Este fic pertenece al tema "celos" del octavo día de la Okikagu Week 2018 (fue el 8 de septiembre)

Los personajes utilizados pertenecen a Hideaki Sorachi autor de Gintama.

La imagen de portada tampoco me pertenece, todos los créditos a su respectivo autor. #Solo la historia es mía.

Aclaraciones:

-El oneshot contiene material Ooc (Out Of Character = fuera del personaje)

- Semi Au.

- En este fic Kagura tiene 15 e Hisashi 16 Sougo tiene 19.

- Espero que les guste.

-Este "oneshot" pasa a ser "twoshot" xD.

# El Vestido.

*Narra Kagura*

Hoy es el cumpleaños de Soyo-chan, cumple dieciséis y para festejarlo su hermano el le hará una fiesta, pero ella pidió que fuera al estilo occidental. Nunca me puse un vestido de ese estilo así que no sé dónde buscar o a quién acudir. Gin-chan como siempre se niega a darme dinero, maldito tacaño permanentado, ya me vengaré.

Son cerca de las seis de la tarde y la fiesta comienza más o menos a las nueve y media de la noche. Le prometí a Soyo que iría pero no tengo que ponerme. Encima Anego está enferma en su casa y no quiere contagiarnos así que no puedo ir a verla.

—AHHHHHHH, NO TENGO QUE PONERME, ¡¡¡KAMISAMA MÁNDAME UN MALDITO VESTIDO DESDE DONDE ESTÉS!!! —Grito mirando el techo de la sala, los nervios se empiezan a apoderar de mí.

De pronto, como por arte de magia, un vestido cae en mis manos desde el techo. Ya sé quién es la que está detrás de esto, tomo la espada de madera de Gin-chan y la tiro en dirección de donde cayó el vestido. Y una ninja masoquista acosadora cae del techo.

—Mocosa, ¿así me agradeces el vestido que te di? No mereces estar al lado de Gin-chan —Sacchan se para y se acomoda los lentes.

—¿Cómo sabías que necesitaba un vestido? Ah, mejor no me lo digas, seguro has estado espiando a Gin-chan y escuchaste que le pedí dinero para un vestido tipo occidental, y para sumar puntos tú me lo compraste —termino de analizar la situación.

—Exacto mocosa, a parte ya me había cansado de escuchar tus gritos y berrinches —responde la masoquista— pero mira el vestido que te elegí, es de tu talla y de un color parecido a los que sueles usar, y con él puesto tu piel relucirá y te verás bonita, no tanto como yo obvio pero demasiado para una mocosa de tu edad, seguro alguna mirada te llevarás —dice mirándose las uñas aburrida.

Miro el vestido más detenidamente, la pervertida tiene un poco de razón, es de un color bordo con detalles en rojo, está separado en top y pollera pero unido por detrás con una tira negra y es muy revelador, el top tiene un escote en V profundo y a mis costados mis caderas quedan libres salvo por las tiras que se sostienen ahí, pero no tengo tiempo y tengo que prepararme, así que haré enojar a Gin-chan poniéndomelo, después de todo la ninja acosadora gastó el dinero en mí.

—Gracias pervertida acosadora, para agradecerte te daré el peine de Gin-chan —le sonrío.

A la loca le empieza a sangrar la nariz y a rodar en el piso de la emoción.

Después de que Gin-chan la corriera a patadas, pasé el día durmiendo hasta que se hicieron las nueve, me desperté y fui a bañar, el vestido lo había escondido en mi armario porque si el idiota permanentado lo veía pegaría el grito en el cielo.

Cuando salí de bañarme ya había pasado media hora y el cumpleaños empezaba a las diez, Soyo me dijo que iba a mandar a alguien para buscarme y no tener que ir sola hasta el castillo.

Me puse la ropa interior y desenredé mi cabello e hice mis dos bollos para colocarme mis adornos. La ninja masoquista me había dejado una base de mi color de piel, un brillo labial y máscara para pestañas para que según esta, me consiguiera un novio y la dejara en paz con Gin-chan.

Maquillé mi rostro lo mejor que pude ya que no tengo experiencia en eso, ahora iba a ponerme el vestido. Me lo coloqué con cuidado de no romperlo y que las tiras quedaran en su lugar. Esperaba no tener frío porque sino fuera por la tela del top que terminaba detrás de mi cuello y las que tapan mis piernas por adelante y detrás, mi cintura, espalda y costados de mis piernas esbeltas quedan al desnudo. Ahora notaba que el vestido tenía un estilo a como se atan a las personas en juegos masoquistas, esa maldita pervertida y sus fetiches.

Me iba a poner unas sandalias negras sencillas. Rosié mi cuello blanquecino y brazos con un perfume que me había regalado Anego. Ya estaba lista y sólo faltaban 10 minutos para que me vinieran a buscar, me preguntaba a quién mandaría Soyo. Fui a la sala de estar y Gin-chan estaba durmiendo con la Jump cubriendo su cara, pero notó el olor dulzón de mi perfume y se despertó.

Yo estaba parada al lado esperando escuchar la bocina del auto que vendría y no noté que mi tutor estaba pálido mirándome.

—Kagura, ¿de dónde sacaste ese vestido? No pienses que vas a salir en esas fachas, prácticamente estás desnuda hija —dijo Gin-chan serio.

—Como tú te negaste a darme mi sueldo para que me comprara uno, la acosadora pervertida me compró uno, y me gusta mucho aunque muestre un poco de piel —dije recriminándole.

—¿Un poco de piel? Te ponías un sostén y bragas y era lo mismo -Gin-chan me dice serio- así todos los bastardos van a mirarte y tú eres pura e inocente —largaba unas lágrimas de cocodrilo— ¿Porqué mejor no te quedas y le mandamos una carta de disculpa a Soyo? —me pregunta esperanzado.

—NO GIN-CHAN, ya le prometí a Soyo que iba a ir y no voy a fallarle sólo por un poco de piel —le respondo seria, en ese momento una bocina suena frente a la Yorozuya— Ya vinieron por mí Gin-chan, adiós, regreso dentro de unas horas.

Él me saluda un poco decepcionado de que me vaya en esas "fachas" y hablando mal de la pervertida. Yo me coloco las sandalias y salgo contenta sin mirar el auto que ha venido por mí.

Vaya sorpresa me pegué cuando al abrir la puerta de este estaba el trío principal del Shinsengumi, el gorila y Toshi me saludaron amables, ellos usaban trajes negro el comandante y azul el Mayora, y a mi lado del otro lado el bastardo sádico me miraba de arriba a abajo, el tenía un traje en bordó como sus ojos.

—China, no te reconocí ¿probaste el agua? —me dice burlándose— ¿piensas cazar a algún idiota con ese vestido?

—Cállate chihuahua ¿tú probaste lo que es bañarse y sacarse ese apestoso uniforme? —le digo socarrona.

—Sougo, chica Yorozuya, no peleen desde ahora, van a destruir el pobre auto y terminarán desarreglados, a la princesa no le gustará verlos así —dice el Gorila.

—Kondo-san tiene razón, no queremos arruinar el cumpleaños culpa de ustedes —acota Toshi.

Los dos fruncimos nuestro seño y nos damos vuelta a mirar cada uno por su ventana.

Llegamos al castillo y me bajo corriendo para que no se me pegue el olor a chihuahua. Me dirijo al salón donde es la fiesta y este está decorado acorde al estilo elegido por Soyo. Hay bastante gente, la mayoría deben ser conocidos del Shogun o del gobierno, busco a mi amiga que está conversando con una señora.

Saludo amable a la señora y ella decide dar por terminada la charla con Soyo, se despide y ahora sí saludo a mi mejor amiga.

—SOYO-CHAN FELIZ CUMPLEAÑOS!!! —la abrazo fuerte, ella corresponde igual a mi saludo afectuoso, nos separamos y ella mira mi atuendo asombrada.

—Kagura-chan, ¡estás preciosa amiga! Seguro más de un chico te mirará, que vestido tan sensual, resalta tu hermosa piel nívea y figura esbelta para no decir que deja todos tus atributos a la vista —mi castaña amiga me mira sorprendida, ella tiene un vestido rosa sencillo, después de todo, ella es una princesa y no puede usar algo como mi vestido.

—Soyo-chan qué cosas dices, estoy apenas desarrollando mis pechos, tu también estás hermosa, el rosa es tu color —le digo sonriendo.

—Me alegra tanto que hayas venido, muchas gracias —ella me toma de las manos en señal de agradecimiento— vamos, hay bocadillos y alguien que seguro no esperabas que yo conociera quiere verte —caminamos por entre medio de la gente y siento algunas miradas dirigidas a mí.

—No es nada, no iba a faltar por nada del mundo a tu cumpleaños —le sonrío sincera— vayamos por bocadillos que me muero del hambre.

—Está bien, vamos hacia allí —Soyo me guía tomándome una mano y veo que sonríe en la dirección donde está la comida, no sé porque yo lo hago pero por la comida.

—Mira Kagura-chan ahí está la persona que quería verte —me señala con sus marrones ojos un chico de cabello castaño más alto que nosotras dos, está de espaldas y no logro ver su rostro, a simple vista pareciera el sádico asqueroso pero este bastardo tiene su cabello de otro tono de castaño, así que lo descarto.

Nos acercamos al chico que viste un smoking azul marino.

—Hisashi-kun, mira a quién te traje para que saludes —le dice Soyo desde atrás, yo me pongo nerviosa ¿en serio es el Hisashi que creo que es?.

El muchacho se da vuelta y qué sorpresa me llevo cuando veo que de verdad es el niño enfermizo que conocí hace tiempo, parecía otra persona, tenía facciones más masculinas y sus ojos de color celeste verdoso brillaban de vida, no pude evitar sonrojarme, estaba guapísimo.

Él me recorrió con su mirada un momento y sonrió. Un escalofrío recorrió mi columna vertebral.

—Kagura, soy yo ¿me recuerdas? Hisashi de los ejercicios de la radio —me dice contento.

—Sí, como no recordarte si fui hasta que regresaste de tu recuperación, lo que pasa es... que estás muy cambiado y casi no te reconozco, pareces alguien nuevo —le respondo titubeando.

—Sí ¿viste? Ahora ya ninguna enfermedad me aqueja y me ejercito todos los días -responde feliz, me alegro por él— tú... estás hermosa, no esperaba verte aquí pero Soyo me contó cuando llegué que estaba esperando a su amiga Kagura, y yo le conté que también conocía una Kagura y qué coincidencia que eran la misma persona —me sonríe sincero— si no te incomodo, espero pasar esta velada al lado tuyo —noto que se sonroja y yo también, Soyo-chan tiene una mirada de complicidad conmigo, no sé qué piensa, espero no sea que quiere emparejarnos a nosotros.

—No hay problema —le respondo en voz baja.

—Kagura-chan, Hisashi-kun tengo que seguir saludando a los invitados que lleguen ¿no les molesta si los dejo solos un momento? No tardaré —dice mi castaña amiga mirándonos sonriente, sé que trama algo.

—No, claro que no, es tu fiesta —contesta Hisashi.

—Por mí tampoco hay problema, me quedaré aquí comiendo y conversando con Hisashi, cuando termines nos juntamos de vuelta —contesto.

—Bueno ya regreso, por cierto, elijan una mesa donde sentarse, dentro de un rato se servirá la cena —agrega Soyo-chan y se va.

*Narrador omnisciente*

Los jóvenes amigos que se reencontraron quedaron haciéndose compañía mientras la bermellón engulle distintos tipos de bocadillos, el ojiceleste sólo se digna a observarla comer, no hablan pero no les molesta. La noche recién empezaba para ellos y tendría más oportunidades de entablar una conversación. El chico no dejaba de pasar su mirada por la piel al descubierto de Kagura, la chica apenas y se estaba desarrollando pero eso no influía para que el vestido le quedara feo, al contrario, parecía estar hecho especialmente para ella, le quedaba como un guante.

Mientras tanto desde una distancia moderada cerca de esos jóvenes, un policía sádico acuchillaba con la mirada al inoportuno acompañante de la pelirroja.

*Narra Sougo*

Maldita china, maldita princesa con sus gustos raros para la fiesta, maldito vestido de la china que no deja nada a la imaginación pero sobretodo MALDITO EL INFELIZ ESE QUE LA HACE SONROJAR, ¿QUIÉN CARAJOS ES? ¿DE DÓNDE CONOCE A LA CHINA? ¿POR QUÉ NO LA DEJA DE MIRAR? ¿¡POR QUÉ SE PARECE A MÍ ESE BASTARDO!?

Desde el principio me pareció mala idea venir al cumpleaños de la princesa, pero todo empeoró cuando nos mandaron a buscar a la china, pensé que no tendría dinero y se rendiría a traer uno de sus trajes chinos, pero no, no sabía y ni quería saber quién le había dejado usar ese tipo de vestido. ¿Es que el Danna no tiene miedo de que algún pervertido le haga algo? Mi respiración se paró cuando la vi salir de la Yorozuya y entró sin mirar al auto.

Estaba hermosa, su suave maquillaje sólo acentuaba sus hermosos ojos color mar. Su vestido revelaba su delicada piel blanca y dejaba al descubierto sus estilizadas piernas. Y aunque todavía no tenía sus senos completamente desarrollados, no pude evitar mirarle lo que duró el viaje el escote profundo que tenía, menos mal que ella miraba por la ventana y no se dio cuenta.

Pero todo se fue al caño cuando vi que la princesa se la llevaba de una mano a la mesa de bocadillos y saludaban a un chico, parecía un par de años más chico, pero es alto como yo, tiene mi mismo corte y ¿Por qué mierda se parece tanto a mí? ¿Por qué la china se le quedó mirando embobada al infeliz ese? ¿de dónde lo conocía? ¿de dónde se conocían? ¿eran amigos, conocidos? o tal vez... no, no, no, no pienses en eso Sougo.

La china tenía muchos conocidos y amigos por el trabajo en la Yorozuya, seguro de ahí lo había conocido.

Miraba al bastardo observar a la china, le recorría el cuerpo de arriba a abajo, lo peor de todo era que la idiota se daba cuenta y en vez de golpearlo, se sonrojaba, ¿acaso le gustaba esa copia barata mía?.

Kondo-san se ve que notó la dirección de mi mirada porque sin que me diera cuenta, miró en la dirección donde se encontraba ese par.

—Vaya, parece que la chica Yorozuya tiene un pretendiente ¿tú qué crees Sougo? —me interrumpió Kondo-san y distraje mis ojos para verlo a él.

—¿Quién se fijaría en esa china bestia que come como animal? —le respondo con un deje de enojo.

—Tú dices eso Sougo, pero la chica Yorozuya tiene una bonita figura y cara, y a menos que el chico supiera que come como bestia, no veo porqué no le atraería la yato, viéndola ella parece responder a las acciones de él cortésmente. Tal vez le gustan los chicos de ojos claros, recuerdo cuando fui poseído por la espada y le saqué fotos en mi modo otaku, ella se sonrojó —todo eso dijo el bastardo del flequillo en V, es que ¿quería que lo matara? ¿cómo era eso de que la bestia se había sonrojado con él?.

—Hijikata-san ¿Por qué no te mueres? Nadie pidió tu opinión —le respondo con una sonrisa sádica.

Hijikata-san iba a acotar algo más pero gracias a mi Dios de los sádicos, la princesa llegó a saludarnos.

—Kondo-san, Hijikata-san y Okita-san gracias por venir en nombre del Shinsengumi y por pasar a buscar a Kagura-chan —nos saluda y agradece, podríamos haberla dejado plantada a la china con su revelador vestido, pero quedaríamos mal con la princesa— por cierto ¿vieron los hermosa que está? Está por allá, ese que está a su lado es nuestro amigo en común, ella lo conoció cuando hicieron los ejercicios de la radio juntos. ¿No creen que harían linda pareja? Sus hijos serían hermosos si mezclamos sus ojos —¿es que todos van a recordarme el ligero vestido de la china y que está con ese imbécil? Pienso, por lo menos ahora sé de dónde se conocían, pero con la princesa y sus comentarios sólo quería matar a esta antes de que siga imaginándose cómo serían los hijos entre la china y ese clon de él.

—Eso decíamos con Toshi, que a él le interesa la chica Yorozuya, no ha dejado de mirarla —dice Kondo-san.

—¿Tú qué crees Okita-san? ¿crees que ellos harían linda pareja? —me pregunta la princesa directo a mí.

—Lo que haga la china me tiene sin cuidado —respondo despreocupado.

La princesa me mira sospechosa pero esquivo su mirada clavando mis ojos al frente.

—Me retiro, tengo que seguir saludando a otros invitados, espero la pasen bien en mi fiesta, busquen donde sentarse que pronto traerán la cena —la princesa Soyo dice y se dirige a otra pareja mayor de invitados.

Nos sentamos con el comandante y el bastardo de Hijikata a dos mesas de donde se encuentra todavía parada la china y el imbécil ese. Me senté quedando mirando justo donde eligen sentarse ellos, teniendo un primer plano de lo que hacen o las caras que ponen.

Apenas y hablé con mis superiores en lo que tardó de llegar la comida principal. No teníamos mucho de qué conversar si pasábamos todos los días juntos. Pero alguna charla trivial salía por ahí, yo respondo con monosílabos sin querer perder de vista la glotonería de la china y a su amiguito idiota que ríe con ella.

En un momento veo que el se señala una comisura de su asquerosa boca, la china lo mira extrañada y la copia barata toma una servilleta y le limpia el resto de comida que le había quedado en los labios a la idiota esa. Apreto el puño que sostiene la servilleta que me toca. No noto que Kondo-san e Hijibaka cruzan miradas. Me trato de tranquilizar, la china es tonta y torpe, y por eso necesita de alguien que le limpie su boca pero ¿¡POR QUÉ TENÍA QUE SER ESE MALNACIDO!?.

Decido desviar mis carmesís ojos y mirar la comida, me dedico a comer y conversar un poco con los idiotas de la mesa.

Después de tres horas que pasaron entre comidas, se empieza a escuchar música por todo el salón de fiesta del castillo, de a poco los presentes se levantan para ir a bailar a la pista. Veo que la princesa de va a la mesa de la china y ella con el otro infeliz se levantan y siguen a la cumpleañera al medio de la pista, mi vista no soporta ver como bailan esos tres, la china con el clon entrecruzan sus ojos cada tanto y apreto mis dientes.

Yo he quedado en la mesa con Hijibaka y Kondo se ha unido al festejo del medio. Sigo mirando furioso la escena. El bastardo del subcomandante nota eso.

—Ey Sougo, sé que no quieres escuchar esto de mí pero te lo voy a decir lo mismo -el Mayora me logra distraer y le presto atención— si te gusta la chica Yorozuya, ¿por qué no vas y se lo dices? No la has dejado de ver desde el momento que salió de su casa —me dice Hijibaka ¿quién se cree que es para darme consejos de amor? ¿Cupido?.

—No te metas en mis cosas —le respondo con el entrecejo fruncido.

—Está bien, sólo te lo dije porque me harté de tus miradas asesinas hacia el pobre chico ese —termina de decirme.

Estaba aburrido y enojado, todos seguían bailando muy felices y contentos, y yo viendo como la maldita china bailaba, saltaba y sonreía con ese bastardo.

De pronto, el ambiente cambió y una de esas canciones lentas y cursis empezó a sonar, no sé en qué momento la princesa había dejado a sus amigos solos, estos se miraban incómodos y ví que la copia de hacía el elegante con la china tendiéndole una mano para que bailaran esa canción. Ella se sonrojó pero le cedió su delicada mano de bestia.

Y entonces él imbécil, la tomó y la acercó a él, y puso una de asquerosas manos en la cintura desnuda de la china, empezaron a moverse lentamente y yo lentamente ya lo había asesinado de 500 formas diferentes.

No podía quedarme sin hacer nada, algo se me tenía que ocurrir así que después de excusarme con Hijibaka que iba supuestamente al baño, me levanté.

El baño quedaba cruzando la pista, en un momento vi a la princesa y estaba sola, así que me ofrecí a bailar con ella, la princesa sonrió como un angelito después de hacer una maldad, pero no le tomé importancia. La dirigí cerca de donde se encontraba ese par bailando y baile unos momentos con la princesa pero no le presté atención si acaso dijo algo. Mi cabeza estaba ocupada cortándole la mano en millones de basuritas al infeliz ese que osaba a tocar esa pequeña cintura desnuda y pegar el pecho en desarrollo de la china en él.

Sin darme cuenta obvio, había quedado al lado del par pero estaban tan absortos que ni cuenta se dieron. La princesa Soyo sí porque le apreté la mano inconsciente.

—Ay, Okita-san me apretas demasiado la mano —se quejó ella y yo que en mi mente estaba entre la sangre sucia inmunda de ese bastardo fui interrumpido.

—Perdón princesa, no era mi intención —me disculpo mirando sin querer a donde está la china sádica.

—¿Quieres bailar con Kagura-chan? —me escrutó la princesa, quedé sorprendido por la pregunta directa de ella.

—Okita-san no seas tan tsundere, he visto como miras a mi amiga, y sino te la juegas te van a comer el postre —me larga la princesa, me congelo al instante cuando dice lo del postre— a Hisashi le gusta Kagura-chan y creo que aprovechará la ocasión lo máximo posible —me dice con una sonrisa sádica, la princesa dirige su mirada burlona a la pareja.

Giré mi mirada lentamente a la pareja y el muy imbécil tenía su mano en la mejilla de la china. Ah no, eso no lo permitiría aunque fuera lo último que haga. Miré a la princesa y la muy maldita sádica me miraba enarcando las cejas. Le sonreí incómodo, pidiendo en silencio su ayuda.

—Está bien Okita-san, pero aprovecha lo que voy a hacer por ti, a mi señal vas y te cruzas en medio, le diremos que queremos cambiar de pareja, y nada de hacerte el orgulloso porque mandaré a que hagas seppuku ¿entendido? —la princesa me amenazaba, ese bastardo cada vez estaba más cerca de los labios de la china, pero antes de que diera el sí al plan, hubo un cambio de música y la princesa dio su señal.

Haciéndome el inoportuno, metí una mano entre esas caras que se acercaban cada vez más. Estos pararon el avance, gracias Dios de los sádicos.

—UY, perdón china y tu quién quiera que seas, la princesa quiere cambiar de pareja para la siguiente canción, ¿puede ser con ustedes? —pregunto neutro.

—Eh, nos interrumpiste chico, estaba en algo... —dijo el clon mal hecho.

—¿Ah sí? No me di cuenta, igual no importa -respondo encogiéndome de hombros- china, no pienses que quiero bailar contigo, lo último que quiero es ser pisado por una bestia como tú, sólo es un deseo de la princesa bailar con su amigo y como yo estaba con ella, no me queda de otra —le digo rápidamente.

Una melodía aún más lenta y romántica empieza a sonar y la princesa invita al bastardo, este me mira sospechoso y un poco decepcionado de que le haya interrumpido el beso que iba a darle a la china.

Estos se ponen en posición y empiezan a danzar al ritmo lento, y yo de un impulso tomo la cintura de la china y mano y la acerco a mí.

—Sádico, quita sus sucias manos de mi espalda y mano —me dice con una notoria venita en la frente, yo le sonrió ladino.

—¿Qué te pasa china?¿te pongo nerviosa? ¿te interrumpí algo importante? —le pregunto alzando las cejas.

—En realidad sí, ¿ves ese chico? Se llama Hisashi y es bueno y amable, aparte es mi tipo, y tu me interrumpiste el beso que me iba a dar —dice refunfuñando como una niña pequeña, yo le apreto más la cintura y esta quiere liberarse de mi agarre.

—¿Ese infeliz es tu tipo?¿es que acaso no notas que es una copia barata mía? Tiene mi mismo corte y color de cabello, y sus facciones y físico se parecen al mío —le suelto— no me digás que te gusto yo pero primero practicarás con ese clon mal hecho —le digo altanero.

—¿Tú y él igual?¿Estás ciego? Sus ojos son de un celeste verdoso precioso como el cielo y los tuyos son bordo como la sangre sucia —me larga sarcástica.

—Así que el color de ojos, bueno no me interesa, ¿vas a bailar conmigo o te quedarás esperando al baboso ese? —suelto enojado.

—Está bien, trata de no pisarme y no me apretes la cintura ni mano, pareciera que quieres tenerme cerca —me mira con cara de asco y yo le sonrió.

Coloca sus delicadas manos en mi hombro y espalda, y nos empezamos a mover lentamente con la música, ella no sabe dónde mirar porque está incómoda pero yo me regocijo de tenerla entre mis brazos y palpar esa suave piel blanca, mientras ella mira a un costado, yo aprovecho y le recorro con la mirada el cuello, brazos finos y el escote que termina debajo de la unión de sus pequeños senos, está preciosa pero desearía ser sólo yo el que la miré así y no ese imbécil.

—China —ella gira su rostro y me mira— es de mala educación no mirar a la persona con que bailas, a parte yo soy mucho más atractivo que ese —le digo sonriendo apenas— mira, hasta nuestras ropas combinan —le digo burlándome, para mi sorpresa, ella se sonroja levemente al notar que lo que digo es cierto—.

—Ya cállate, ¿desde cuándo hablas tanto conmigo? Disfruta de la canción y el baile que te otorga Gura-sama bastardo -me corta, no sé qué responderle así que hago lo que dice y me callo.

Ella ahora me mira mientras bailamos, recorremos lentamente la pista de baile, las personas se van retirando de a poco, los lentos fueron para indicar la culminación del cumpleaños.

Duramos unos minutos dedicándonos miradas burlonas y una que otra sacada de lengua, no sé cuánto tiempo pasó pero no noté cuando la princesa llegó a nuestro lado con el bastardo ese. Ya todas las personas se iban yendo y quedaban apenas nosotros tres del Shinsengumi, algunos amigos cercanos del Shogun y la princesa.

—Kagura-chan me dice Hisashi que el ya se va a su casa y se ofrece a llevarte si quieres —la princesa pincha la burbuja en la que estoy con la china, nos separamos y el bastardo me mira con desprecio, yo le sonrió ganador.

—Sí, Kagura-chan, mis padres ya se van y podemos llevarte a tu casa si quieres —dice el clon sonriente.

—Pero es que a mi me trajeron los perros del gobierno, y Gin-chan no te conoce y aunque con ellos se lleve a las patadas, confía en el Mayora —responde ella.

Su respuesta me hizo feliz pero obvio lo oculté.

—China si quieres, vete con este... No recuerdo su nombre, a que te lleve —le respondo mirando a otro lado.

—¿En serio sádico? Bueno, si tú lo dices y como antes nos interrumpiste supongo que sí, vamos Hisashi —le responde, me toma un momento darme cuenta de lo que dijo, ¿en serio quería ser besada por ese imbécil o sólo lo hacía para molestarme?.

No lo permitiría. Busqué rápido a Kondo-san y el bastardo de Hijikata-san, para mi buena suerte, también parecía que nos estábamos por ir.

La china y el tal Hisashi se despidieron de la princesa y fueron saliendo, tenía que apurarme para no dejar que ese imbécil se llevara a la china y la besara. Con un saludo de cabeza me despedí de la princesa Soyo, ella me guiña un ojo captando lo que haría.

Hijikata y Kondo iban saliendo del salón, la china ya habían salido a esperar el ascensor porque el salón estaba a tres pisos de la planta baja, la china tendría que estar en el ascensor, yo me adelanté entre la gente, y para hacer más rápido bajé las escaleras corriendo.

Cuando llegué a planta baja la china iba saliendo con el bastardo, él le había tomado la mano. Los seguí a una distancia que no me vieran y cuando él bastardo quizo abrirle la puerta del auto para llevarla. Yo corrí y le robé a la china.

—Perdón china y como sea que te llames, pero es mi deber llevar de regreso a la china, órdenes de mi comandante (mentira Kondo-san apenas y estaba consciente, Hijikata lo llevaba al auto nuestro) —le sonreí con mi mejor sonrisa ganadora— Adiós.

La china iba pataleando como una niña diciendo que la suelte, sólo cuando estuve cerca del auto, abrí la puerta trasera y la metí dentro. Ella cruzaba su entrecejo refunfuñando. Pero yo estaba feliz de arruinarle a la copia de baja calidad la noche con la china.

Pero reflexioné que nada hubiera pasado si la china no tuviera puesto ese maldito vestido con el que imaginé tantas posibilidades.

Okita Sougo: 2

Copia barata: 0

Y la china: todos mis celos y deseos pecaminosos.

# FIN

# NOTAS.

-Bueno, con este fic despido la maravillosa Okikagu Week 2018, estoy muy feliz de haber formado parte de ella. Disfruté muchísimo de escribir cada fic para compartirlo con ustedes.

- Espero que les hayan gustado mis historias .

- ¡MUCHÍSIMAS GRACIAS POR HABER LEÍDO MIS FICS! LES ESTOY AGRADECIDA DESDE EL FONDO DE MI CORAZÓN SUS COMENTARIOS Y VOTOS!!

- Este capítulo cuenta con 5090 palabras en total.