Dormía muy tranquilo, tan a gusto, que ningún sonido perturbaría su sueño. Estaba calentito en su futón, hecho un ovillo, como si fuera un gato. Ronroneó. Qué bien se estaba...
En un acto involuntario, propio del sueño, extendió los brazos hacia la derecha... y encontró lo que buscaba. Por fin encontró la paz que necesitaba para dormir bien de verdad. Su respiración era lenta y acompasada...
Pero su oído captó un sonido especial, aunque ya habitual durante esos tres meses que habían pasado... Abrió, para su pesar, los ojos. Finalmente se despertó y bostezó ligeramente. Se levantó con cuidado, para no despertar a...
- ¿Ya se ha despertado? –preguntó una voz que provenía de un gran bulto del futón.
- Sí –contestó él, con voz suave.
- Ve tú primero, después voy yo.
- De acuerdo –asintió el chico–. ¿Te desperté, por cierto?
- No. Qué va. Ya sabes quién ha sido.
- Vale –rió–. Te veo después.
Puso bien las sábanas del futón y cerró con cuidado la puerta. En la habitación contigua se oían esos sonidos que lo despertaron. Abrió con cuidado la puerta, oyendo con claridad los sonidos. La ventana estaba abierta, era de día, sobre las nueve...
Se acercó al centro de la habitación y lo vio: un bebé muy pequeño, de no más de tres meses, gimoteaba y hacía pucheritos con la boquita, tumbado en su pequeño futón. Lo tomó entre sus brazos y lo arrullaba moviéndolo suavemente de un lado hacia otro. Acariciaba con cuidado su pelito rubio, para que se tranquilizara.
- Mi angelito, por favor, no llores. Papá ya está aquí, y mamá ya vendrá dentro de nada para que tomes tu leche –dijo con suavidad el joven padre.
- Buaaaa. Bu-buaaaa –lloraba el pequeño, moviendo sus manitas y sus pequeñitos pies.
- Mamá al rescate –apareció una chica, llevando su yukata de dormir y acercándose al padre y al bebé.
- ¡Mira quién está aquí, la mami! –exclamó Yoh con ilusión al pequeñín.
- ¿Y el papi no ha podido hacer nada? –preguntó la joven madre.
- Ya sabes que yo no tengo leche. Tú sí –contestó él.
- De acuerdo –dijo ella, poniendo los ojos de blanco, exasperada–. Se me hace insoportable cuidar de dos críos.
- Yo creía que la gran Anna Kyôyama podría con todo –rió el chico.
- Pero es que Yoh Asakura siempre entorpece las cosas –contestó Anna, mirándolo enfadada, cogiendo al bebé.
- TT.TT ¿Yo? –gimoteó Yoh.
- Sí ¬¬
- TT.TT Snif, qué penita...
- Vamos, mi niño, no llores más –dijo Anna a su bebé, acunándolo y dándole un besito a su cabecita–. Ya te voy a dar tu leche.
El bebé hizo un corto puchero y se tranquilizó un poco en los brazos de su madre, porque sabía que pronto recibiría su ansiado alimento ya que ella era quien se lo daba. Anna se sentó en una silla y retiró un poco la parte superior de la yukata. El bebé emitió un balbuceo, bien acomodado y protegido entre los brazos de su madre, la sacerdotisa acercó su pecho a la boquita del bebé y éste empezó a mamar el pezón. La joven madre sonrió, mirando a su hijo.
- Ya sabía yo que esos llantos eran de hambre –dijo Yoh, acercándose a los dos.
- Siempre se despierta a la misma hora, es como un reloj –comentó Anna.
- Se parece tanto a ti... –observó Yoh al pequeño, tenía el mismo pelo rubio que su madre.
- No te creas –negó con la cabeza Anna–. Yo creo que se parece más a ti.
- Bueno, pues se parece a los dos. La verdad es que así es mejor, porque se sabe que nuestro hijo es de los dos, ¿eh?
- Sí...
- Pues ¿sabes qué? Se parece también a un angelito n.n
- ¿A un angelito? o.ó
- Sí n¬n Como un querubín de esos.
- Tienes demasiada imaginación, Yoh u.ú
- Jijiji n-n
- Todo ha pasado tan rápido... Todavía me acuerdo de cuándo creamos a nuestro hijo...
- Ya, jajaja. ¿Quién diría que el día antes de partir a América para el Shaman Fight nos acostaríamos?
- Admito que fue mi culpa... porque quería dormir contigo esa noche... u/u
- Pero me encantó y no me arrepiento de haberte dejado pasar a mi habitación... Eso sí, recuerdo que no dormí mucho n/n
- Ejem, sí ¬/¬
- Fue nuestra primera vez, pero creo que no salió tan mal o.o A mí me gustó, ¿a ti no?
- Eso me demuestra que eres un pervertido ¬/¬
- No soy ningún pervertido TT.TT
- Bueno, respondiendo a lo que me has dicho... pues... sí me gustó, para qué te voy a engañar. Lo malo fue que a la primera vez que lo hicimos... pues ya me quedé embarazada.
- Seguro que Hana dijo dentro de tu vientre "Eo, ahora me tenéis que aguantar durante 9 meses. Eso por ser unos adolescentes de 15 años irresponsables, inmaduros y hormonales".
- ¬/¬
- Dijiste que era tu culpa u.u
- Creo que estás mal de la cabeza. ¿Un embrión diría eso? ¬¬
- Bueno, no sé, quién sabe... u.u
- Y cuando vine a América... en la habitación donde te alojabas, te conté que...
- Estabas embarazada, lo sé. También recordé que me quedé impresionado, pero... ¿por qué no iba a aceptar mi paternidad? Estaba muy feliz n.n
- No sé por qué lloré... –se dijo a sí misma la itako–. Quizás porque tenía miedo a lo que pudiera ocurrir, o cómo se lo tomaría tu familia porque éramos muy jóvenes, o...
- Lo sé. Pero... ¿no te daba felicidad el hecho de que esperaríamos a nuestro bebé, fruto de nuestro amor? n.n
- Amor... Siento no habértelo demostrado tanto, o como tú esperabas... –se apenó Anna, mientras seguía amamantando a su bebé.
Yoh, inesperadamente, besó en los labios a Anna. Un beso dulce, suave y sincero. La primera vez que se besaron fue cuando hicieron el amor en la habitación de Yoh cuando por la mañana Yoh partiría hacia América, más tarde cuando Anna, en América, le notificó la noticia de que estaba embarazada... y después cuando Anna le devolvió el oráculo portátil. Pocas veces se habían besado...
Al terminar el Shaman Fight, Anna llevaba unos cuantos meses embarazada, y poco a poco se iba notando la barriguita. Sin embargo, aunque la felicidad de que Yoh hubiera sido el Shaman King... no fue totalmente plena porque el padre de Yoh, Mikihisa, había muerto en un accidente de tráfico. Fausto también murió por agotamiento... por lo menos estaba feliz junto a Eliza.
Pero, a pesar de esos baches del destino, y ante la dificultad que pudiera ocasionar, Anna y Yoh, en Izumo, les dijeron a los abuelos y a la madre de éste que Anna estaba embarazada. Hubo enfados, alegrías y desconcierto, y sobre todo, explicaciones. Pero pusieron en primer lugar, ante todo, la felicidad de que un nuevo retoño llegaría a la familia Asakura, compensando la tragedia de la muerte del padre de Yoh.
Inmediatamente, se iniciaron los preparativos de la boda. Fue por todo lo alto, a pesar de su corta vida y de que vendría un nuevo ser en camino, los dos quinceañeros se lo pasaron muy bien, invitaron a todos los amigos, aunque Anna estaba algo seria.
En los primeros meses de embarazo eran constantes los mareos y náuseas, incluso algún que otro vómito, Anna siempre estaba alejada de la gente, cuando podía, para que no la vieran en tan lamentable estado. Los últimos meses, sin embargo, fueron más llevaderos. La sacerdotisa tenía habitualmente muchos cambios de humor, su sensibilidad estaba a flor de piel y muchas veces se le antojaban algunas comidas.
Yoh y Anna no supieron el sexo del bebé hasta que nació en la mansión Asakura, ya que Anna no se sometía a controles analíticos ni tampoco se hacía ecografías, sobre todo por el "qué dirán" de la gente si la veían embarazada con tan sólo quince años. En los primeros días todo fue alegría, Kino no dejaba de decir que el bebé era una bendición de los dioses y digno sucesor de los Asakura y Keiko les daba recomendaciones de cómo tenían que cuidar al pequeño, cómo tenían que bañarlo, alimentarlo...
Yohmei les propuso, a los siete días de nacer el pequeño, los distintos nombres que podían ponerle. Pero Yoh pensó que el nombre de Hana vendría estupendamente, combinaba con el apellido Asakura a las mil maravillas, y era la combinación de los nombres de Anna y de él.
Lo gracioso es que Hana significaba "flor", y parecía más bien un nombre de niña que de niño, pero a la pareja y a la familia en general les gustó aquel nombre tan peculiar.
A las dos semanas de nacer Hana, volvieron a la pensión. Rápidamente llamaron a Manta para que empezaran los patrocinios y demás para el Balneario Funbari. Cuando Hana tuviera 5 meses y medio, empezarían las obras para convertir la pensión en un balneario, justo como Anna quería.
Ahora el bebé tenía 3 meses, y había crecido un poco, tanto en peso, como en altura, y su pelito rubio también creció. Se notaba que era un bebé hermoso y sano, con la tranquilidad de su padre... y tenía un poco el carácter de su madre.
Eso sí, cuando pasó un mes del nacimiento, Anna se recuperó del parto, y poniendo las precauciones adecuadas, Yoh y Anna quisieron volver a hacer el amor por segunda vez en sus vidas, más que nada porque querían demostrarse que de verdad se querían y deseaban tener un momento íntimo, y por suerte Anna no se quedó embarazada.
Así que, en su temporada de casados (y de embarazo para Anna), a menudo se abrazaban, se besaban, se acariciaban, dormían juntos, compartían muchas cosas de la vida cotidiana juntos, hablaban de ellos, de sus sentimientos, de lo que sentían, de su futuro...
Y después de tener a Hana, siguieron con su relación más allá, más profunda y sincera, se sentían más unidos, a pesar de su responsabilidad como padres, pero les gratificaba mucho tener a su "angelito" y que seguían juntos ante cualquier adversidad.
Y cuando Hana era un poquito más mayor, alrededor de un mes y unos pocos días, de vez en cuando Yoh y Anna hacían el amor, como una pareja de casados y enamorados cualquiera, para transmitir su amor y sus sentimientos a la persona que amaban.
La pareja estaba muy feliz y unida, habían formado una familia, se habían casado, tenían un lindo bebé y se amaban mucho, ahora recuperaban todo el tiempo que habían perdido por no haberse aclarado antes sus sentimientos.
- Con esta criatura ya me has demostrado cuánto me quieres y cuánto me amas –sonrió Yoh a Anna, y seguidamente le dio otro beso en los labios, y después un beso en la cabecita de su hijo.
- Yoh... –decía Anna–. Muchas gracias. De verdad.
- Jiji n.n Por cierto, dentro de poco cumpliré 16 años... ¿vamos a hacer una fiestita?
- Bueno, eso depende... Tendremos que hacerla nosotros tres...
- Es verdad... Cada uno está en su lugar de origen, Chocolove está en la cárcel, Fausto está muerto, Tamao está siendo entrenada por mi abuelo para seguir como shugenja... aunque era mi padre quien la enseñaba... La verdad es que estamos solos...
- Y nadie sabe que tenemos un hijo, excepto tu familia y Tamao...
- Cierto... Es triste estar solo...
- Pero Yoh, ten en cuenta que no estás literalmente solo... me tienes a mí y a tu hijo...
- ¡Es verdad! Oye, Anna, creo que Hana ya no quiere comer más –advirtió Yoh, señalando al pequeño.
Anna retiró el pezón de la boca de Hana, se levantó de la silla y Yoh cogió al bebé con sumo cuidado. El padre puso la cabecita de su hijo en su hombro, le dio un suave masaje en la espalda y unos pequeños golpecitos en ésta, y el bebé emitió un leve eructo. Le limpió la boquita, porque derramaba un poco de leche, con un pañito húmedo, y abrazó a su hijo con ternura.
La itako, mientras Yoh hacía esas cosas, fue al cuarto de baño para también cuidarse ella, limpiando su pezón y tomando medidas higiénicas. Después de tener a Hana, consultaron por fin a un pediatra para el bebé y el ginecólogo para Anna.
A la sacerdotisa no le hacía mucha gracia esto último, porque quizás el ginecólogo haría cualquier comentario al tener su bebé a tan temprana edad.
Pero era por precaución, la salud de la madre y del hijo era fundamental, además para saber medidas anticonceptivas, los diversos cuidados que deben tener tanto los padres (y la pareja en sí) como el bebé, planificación familiar, consultas de cualquier cosa o para cualquier duda... Ya que eran padres primerizos, cuantas más ayudas, más consejos y más información, mucho mejor.
Salió del baño y se fue a la habitación que una vez pertenecía a Yoh (que ahora era la de Hana). Se encontró a su esposo arrullando al bebé, cantándole una canción, y su hijo hacía sonidos y pucheritos alegres, mientras movía su cuerpecito, sus manitas y sus piecitos.
- ¿Papá te está cantando una canción? –se acercó a ellos la rubia, mirando a su hijo.
- Sí –asintió Yoh–. La canción del Balneario Funbari n.n
- Sé que está alegre, pero... ¿para cuándo soltará su primera risa? O una sonrisa...
- Creo que tendrá que ser cuando sea un poco más mayor, a lo mejor cuando tenga 4 o 5 meses...
- Le gusta estar contigo, se le ve en sus ojitos...
- ¿Sabes por qué? ¡Porque soy el papi más chuli del mundo mundial! nOn
- Jajajajaja –rió Anna por lo que había dicho su marido.
- Agá –balbuceó Hana, girando su cabecita para mirar a su papá.
- Cucú, cucú –le repetía Yoh, acercando y alejando la cabeza y poniendo una cara graciosa.
- Yoh... ¿vas a querer bañarte con Hana esta tarde antes de darle el pecho para que se duerma? –preguntó Anna, mirando al padre y al hijo.
- Pues claro que sí. Me encanta bañarme con mi niño. ¿A que sí, Hana?
- Gaaaa –dijo Hana, abriendo y cerrando las manitas.
- ¿Ves? Ha dicho que sí n.n
- Ya veo, ya –murmuró Anna, intentando aguantarse la risa.
- Mi niño chiquito y lindo es muy listo, ¿a que sí?
- Aaaaaagá –decía Hana, tocando la mejilla de su padre–. Gú. Gú. Taaaa...
- ¡Ay, mi niñoooo, cómo lo quiero! –exclamó Yoh, abrazando a su hijo.
- Bueno, voy a hacer el desayuno –le avisó Anna, acercándose a la puerta para irse de la habitación e ir a la cocina–. ¿Está bien?
- Sí, gracias Anna –asintió Yoh, agradecido.
- Guuuuu –hizo un puchero Hana, no quería que su mamá se fuera.
- Mami se va a hacer la comida del papi y de la mami, Hana. Pero también nosotros vamos con la mami abajo, ¿vale?
- Ummm... Ga... –Hana inclinó la cabeza hacia un lado y luego hizo un sonido raro con la garganta, como si estuviera gruñendo, mientras cerraba los ojitos con fuerza–. Uhhh... ummm... uhhh... negh... uh... gagh... uh.
- Uy, huelo algo raro... Espera –olisqueaba Yoh el cuerpo del bebé hasta que encontró el foco del olor–. Hana se ha hecho caquita.
- Pues ya sabes, Yoh, lo que tienes que hacer, jajaja –rió Anna por lo que acababa de suceder.
- No tiene ninguna gracia TT.TT Casi siempre soy yo el que cambia los pañales a Hana.
- El padre también tiene que hacer ciertas cosas, no todo el peso es de la madre –dijo Anna, todavía riendo, mientras se iba a la cocina.
- Bueno, Hana, ¡a ponerte un pañal limpio!
O0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0o0
Notas de la autora:
Hola, qué tal? Otra vez estoy aquí, pero con un nuevo fic. Bueno, rectifico, es un one-shot n.n
Esta vez he querido poner un día cualquiera de la familia Asakura, y esta vez sólo va encauzado hacia el manga, no hay nada del anime...
Por cierto, por fin tengo los 32 volúmenes del cómic de Shaman King!! Estoy tan contenta!! TTuTT
En este one-shot Anna y Yoh tienen 15 años, y Hana unos 3 meses... súper adorable! Me lo comería a besitos, es tan tierno! n.n
Por cierto, si es un one-shot, es un one-shot, así que si me piden continuar con este fic... diré un NO rotundo! Si ya tengo bastante con "UN AMOR SINCERO E INTENSO... PARA SIEMPRE", pues con dos me marearía!!
Además, en el primer fic (UN AMOR SINCERO E INTENSO...) también pondré a Hana y muchas más anécdotas, así que no se preocupen.
Solo me apetecía hacer una mini historia, que por cierto, la he hecho en una tarde xD
Espero que les haya gustado!! Espero sus reviews con ilusión, y a ver qué les pareció!!
Con todo mi amor...
Anna Mary Marian
Posdata de última hora:
Al principio, puse que era un one-shot, pero me lo pensé mejor, y decidí hacer un fic por capítulos, así que no se preocupen, que el fic sigue en los siguientes capítulos! Muchos besos!
