Notas de autora:
Hola!!!
No se equivocaron al leer, porque en efecto, este fanfic es uno publicado recientemente bajo el nombre de "Donde puedas Amarme".
Cuando inicié la publicación de aquel, tenía una idea muy clara de lo que quería hacer. Idea que fue desvaneciéndose con el tiempo a medida que surgían unas nuevas. De todos modos, se podría decir que esta versión que leeréis ahora es la original original. Puede que les guste más que la otra y puede que no. Toda opinión es respetable.
Los episodios serán más o menos iguales a la versión anterior, con algunas ligeras modificaciones, claro está, hasta el capítulo seis, después del cual se dará un vuelco en la historia.
Espero, como siempre, que me acompañéis en este proceso. Las actualizaciones serán semanales, y eventualmente será un fanfic de unos diez capítulos a lo mucho.
Un besote grande grande.
Blankaoru.
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Donde puedas Amarme: Un final diferente.
Acto Uno
El viaje de Kaoru.
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-Señorita Kaoru.- dijo Kenshin aquella mañana, después que Yahiko se fue a trabajar, dejándolos solos.- Me gustaría hablar algo con usted. Se trata de… un asunto muy importante para mí.-
Kaoru lo miró por unos momentos, con el corazón acelerado. ¿Sería finalmente el día en que formalizarían su relación? Quizá Kenshin iba a hablarle de sus sentimientos. Ella lo esperaba desde hacía mucho.
Cuando Sanosuke se fue, dejó entrever en sus palabras que esperaba que ellos concretaran, se casaran y tuvieran hijos. Incluso Yahiko luchaba día tras día para forjarse un pequeño capital que le permitiera vivir solo y dejarle más espacio a la pareja. Al parecer todos habían hecho algo por su relación, incluyendo Megumi que dio por vencedora a Kaoru en la lucha por el corazón del pelirrojo y regresó a su tierra a buscar a su familia. Pero también, al parecer, el único que no hacía nada al respecto era Kenshin.
Antes ella pensaba que él era amable con ella porque era especial para él. Pero con fastidio notaba que Kenshin era así con todo el mundo.
Sin embargo ese día… ese día era diferente porque él quería hablar con ella, seriamente. Y ella había despertado con una gran sensación, como un presentimiento. ¿Sería ese el día?
Dejó a un lado la cubeta con agua que llevaba a la cocina para sentarse junto a él, mirando hacia el pozo de agua.
-Señorita Kaoru… -
-Dime, Kenshin.- dijo ella sonriéndole para infundarle valor. El pelirrojo miró hacia el cielo azul buscando calma.
-Lo he pensado mucho y creo que es lo mejor para los dos.-
-¿Si?-
-Exacto. No solo para los dos, sino para todos.-
Kaoru pestañeó varias veces. ¿Qué tenían que ver los demás en sus asuntos?
-¿De qué hablas, Kenshin?-
Kenshin se volvió hacia ella y le sonrió con dulzura.
-Últimamente me he sentido muy inquieto… una vez le dije que las personas no cambian y que eso, inevitablemente, las lleva a retomar su camino.-
-Si recuerdo. Fue poco antes que nuestro grupo se separara. El único que queda es Yahiko… -
-Me temo que no es Yahiko.- dijo él, incómodo notoriamente.
Kaoru pasó saliva. Su idea de que el día podía ser maravilloso empezaba a esfumarse.
-Claro que es Yahiko.- añadió con un optimismo que ya no sentía.- porque los otros componentes del grupo somos tú y yo. Yo tengo mis raíces en este dojo, nunca me iré de aquí y tú… tú dijiste que este era tu hogar.-
La boca de Kenshin se torció en una mueca amarga y Kaoru sintió deseos de levantarse y echar a correr, pero se contuvo.
-Me hubiese gustado que fuese así siempre, señorita Kaoru. Pero lo cierto es que aunque lo he intentado, ya no me siento bien en este sitio. Es decir, usted me trata bien, me gusta mucho pero yo… yo quisiera hacer algo más que estar aquí todo el día picando leña o ayudándola con el dojo.-
-¿Qué te gustaría hacer?- preguntó la joven de diecisiete años.
-Quisiera ir, ayudar a los demás… aún hay guerras en diferentes lugares y yo quisiera ayudar a los heridos, a los enfermos, a los huérfanos. A quienes lo han perdido todo. No me siento bien sabiendo que podría hacer eso en vez de estar aquí todo el día. Creo, y lo he pensado mucho, que ese es el camino que debo seguir.-
-Pero Kenshin… tú… yo te gusto, te gusto mucho. Nos hemos besado, me has llamado a veces sólo por mi nombre. ¿Dónde quedamos "nosotros" en todo esto?-
-Usted ha dicho que sus raíces están aquí y eso lo comprendo. No trataré de llevarla conmigo si no quiere. Además, la vida del rurouni es muy dura y… -
-¿Rurouni? … ¿quieres volver a ser Rurouni?... por favor, no bromees… no me digas que te irás. –
-Partiré esta semana.- respondió él.
-Entonces iré contigo.- dijo Kaoru decidida.- Si es la única forma de estar contigo… -
-Quédese.- dijo Kenshin poniéndose de pie.- Kaoru… mi corazón es suyo. Esa es una verdad inmensa para mí. Pero también es un corazón que pertenece a la gente. Es un corazón quebrado por el dolor y la injusticia y aún amándola, no soy capaz de compartir ese sentimiento con usted sin pensar en los demás. Usted… usted merece un hombre que sea capaz de pensar sólo en usted, de quererla, de cuidarla, haciendo los problemas a un lado…-
-No me digas eso… - suplicó Kaoru al borde de las lágrimas.
-Lo siento, señorita Kaoru. Partiré mañana por la mañana. Yahiko está al tanto de la situación y se quedará con usted en el dojo. Está todo planificado.-
Kaoru comprendió entonces por qué el chico se había levantado tan temprano y por qué no quiso ni mirar a Kenshin. Eso no podía estar pasando¿o sí?
Tenía ganas de encerrarse en su cuarto a gritar del dolor pero por otro lado, si hacía eso, ya no vería el rostro de Kenshin. Debía aprovechar sus últimas horas al lado de él.
-¡No quiero llorar!- se dijo estando a solas.- Ya lloré una vez por él… y prometí no ser más llorona. Pero se va… se va… y no puedo detenerlo. Megumi no tenía razón, soy incapaz de retener a Kenshin… -
El día se pasó rápido, ya que como Kenshin se iba, decidió ir al mercado y dejar toda la despensa de Kaoru bien surtida. Llegó la noche y Yahiko mandó a decir a Kaoru que no aparecería por allí.
-"No estoy interesado en ver más a ese egoísta. Sólo piensa en él, en su dolor, pero no piensa en nosotros que lo hemos considerado en todo".- decía la hoja de papel que le llegó a la joven.
Comieron en silencio y Kenshin, después de limpiar la mesa y los pocillos, se fue a su cuarto a terminar de hacer su equipaje. Fue difícil decidir qué llevar y que no. En el año que llevaba viviendo allí, Kaoru le había regalado muchas cosas. Optó por lo más sencillo y llevar lo que él mismo había traído.
Salió al patio y la encontró sentada.
-La noche está fresca y se enfermará. Debe ir a dormir.- dijo él.
-No te preocupes por mí. Después de todo, no creo que duerma esta noche.- admitió ella sin mirarlo.- No creí que fuera cierto lo que me dijiste en la mañana… no creí que algún día podrías irte.-
-Por favor… señorita Kaoru, no me lo haga más difícil.-
Kaoru se levantó, quedando de frente a él. No se lo pensó mucho. Lo abrazó y lo besó.
Kenshin, sorprendido, no pudo reaccionar.
Al separarse, la joven evitó mirarlo a los ojos.
-Será como tú quieras. Pero espero que estés conciente de que lo que estás haciendo a la larga sólo nos hará daño a los dos. Por no atreverte a amarme… por irte.-
-Es mejor así. Algún día me lo agradecerá.-
Kaoru quería gritarle, zamarrearlo, golpearlo para hacerle entender, pero aún en su desesperación comprendió que ese adiós era inevitable. Kenshin era de ideas fijas y cuando algo se le metía en la cabeza, no echaba pie atrás.
Levantó el mentón y lo miró directo a los ojos.
-Hasta nunca, entonces.-
-Adiós, Kaoru.- respondió él.
Kaoru se mordió el labio inferior al notar que le temblaba y corrió a su habitación. Cerró la puerta y apoyándose en ella, tomó bocanadas de aire para no llorar. No señor, no lo haría. No hoy, no mañana… no nunca. No por alguien que no la apreciaba.
A la mañana siguiente se levantó temprano y al correr a la habitación de Kenshin, sólo se encontró con Yahiko que desolado, miraba el cuarto vacío y ordenado. La joven y el chico se miraron y sin decir más, se abrazaron por largo rato.
El rurouni había regresado a su vagar.
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Kaoru cumplió veinte años y todos sus amigos llegaron a festejarla. Incluyendo Sanosuke que esforzándose, llegó como un fugitivo, cuidando de que no lo vieran porque aún rondaba una orden de detención en su contra. Megumi también se hizo presente, como no… y Tae, Misao, con excepción de Aoshi y Okina que se quedaron trabajando en Kyoto… todo el mundo llegó a festejarla al Akabeko. La pequeña Tsubame y Yahiko le prepararon un pastel enorme y siguiendo una tradición occidental, lo llenaron de velas.
-Tienes que pedir un deseo antes de apagarlas.- dijo Tsubame con esa vocecita pequeña que tenía. Kaoru, mirando golosa su pastel, sopló con todas sus fuerzas sin pedir nada porque el único deseo que tenía era imposible.
En tres años no había sabido mucho de Kenshin. Y aunque ella más que enfadada estaba dolida con él, el resto de la pandilla ya de plano lo odiaba. Megumi comentó que una vez pasó por Aizu, y que aunque ella vio de inmediato la oportunidad de seducirlo, la desechó porque después de todo "Kenshin no valía la pena, Kaoru. En el fondo tenía razón y te hizo un favor".
Sanosuke estaba picado porque él le pidió que cuidara a la "chiquilla" y no lo había hecho y en general, aunque estaba presente en la mente de todos, evitaban hablar de él.
El dojo de Kaoru tenía algunos estudiantes y ella misma seguía trabajando en el dojo Maekawa como instructora algunos días por semana. Yahiko al final seguía viviendo con ella y aunque a veces lo parecía, aún no había logrado olvidar al pelirrojo.
-¡Mañana partiremos a Kyoto!- dijo Misao entusiasta.- Es una pena que no quieras venir.- le dijo a Kaoru.- Todos la pasaremos súper.-
Kaoru sonrió mientras bebía un poco de sake.
-He trabajado mucho en estos últimos meses y he pensado que quiero descansar un poco. Si viajo con ustedes, no lograré mi descanso. Prefiero quedarme y estar de ociosa. Pero tal vez, en unos días más les de alcance.-
Misao entendió a Kaoru y no trató de convencerla más. Tenía razón, se le veía agotadísima y posiblemente un viaje, lejos de ayudar, sólo la empeoraría.
Al día siguiente, cuando Yahiko se fue junto a Misao y los demás, Kaoru los despidió desde la puerta de su casa. Ya a solas, regresó al interior porque decidió que ese día comenzaban sus vacaciones.
Todos sus alumnos sabían que ella no impartiría clases por ese mes y el señor Maekawa no le puso reparos cuando ella le dijo que quería no asistir por un tiempo. Kaoru, recordando esas cosas decidió limpiar su casa primero y ya luego se dedicaría a leer, cocinar, dormir… dormir…
-Soy una mujer joven que vive sola en un viejo dojo.- se dijo, suspirando.- Acá están mis raíces… y aunque este lugar es lo que más amo en el mundo, yo lo hubiera dejado todo por seguirlo a él, si me hubiese dejado… - al darse cuenta de lo que decía, Kaoru sacudió la cabeza para quitarse esas ideas.
La joven se dio un baño caliente y después de secarse el cabello se acostó. Antes estaba tan cansada que apenas apoyaba la cabeza en la almohada se quedaba dormida pero ahora, le costó un poco. La idea que tuvo esa mañana volvió a su mente.
-Tan callado… tan vacío todo. Está bien, hoy es lo que quería… pero si fuera así siempre, yo me volvería loca. No podría soportarlo. Tal vez, si yo viajara… si fuera a buscarlo… en tres años¿me recordará?... seguro que sí, él mismo admitió amarme pero… pero no se atrevió. Y yo estoy aún con estos sentimientos. ¿Los tendrá él aún?-
Se sentó en la cama, tapándose la cara con las manos.
-Kenshin, Kenshin… ¿Cómo te arranco de aquí? He sido fuerte y no he llorado por ti pero si los demás pudieran oír mi corazón se darían cuenta de que llora mucho. Si tan sólo existiera un lugar… un lugar donde tú pudieras amarme, yo iría sin dudar a ese lugar. Y allí me quedaría contigo. Debo ser muy tonta¿no? Hablando sola y extrañando aún a un hombre que no me quiso. Qué patética me he puesto.-
Recriminándose por sus pensamientos, Kaoru se acostó nuevamente. Ella no tenía que sentirse así.
-Algún día alguien aparecerá y entonces formaré una familia. Y olvidaré lo que me ha pasado. Pero… ¿a quien trato de engañar? Aun espero que regrese.-
Poniendo mala cara, la joven cerró los ojos.
-Si en algún lugar él pudiera quererme… yo iría… - pensó al quedarse dormida, sintiendo el suave tic tac del reloj que marcaba las nueve.
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Despertó dos horas más tarde. Sobresaltada, le pareció escuchar un ruido en la casa. Su corazón, latiendo a mil por hora, estaba a punto de estallar.
-Alguien se acerca.- se dijo. Se escuchaban claramente unos pasos venir por el pasillo. Pero ella… ella conocía muy bien el sonido de esos pasos. ¿Sería posible?
Pasó saliva nerviosa, sentada en la cama, mirando hacia la puerta que se dejaba ver por la fuerte luz que entraba desde afuera. Kaoru de pronto se preguntó por qué estaba tan iluminado a pesar de ser de noche, pero ante la perspectiva de ver a Kenshin en los próximos segundos, apartó esa idea de su mente.
-¿Debo anunciarle que estoy aquí o salir a buscarlo?- se preguntó emocionada. Se le olvidó la rabia y la impotencia anterior. Los pasos se acercaban a su cuarto y frente a él se detuvieron. Alguien corrió la puerta y de pronto los ojos de Kaoru quedaron enceguecidos ante una fuerte luz.
Kenshin Himura se quedó de piedra al ver a la joven. Kaoru, cubriéndose los ojos con las manos, trató de achicarlos para tolerar la iluminación.
-¿Kenshin?- preguntó.- Kenshin, eres tú. ¿Verdad?-
-Claro que soy yo…- respondió esa voz masculina que ella tan bien conocía.- La pregunta aquí es quién eres tú.-
Kaoru se destapó los ojos y con mucho esfuerzo enfocó la vista. Kenshin estaba de pie ante ella, vestido sólo con una yukata, con el cabello mojado. Posiblemente venía de darse un baño. Pero se alegró tanto de verlo que no se lo pensó mucho y poniéndose de pie, corrió a abrazarlo.
Kenshin quedó en shock al notar el suave aroma de esa mujer y la forma en que sus senos se aplastaban contra su pecho.
-Volviste, volviste… te extrañé tanto, Kenshin… sabía que vendrías.- dijo ella.
Descolocado, Kenshin por un momento abrazó a la joven sin entender por qué, consumido momentáneamente por el deseo y unas ganas locas de hacer el amor con ella que no se podía explicar. Se consolaba pensando que después de todo, para eso la había mandado
Sanosuke¿no? Esa debía ser la sorpresa atrasada por su cumpleaños que él le había prometido.
La besó. La besó con ganas. Con muchas ganas. Qué agradable era llegar al cuarto y encontrarse a una joven así. Lástima que se dedicara ella a lo que se dedicaba… si fueran otras las circunstancias, le gustaría conocerla y tratarla de otro modo.
Kaoru sintió sobre su boca los labios del pelirrojo y le encantó la sensación. Se dejó besar, feliz, pensando que todo eso se trataba de un sueño, hasta que la mano sobre uno de sus pechos se sintió muy real. Pronto comprendió que Kenshin trataba de quitarle la ropa.
Y toda la felicidad desapareció bajo la más pura indignación. Le dio un golpe tan fuerte en la mejilla al pelirrojo que casi se le dio vuelta la cabeza.
-¡Pero qué demonios te pasa!- le gritó ella, cerrándose la bata para dormir.- ¡Eres un pervertido!-
Kenshin no entendió que estaba pasando allí.
-¿Y qué te pasa a ti? ¡No es así como debieras tratarme, mujer insolente!- dijo él, enfadado de pronto.
Kaoru, echando chispas por los ojos, le gritó:
-¡Y qué esperabas después de que te fuiste por tres años y luego regresas, ni me saludas y de inmediato tú… tú…!-
Kaoru, roja como la grana ni podía decir lo que ella sabía Kenshin quería hacer con ella. Su educación se lo prohibía.
De pie, a metros de él, la joven de pronto reparó en el sitio que estaba. Era su habitación, sin duda, pero había cosas raras en ella. Por ejemplo… un pequeño sol arriba de su cabeza. Se quedó contemplándolo fascinada.
Kenshin por otra parte la miraba sorprendido. Ella hablaba de una manera especial. No solo su acento era un tanto extraño, también su forma de expresarse. Era como si hablara en japonés antiguo. Además, la historia que le había contado… ¿Qué él la había abandonado? Claramente allí había una confusión, porque él no recordaba haber abandonado a nadie.
-¿Quién eres tú?- preguntó en un tono ligeramente alto y enfadado. Kaoru, que no quitaba su vista de la ampolleta, lo miró y entonces notó un par de cosas.
Por ejemplo, que este Kenshin no tenía en la mejilla una cicatriz en forma de cruz. Quizá, en ese tiempo, la herida había cicatrizado finalmente.
Y que en el cuarto, aparte del pequeño sol, habían cosas que no eran de ella, como una extraña prenda de vestir colgada.
Miró extrañada a Kenshin nuevamente, con un dejo de temor en sus ojos, porque no entendía que estaba pasando.
-Soy Kaoru Kamiya.- dijo ella. –Pero algo pasó… me acosté a dormir y cuando he despertado, todo esto… mi habitación está cambiada.-
Kenshin hubiera pensado que alguien le estaba gastando una broma si no fuera por el modo aterrado en que la joven Kaoru miraba las cosas, incluyéndolo a él.
-Esta es mi casa. – explicó él. –Perteneció a unos antepasados. Se quemó hace veinte años y la reconstruimos tal cual a la original. A ti nunca te había visto. Estoy seguro de que no eres ni siquiera una prima mía, asi que lamento informarte que estás en un error, que esta no es tu casa y que por favor te largues de aquí.-
-No puedo irme de aquí. Esta es mi casa… - dijo Kaoru un poco aterrada, mirando en rededor y reparando en un objeto familiar.- Ese es el reloj de mi abuelo… seguramente tú me estás gastando una broma, Kenshin, y la has cambiado para confundirme. Si, eso debe ser. Has viajado tanto… - dijo más para ella que para su interlocutor, dándose valor.- Seguramente viste cosas nuevas y trajiste ese pequeño sol.-
-¿Pequeño sol?- dijo Kenshin extrañado. Al notar el modo en que Kaoru miraba la ampolleta, puso su mano sobre el interruptor, apagando la luz. Kaoru lanzó una exclamación cuando volvió a encenderla.
-Es maravilloso, Kenshin. ¿De dónde lo trajiste?-
-Oye, niña… no sé que te traes… ¿"pequeño sol"? Por favor, si esto es una broma… -
-Tú me estás gastando una broma, y muy pesada, Kenshin. Estás tan cambiado… no lo comprendo. –
A Kenshin comenzaba a martillearle la cabeza. No entendía de dónde había salido la chicuela.
-¿De dónde vienes?- le preguntó.
-De Tokio… obvio… nací en esta casa. Una partera ayudó a mamá… -
-¿Y cuántos años tienes?-
-Veinte recién cumplidos.- contestó Kaoru.- Kenshin, tú sabes todo eso.-
Kenshin siguió mirándola, ignorando su comentario. Era evidente que no era una prostituta enviada por Sanosuke. Debía averiguar más cosas de ella.
-¿Estudias?-
-¡Claro que no! Todavía tengo mi dojo, Kenshin. Han llegado algunos estudiantes…-
-¿Dojo? Hum… oye, niña… ¿sabes qué fecha es hoy?-
-Claro, ocho de julio de 1882.-
Kenshin la miró con rareza. Sin duda estaba loca o se había golpeado la cabeza y quizá, arrastrándose había llegado hasta allá.
-Preciosa… - le dijo él.- En el día estás bien… pero el año… estamos en el 2009. ¿Me estás tomando el pelo, verdad?-
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Fin acto uno.
Donde puedas amarme: Un final diferente
Marzo 21, 2009.
Hola de nuevo!!!
Ha pasado un año, exactamente (bueno, y una semanita) desde que publiqué esta historia por primera vez. Y tal como entonces, me siento muy emocionada por exponer esta idea.
Les quiero dar las gracias a quienes han llegado hasta aquí conmigo y queda la invitación hecha para la próxima semana para leer el segundo capítulo. Por otra parte, nos encontraremos nuevamente en Mayo para disfrutar de un nuevo fanfic donde Kenshin verdaderamente se encuentra en dificultades. Asi que les dejo el primer preview que ya vimos de él en "Prisionera"
Este preview ha sido aprobado para todas las audiencias
( Imaginen esa musiquilla que ponen en los anuncios de película. La que más les guste y esa voz del tipo que siempre dice "este año… un chico salvará al mundo" o cosas así.)
2009
Muy Pronto
Un chico que en su camino para convertirse en un hombre, está decidido a dejar atrás lo que más ama…
-Kaoru, abre la puerta, por favor… el tren está por irse y tengo algo que decirte… -
-¡Vete! ¡No tenemos nada que decirnos… ¿Para qué si ya no nos veremos más? ¡¡Tú y yo ya no somos amigos!!… -
Una chica que aprenderá a comprender a quien más quiere…
-Mamá, llévame a la estación… necesito despedirme de Kenshin… -Kaoru se volvió hacia el hombre que se encontraba en la silla de ruedas, abrazándolo… - Papá, yo no sabía que él pensaba así… -
-Vete, hijita, apóyalo y al despedirse, muéstrale a tu amigo tu más brillante sonrisa, para que sepa que tiene un lugar donde lo quieren, para que sepa que tiene donde volver… -
Kaoru tomó la foto del concurso que ganó con Kenshin, donde ambos mostraban su trofeo, antes de correr al auto de su madre.
Una despedida que no marca sino el comienzo de una gran historia…
-No me olvides, no me olvides… siempre seremos amigos… -
-No lo haré… - respondió el chico pelirrojo parado en la puerta del tren, recibiendo la foto que ella le traía… - Yo te quiero mucho, mucho… -
El tren comenzó a marchar y Kaoru a caminar y luego a correr para estar cerca de Kenshin hasta el último momento.
-¡¡Escríbeme!!.-
-¡Así lo haré, cada día…! -
Jadeaba, pero no se detuvo, a pesar de que el tren le ganaba en velocidad y que el anden estaba próximo a terminarse. Ella se detuvo en el límite e hizo ante su boca una bocina con las manos.
-¡¡¡NOS VOLVEREMOS A VER… KEEEEENSHIIIIIN!!!!-
… Porque no importa cuánto tiempo pase, o cuánta distancia pongas entre ellos si dos corazones se quieren, más si uno de ellos no olvida…
"Querido Kenshin… ¿cuándo vendrás? Ya hace dos años que no te veo, ni tampoco he recibido tus cartas. Sin embargo… yo sigo confiando, porque lo prometiste, ¿lo recuerdas? Yo sé que vendrás, y volveremos a jugar y disfrazarnos como antes. ¿Cómo lucirás? Seguramente muy guapo…
… Aun cuando alguien sea corrompido… si existe la luz del amor iluminándolo, puede salvarlo…
En cuanto pasó su angustia, se dio cuenta de lo que había hecho. Frente al él, el refrigerador con la puerta abierta dejaba entrever cuánto había comido. Había sucedido de nuevo.
Quiso luchar contra el impulso que sentía de devolver, pero sabía que debía dejar esa costumbre. Sin embargo, una nueva angustia al pensar que podía volver a engordar… el recuerdo de los ataques de su infancia por su talla y las bromas e insultos que aún resonaban en sus oídos le hicieron ponerse de pie y correr al baño donde pudo vomitarlo todo…
Cuando terminó, fatigado, apoyado en el WC pensó en ella. La única persona que no era su hermana, que lo quiso incondicionalmente. Había sido para todos un niño gordo y tímido, pero para ella había sido su héroe y su mejor amigo… pero, ¿Qué pensaría si sabía de esos arranques que le daban de comer como un cerdo y luego de devolver? ¿Tendría el valor de confesarle que buena parte de su sonrisa se la debía a la porcelana y a los dentistas?
… Y un viejo amigo llega a tratar de ayudarlo…
-No puedes seguir aquí… es que no puedes. Kenshin, necesitas reconocer tu problema y volver a casa. Nadie te juzgará… -
-Pero Tenshi… no puedo. Tengo que terminar mis estudios… este es el último año… -
… Un viejo amigo que tendrá que cambiar de estrategia…
-¡¡¡QUÉ ERES TÚ!!!- gritó Kaoru asustada.
-¿Un fantasma, que no lo ves?… pero no hay tiempo que perder. Eres la única que puede ayudarlo y Misao me ha dado su autorización-
-¿Misao?… ¿De qué hablas? Misao, esta es una mala broma, ¿no?-
La joven de largo cabello negro miró a Kaoru con sus impresionantes ojos verdes.
-No es ninguna broma ni Tenshi producto de ningún efecto. Pensamos en ti porque eres la única que pudo ver más allá de la apariencia de mi hermano cuando era gordo. Fuiste su única amiga, la única persona por la que él hubiera dado la vida. Por eso… por eso… nos tienes que ayudar.
-Pero qué le pasa a Kenshin.-
-No te puedo dar detalles porque él me lo ha prohibido pero en este momento pasa por una profunda depresión y está muy confundido. Tú debes ir al campus para sacarlo de eso.-
-¡Pero por qué no me dijiste antes que Kenshin estaba en problemas!- la joven de inmediato preparó su bolso de viaje.- Me voy esta misma noche a donde digas. Me inscribiré en su universidad y entonces… -
El espectro, que había pasado a segundo plano, carraspeó para llamar su atención.
-Kenshin está en una universidad mixta, pero duerme en un edificio sólo de varones. Si quieres ayudarlo tendrás que acercarte y si quieres hacerlo, no podrás ir de mujer… -
-Pero… pero yo soy mujer y no sé cómo… -
-Claro que sabes cómo.- dijo Misao, pasándole una enorme gorra. - Si yo pude engañar a Aoshi por unos meses, tú podrás llegar más lejos aún. Aoshi está de acuerdo, moverá sus influencias… contamos con la ventaja de que Kenshin no te ha visto en años y eso hará más difícil que te reconozca.-
… recibirá una respuesta… llena de esperanza…
-¿Entonces, estás dispuesta?-
-Yo por Kenshin haría cualquier cosa. Realmente lo haría…-
Un reencuentro que cambiará sus vidas…
-Soy Kaneda Nobuhiro, tu nuevo compañero de cuarto.-
-Mucho gusto.- respondió Kenshin haciendo una leve inclinación.
-Kaoru… - Susurró Tenshi al oído de la chica.- … te estás ruborizando… -
-¡Cállate!-
Kenshin se asustó con lo que oía y se paró muy derecho.
-¿Perdón?-
Kaoru volvió su atención a él.
-Hem… no era para ti, era… hem… mi conciencia. Hoy comí sin dar gracias y eso me molesta… -
Este año, dos jóvenes se reencontrarán bajo una nueva apariencia, contando con una nueva oportunidad…
-Como desearía decirte que soy yo, tu Kaoru, y no el muchacho que ves en mi cara… pero debo cuidarte, Kenshin. Un día saldrás de todo esto y entonces, entonces… - le decía la joven acariciando el rostro del dormido joven.- Entonces me va a faltar vida para demostrarte todo lo que te quiero… -
De la autora de "Misao, una chica en Apuros" llega esta nueva producción, continuando una historia que nos había prometido.
"Kenshin… un chico en dificultades"
-Siempre te voy a querer, no importa lo que pase, Kenshin. Siempre…-
Mayo, 2009
