Los personajes no son de autoría mía, sino de la genia Jane Austen.

Capitulo primero.

La mañana sorprendió a Lizzie mientras caminaba por los terrenos alrededor de su casa. Decidió pasear durante un largo rato para no tener que soportar los casi insoportables gritos recriminatorios de la señora Bennett.

- ¡Señor Bennet! ¡Oblíguela a reflexionar! ¿Qué será de nosotros si el señor Collins decide quitarnos nuestras casa una vez tu muerto?

- Pero aún estoy aquí, señora Bennet…- le recordó su marido un tanto exasperado.

- ¡Pero es que…señor Bennet!

El resto de las hermana Bennet habían huido para diversos lugares con tal de salir del alcance de su madre. Sin embargo, Jane permanecía en su casa y tenía una noticia que no iba a agradar a su madre en lo más mínimo.

Salió en busca de Lizzie para mostrarle la carta que le había partido el corazón. Lizzie quedó tan sorprendida como ella. Y de sorprendida pasó a indignada.

¡Que descaro el de las hermanas Bingley!- exclamó acalorada-. Creerse mejores que nosotras. ¡Por favor!

Observó a su hermana casi temblando de furia y luego le dijo:

¡Qué esto no te aparte del señor Bingley bajo ningún concepto! Es y tu el que importa en esta situación y no sus hermanas…

Mi querida Lizzie, creo que su familia y la poca jerarquía de la nuestra pesa más en todo esto…

¡Que insolencia!- y se encaminó hacia la casa ya despreocupada por la furia de la señora Bennet.

Se encerraron en su cuarto luego de recibir varias reclamaciones por parte de su madre. Cosas como "Malagradecida", "niña insensata" e "ingrata" se repetían varias veces.

Lizzie… ¿qué haremos ahora?

¿A qué te refieres?

El señor Bingley se fue…y el era casi nuestro plan de rescate.

Oh, querida Jane. El es tu gran amor…no lo dejes ir todavía.

Creo que con eso solo no alcanzara…- sentenció una resignada Jane.

Claro que lo hará- le aseguró su hermana-. No te entregues. ¡Ve a Londres con los tíos y búscalo!

Pero…

El te adora, Jane. Esta repentina ida fue culpa de sus hermanas. Estoy segura.

Luego de unos minutos intensos mirando a su hermana, le dijo:

Alguna de nosotras necesita casarse bien. Papá está envejeciendo y no nos podrá mantener por mucho tiempo. Tenía la esperanza puesta en que este matrimonio solucionara eso. Siento que decepcione a todo el mundo…

No lo has hecho en lo absoluto- aseguró Lizzie.

Tal vez si el señor Collins me pidiera la mano, yo podría aceptarlo y ayudar a mi familia.

¡Por supuesto que no!

Lizzie… ¿no ves en la situación en la que estamos? Podríamos ser echadas a la calle…

Y ella lo sabía…y sabía que podría tener la solución ante tal aberración.

Permaneció toda la noche despierta entre la búsqueda del sueño y fragmentos de hechos ocurridos en días anteriores. La llegada del señor Collins con toda su estupidez rodeándolo. ¿Cómo podía existir un hombre tan insulso como ese? Si tal vez fuese un poco más refrescante como Wickham, sería tolerante aceptar la propuesta de matrimonio. Pero podría ser peor…si, Darcy es un clásico ejemplo de que podía ser peor. Casada con alguien tan petulante…solo le daba arcadas.

De todas maneras, ya tenía una solución pensada que resultaba nada agradable.

La mañana la despertó con el sonido de los pájaros, y el ruido habitual en la cocina donde se preparaba el desayuno. Demoró en levantarse queriendo evitar lo que iba a vivir a continuación. Mientras se sacaba su pijama, pensaba que era la única solución factible para su familia.

¿Sabes que vas a sacrificar tu vida?- le dijo su reflejo.

Es hora de que sea menos egoísta con mi familia.

Se puso de pie y salio rumbo a las escaleras. Cada paso al comedor era un paso más a una sentencia de muerte.

Buenos días, familia- dijo una abnegada Lizzie.

Sus hermanas respondieron mientras su madre resaltó la desaprobación de su presencia.

Tengo un anuncio que hacer- dijo, aclarando la garganta.

Toda la familia observó con silencio a la protagonista de aquella voz.

He decidido casarme con el señor Collins.

Hubo un silencio que duro una eternidad.

¡Oh, mi querida Lizzie!- chilló la señora Bennet con alegría, abalanzándose sobre su hija.

La familia Bennet, o mejor dicho la señora Bennet, se vanagloriaba de aquí para allá por la victoria de su hija Elizabeth. El padre no quería saber nada y odiaba la decisión de su hija. Lizzie intentó explicarle la razón por la que había excedido a ello, pero eso no era justificativo.

¿Es qué no lo entiendes? ¡Quiero verte feliz! Y con ese mantecado, no lo serás.

Pero lo más humillante que Lizzie tuvo que vivir fue la disculpa al señor Collins. Este mantenía su cara serena, expectante ante la esperada respuesta de su conquista.

He pensado profundamente sobre su propuesta y he decidido aceptarla con agrado- aunque su rostro no daba registro de ello.

Elizabeth, me hace un hombre muy feliz- dijo con estupidez-. Cuando le diga a la excelentísima Lady Catherine de Bourgh…

Y no pudo evitar rodar sus ojos.

Luego de acordar una fecha y un lugar, Collins se dirigió a Rosings, para darle la hora nueva a su tía y establecer un nuevo hogar, del ahora, matrimonio Collins.

La vida de los Bennet se dio vuelta. Lizzie era la favorita de la señora Bennet y la menos querida del señor Bennet. Durante las siguientes dos semanas, Bennet permaneció alejado de todo el ajetreo familiar. Y se escondió muy bien de Lizzie, cosa que a esta la afectaba.

El martes luego de la partida del señor Collins, Lizzie, madre y hermanas fueron a probar su vestido. Era perfecto en su sencillez. Solo unos encajes a la altura del escote y alrededor de su cintura, una falta un tanto recta y sin cola.

No pudo evitar sentir que le faltaba el aire cuando se dio cuenta que se casaría con un señor al cual no amaba ni agradaba. Era una locura pensar que ese sería su vestido de casamiento. Pero era un sacrificio que debía hacer.

Por la tarde, Jane se fue a Londres, obligándola a Lizzie a prometerle que le escribiría muchas cartas.

Estaré para tu boda, querida Lizzie.

Más te vale- le dijo bromeando. No podría soportar dar ese gran paso sin ella a su lado.

Por suerte Charlotte se encontraba a su lado para sostenerla por el resto de la ausencia de Jane. Esa misma noche, se quedo a dormir en su casa. Las dos se encontraban en la misma cama y aprovechaban para ponerse al día.

Madre ha estado fastidiosa con respecto a la boda. No se ha podido silenciar la boca desde que di mi respuesta a Collins. Y mi padre no me ha dirigido la palabra desde hace días…

Eres su hija predilecta. Es más que entendible.

Sí…¿pero a que punto debe estar en ese estado?. Es demasiado…doloroso. Pronto me iré a Rosings y no volveré quien sabe cuando.

¡Cuánto te voy a extrañar!

¡Ya lo creo! Y conocerás a la famosa Lady Catherine…- dijo, en forma de sorna.

Ya lo creo- dijo Lizzie, un tanto exasperada.

Tal vez veas al señor Darcy y puedas preguntarle por Bingley.

Solo de pensarlo le dio arcadas.

Uff…el señor Darcy. No quiero cruzármelo por el resto de mi vida.

Pero si ha sido tan atento contigo- dijo riendo Charlotte.

Su risa contagió a Lizzie que rió al borde de la histeria para luego sentir que sus ojos ahogados en lagrimas. Charlotte la abrazó en silencio. No necesitaba preguntarle que le ocurría porque lo entendía perfectamente.

¿Por qué tuve que haber sido mujer?- sollozó-. Lo que más amo en esta vida es la libertad, y fui sumamente ultrajada de ella.

Lo sé, lo sé.

El amanecer la sorprendió con tristeza. Sus ojos permanecían cansados e hinchados; no estaban acostumbrados a llorar sino a reír. Algo que Lizzie calculo que no haría por mucho tiempo.

Nota de autor: Buenas! Aquí les traigo un fanfic de Orgullo y Prejuicio. Estoy muy enamorada de esa historia y no podía pasar de hacer algún fanfic.

Se que el varía la historia, pero me parecía muy monotono hablar de la vida de los Darcy luego de casados porque serían muy felices. Creo que lo más lindo de esta historia es el desarrollo, así que yo le pongo un poco de picante al mismo. Espero que les guste y dejen muchas reviews!.