Cronopios del autor: Bueno, en realidad debo un mar de capítulos por todos lados pero ahorita decidí subir esta idea que me tiene picando desde que leí el arco de Hechicero Ebisu en Noragami, ahorita creo que es el arco que están animando. Tengo un par de teorías sobre el final de Noragami y sobre las que base este fic, una de ellas es que la casa de la abuela de Hiyori (Sí, la de la anciana que intenta matar a Yato durante el capítulo 54) pero ya pondré más información en el siguiente capítulo, nada más para que no los coja desprevenido el hilo de mi historia.
Advertencia: Spoilers.
Descarga de responsabilidades: Noragami y sus personajes, así como algunos términos le perteneces a Adachi Toka, esta historia no pretende lucrar con ellos. La historia original donde se ven involucrados es una invención total de mí.
Forjadores de la fe.
Por St. Yukiona.
Capítulo 1: Mi dios personal.
Por un momento Yukine, Hiyori, todos alrededor de la pelea sintieron un gran terror, el más grande de todos. Sí la guerra había acabado ¿por qué tan de repente sucedía aquello? El corazón se le contrajo a Yukine por un instante antes de reaccionar y restringir al ente que había osado a atacar a su maestro.
-… ¿Te-e… encuen… tras bien, Hiyori? –preguntó el dios de la calamidad mientras que protegía el cuerpo de la chica.
El avispón que había ocasionado todo el revuelo dentro de la costa mayor estaba siendo exterminado. Kofuku alejó de inmediato a Hiyori del cuerpo de Yato que en un santiamén había comenzado a retorcerse, la plaga avanzó de forma voraz por todo su cuerpo.
-…A… alguien… -Yukine sencillamente no podía hablar de la impresión, el nombre grabado en su pecho empezaba a arder, no era el ardor de la plaga que había sentido años antes tras tocar a Yato, era un ardor distinto-… a… alguien… ayúdelo… ¡Ayuden a Yato! –Jadeó sin poderse creer que todo aquello estuviese ocurriendo.
Y como sí el grito de la regalía bendita hubiera causado efecto los dioses y el resto de las regalías comenzaron a movilizarse. No podían dejar desprotegido a un dios que había sido primordial para aquella misión, y en otras misiones más. Bishamonten, por sobre cualquier cosa que pudiera pensar de Yato, de algún modo estaba endeudada con él por lo cual fue la primera en cargarlo en brazos pero enseguida soltarlo. Era una plaga distinta al resto.
En consecuencia, nadie pudo hacer nada, y Yukine sólo pudo acompañar en silencio el cuerpo de Yato que lentamente se desfragmentaba producto de la plaga. Hiyori, aunque había deseado no separarse de Yato, fue inevitable despertar en la comodidad de su cama, llorando de forma incontrolable al punto que sus padres temieron que alguien hubiera entrado para hacerle algún mal a su hija, sin embargo, no supo explicar que era lo que le pasaba. ¿Cómo podría decírselos si ni siquiera podía dejar de llorar?
-…¿Cómo sigue? –preguntó dos días después Bishamon a Kazuma que regularmente llevaba comida a Yukine para que no desfalleciera.
-Yukine ha aceptado comer… comprende que aún en estos momentos su maestro siente lo que él experimenta –dijo el castaño mirando la habitación de tatami que el humilde santuario erguido a Yaboku había condicionado para su dios.
-Hmp, a este pasó entre hoy y mañana este lugar empezará a caerse a pedazos –dijo la rubia.
Kazuma negó con pesar-. Yukine está siendo demasiado orgulloso para permitir que eso suceda… será la voluntad de la regalía de la celebración la que permita que este lugar se caiga.
-¿La voluntad de la regalía de la celebración? –preguntó la diosa de la guerra mirando confundido a su propio shinki.
-Lo que los humanos llamamos "Fe" –inquirió Kazuma acomodándose los lentes-… Es quizás algo que ustedes como dioses no comprendan de todo… pero básicamente es lo que nos permite seguir creyendo en que los dioses resolverán todo…
-Eso lo sé, Kazuma-idiota –bufó Bishamon-. Pero me parece un poco increíble que el niño pueda seguir teniendo "Fe" viendo las circunstancias en las que se encuentra su maestro… estúpido Yato, sacando el oro al final… -rio sin ganas-… ¿Quién iba a pensar que se iba a sacrificar para salvar la vida de una persona? –Preguntó con humor sombrío-… una vez lo hizo por Ebisu… porque no tenía elección pero aun así… en un recinto lleno de dioses… era obvio que ninguno iba a permitir que algo le pasará a Iki Hiyori, todos los dioses nacemos de deseos… todos dependemos de que los humanos crean en nosotros… un humano puede ser la diferencia y por eso tenemos la obligación de cuidarlos… Pero… en cierta manera comprendo a Yato… -miró a Kazuma de reojo. "Yo también me hubiera arriesgado para cuidar de Kazuma o cualquiera de mis regalías". Bufó girando sobre sus talones.
-¿Veena?
-Avísame cualquier cosa… -susurró caminando hacia la salita de té donde Kofuku preparaba precisamente té, había otros dos dioses más y sus respectivas regalías. Los tesoros gemelos de Veena jugaban con la cola de Kuraha al igual que Ebisu. El adolescente era consciente de todo lo que estaba ocurriendo sin embargo prefería mantener la calma.
-… ¿Lo sabremos cuando suceda, verdad? –preguntó Kofuku después del eterno silencio que era menguado por las risas de los menores en un intento por no hacer tan pesado el ambiente.
-Lo más importante ahora es saber quién va a estar al cuidado de Yukine-san –dijo Ebisu acariciando la cabeza del león. Todos miraron con cierta indignación al adolescente-… Presenciando la muerte y extinsión de su maestro es probable que caiga en la desesperación y sea tocado… si eso ocurre no nos quedará más remedio que eliminarlo –sus alabras tenían un matiz frío mientras eran pronunciadas, sin embargo no eran mal intencionadas como todos creían, los dioses comprendían el punto pero aun así sonaba atroz el escenario que estaba proponiendo.
-…Dejemos que Yukine elija –susurro Tenjin.
-¿No será contra-producente, mi señor? –preguntó Tsuyu que había decidido acompañar a su maestro, mismo que le regaló una mirada curioso-… Es decir, no se encuentra en un buen momento para decidir algo como eso… podría causarle más conflicto el tener que decidir después de perder a su maestro y…
-…-Yukine apareció en la sala en silencio mirando a todos, el semblante era sereno, había ojeras y rastro de lágrimas en sus pálidas mejillas pero estaba sereno. Caminó de largo hasta el pequeño refrigerador que había en la sala y sacó un six-pack de cerveza japonesa que había ahí desde hacía un largo tiempo-…Yato… quiere beber… -anunció en silencio-… le daré de beber a Yato… por favor… no decidan sobre cosas tan lúgubres cuando Yato se va a recuperar, y… si siguen haciendo eso… les pediré que se retiren… -en algún punto la voz se le rompió y dejó caer las latas. Sus rodillas tronaron en el piso de madera y sus ojos no pudieron contener más el sufrimiento.
La imagen les rompió el alma a los presentes, y algunos no pudieron evitar desviar la mirada para no sentir el dolor que la regalía estaba sintiendo en ese momento. Yukine golpeó furioso el piso. Y una conmoción se escuchó llegar desde la recamara.
-¡Yukine! ¡Yato está empeorando! –gimió Kazuma, el rubio cogió la cerveza recobrando la compostura para correr hasta la habitación.
-…Con permiso… -Susurró Hiyori al entrar al templo en la tierra de Yato, el corazón se le contrajo al recordar la última vez que había visto al de ojos azules, había estado rezando los últimos días en el pequeño santuario que le había regalado a Yato hacía ya dos años, sin embargo, ese día en particular sentía la necesidad de ir hasta la sencilla edificación para pedirle a Yato ayuda para que no la dejará sola, recordarle que no podía dejarla sola, habían acordado vivir un largo periodo juntos los tres, y dos años para Hiyori no era suficiente tiempo.
-…Por favor… -suplicó apretando las palmas de sus manos.
-…Así que no soy la única creyente en Yaboku-sama –dijo una voz a lado de Hiyori lo que le hizo sobresaltarse. Junto a ella había una chica no mayor de 30 años a su lado una nena que miraba con curiosidad a Hiyori-… Perdón si interrumpí tu plegaría pero es extraño encontrar a alguien en este templo… está abandonado o eso parece pero cada cierto tiempo logramos dejar pergaminos de peticiones y estos son removidos, así que no creo que esté tan abandonado, me gustaría poder hacer más para que el templo luzca bonito… -sonrió-… ¿Cierto Rin-chan? –la beba afirmó.
-… ¿Usted… viene aquí… a rezarle a Yaboku? –preguntó en voz baja Hiyori totalmente sorprendida.
Ella afirmó-… En el barrio donde vivía antes había un enorme templo dedicado a Yawata-sama, pero al mudarnos no encontramos nada igual… quisimos ir al de Bishamon pero queda muy lejos así que decidimos probar en este… -inquirió mientras buscaba en su monedero; del mismo extrajo un billete de 100 yens y le entregó a la nena unas monedas de 5 yens, la nena corrió alaltar principal para dejar siete monedas de 5 yens que correspondían a cada una de las noches de la semana, se perdió un momento pero regresó a los minutos su mamá aún hablaba con Hiyori-… Yaboku-sama nos ha ayudado a que Rin-chan deje de tener pesadillas… Yaboku-sama te ayuda a pelear… te presta sus fuerzas para pelear con eso que no puedes ver en la noche, no encontré mucha información sobre él cuando intente investigar pero las leyendas esporádicas hablan sobre un dios de la guerra que también es dios de la calamidad… Yaboku que empezó a ser adorado en la era Heian… por algún motivo dejó de ser considerado dios y ahora alguien le concedió un altar… un dios sin seguidores no es dios… por eso probamos suerte… y nos ha ayudado, por eso… seguimos viniendo a que nos conceda su gracia… -sonrió la mujer uniendo sus manos.
Hiyori sintió un nudo en su garganta.
La niña miraba con ojos enormes a Hiyori para después juntar sus manos y comenzar a rezar para que las pesadillas con esos horribles espíritus de colores que tomaban formas diversas siguieran sin regresar.
La mujer se despidió de Hiyori, tiempo después supo que se trataba de una madre maestra de historia del folclor japonés, sin embargo, en ese momento un cálido sentimiento se posicionó en su pecho, quizás, el exterminar todos Ayakashi había traído buenos frutos a Yato, quizás ahora por lo menos la gente no lo iba a olvidar, ella no lo iba a olvidar, aunque no lo volviera a ver. Cerró sus ojos y grandes ríos de lágrimas recorrieron sus mejillas, juntó sus manos y volvió a la conversación interna con su dios personal, esperando que hasta el último momento se sintiera amado por ella, por la niña Rin-chan, y por las esporádicas personas que aún creían en él.
-…Oye… -susurró una voz suave e infantil a su lado, Hiyori se giró limpiando sus lágrimas, la nena que había acompañado a la mujer minutos antes estaba nuevamente a su lado extendiéndole un pañuelo y dos mandarinas-… dijo Okasan que te… te entregará esto… para ti y para tu hermanito… -susurró.
Hiyori recibió todo parpadeando.
-Gracias, Rin-chan… pero… mi hermano es más grande –comunicó por inercia buscando sonreír.
-…No… hablo de él… -señaló detrás de la pileta donde estaba el agua bendita donde un pequeño niño con Sokutai color negro, las mangas se arrastraban en el piso sin barrer del templo, y parecía temblar con miedo mirando a su alrededor.
Hiyori, dejó caer pañuelo y naranjas al toparse con la visión, a lo que la niña salió corriendo, la casi universitaria no reparó en ese detalle pues ella había empezado a correr hacia el menor. El cual, sin saber realmente cuál era la motivación que lo obligaba a alzar los brazos hacia la chica que lo alzaba y lo abrazaba con desesperación, hundiendo en su pequeño cuerpecito su rostro, aferrando ahí sus lágrimas y acallando gritos desesperados.
Ese día fue el más feliz y el más desdichado de Iki Hiyori, el día en que no fue abandonada por su dios personal.
25 de diciembre: "Tú eres Yaboku, y este es el mundo".
Sokutai: Es el traje formal más elegante que existía dentro de las cortes japonesas en la época antigua, de hecho, es similar al que usa Tenjin pero con elementos distintos. Pueden googlearlo.
Yawata: Dios de la guerra japonés.
Aclaraciones: Sí preguntan porque le di a Yato una ropa tan elegante para reencarnar siendo él un dios tan pobre, bueno supongo que el cielo se compadeció de él al haberse sacrificado para salvar una preciada vida humana. Sí, eso. Fue su forma de agradecer por parte del cielo, más explicaciones y la continuación de esta historia, pues en el siguiente capítulo, nos vemos, los adoro.
St. Yukiona.
