Esta es una historia alterna escrita sólo para entretenimiento, basada en el anime de Kyoto Misuki. Las situaciones y actitudes de los personajes son producto de mi imaginación y autoría.
Mi Dulce Enfermera
Capítulo 1
Por Sofía Morrison
Después de que Candy supiera que su príncipe de la colina era su querido Albert decidió pasar una temporada en el Hogar de Pony, cuidando de los niños y ayudando a la Hermana María y a la señorita Pony. Se escribía con Albert cada semana, pero durante un mes no recibió ninguna carta. Candy estaba sentada leyendo cuando vio que los niños del hogar corrían para saludar a alguien. Salió a averiguarlo.
- ¡Tom! ¡Qué agradable sorpresa! - dijo mientras corría hacia él y lo abrazaba.
- Candy, qué bonita luces. Me alegro mucho de verte.
- Nos hubieras dicho que venías y te hubiera preparado un pastel. - dijo Candy mientras caminaban con los niños al hogar.
- De hecho, Candy, vengo porque tengo algo muy urgente e importante que decirte. - el semblante de Tom cambiaba a muy serio mientras se detenía en el camino.
- ¿Qué sucede Tom? - Candy también se detuvo y dejó que los niños se metieran al hogar.
- Es sobre… Albert. - Candy notó la tristeza en la voz de Tom y se preocupó. Imaginaba lo peor y apenas pudo hablar.
- ¿Qué… qué pasó? Tom dime. Albert está bien, ¿verdad? - dijo. "Oh Albert por favor, que no sea nada malo, no puedo perderte a ti también." Pensaba candy.
- Ya no es tan grave Candy, pero Albert está enfermo. Todos en el pueblo comentan que la cabeza de familia de los Andrew está en cama desde hace unas semanas y que no se mejora. En cuanto lo escuché vine a verte. También sé que él está en Lakewood.
- ¡Oh Tom! Un mes… Es mucho tiempo. - Candy corría al hogar y se dirigía a su cuarto.
- ¡Candy! ¿A dónde vas? - gritó Tom cuando entró al hogar.
- A ver a Albert. Debo cuidarlo, ya lo hice una vez.
Candy empacó cuatro vestidos y salió tomando el caballo de Tom rumbo a Lakewood. Iba lo más rápido que podía. Quería ver a Albert y cuidarlo. Lloraba, pero pensaba que debía ser fuerte por él.
- Albert… No sé qué haría sin ti. Pero yo te cuidaré y estarás bien. Sólo quiero que estés bien.
Casi al anochecer llegó Candy a Lakewood. En cuanto entró a la mansión quiso correr a los cuartos y buscar el de Albert, pero la tía abuela Elroy la vio.
- ¡Candice! ¿Qué estás haciendo aquí? Deshonraste a la familia al no aceptar tu compromiso con Neil. No tienes nada que hacer aquí. - dijo fríamente. Candy guardó la calma.
-Tía Abuela, con mucho respeto, vengo a ver a Al… Digo, al tío abuelo. ¿Cómo está?
-La salud de William no es de tu incumbencia. Además, dudo que haya algo que puedas hacer.
-Tía Abuela usted sabe que yo soy enfermera y puedo cuidar de él. Por favor dígame dónde está. - Candy empezó a llorar. Tal vez no la dejarían verlo y estaba muy nerviosa por su salud.
-Está bien Candice. Sígueme. - dijo la tía abuela y empezó a caminar por la mansión. Candy tenía muchos recuerdos ahí, sobre todo de Anthony. Suspiró cuando vio su cara en su mente.
- Qué diferente hubiera sido mi vida si siguieras vivo Anthony. - pensó Candy con mucha nostalgia.
Siempre recordaba a Anthony con nostalgia y añoranza, pero estaba segura de que él la cuidaba desde el cielo y que su destino era ser feliz con alguien más. En su momento pensó que sería con Terry. Pero tampoco había sido el indicado. Sabía que él estaba con Susana y que es con quien debía estar. El rostro de Albert apareció en su cabeza. Recordó cuando vivieron juntos en Chicago y pensó en todas las cosas que ella le debía.
Llegaron a un cuarto cerca del que fue de Anthony, pero Candy sabía que ese no era. No conocía ese cuarto. La tía abuela abrió la puerta y Candy se apresuró a entrar primero. Seguía llorando, pero en silencio. La tía la miró con desconfianza cuando entró, sin embargo, se acercó a la cama donde yacía Albert.
Albert estaba en su cama dormido. Candy instintivamente tocó su frente y comprobó que no tenía fiebre. "Al menos." Pensó aliviada. Había una silla a lado de la cama y Candy se sentó en ella, mientras sostenía su mano entre sus pequeñas y delicadas manos. Secó sus lágrimas y llevó la mano de Albert a su mejilla. Extrañaba tanto tenerlo cerca.
-Tranquilo Albert, estarás bien. - Controló su voz y volteó a ver a la tía. Casi olvidaba que estaba ahí.
-Tía, ¿qué es lo que tiene? - preguntó. Debía saber qué era para poder cuidarlo debidamente.
-William tiene varicela. - Candy volteó a ver el rostro de Albert. Tenía algunas leves cicatrices, pero ya no parecían recientes. Parecían sanar y borrarse.
-¿Desde cuándo?- Candy sabía que había un tiempo de incubación del virus, que duraba dos o tres semanas, donde podía contagiar a los que estaban cerca. Por las marcas, parecía que la varicela estaba desapareciendo.
-Hace unas semanas. Aproximadamente un mes. El doctor vino hace algunos días y dijo que había pasado el peligro, pero que tenía que estar en cama descansando. Ahora Candice, vámonos para no despertarlo. - dijo mientras se dirigía a la puerta.
-Tía abuela, ¿podría quedarme unos segundos más? Sólo quiero ponerle una toalla húmeda en la cabeza. - Candy la miró con súplica y luego volteó a ver a Albert. La tía abuela sintió ternura ante este gesto y hacia su cara de preocupación legítima.
Sólo asintió con la cabeza y salió de la habitación.
Candy se levantó hacia la cómoda, donde estaba un recipiente con agua. Tomó el trapo que estaba a lado y lo remojó. Después lo puso en la frente de Albert. Él despertó ante el contacto y abrió sus ojos de par en par al ver a su dulce Candy frente a él. Lo único en lo que había pensado en ese mes había sido en ella.
-¡Candy! ¡Qué alegría me da verte! ¿Qué estás haciendo aquí, Candy? - dijo emocionado. Se incorporó en la cama para sentarse. Estaba un poco cansado, pero nunca para Candy.
-Albert no te muevas mucho. ¿Cómo te sientes?
-Ahora que te veo, mejor. - Albert sonrió ampliamente, olvidando por completo su enfermedad. Tocó su mejilla y Candy sintió mucho alivio.
-Oh Albert te extrañé tanto. Estaba muy preocupada, pero pensé que dejaste de escribir porque viajaste, no por esto.
-No te preocupes Candy. El doctor no me dejó escribir, me dijo que era mejor mantener el cuarto oscuro. Lamento haberte hecho sentir triste.
-No Albert, es que me hubiera gustado cuidarte; de nuevo. Pero me alegra que ya estés mejor. - "Albert. Aún enfermo piensas en mi estado de ánimo." Pensó Candy suspirando.
-¿Por quién suspiras, pequeña? No me digas que en el mes que estuve en cama te enamoraste. - dijo Albert sonriendo, tratando de disimular su curiosidad con esa broma.
-Claro que no Albert. Suspiré porque en verdad te eché de menos. - confesó Candy y se sonrojó.
Albert lo notó y se sintió alagado por su sonrojo. Tocó su mano y ella se sonrojó aún más.
-También yo. No sabes cuánto. - Albert también suspiró. - Pero ahora estás aquí.
-Sí y te cuidaré de ahora en adelante. Es lo menos que puedo hacer por mi príncipe de la colina.
-¿Por tu qué?- dijo Albert desconcertado. Candy se puso roja como un tomate.
- Es que… así te llamaba de niña, cuando te vi con tu gaita.
-Ahh mi dulce Candy…-dijo Albert y el corazón de Candy le dio vueltas. Sintió que viajó hasta su estómago y lo llenó de mariposas. Albert también sentía mariposas. Candy siempre era tan dulce y buena con él. Jamás podría dejar de protegerla.
-Bueno Albert, te dejaré descansar, ¿de acuerdo? - dijo y se puso de pie camino a la puerta. Al soltar su mano su cara regresó a su color habitual.
-Espera Candy, dile por favor a la tía abuela que venga un momento. Acompáñala y espérala afuera de mi cuarto, por favor. ¿Serías tan amable, mi princesa de la colina? - dijo Albert casi riendo, pero con mirada tierna. Candy volvió a sonrojarse hasta las orejas.
-Por supuesto. - sonrió y volteó su cara, para que él ya no la viera.
-Gracias Candy- dijo cuando ella cerró la puerta.
Candy bajó las escaleras en busca de la tía abuela. "¿Qué me pasa? ¿Por qué sentiré todas esas cosas con Albert?" pensó y cuando lo imaginó tocando su mano sonrió.
Continuará….
Ahora que tengo un tiempo, me di a la tarea de editar esta historia, mi primer fanfic. Han pasado ya varios años y no quisiera cambiar la esencia, sólo algunos errores de redacción, para mejorar la lectura. Muchas gracias por todos sus comentarios.
