Disclamer: Bey blade no me pertenece. Solo cierto gatito que saldrá por ahí )

Notas: Este es un fic loco que se me ocurrió un día y que escribí (como se dice en Chile para demostrar algo sumamente rápido) en "tres tiempos". Espero que les guste.

Shounen ai - KaixRei

Estado - 3 capítulos - Terminado.


ALMAS GEMELAS

Luna Azul.

La primera batalla con Kai como integrante de los Demolition Boys había terminado. El muchacho estaba frente al túnel escuchando inmutable los reclamos de sus ex compañeros de equipo.

-¡¿Porqué Kai?! –reclamaba Takao- ¡Creí que éramos amigos!

-¿Amigos?, no me hagas reír –respondió con una torcida sonrisa en su cara blanca. Sin mas volteó y comenzó a caminar, pero otra voz lo detuvo casi sin querer-

-¡Kai! -...era Rei. Hiwatari volteó levemente, solo para mirarlo sobre el hombro. El chico chino se veía perturbado y sus ojos dorados mostraban la urgente necesidad de una respuesta. Ambos se miraron unos momentos, y Kai sonrió otra vez, no con superioridad ni soberbia, sino con ansiedad y orgullo.-

-Te veo luego Rei.

El túnel lo abrazó con su oscuridad haciendo que desapareciera del campo visual de los otros. Su equipo lo siguió en silencio, burlándose de las caras de asombro e incredulidad de los Blade Brakers.

Por su parte, Rei salió corriendo en cuanto su equipo quedó solo en el estadio. Sabía que no le sería posible escabullirse después, y esa era su única posibilidad. Kai había dicho "te veo luego Rei", solo a él, solo su nombre. Era la oportunidad de saber el porqué real de todo lo que estaba pasando, y no la perdería. Escuchó remotamente las voces de sus compañeros en sus espaldas, y los llamados de otros jugadores, incluida Mariah. A ella solo la miró un instante, y por primera vez, la muchacha no pudo leer en sus ojos sino el ansia y l a curiosidad desesperada, de esa que suele matar a los gatos lindos como él. No hubo sonrisas en el breve espacio de tiempo en el que se vieron. Todos los movimientos de Rei, sus ojos, su boca, su postura, todo decía solo Kai. Su espíritu gritaba su nombre, y Mariah supo que quizás no vería a Rei en mucho tiempo, si es que su amigo no lograba lo que deseaba de Hiwatari.

Las calles pasaban una tras otra sin detenerse. Extrañamente corría por inercia, como si supiera el camino de memoria, cosa que no era cierta. Su corazón lo llevaba, con el recuerdo de cuando fueron a buscar a Kai y se encontraron por primera vez con Tala e Ian. Las murallas corrían a su lado sin acabarse nunca. Los árboles le dieron la posibilidad de saltar y la luna la de ocultarse.

Sigilosamente, pasando de una manera tan furtiva que se sorprendió a si mismo, Rei se vio cruzando y burlando la cadena de seguridad de la Abadía, hasta llegar al patio central, a aquél lugar coronado por la pileta, de suelo enteramente de piedra y rodeado por el edificio y sus pasillos.

Los primeros ruidos que salieron de su garganta fueron los jadeos desesperados. Había corrido desde que había dejado el domo y eso hacía varias horas. Su pecho se sentía a punto de estallar, y sus músculos palpitaban de una forma dolorosa, impidiéndole estar de pie o respirar adecuadamente. Una aspiración profunda y la retención de ese aire por algunos segundos le ayudó a recuperarse definitivamente. Respirando de manera casi normal y sin el dolor en todo su cuerpo, levantó levemente la mirada, como si algo lo avergonzara.

-Te esperaba.

Su cabeza terminó de alzarse con algo de esfuerzo. Estaba cansado, dudaba que pudiera ponerse de pie, y aunque pudiera, no quería hacerlo. Solo quería mirarlo por unos momentos antes que comenzaran a hablar. Kai se mostraba ante él de una manera tan natural y fresca que se le hacía difícil pensar en las circunstancias que estaban desatando ese encuentro.

Hiwatari estaba sentado en el borde de la piscina, con las piernas cruzadas, como solía sentarse siempre, pero los brazos estaban hacia atrás, sosteniendo el peso de su cuerpo que se inclinaba sobre el agua. El mentón de Kai estaba pegado a su pecho, ya que el ángulo de su fisonomía no le permitiría ver a Rei de otra manera. Y sonreía. Sonreía de una manera que sus amigos no conocían, era un gesto completamente complacido, como si por fin hubiera logrado algo que ansiaba toda su vida y que no había podido decirle a nadie. La luz de la luna lo bañaban y la luz jugaba con los pliegues de su ropa y con las curvas propias de su cuerpo. Todo parecía tan irreal, pero estaba ahí, esperando las siguientes palabras de Kai como si fueses una cosa de vida o muerte.

-Sígueme Rei.

Mirando la mano extendida hacia él en modo de ayuda, Rei aceptó la propuesta. Se levantó con la ayuda de Kai y lo siguió a través de los pasillos oscuros de la Abadía. Kon pudo notar que su amigo reprimía sus ganas de correr con zancadas largas y espaciosas, obligándolo a caminar más aprisa. Pronto llegaron a una habitación amplia, forrada de madera en sus paredes interiores, decorada con lo justo y necesario, sin dejar de hacer de la pieza un lugar confortable y elegante. "Tal como es Kai" pensó Rei. Cortinas de color marrón que volaban al viento gracias a las ventanas abiertas. Una cama matrimonial en medio de la pared opuesta, rodeada por dos pequeños veladores de madera con un cajón pequeño. Cada velador tenía una lamparita negra de pantalla gris y base ancha. Sobre el respaldo de la cama había un teléfono. Por la derecha de la entrada, algunos pasos más adelante se veía la entrada a una habitación aledaña, que adivinó que era el baño. Un enorme ropero se mantenía frente a la cama, sobre la alfombra color arena que cubría toda la habitación. Algunos cuadros adornaban las paredes, y una mesa pequeña con dos sillas junto a una estantería de tamaño mediano repleta de libros de diversos autores.

Kai cerró la puerta tras su espalda para luego reír un poco.

-Lo logré Rei... por fin lo logré... –le dijo mirándolo fijamente a los ojos, pero hablando en susurros, como si temiese ser escuchado. Rápidamente fue hacia uno de los veladores y tomó un pequeño objeto que estaba en él. –Es el sueño de mi vida Rei... –extendió la mano y Kon pudo ver a Black Drancer –Es perfecto... sabes que es perfecto... Sabes que siempre busqué la perfección en un blade, siempre todo lo que fuera ideal...

-Si, lo sabía...

-Mira esto Rei –Las palabras de Kai siempre iba acompañadas de una enorme sonrisa de orgullo –Su equilibrio es perfecto, sus materiales son casi indestructibles. Tómalo, compáralo con Driger, verás que incluso es más liviano.

Rei tomó con manos temblorosas el blade. Ese pequeño aparato hacía pocas horas había destruido los blades de sus amigos y robado sus Bestias Bit... pero Kai estaba tan feliz, tan GENUINAMENTE feliz... El poder de inmediato comenzó a fluir por sus dedos, llenándolo de una sensación de fuerza que era tremendamente difícil de dejar pasar. Con algo de indecisión sacó a Driger de su bolsillo. La Bestia Blanca se remeció de ira al sentir el poder de su nuevo enemigo, pero la cercanía de su Blade luchador lo tranquilizó, incluso creyó sentir algo de aquél humano a quien Rei apreciaba tanto. ¿Pero como podía ser que su dueño y aquél sujeto estuvieran con una bestia como Black Dranzer?. Driger no pudo contestar sus propias interrogantes y decidió confiar en su muchacho, en el que había puesto todo su poder.

-Es... más liviano... –dijo sintiendo la ligereza del material –Su anillo de ataque también es distinto... –observó mirando más de cerca. Kai sonrió mas ampliamente cuando escuchó el comentario de su compañero. Rei siempre había tenido buen ojo crítico en cuanto a los blades, igual que Max –Su equilibrio... con esta pieza debe ser excelente... no tiene imperfecciones....

Con agilidad lo movió sobre su mano, notando el suave giro y la estabilidad en terreno movedizo. Al recordar la escena que ofreció Kai con Black Dranzer se dio cuenta de que realmente era un blade maravilloso, o como decía Kai, perfecto.

Poco a poco se olvidó de sus preocupaciones y se olvidó de que Kai era ahora su enemigo. Ahora eran solamente dos muchachos hablando de la nueva adquisición de uno de ellos.

-Debo admitir que es genial Kai...

-¿Cierto?

Pero de súbito la realidad cayó sobre Rei como un balde de agua fría.

-Kai... ¿no sería más perfecto si estuvieras con tus amigos?... –la sonrisa de Kai se desvaneció, pero él sabía que tarde o temprano la pregunta llegaría, el odiado "¿porqué?" aparecería cuestionándolo. Ni siquiera Rei debía escapar de la curiosidad y el dolor de la traición.

-Cuando tú recibiste a Driger te fuiste... los dejaste

-Cuando me fui no comencé a destruir otros blades ni a robar bestias bit. –dijo titubeante-

-La perfección está en el poder Rei, ¿no lo ves? –nuevamente los ojos ansiosos, como si lo único que deseara era que él lo comprendiera –Tu siempre me has entendido más que los demás... dime que me entiendes, ¡yo se que entiendes lo que siento!

De un momento a otro se vio acorralado con la pared a un lado y Kai por el otro. Su mente era un remolino de ideas confusas y extrañas, pero su corazón sabía que Hiwatari tenía razón. El también había dejado a los White Tigers por el poder que su bestia le otorgaba... era cierto también que el no robaba bestias, pero si destruyó muchos blades en su afán de conocer a fondo las capacidades de Driger. Él también hizo daño en sus primeros años solo.

-Lo se Kai... –dijo bajando la mirada –pero después yo volví... yo dejé de ansiar el poder y decidí por amigos y abrigo... ¿Querrás eso algún día?

-Siempre te las arreglas para hacer preguntas endemoniadamente difíciles. –reclamó-

-Respóndeme Kai.

-¿Para qué quieres saberlo? –sus miradas se encontraron pero ninguno encontró resentimiento u odio en la otra. Desde que quedaron de acuerdo silenciosamente en hablar, habían temido que el otro los detestara por las nuevas situaciones, pero se aliviaron al ver que no era así-

-No quiero luchar contra ti. –dijo Rei serio, sin apartar la mirada –Si no pretendes volver nunca me veré obligado a intentar que dejes a Black Dranzer para que regreses con nosotros... Y quiero saber si debo prepararme para eso o no. Dime por favor Kai, ¿querrás volver algún día?

Kai pensó durante momentos interminables sosteniendo su barbilla con una mano mientras la otra cruzaba su pecho hasta tomar el codo contrario. Realmente era una pregunta difícil, pero no pensaba realmente en su respuesta (la cual ya conocía) sino que su meditación estaba centrada en las palabras adecuadas para expresar esa respuesta.

-Si debo ser sincero Rei... todo depende de ti. –Kon abrió los ojos sorprendido. –Eres al único que puedo considerar amigo... eres al único al que no pretendo quitar su bestia bit... Eres el único a quien no quiero destruir. Pero todo depende de ti.

-¿Qué debo hacer Kai? –preguntó poniendo sus manos sobre el pecho de Hiwatari. Este sonrió y las tomó suavemente –

-Quédate conmigo Rei. –susurró apretando levemente las manos del otro contra su cuerpo –Eres todo lo que necesito.

Lentamente sus labios se unieron. Durante largos instantes se besaron con pasión pero sin prisa, sabiendo que tenían todo el tiempo del mundo por delante, o por lo menos esa noche completa.

Black Dranzer y Driger quedaron en el suelo, uno junto a otro mientras sus dueños se despojaban de sus ropas y se encaminaban a tropezones hacia la amplia cama. Las bestias se miraban con algo de recelo, pero sabían que no debían odiarse, ya que sus amos estaban unidos por algo que ellos no lograban entender del todo. Driger mostró sus dientes cuando sintió que el hambre hacía que la Negra Predadora lo mirara con malos ojos. El Ave se disculpó cerrando las alas y sentándose sobre sus cuartos traseros. El Tigre Blanco comprendió y se tendió junto a ella. Juntos durmieron, como sus blade luchadores, luego de horas de hacer el amor con una pasión que no conocían.

Continuará...