Chapter 1: First Meeting/Capitulo 1: Primer encuentro
Todo ocurrió tan de repente que Deidara apenas tuvo tiempo de asimilar el hecho de que ahora era parte de Akatsuki. Tres hombres habían aparecido para reclutarlo: un morocho muy bien parecido, un horrible hombre azul con rasgos de tiburón y una extraña criatura pequeña y encorvada. No había tenido tiempo de ver bien al último, pero le había parecido que no era humano. La cuestión era que él se había opuesto a unirse a ellos y lo habían desafiado: tenía que vencer al morocho y lo dejarían libre. "Pan comido" pensó.
Un segundo después, el morocho estaba envuelto en uno de sus gusanos de arcilla. Perfecto, había ganado. Pero entonces...
- Mírate de cerca - le había dicho el hombre tiburón con una sonrisa maliciosa.
Bajó la mirada hacia su propio cuerpo... y el envuelto en el gusano era él mismo. Genjutsu. Maldita sea, no se le había ocurrido; nadie en su aldea utilizaba Genjutsu.
- 'Y ahora aquí estoy, en mi nueva habitación, en esta maldita organización de locos en la que tendré que pasar el resto de mi vida' - pensaba cuando alguien golpeó su puerta - 'Que crea que no estoy o que estoy durmiendo'
Sin embargo, los golpes no cesaron. Esa persona realmente quería verlo.
- Se que estás ahí, Deidara. Vamos, abre la puerta, no quiero tener que tirarla abajo - la voz no era conocida para el rubio, pero no sonaba peligroso.
- De acuerdo - se levantó y abrió bruscamente - ¿que quieres?
- No vas a dejarme entrar? - dicho esto, el muchacho se adelantó obligando a Deidara a retroceder para permitirle la entrada a su habitación. Cómo si fueran amigos de toda la vida, se sentó en la cama y lo miró.
Deidara frunció el ceño. Quien quiera que fuese, no tenía derecho a entrar como si nada. Aprovechando el momento, el rubio lo observó fijamente. Algo le llamó la atención. Él era... ¿lindo? ¿angelical? ¿delicioso...? 'Pero qué rayos estoy pensando?!' Sea como fuere, no era el tipo de persona que esperaba encontrarse entre unos asesinos. Su piel era pálida, unos lindos ojos color miel adornaban su rostro, enmarcado por un cabello intensamente rojo y desordenado. Se veía tan inocente...
- Olvidé presentarme - le tendió la mano - mi nombre es Sasori, aunque nos hemos visto antes, no podrías reconocerme
- ¿De qué estás hablando? - no iba a estrechar la mano que le ofrecían
- ¿Recuerdas al más bajo de los tres? Ese era yo dentro de mi marioneta. Este soy yo realmente - una media sonrisa se dibujó en su angelical rostro - ven, siéntate junto a mi
- ¿Qué es lo que quieres? - Deidara estaba algo confundido - ¿por qué vienes aquí y juegas a ser amable? Después de todo, fuiste uno de los que me obligó a venir.
- No teníamos otra opción. Teníamos que volver contigo o no volver, los fracasos no están permitidos. Cómo sabrás, dentro de Akatsuki nos dividimos en equipos de dos. Tu y yo seremos compañeros - le guiñó un ojo - así que creí que sería mejor presentarme antes de nuestra primera misión.
- ¿Por que yo? No me interesa nada de esto - a pesar de las quejas, se había sentado a su lado
- Porque eres fuerte. Y bastante apuesto.
- Qué cosas dices - el rubio se sonrojó visiblemente - ¿acaso la apariencia tiene algo que ver?
- Nada -le aseguró Sasori - Has visto a nuestro tiburón.
De repente, hizo algo inesperado. Alzó la mano hasta la mejilla de Deidara, acariciándolo con cariño. Deslizó su mano un poco más para enredar sus dedos en el rubio cabello de su nuevo compañero.
- Piel tersa y cabello suave, serías una excelente marioneta - le sonrió de nuevo. Deidara estaba sonrojado y con los ojos abiertos como platos '¿marioneta?' - en fin, debo irme.
Se levantó de la cama y caminó hasta la puerta. Aquella situación parecía divertirle mucho, cómo si fuera normal acariciar a alguien que recién conoces. Al llegar a la puerta, se giró una vez más.
- No lo olvides: Sasori, el ninja más apuesto y temido del mundo. Cualquier cosa que necesites, no dudes en decírmelo. Mi habitación está a dos puertas de la tuya. Si te entra miedo por la noche, mi habitación es más espaciosa - le guiñó el ojo y salió, cerrando la puerta tras de sí.
Al principio, Deidara seguía atónito por la caricia repentina. Se había sentido nervioso al contacto, algo en su estómago le había dado una extraña sensación, como de gozo,nervios y ansiedad al mismo tiempo.
'Sasori... - pensó para sí - después de todo, puede que estar aquí no sea tan malo...'
