Siempre que se ven se la pasan pegados al televisor. Te quedaras ciego- le dijo en un tono cansado y repetitivo no era la primera vez que se lo decía y aunque nunca la escuchaba se seguía preocupando por él.
-¡Sakura! ¡Han llegado por ti!- el grito de su padre interrumpió su pequeña pelea con el guardián del sello, hizo que acelerara sus preparativos, borro su expresión cansada siendo substituida por una sonrisa radiante e hizo que el pequeño peluche se molestara y volara al escritorio para enfurruñarse a gusto.
-¡Me voy! Kero pórtate bien, te deje algo en el refrigerador pero por favor quédate en la habitación hasta que mi papa se vaya ¿si?- susurro a toda prisa dirigiéndose a la puerta
-Lo único que quieres es no dejar esperando a ese...- la mirada que le lanzo la joven lo dejo helado así que prefirió quedarse callado mientras la chica partía dando un portazo.
-No se preocupe Sr. Kinomoto, me asegurare de que desayune algo- le aseguro al jefe de la casa un joven alto, cabello castaño, ojos color ámbar y aproximadamente 17 años
-Se lo agradezco joven Li. Siempre está cuidando de mi hija- respondió con una sonrisa que era una mezcla de agradecimiento y resignación, sabía que pronto el sería el encargado de cuidar a uno de sus tesoros más grandes. El joven chino no contesto pero siguió sonriendo dando a entender que lo comprendía y que por supuesto él la cuidaría.
-Lo siento. Te hice esperar mucho Shaoran?- interrumpió la ojiesmeralda mientras bajaba las escaleras atropelladamente e inmediatamente después enfocaba por completo su atención en el visitante como si fuera el único en el pequeño recibidor.
-Acabo de llegar- le mintió con una sonrisa y después de ver su gesto preocupado agrego- no te preocupes, estamos bien de tiempo, incluso llegaremos un poco más temprano de lo usual- estaba acostumbrado a los retrasos de la joven por lo que siempre llegaba mucho antes de la hora acordada. No por nada llevaba tanto tiempo cumpliendo esta rutina que le daba cuerda a su vida.
-Me voy papa. Regresare un poco tarde tengo practica- se despidió algo más tranquila mientras se acercaba al castaño quien a su vez cargaba la pequeña mochila que llevaba la chica- no quiero que mi hermano...
-¿No quieres que haga qué? Monstruo- pregunto el susodicho desde la puerta aun con su uniforme de trabajo, había llegado temprano por lo que no lo esperaban y eso solo provoco un escalofrió en la joven, hizo que una gran gota cayera por la cabeza de Fujitaka mientras sonreía tratando de calmar los ánimos y provoco que Shaoran volteara rápidamente en su dirección justo a tiempo para que su mirada chocara con la del pelinegro causando las ya comunes chispas que se aparecían en cada encuentro- ¡¿qué haces aquí mocoso?!
-Hijo, sabes que el joven Li viene todas las mañanas por tu hermana- esas palabras solo causaron un gruñido de parte de él. Por supuesto que lo sabía, es solo que nunca lo había presenciado siempre se iban antes de que el llegara, todo parecía demasiado sincronizado. Pero ¿!como es que su papa estaba de acuerdo con esta locura?! ¡Aun era demasiado joven! Como se atrevía este mocoso cualquiera a... Preparo los puños, le enseñaría que nadie viene a robarse a la persona que más quiere y se va limpio en el intento
-Touya no hagas eso- regaño amablemente un joven de cabello claro, lentes y hermosa sonrisa
-No te metas Yuki... Esto es entre este tipo y yo- contesto el joven doctor apenas mirando a su mejor amigo.
-Discúlpenlo las guardias siempre lo ponen de mal humor verdad?...- el otro apenas lo miro no perdía de vista al chico al lado de su hermana y este a su vez respondía con la mirada más retadora que existía en su repertorio- vamos déjalos irse o llegaran tarde, deja tus celos para después- susurro, su amigo puso su atención en él y lo miro con el coraje que le daba cada vez que tenia razón y hablaba del gran amor que le tenía a su hermana en voz alta.
-Cállate Yuki!
-Vámonos Shaoran- Sakura, viendo la oportunidad de escapar tomo la mano del joven chino quien al sentir su tacto se relajo, salió corriendo arrastrándolo detrás de ella mientras los gritos furiosos de su hermano se escuchaban por toda la calle. Algunas cosas nunca cambian
Hola personitas lindas que se toman la molestia de leer este pequeño fic que lleva años rondando por mi cabezita loca llena de historias confusas.
Pequeña explicacion... yeiii!
Tengo dos parejas de anime favoritas de todos los tiempos una es Minato y Kushina (como podran darse cuenta en mi otro fic "Yo estoy aqui", ay ya yo haciendo promocion haha), y ellos mis queridos Sakura y Shaoran... por cierto esto es una manera de agrandar lo que yo supongo paso despues porque las queridas hermanas CLAMP nos dejaron en suspenso XD.
Espero que les guste si creen que lo merezco me pueden dejar un review en la parte de abajo del cual estare encantada de leer y contestar mas adelante si tienen preguntas.
Si todo sale bien estare subiendo historia el miercoles o jueves o si no hasta el lunes... espero les guste y disfruten tanto de esto al leer como yo al escribir muchas gracias
Ja ne!
