Recuerdos

- Tú te quedarás aquí, en la parcela con tu tía, mientras que yo me llevaré a tu hermana. Tú ya eres grande y puedes acompañar a tu anciana tía, mientras que tu hermana aún es pequeña. Me la llevaré para darle una buena educación en otra ciudad...

A este punto ya no escuchaba. Mi padre seguía frente a mí, dando excusa tras excusa, tratando de justificar el hecho de abandonarme. Sus labios se movían, pero yo ya no podía percibir sonido alguno... Él tampoco solía escucharme de todos modos. Siempre tuve la impresión de que él no me quería... Nunca me prestó atención, y aunque era un hombre de negocios ocupado, siempre tenía tiempo para Yukime, mi hermana algunos años menor que yo.

Tengo muchos recuerdos de mi madre... Algo inusual si se toma en consideración que yo tenía unos dos años cuando ella murió, en el parto de Yukime. Después de unos años, esa mujer bella y rubia que representaba mi figura materna, fue reemplazada por la nueva pareja de mi padre, Sanako. Era una mujer joven, alta, de carácter fuerte, y sin embargo poseía una peculiar dulzura. Nunca nos trató mal a mi hermana y a mí, es más, siempre le tuvimos afecto. Especialmente yo. Sentía como si ella realmente me hubiera adoptado como su hija. Tenía la impresión de que Sanako me quería más que mi progenitor.

Ella se había despedido la noche anterior... con un abrazo y un beso, un "te quiero" y algunas lágrimas... Había cogido sus maletas y se había marchado por la gran puerta de madera tallada de la casa, con dirección a la estación, donde tomaría el tren que la regresaría a su ciudad natal. Y ahí estaba mi padre al día siguiente, frente a mí, tratando de explicar que lo de Sanako y él había terminado, y él se llevaría a Yukime con él, mientras yo me quedaba de dama de compañía de mi tía en el campo.

- A veces los adultos tenemos nuestras diferencias...

Sanako, la única persona que me quiso de verdad, se había marchado.

- Para darle una buena educación que no encontrará aquí en el campo...

Se llevaría a mi pequeña hermana de mi lado. Se la llevaría porque la prefería a ella...

- Para que acompañes a tu anciana tía...

¡Tantos sirvientes y me quería a mi cómo compañía? La anciana tampoco me prestaba atención, se la pasaba tejiendo, bordando y tomando el té con sus amistades tan ancianas y ricas como ella...

Sin embargo tenía que obedecer... No tenía derecho a reclamo, pues toda la vida había sido así. La única persona que me tomaba en cuenta... era Sanako.

- Linda... eres especial, sabes? - me había dicho Sanako un par de años antes de irse. Yo tendría unos 11 años-. Puedo sentir que tienes mucho potencial, y me comprometo a ayudarte Paku-chan...

Potencial yo? Seguramente Sanako estaba equivocada... Luego se daría cuenta de su error. No había cosa en la que yo fuera buena. La hábil y bonita era mi hermana Yukime, la preferida de mi padre... Sanako iba a decepcionarse de mi cuando se diera cuenta, de que aparte de tener extrañas visiones, yo no era especial. Es más, era rara. Porque recordaba a mi madre tan claro como si la hubiera visto ayer. Porque creía ver cosas que jamás presencié. Porque tenía una memoria fuera de lo normal. Esta omnisciencia que creía poseer, me asustaba... Nunca pude olvidar los momentos más tristes de mi vida, porque salían a la superficie desde mi subconsciente apenas con visualizar algo relacionado a ellos...

- El Nen, Paku. Te explico... El aura es aquella energía que poseemos todos los seres vivientes... - Sanako de a poco me fue abriendo los ojos. Me hizo sentir que yo sí era especial...

Nunca había escuchado hablar del Nen. No sé si fue una hermosa coincidencia, o quizá el inevitable destino, pero el que Sanako hubiera entrado a mi familia fue una de las mejores cosas de mi vida. Esa mujer de ojos brillantes y vivos, y que siempre usaba escotes pronunciados que realzaban su belleza, me abrió los ojos a un mundo que no conocía. Me dio las bases para desarrollar este poder que yo antes creía una anormalidad.

Es así como me enseñó lo básico... El uso de Ten y Ren... Zetsu... Y luego seguía el Hatsu... En poco tiempo ya tenía dominadas estas técnicas, pero aún tenía dificultades con éste último...

- Tienes un tipo de aura muy especial... No creo que se adapte a otro tipo de Nen más que Especialización - me dijo Sanako-. Qué técnica especial te gustaría tener?

- Quiero... - vacilé un momento, pero luego hablé con determinación-. Quiero saber todo lo que pasa con la gente... Poder ver en su memoria, en su subconsciente...

- Ya veo... - Sanako no parecía extrañada. Es más, sus ojos azules brillaron emocionados.

Yo estaba segura de que era eso lo que quería hacer. Nunca supe cómo yo era capaz de recordar a mi madre tan vívidamente. Incluso conservaba recuerdos de mi permanencia en su vientre. Podía recordar a mi abuelo que murió cuando yo tenía meses de vida, y a cada sirviente que pasaba por la casa... Ahora lo entendía. Yo tenía la asombrosa capacidad de revolver mi subconsciente y sacar recuerdos guardados en sus rincones más alejados. Por qué no podía hacer lo mismo con la demás gente? Nunca me enteraba de nada. Nunca nadie, con excepción de mi maestra, me abría su corazón. Siempre tenía que hacerme a un lado para no estorbar en sus vidas perfectamente cómodas sin mí. Bueno... ahora yo podría ver en su interior aunque ellos no quisieran. Decubriría cada mentira y cada cosa oculta en ellos.

Así fue como Sanako me instruyó en mi entrenamiento. Lamentablemente, éste se vió interrumpido por la repentina separación entre mi padre y ella. Y ahora yo estaba sola en la parcela del campo, con mi tía... Lo cual era equivalente a la soledad. Me tenía solo a mí misma, y seguía con mis entrenamientos diarios para incrementar mi habilidad.