Entre historias y colmillos.

/

Capitulo 1: Licántropos y Vampiros

/

Guerra

Siempre había sido de la misma manera desde hace muchos años, esta vez no era la excepción. El único problema recaía en que la búsqueda no era por terreno, sino por alguien. Habían ya invadido mucho terreno en búsqueda de su igual. Aquel que había sido arrebatado de ellos en una emboscada.

¿Como sobrevivir en un mundo donde todo era caos? Siendo humano obviamente no era la respuesta. En esta época los humanos eran una parte más en la cadena alimenticia, muy por debajo de lo que era antes. Con la llegada y supremacía de los Cambia piel y Iluminados -como habían sido nombrados en aquel entonces- los humanos eran solo considerados parte más del ganado, eran hechos para criar, servir, cultivar y morir a manos de estos. Lo que al principio parecía una historia de fantasía pronto se volvió una pesadilla. Y aunque sus nombres empezaron como ellos, actualmente tienen otros nombres.

Licántropos.

Vampiros.

En esos largos años la batalla había sido constante, hasta que estos dos se unieron contra un enemigo común: los humanos. Y esta alianza duro muchos largos años, hasta que los deseos de supremacía, por querer dominar sobre y por encima de toda la cadena alimenticia se sobrepuso.

Y ahí la guerra exploto.

Pasaron largos años hasta que los territorios y supremacía llego. Los vampiros habían gobernado, y como acuerdo ante ello, permitieron a los licántropos crear pequeños espacios que serían sus santuarios, siempre y cuando respetarán a los suyos.

El único problema. Era que mientras los vampiros gobernaban se descuidaron de ello, y los licántropos crecieron en número. Usando a los humanos como generadores de crías, los transformaban y hacían que tuvieran cachorros sin importar si la madre sobrevivía, solo el cachorro importaba. Criaron de la mejor manera a esos cachorros, y usando antiguos métodos de reforma como lo fueron los gladiadores. Era como criaban a sus cachorros en fuertes hombres y mujeres lobo. Ahora los mismos tomaban terreno y rápido, y lo que parecía en dominación por un lado pronto se vio tentada esa paz entre los chupa sangre. Guerra y más guerra y aun cuando eran muchos los lobos que morían en el campo de batalla, los números no parecían reducirse y ante eso un grupo fue formado que se encargaría de la cacería y exterminio de los cambia piel, en sus santuarios amurallados.

Habían hecho luego de ello y largo hallazgo. Estaban secuestrando y haciendo de esclavos a vampiros. Haciéndolos como parte del entretenimiento en el mundo de los licántropos. Ahí es donde uno de los más preciados de ellos desapareció.

Y el nuevo grupo de respuesta llego.

-No siento la presencia de Soujiro en esta zona, Himura-san-

-¿Estas segura, Misao-sama?-

-Hai... Hai, siento la presencia de más vampiros pero no de mi hermano- Hablo con suavidad una mujer de ojos aguamarina, contemplando el campo de batalla a medida que la destrucción se llevaba a cabo. Vestida con su mejor armadura, la doncella presenciaba la energía de su hermano: Soujiro. Este había sido acabado en batalla y llevado junto a los demás sobrevivientes a quien sabe que parte en el territorio licántropo. Su rey, les había pedido traerlo. Porque él y Misao eran sus sobrinos y uno de ellos serían los nuevos descendientes en gobernar cuando el rey haya perecido. Había muchos niveles de sangre en el mundo de los vampiros. Mientras que los lobos luchaban por su posición en el mundo de los vampiros era su sangre lo que demostraba que postura llevarías. Si eras nacido de dos vampiros, tu sangre era la más pura, si eres nacido de un vampiro y un humano, está en la escala de nobleza pero tu sangre no te permitiría llegar a tomar posesión del trono. Si tus habilidades te lo permitían. Y si eras transformado tu sangre te llevaría a servir a aquellos por encima de ti.

También estaban los gouls que eran sencillamente aquellas almas y cuerpos que no respondieron al cambio como se debía y eran más que simples armas y cañón en el mundo de la guerra. Dependían de la sangre para sobrevivir día a día.

-Entonces, acabemos con esto y volvamos a casa- hablo con suavidad una fría voz y calculadora. Sus ojos en un tono ámbar apagados parecieron brillar ante su propio comentario, deseoso por acabar con más lobos y rescatar a los suyos. Giro su rostro para ver a la doncella que asentía en respuesta y sacaba su fina espada. Observo a los otros dos acompañantes que tan solo con una mirada le dieron a entender que debían ser rápidos y acabar con todo. Los puños del hombre de cabello revoltoso se afilaron y traquearon ante la insinuación y las espadas gemelas del hombre alto y cabello negro fue suficiente sonido para entender que también atacaría.

-Le pido, milady. No se mueva de este sitio. Así podre vigilarla si algo malo pasa- Y sin decir más. Ataco.

/

Las paredes parecían retumbar ante los sonidos externos. Muchos de los prisioneros encerrados solo agachaban sus cabezas esperando a que todo acabara. Unos ojos azules observaron la arena corriendo suavemente haciendo las grietas mucho más visibles al ojo. Miro a los que la rodeaban, y pudo ver como licántropos entraban y salían de las mazmorras en busca de armaduras, espadas, bombas y demás artilugios que solían usar en el campo de los gladiadores, contra ellos.

Suspiro pesadamente.

Sea lo que sea que ocurra afuera, los tenía muy nerviosos y los vampiros ahí encerrados parecían igual de ansiosos. Su cuerpo pesaba y no podía poner completa atención a lo que ocurría a su alrededor. Inclino la cabeza mirando al suelo.

-Son los vampiros, están atacando la ciudadela- se escucho decir a uno de los que estaban encerrados.

-¿Crees que han venido a liberarnos?-

-¿Por qué lo harían ahorita?-

-Pero ¿Que otra razón han de estar acá?-

-Deben estar buscando a alguien-

¡Basta!

-Silencio- Todos acallaron cuando los ojos azules se asomaron entre la cabellera oscura y negra como la noche. Mucho de los vampiros se callaron y miraron a todos lados menos a donde ella estaba. Y como no, si ella era temida entre ellos. Ella mataba a vampiros cada vez que la ponían en esa arena, pero. Era claro que, era ella o eran ellos.

Ella siempre estaba sola en esa celda. Era siempre la única en esa celda y salía en un horario diferente a todos los demás por el simple hecho que sus compañeros de celda ya habían intentado matarla en varias ocasiones, al más "preciado" tesoro del comodoro de esa ciudadela.

¿Cuantos años llevaba ahí?

Demasiados, más de los que su memoria podía contar.

Las paredes volvieron a retumbar, y esta vez se escuchaba un pitido por fuera, giro su cabeza intentando captar el sonido mejor y sus ojos y reflejos le gritaron moverse de donde estaba antes que fuera tarde.

-¡Muévanse de ahí!- Fue lo último que pudo pronunciar antes que una esfera de metal gigante atravesara las paredes de la mazmorra y explotará en el sitio. La cabeza le daba vueltas y podía ver como aquellos salían al ver un hoyo en la pared, en busca de su libertad.

Algunos rompían las cadenas de plata que ataban sus pies, atacando y robando la sangre de los licántropos que se acercaron al ver lo ocurrido. Ahí fue cuando su mirada se enfoco y observo la cadena de plata de ser ataba a su tobillo. Siempre olía a quemado cuando estaba pegada a su tobillo, iba a tocarla cuando un vampiro se acerco a ella y esta sin expresión en su rostro le miro.

-Yo tengo muchos años aquí y aun desde ese entonces te he visto aquí- Aun si matas a mucho de nosotros, también eres como nosotros- tomo la cadena entre sus manos y la volvió cenizas- Te mereces una oportunidad por igual- Extendió su mano y los ojos azules viajaron a la mano de quien era su carnada en futuras batallas. Nunca le había matado, porque en esa persona vio la locura que en ella también se alojaba. Tomo su mano y la ayudo a pararse.

-Gracias- musito con timidez. La ayudo a caminar hasta el hueco y cuando la luz se coló por su vista observo la gran escena de batalla que había frente a ellos. Licántropos transformados en su totalidad en grandes lobos atacando a diestra y siniestra. Vampiros destruyendo lo que podían a su paso con el uso de armas. Su nariz detecto al instante sangre, pero era una sangre muy familiar. De un vago recuerdo. Parpadeo varias veces.

-Espero nos encontremos en mejores condiciones, ojos de plata- Sintió como el agarre se aflojo y observo a su acompañante. Su cabello era verde oscuro, y sus facciones eran refinadas pero robustas, aquella persona era mujer al igual que ella. Y aun así tan diferente.

-... Kaoru-

-¿Uhm?-

-Mi nombre es Kaoru-

-Shura- Miro rápidamente por donde los demás vampiros escapaban y se giro a ver a la joven- Que la vida te sea larga, Kaoru-

-Espero nos volvamos a ver, Shura-san-

Y sin más ambas miraron al frente a saltaron al camino donde el destino las separaba, Kaoru afino su vista en el campo de batalla y su nariz volvió a respirar esa sangre. Sin pensarlo se lanzo en la búsqueda del dueño de esa sangre. Y si encontraba en el camino al comodoro que la encerró por muchos años ahí, con gusto le arrancaría la medula como hizo hace muchos años contra los otros vampiros.

/

Estaban perdiendo terreno, ella lo podía sentir. Misao observaba a los que la rodeaban luchar y perecer.

-Esto no puede estar pasando-

Busco a Himura con la mirada y pudo ver como aquel hombre luchaba sin cesar, cortando cabezas a diestra y siniestra. Su cabello rojo danzaba en la luz de la luna y sus ojos ámbar se le unían a la danza como una luz tambaleante. Miro al hombre de cabellera revoltosos golpear a sus enemigos y romper sus cuellos con facilidad. Y por último al hombre de espadas gemelas, su frialdad era igual de calculadora que sus movimientos. Aun así, no era suficiente.

Dio un paso hacia atrás y sintió algo en sus espalda helar. Se giro y lo primero que pudo notar fue un licántropo queriendo atacar por la espalda, elevo su espada para defenderse pero noto como este no se movía y el meta morfo parecía luchar contra algo que tenia por dentro, luego sin respuesta de previo aviso una mano atravesó el duro pecho del hombre sosteniendo su corazón, para luego volverlo trizas. Al caer el hombre lobo, unos ojos azules la veían, ocultos tras una cabellera negra. Su mirada era pasiva, serena y casi curiosa. Estaba cubierta en tierra, sangre, cortadas y moretones, su cabello tenía nudos y competía de largo con el de ella. Observo a pie del suelo el rastro de lo que era una cadena, una argolla que ya no existía pero declaraba que esta persona era un prisionero.

Pero ¿Por qué no olía a vampiro?

Dio un paso para alejarse de esta persona y levanto la espada de oro que tenía en manos. La mujer observo la espada y entrecerró sus ojos.

¿Una licántropo? Pero si eso era así, porque su esencia no parecía insinuar nada ¿Humana quizás? No, la habría sentido llegar con el palpitar de su corazón y venas.

-¿Por qué?- ¿Por qué hueles como mi madre?- era un suave susurro lleno de curiosidad y exigencia, se acerco.

-¡No te acerques!- Levanto la espada y noto como la mujer volvió a reaccionar a la espada. La debilidad de un licántropo, era el oro. Así como la de un vampiro era la plata. Trago en seco, como acto reflejo. Una explosión la hizo cerrar los ojos, en un rápido movimiento la mujer de cabellos revueltos le retiro la espada y la lanzo lejos, tomando el rostro de la joven entre sus manos. Misao en su interior le debía que no debía tener miedo, ninguno de sus sentidos parecía alerta de la amenaza ante la única diferencia de ese frio que sintió en su espalda. Tal como cuando Soujiro aparecía tras ella...

-Esta batalla ¿La iniciaron ustedes?-

-Aa- Hai-

-No permitiré que me atrapen- el agarre se hizo fuerte y Misao se preguntaba ¿por qué?- No permitiré que me hagan nuevamente uso de su propio placer...- Se refería a ellos o a los licántropo.

-¿De qué hablas?- Una nueva explosión hizo que las dos giraran sus rostros y observaron como más vampiros caían a lo mismo que los lobos tomaban más territorio. Su vista se volvió a la mujer cuando sintió como su agarre se hizo más fuerte. Abrió los labios al ver como los ojos azules se fijaban en su cuello.

-Lo lamento... Solo dolerá un momento- Y antes que Misao pudiera reaccionar a cualquier palabra, la mujer acerco a Misao y abriendo sus labios observo como unos colmillos salían de sus caninos y se aferraban a su cuello.

Las pupilas de Misao se dilataron, y su cuello se inclino a darle más espacio a la medida que la mordedura se hacía más profunda, no podía moverse ni mucho menos gritar. Luego la observo alejarse ligeramente y con su diente arrastro su lengua y penetro el mismo produciendo algo de sangre. Se acerco a la herida y paso la sangre por la misma. Los ojos de Misao se volvieron un verde brillante ante el cambio de sangre. Y su mente se plagaba con imágenes y sensaciones. El intercambio entre vampiros estaba prohibido desde hace muchos años porque solo los puros podían intercambiar sangre sin que sufrieran los efectos colaterales de esto. Y ahora, esta mujer que ni conocía que no olía a vampiro que no olía a humano ni licántropo estaba succionando su sangre y dándole a cambio un poco de ella para cerrar su herida. Su cuerpo peso levemente y la mujer la ayudo a sentarse. Nuevas imágenes penetraban su mente, eran dolorosas. Esta mujer, aquella mujer.

- Lo lamento- Mantuvo sus ojos cerrados y Misao en su estado mudo noto como las heridas de la misma empezaban a cerrar y al abrir los ojos el intenso azul había sido opacado por un brillante gris, casi plata- Tu hermano, estuvo aquí... Ahora que huelo tu sangre, se que él fue mandado para esta zona y poco después ya no lo sentí ¿Lo buscan a él?- Misao asintió perpleja de la situación y su alma le decía que esta mujer era de temer, pero a la vez no ¿Que era ella?- Dile a todos tus compañeros que activen su sangre- Se puso de pie y Misao la observo desde abajo, sin pensarlo mando la señal.

/

La columna de Battousai dio un respingo ante la señal de alerta de Misao, y la busco con la mirada. Sintió frio al verla sentada observando a una nueva persona cerca de ella ¿Una nueva amenaza?

Se deshizo del enemigo que tenia frente y se giro para ir al rescate de Misao, pero sus pasos se vieron detenidos en seco al sentir como sus pies no parecían responder a su llamado, busco nuevamente a Misao con la mirada y observo como el acompañante formaba algo en su mano, detrás de su oreja el grito de Misao parecía más visible rogándole que active su sangre ¿Alguna treta del enemigo? Observo como Aoshi también parecía inquieto ante la incógnita y también parecía no poder moverse, apretó los dientes y siguiendo órdenes activo su sangre.

Sus ojos ámbares parecían más brillantes que nunca.

/

-¿Por qué me mandaste a hacer eso?-

-Porque así se a quien no debo lastimar- Y sin decir más nada camino con suavidad, las nubes parecían cubrir el cielo, y los truenos empezaban a asomarse. Eso es extraño fue lo único que pudo pensar Misao, volvió a observar a la mujer que observaba el suelo. Se inclino con suavidad y con apenas la punta de los dedos, noto como una pequeña electricidad salía de ellos, mandándose por tierra y pudo sentir como una corriente llego desde la base de su coxis a la nuca. Miro perpleja a la joven mujer, entendiendo lo que estaba haciendo. Se puso de pie al mismo tiempo que la mujer lo hizo- Lo dejaron escapar-

-¿A quién?-

-Él ya no está, lo han dejado escapar- parecía empezar a enfurecerse, y las nubes parecían reaccionar a su molestia, su respiración se agito frenéticamente y gritando el cielo retumbo con ella.

Misao observo como del cielo, bajaba casi en cámara lenta un relámpago buscando algún destino en la tierra. Pero sus ojos no podían notar el tono plateado brillante casi blanco de los ojos de Kaoru, y como su molestia se estaba manifestando en los truenos y a medida que iba levantando su mano y extendiendo los dedos, fue que Misao entendió la magnitud de lo que pasaría.

Y rogo que todos hayan escuchado su grito.

Trueno.

Relámpago.

Y Rayo.

Azotaron la tierra, pero no tocaban tierra. Golpeaban a los hombres lobo, a los licántropos que estaban atrapados por el efecto de imán que los había pegado la tierra y pudo notar como estos estallaban cuando el trueno los tocaba, y como la rabia del mismo despellejaba a los que tenían una piel más gruesa, hasta penetrarlos. La mano de la mujer parecía mover a voluntad los truenos y la joven de ojos aguamarina cayó nuevamente en seco a la tierra, incrédula de lo que observaba.

/

El pelirrojo miraba sin creer lo que pasaba, antes el número los sobrepasaba y ahora el terreno parecía bañado en sangre y pieles, dejando vivo a todos los vampiros que habían activado su sangre, pura o no pura. Sintió como sus pies decidieron volver a moverse y sin perder el tiempo corrió en auxilio y protección de la doncella Lady Misao.

Varios guardias parecieron sentir la intención del pelirrojo y lo siguieron, al igual que Aoshi y Sanosuke.

Al llegar notaron la presencia que acompañaba a Misao y ninguno pudo reconocer el olor de donde pertenecía, su esencia no demostraba nada y esto causo tensión entre los presentes que sin pensarlo la apuntaron con las espadas y lanzas de oro, esta entrecerró sus ojos y fue suficiente respuesta para el de ojos ámbares de tomar acción, posicionándose en ataque y dispuesto a atacar, un grito lo detuvo.

Misao se encontraba de pie y parándose frente a la persona que ellos intentaban atacar

-¡No lo hagan!-

-Misao-sama, muévete-

-No ¡No lo entienden! Hay que llevarla con el Rey- El pelirrojo elevo una ceja ante las incoherencias que decía la dama, y observo como aquella persona que se ocultaba detrás de los desastrosos cabellos le observaba a través los mismos. Podía sentirla mirándole.

-¿Por qué?- vio como la chica bajo los hombros y la escucho balbucear, luego se giro para observar a la mujer que mantenía el rostro oculto entre sus cabellos y ahí en ese momento noto la ausencia del grillete en su tobillo, lo sucio de sus ropas y lo maltrecha que se veía ¿Acaso era un vampiro esclavo? Levanto su mano al ver que Misao intentaba buscar palabras para convencerlo de que ella no era una amenaza.

-Fue ella la que nos salvo de los licántropos ¿No es así?- Hablo con suavidad Aoshi quien parecía notar lo que Kenshin desconocía o no pensaba aceptar. Misao se sobresalto y se giro aun protegiendo a la chica. Asintió. Los guardias y demás bajaron su guardia ante la mano de Kenshin y la respuesta de la chica pero la incógnita ya estaba sembrada ¿Por qué su esencia no delataba su naturaleza?

-Bien, como guste milady pero si intenta algo le arrancaré la cabeza- Guardo su espada y se giro- Aunque no entiendo que tendrá que ver el rey con todo esto-

-Kaoru...- El pelirrojo se giro ligeramente para observar como la mujer parecía tensarse ante la voz de plegaría de la mujer más pequeña- Ellos no te harán nada, lo prometo, diles- poso una mano sobre el hombro de la pelinegra desastrosa y ella respingo ante el contacto. Y se oculto entre su cabellera aun más. Misao suspiro y giro a ver a Kenshin determinada.

-Ella es un vampiro... - el rostro de molestia de Kenshin paso de obstinamiento a sorpresa en un solo paso cuando la oración termino con las siguientes palabras...- Y un licántropo, a la vez-

/

Hello! xD Bueno si, vengo con otra nueva historia RK. Se me vino a la mente leyendo muuuchas historias tipo vampiro de RK... Es que es muy uff hahaha pero esta me dio curiosidad y quiero ver que tal saldrá. Pronto estaré actualizando Nada es lo que parece, no se preocupe ;)

Pero no puedo dejar de escribir nuevas ideas antes que se vayan de mi mente y me arrepienta.

Espero les guste. Dejen sus reviews.