Los personajees pertenecen totalmente a Stephanie Meyer
Capítulo 1
Mi nombre es Bella Swan, tengo diecisiete años y a partir de hoy estudiaré en el instituto de Forks.
Eso era lo que me repetía continuamente. Ya no había vuelta atrás, por mucho que me arrepintiese algunas veces. Mamá quería viajar con Phil y yo, para no interferir debía quedarme con Charlie.
Echaría de menos Phoenix y todo lo que le rodeaba, echaría de menos los rayos del sol rozándome la piel…
Mi nombre es Bella Swan, tengo diecisiete años y a partir de hoy estudiaré en el instituto de Forks.
¡Dios! ¿Tan difícil me resultaba dejar de pensar en lo que había hecho?
Por mamá. Por mamá. Por mamá.
Respiré hondo e intenté dirigirle una cálida sonrisa a mi nueva amiga: Jessica, de la clase de español y trigonometría.
Entonces los vi y mi sonrisa se congeló.
Se sentaban en un rincón de la cafetería. Eran cinco. Dos chicas, tres chicos.
Las dos chicas eran totalmente opuestas. La primera, rubia, alta, guapa, parecía hecha con el photoshop. La segunda era pequeñita, se movía con una gracilidad sorprendente, tenía el pelo negro, corto y rebelde.
El primero de los chicos era musculoso, un verdadero armario, con el pelo oscuro y rizado. El segundo era más alto, delgado, aun que también era musculoso, con el cabello color miel y parecía tenso. El último era desgarbado, con un aspecto más juvenil, menos corpulento, tenía el pelo castaño dorado y lo llevaba despeinado.
Todos parecían estrellas de cine.
-¿Quiénes son esos?-le pregunté en voz baja a Jessica cuando pasaron por nuestro lado
Jessica les miró levantando una ceja.
-Son los Cullen-respondió imitando mi tono de voz-. Y se creen superiores.
La rubia imponente se paró en seco y nos lanzó una mirada prepotente mientras alzaba sus estilizadas cejas ¡Había oído el comentario!
-No nos creemos superiores-dijo, mejor dicho escupió-. Lo somos ¿Alguna queja?
Soltó una carcajada y nos miró desafiantes. Sus ojos dorados refulgían como autentico fuego.
Perfecto. Dejé Phoenix, no solo porque mamá y Phil tuviesen que viajar y no me apetecía quedarme con la madre del novio de mi madre, sino porque en mi clase había ciertas personas súper prepotentes y cada dos por tres tenía extraños deseos de hacerles cosas que la ley prohíbe expresamente: asesinato. Bueno, tal vez no llegué a eso. Veréis, hace un par de años le partí la cara con un bate de beisbol a un tío borracho por decirme tía buena y tocarme el culo. Si hay algo que no soporto es la prepotencia y que los tíos cerdos. Me ingresaron en un psiquiátrico durante tres meses. Después de eso juré que no volvería a dejarme llevar por los impulsos.
Pero esta rubia me estaba sacando de quicio. Esa mirada suya. Tal vez debería arrancarle los ojos…
No, no, no, no. Bella cálmate. La violencia no conduce a nada.
No debería haber ido a Forks. Debería haber obligado a mamá a quedarse conmigo en Phoenix…
¡No!
Mi nombre es Bella Swan, tengo diecisiete años y a partir de hoy estudiaré en el instituto de Forks.
Apreté los puños y bajé la vista hasta mi bandeja de comida. No debía mirarla o todo se echaría a perder.
-Eso pensaba-dijo la muy guarra y se fue dejando el sonido de sus tacones tras ella
Entonces miré a Jessica, que parecía que acababa de ver una peli de terror. Tenía la piel de un pálido enfermizo y la mirada perdida en el vacío.
Chasqueé los dedos delante de sus ojos y volvió a la realidad.
-Es aterradora-murmuró
-No, no lo es-repliqué-. Tan solo es una prepotente que se da aires de grandeza.
Jessica me miró con ojos desorbitados, pero se olvidó de todo cuando Mike Newton se sentó en la mesa. Su mirada se clavó en su rostro y comenzó a dibujar una sonrisa ridícula.
Patético. Una mujer debe tomar el control, no dejar ser controlado por unos ojos bonitos.
Pero, la verdad, es que la intervención de Mike había sido provechosa, ahora podía estudiar, aunque fuera por un instante a los famosos Cullen.
La rubia prepotente se estaba morreando con el grandote cachas y la pequeñita estaba abrazada del rubio tenso. El otro, el del pelo castaño dorado, miraba a la mesa con una expresión indescifrable…
Un momento ¡la rubia se estaba morreando con su hermano!
Me volví rápidamente hacía Jessica- y Mike Newton.
-La rubia se está morreando con el cachas-murmuré histérica
Jessica ni si quiera se dignó a mirarme cuando habló.
-No son hermanos en realidad, son adoptados.
Miré a los Cullen una vez más y luego volví a fijar la vista en los que serían mis amigos de ahora en adelante.
-Es… raro-repliqué
-Lo sabemos-respondió Mike mordiendo su hamburguesa-. Pero no va en contra de las leyes naturales, no son familia en realidad. Pueden hacer lo que quieran-Mike hizo una pausa y miró a la rubia-. Si yo tuviera una hermana así, tampoco me importaría darme el lote con ella.
Jessica abrió los ojos desmesuradamente y se dio un manotazo en el hombro.
-¡Como puedes decir eso Mike Newton!
Volví a mirar a los Cullen. Eran guapos, ciertamente.
-¿Cómo se llaman?-pregunté apartando la vista un instante
Jessica acercó su silla a la mía.
-La rubia imponente es Rosalie y el cachas es Emmett-creo que incluso babeó un poco al decir su nombre-. La pequeñita es Alice, creo que es la más rara, y el tenso es Jasper.
Miré de nuevo al que estaba solo. Su rostro mostraba una expresión desconcertante, me hacía sentir de una manera extraña.
-¿Y ese?-murmuré señalándole
-Es Edward Cullen.
Graciias a mi amigaa Anitaa porquee estaa historiia no se me habría ocurrido si no tuviesemoos esaas charlaas locaas en el comedooor! xD
Esperooo que os gustee!!
P.D.: Dejaadme reviews porfiiiis! =D
