Publicaciones: MSS y -bajo el mismo Nick-.

¡Hola! Bueno, esta es una de mis primeras historias y como verán es una historia que se baza -en la mayoría de los hechos- en una historia real que le paso a una amiga mía. Espero que la disfruten.


Capitulo 1:

No hacia frío ni tampoco calor. Era un día opacó a comparación con los luminosos días que el sol le brindaba a Konoha, alumbrando cada rincón de obscuridad. El cielo se encontraba totalmente despejado. Ni una sola nube en el. Provocaba un aspecto como si el sol quisiera salir a relucirse a través de aquella ventana grisácea con la se encontraba cubierto el cielo.

Una niña de unos hermosos ojos color jade, cabello corto hasta los hombros, el cual era de un exótico color rosa, y tez blanca, caminaba despreocupadamente por los pasillos del colegio.

No pasaba más de los siete años de edad. A cada paso que daba era un suspiro para ella. Pues aquel pasillo no era precisamente corto y seguía en una larga línea recta. Sentía más largo su recorrido cuando lo hacía sola.

Al inicio del pasillo, por unos diez metros aproximadamente, en los costados, se hallaban los casilleros. Cada uno pegado al lado del otro, eran de un color azul marino y no pasaban los cuarenta centímetros de ancho. Incómodamente chicos para todos los libros que usaba en sus clases.

Era pequeña, pero aún así no se apiadaban de ella en el colegio.

Pasando los casilleros, estaban las aulas. Un par de metros más y llegaba a un punto en donde el pasillo terminaba. Al frente se situaba una escalera doble que conducía a los demás salones, oficina del director y el laboratorio.

Llegó a un punto del pasillo en el que tenía tres caminos. Las escaleras, definitivamente no.

A la derecha, otro pasillo más se hizo presente ante sus ojos. Conducía a la cafetería, una pequeña tienda, la biblioteca, la sala de profesores y la portería. A su izquierda, la sala de audiovisuales, el salón de música, secretaria, enfermería, y por último los baños que era su destino desde el principio.

Podría decirse que el colegio era bastante grande. Dos pisos.

Impulsó sus cortas piernas en dirección a la izquierda: los baños.

Grandes ventanales se alzaban a un costado de su camino dando vista al campus. Observó más casilleros a su derecha antes de llegar a los primeros salones.

Todas las mañanas hacía el mismo recorrido: primero se dirigía al baño a lavarse las manos, y luego a la tienda para comprar algo que pudiese desayunar.

Unos niños pasaron a un lado de ella corriendo, llegaron a rozarla y de un momento a otro ya estaba perdiendo el equilibrio. Trató de equilibrarse sobre sí.

Fue un instante, solo un segundo y cuando volvió su vista al camino nuevamente, un fuerte golpe la atrapó de sorpresa ocasionando que cerrara los ojos en el acto y callera al suelo. Cuando intentó levantarse. sintió un peso extra sobre su pequeño cuerpo.

Abrió sus parpados para ver qué o quién era lo que se encontraba encima de ella. Sus ojos chocharon con dos grandes esferas negras que la observaban fijamente. Era un niño de tez blanca y pelo revuelto de un tono negro azulado, tal vez de su misma edad.

Al parecer, él vio el momento justo en el que los niños pasaron rozando rápidamente a la peli-rosa. Perdiendo el equilibrio y a punto de besar el suelo con su cara, este la tomó de la mano para que evitar aquello, pero definitivamente no midió su fuerza y ambos fueron a parar directo al suelo. Él encima de ella.

"Eso explicaba aquel tacto que sentí en mi mano antes de caer", pensó la pelirrosa todavía tumbada en el suelo y con aquel niño arriba de su cuerpo.

Los segundos pasaban como agua fluyendo en un rio y ambos seguían perdidos en la mirada del otro. El pelinegro fue el primero que reaccionó. Se levantó rápidamente y acto seguido, le extendió una de sus manos a la ojijade brindándole su ayuda para que se levantara de aquel frío piso. Gustosa por su ayuda, y algo confundida, aceptó la mano que él le proveía. Sus manos se juntaron, y un revoleteo dentro del estomago fue lo que sintió la niña. Una sensación cálida y de confort.

‒Lo siento mucho, no fue mi intención caer encima de ti. Sólo quería evitar que calleras al suelo, pero al parecer no resultó. Yo me dirigía a la tienda ‒dijo él niño con una amigable sonrisa en su rostro.

‒No te preocupes, yo fui la que no vio por donde iba, perdí el equilibrio y tropecé contigo. En verdad discúlpame ‒Trató de disculparse casi en un susurro y con la vista clavada en el suelo.

‒Al parecer no se te da mucho hablar con las personas ‒Buscaba la miraba de la pequeña

‒En verdad, siento mucho haber tropezado contigo, no fue mi intención, por favor, perdóname-Volvió a reiterar apenada y aumentando un poco mas el tono voz, pero sin despegar ni por un segundo la vista del suelo.

‒Tranquila no fue nada ‒Hizo una leve pausa para luego añadir: -¡oh! Pero mira que maleducado soy, no me he presentado. Me llamo uchiha Sasuke, ¿y tú? ¿Cómo te llamas? ‒preguntó suavemente.

‒Mucho gusto, Sasuke-kun, ¿te puedo decirte asi verdad? Mi nombre es Haruno Sakura, pero puedes decirme saku si lo deseas ‒Por primera vez despegó la vista del suelo para centrarse en sus ojos.

‒Por supuesto, puedes decirme así, no me molesta pero el gusto es todo mío, linda sakura.

Sakura se estremeció y sus mejillas se tornaron a un suave rojo, asemejándose a un rosa, pero de un tono mas intenso. Él captó su rubor y no hizo más que dibujar sobre su rostro una leve sonrisa ladina.

‒¿Qué te parece si a partir de ahora tú y yo somos amigos? Claro si estás de acuerdo con eso.

‒Me parece bien, Sasuke-kun ‒dijo regalándole una tímida sonrisa.

Comenzaron a platicar y al cabo de un rato, Sasuke se ofreció a acompañarla hasta el baño de mujeres, la esperó fuera del mismo, y luego ambos se dirigieron rumbo a la tienda del colegio.

Caminaban por uno de los pasillos cuando él se detuvo espontáneamente. Sakura también paró de caminar, lo miró entre confundida y preocupada. Él poso su mirada en los ojos jade de ella.

‒Sakura, ¿puedo hacerte una pregunta? ‒preguntó vacilante.

La de cabellos rosáceos lo miró y se limitó a sonreír.

‒Claro, Sasuke-kun, ¿qué quieres preguntarme?

‒Pues si, por casualidad… ¿No tienes un hermano que se parezca a ti? ‒Desvió la mirada hacía un costado, apenado por la pregunta.

‒Sí, tengo un hermano que estudia aquí también. Muchos nos dicen que nos parecemos ‒respondió sosegadamente‒ ¿Por qué la pregunta Sasuke-kun?-

‒Por curiosidad, pero una última pregunta: ¿tu hermano se llama Kotaro? ‒inquirió algo dudoso.

Sakura se sorprendió por la última pregunta de Sasuke, nunca se le cruzó por la mente que él podría llegar a conocer a su hermano. Claro, él era un año mayor que ella o incluso dos, tal vez tendría la misma edad de su hermano. Lo pudo deducir fácilmente dado que ella iba a segundo y nunca lo había visto en su clase, no sería extraño que lo conociera o hasta inclusó fueran al mismo salón.

‒Si, así se llama mi hermano. ¿Acaso lo conoces?, no me digas que van al mismo salón ‒dijo finalmente.

‒Algo así, pero no vamos a la misma clase. Yo voy a tercero y el cuarto. El día que nos conocimos fue porque nos juntamos con los chicos de su clase a jugar un partido de fútbol y a él le toco estar en mi equipo. Además porque cuando terminamos el partido me contó que tenía una hermana muy bonita a la que cuidaba mucho y que algún día me la presentaría-Concluyó Uchiha.

‒Bueno, pero al parecer ya no hace falta, porque tú y yo nos hemos conocimos sin la ayuda de mi hermano, y gracias a un accidente.

‒Estoy de acuerdo. Agradezco haber tropezado contigo ya que pude conocerte, mi linda sakura ‒Detonaba dulzura en su voz.

Nuevamente, el ligero sonrojo que ya creía superado, volvió bruscamente haciéndose notar aun más en el rostro de la pequeña. Sasuke, al percibir esto, volvió a regalarle una sonrisa y simultáneamente, movió una de sus manos en dirección a la mejilla de la ojijade. El corazón de Sakura empezó a latir rápidamente por la suave caricia en su mejilla, pero al cabo de unos segundos el ojinegro dejó de emitir tal caricia para dejar su mano posada en el suave rostro de ella.

Inconscientemente, Sakura elevó una de sus manos para ubicarla encima de la de Sasuke. Entrelazó sus dedos con los de él, mientras lentamente iban bajando sus manos quedando totalmente unidas en un solo agarre.

Permanecieron así, observándose recíprocamente a los ojos. Negro contra verde.

Sakura se perdía cada vez más en aquellos orbes negros que parecían ver dentro de ella. Poseía una mirada tan cautivadora que sería imposible no mirarlo y perderse en sus ojos. Como si miraras el cielo oscuro en una noche sin estrellas.

Sentía cómo poco a poco Sasuke se iba acercando a ella, lentamente comenzó a cerrar sus ojos, como si estuviese a la espera de algo.

Después de unos segundos, que para ella parecieron eternos, sintió su respiración muy cerca. Este desprendía un embriagador aliento a menta.

El dulce tacto de los labios de Sasuke sobre su mejilla izquierda ocasionó que Sakura se sonrojara de una manera indescriptible. Si anteriormente ya se había sonrojado esto no era nada comparado con eso, estaba más colorada que un jitomate.

Luego de que el ojinegro terminara de besar su mejilla, se separó solo unos centímetros de ella, quedando de todos modos muy cerca de su rostro. Sakura simplemente volvió a abrir sus ojos encontrándose, para su sorpresa, enfrente de un Sasuke igual de sonrojado que ella, mirándola intensamente a la ojos.

‒Te ves hermosa cuando te sonrojas, mi linda sakura ‒dijo dibujando en su rostro unas de sus tan apreciadas sonrisas.

‒Gracias, Sasuke-kun, tú también te ves muy tierno cuando tus mejillas se tiñen de rojo ‒Se encontraban tan cerca el uno del otro que Sakura podía sentir cómo sus alientos se mezclaban al hablar.

‒De nada, y gracias por decime que me veo tierno cuando me sonrojo. ¿Te parece bien si este es nuestro secreto, mi linda sakura?-

‒Sí, me gustaría este sea nuestro secreto, Sasuke-kun.

‒Entonces este será nuestro secreto. Ahora hay que ir deprisa a la tienda antes de que no quede nada y el receso termine.

‒Claro, vamos ya me ha dado algo hambre.

Terminado de decir esto el azabache procedió a sujetar la delicada mano de la pelirrosa para luego comenzar a correr por los pasillos de la escuela y dirigirse por fin juntos a la tienda de comestibles.

Una vez que compraron sus respectivos desayunos, marcharon en dirección al patio del colegio y tomaron lugar debajo de la sombra de un gran árbol. Este desprendía hojas de arce a causa de la ligera brisa.

Comenzaron una amena plática mientas hablan tanto de trivialidades como de sus respectivitas vidas.

La capa gris que anteriormente cubría el cielo ya había desaparecido, y ahora se podía estimar una vista luminosa. El sol y las nubes habían dado acto de presencia por fin.


¿Rewies?

Gracias por leer. ¡Besos! :D