SubNATURAL

SuBNATURAL es un fanfic inventado, escrito y poco revisado por Leo Bennacker.

PERsigue libremente el argumento de la serie Sobrenatural (Supernatural).

Son historias de mucho miediku protagonizadas por dos hermanos, que se dedican a apagar iluminaciones, matar a los muertos y vivir del cuento; al tiempo que buscan a su padre que desapareció dejando una nota pidiendo que, por favor, no le buscasen.

CASO #1: Pilot

FLASHBACK. Hace unos años…

Es de noche y todos duermen en la casa. En el salón, Papá se ha quedado dormido con la mano en la entrepierna mirando anuncios de contactos en la televisión. Mamá ronca profundamente en su habitación. El pequeño Dean tiene pesadillas en su cuarto. Y el diminuto Sam, aún un bebe, realiza experimentos acerca de la descomposición del genoma humano en la cuna.

Un ruido sobresalta a Mamá (las madres siempre se sobresaltan), se despierta y se levanta. Avanza por el pasillo, a oscuras, hacia la habitación de su hijo Dean. Por la puerta entreabierta le ve sacudirse convulsionado en la cama y gemir incoherencias. Le ignora. Cierra la puerta y cruza el pasillo. En la habitación del diminuto Sam, descubre una sombra ante la cuna. Parece la figura de un hombretón grande y grueso. Lleva un abrigo largo y un sombrero. Suenan unas campanas lejanas. Se trata de UnderTaker, el célebre luchador de la "WWE SmackDown v.s Raw 2007 for PS2 for only 49". Sorprendida, la mujer corretea a avisar a su marido; Papá siempre ha sido un gran fan de la lucha. Al bajar las escaleras, lo descubre en el sofá con indecencias en la televisión. Apaga la tele con rabia. Le va a montar una escena, pero entonces oye como el diminuto Sam rompe a llorar.

¡CRACK! (rompido)

Buabuabua (lloriqueos)

Corre los 100 metros obstáculos hacia el cuarto del bebé. Papá se despierta al notar el silencio de la tele. Oye ruidos en el piso de arriba y se incorpora. Suena un grito desgarrador que le pone los pelos de punta. Pero como Papá es calvo, no se inmuta.

(No reproduzco el grito por que, si tenéis cabello, da miedo)

Papá se entretiene en quitarse las alpargatas y ponerse los zapatos. Siempre ha tenido problemas con los nudos de los cordones. Un par de horas más tarde, abre de improviso la puerta. En su interior, solo encuentra abrigos y paraguas. ¡Ha abierto el ropero!

Nervioso, se enciende un cigarrillo. Cierra el ropero y se acerca a la habitación de Sam, por debajo de la puerta ve unos extraños flashes de luz. Abre. Ahí está el célebre UnderTaker realizando su particular tombstonecon Mamá. Unas gotas de pintura (están pintando el techo de la habitación) le caen en el rostro. Del susto, el cigarrillo le cae de los labios y prende los plásticos con los que los pintores han querido proteger la moqueta. De repente, la pintura de la habitación empieza a arder. Papá agarra al pequeño Sam. Grita a su otro hijo:

- ¡Dean! –contempla aterrado el fuego, y el gesto de decapitación que UnderTaker le dedica a Mamá.- Eso es cosa de magia. ¡Dean!

Aparece por la ventana, volando en una escoba, Dean Thomas, el amigo de Harry Potter. Como ve que no se refería a él, se vuelve a Hogwarts.

Aparece Dean, el que nos interesa, ataviado con su pijama de los cazafantasmas. Papá pone en sus brazos al diminuto Sam, y le grita que salga de la casa. Dean ve el fuego y a UnderTaker, y jura –aunque no cree en Dios-, jura que algún día le encontrará y le derrotará, y se hará con el título mundial de los pesos pesados de la "WWE SmackDown v.s Raw 2007 for PS2 for only 49,99"

Justo al salir, la casa explota. Dean se aparta de un árbol, que justo entonces, explota. Corre hacia el buzón de correos, que también explota. Aparece su padre, lleno de hollín y llevando consigo una agenda con tapas de piel de mofeta.

- ¿Y Mamá? –pregunta Dean aterrado.

- Olvida a Mamá, ha muerto.

Se oye a Mamá gritar "socorro, socorro. Sacadme de aquí".

Y aquí termina nuestro FLASHBACK

Hace un rato…

Una chica en ropa interior irrumpe en el interior de la habitación de Sam, que está enfrascado en el interior de un libro que habla del interior de los músculos internos.

- Dean… ¿te apetece que lo hagamos?

- Soy Sam, Dean es mi hermano, y estoy estudiando.

- Lo sé Dean, pero… ahora que por fin he dejado a mi madre, ya no tengo que comportarme como una mojigata.

- Lo sé, Rory. Pero estoy estudiando, y es importante.

Se acerca, coqueta, y apoya su culete en la mesa.

- Tienes miedo a mi madre, ¿Dean?

- Sí, le tengo miedo. Lorelai Gilmore me da más miedo que Tony Soprano.

- Eres un gallina, Dean.

- Me llamo Sam.

- Eso es una película de Sean Penn.

Sam cierra el libro de golpe.

- ¿Siempre me tienes que restregar por la cara lo inteligente que eres?

- No era un reproche, era un comentario. Y no pongas esa cara, yo he venido a hacerlo, no a discutir.

- Pues yo estoy… -un trimbrazo lo interrumpe.

Rory se acerca a la puerta y abre. Es Dean.

- Soy Dean Rifle –le enseña una placa, y entra sin esperar que le inviten-. Vaya, cómo te cuidan hermanito. Tú debes ser Rory, ¿no? Nunca me han hablado de ti, pero he leído tu nombre en la etiqueta de tus bragas.

- Mi madre –dice Rory-, pone mi nombre en todas mis cosas.

Sam se ha acercado, frunce el ceño.

- ¿Qué haces aquí?

- Papá ha desaparecido.

- Qué novedad… -dice con amargura-, se pasó nuestra infancia desaparecido.

- Estaba trabajando. Pero ahora ha desaparecido de verdad.

- Oye, Dean –le pregunta Rory a Sam- ¿a qué se dedica tu padre? Nunca me lo has contado.

- Es un matafantasmas –dice Dean-, como Sam y yo.

- ¿Matafantasmas? –pregunta sorprendida.

- Ella no tiene porque saberlo.

- Pues ahora ya lo sabe… te necesito, hermanito.

Sam se acerca, es dos palmos más alto y tres más ancho que su hermano mayor, que se siente intimidado y sale al pasillo.

- Tengo los exámenes la semana que viene… -dice Sam- ¿crees que el abecedario es fácil de memorizar?

- Vamos, lo encontramos, y vuelves… ¿cuál es el problema?

- ¿Puedo venir yo? –pregunta Rory.

Responden los dos a la vez:

- No.

El viejo Cadillac PostMortem negro arranca salpicando de barro a las animadoras de la universidad, que corren a la fuente al tiempo que se quitan la ropa.

- ¿En qué trabajaba Papá? –pregunta Sam.

- Investigaba unas desapariciones cerca de Fantasmaville, en Nebraska. Hasta que desapareció.

- ¿No estabas con él?

- Llevaba un caso de criaturas misteriosas en Yetilandia, cerca de Ohio.

Sam sacude levemente la cabeza; Dean lo mira, interrogativo.

- Había olvidado –dice Sam-, este argot. "Un caso", "investigar", "desapariciones",… Dean, Papá era un farsante. Se aprovechaba de la incredulidad de la gente para sacarles dinero con supuestas curas o exorcismos.

- ¿Crees que lo inexplicable es falso?

- Creo en lo que veo.

Dean se coloca las gafas de sol y vuelve la vista a la carretera.

- Eras demasiado pequeño cuando ocurrió lo de Mamá.

- Pero tú me lo has contado decenas de veces…

Dean lo mira.

- ¿A mí tampoco me crees?

- Creo que los cuentos de Papá te han influenciado.

- Sammy, lo que vi en casa fue real, lo que le ocurrió a Mamá es lo que te conté, es lo que ocurrió… Sé que es aterrador, pero Mamá fue devorada por el fuego eterno de una criatura diabólica que…

- Vale. Oye, para ahí, quiero comprar unos bizcochos.

Un señor cuyo nombre no nos importa conduce su vehículo por una carretera secundaria a la afueras de Estados Unidos. Es de noche y lleva los faros de su Seat 127 apagados. Vuelve de un club de carretera en el que ha mantenido relaciones sexuales con una almohada. Conduce por la carretera solitaria mientras charla por el móvil con su prometida. Ve acercarse a lo lejos unos carteles indicadores justo cuando la sufrida y abnegada prometida le pregunta dónde se encuentra. El tipo reduce la velocidad para poder leer el cartel. Y lee: "Apariciones fantasmales en los próximos kilómetros".

Más allá, en una amplia recta, ve a la famosa muchacha de la curva. Reduce la velocidad y se despide de su prometida. Promete llamar en cinco minutos (tiempo más que suficiente para ligarse a la chica y acostarse con ella; y aún le sobrará tiempo para cambiar el aceite al motor). Se detiene cerca de ella. La chica se acerca, flotando a unos centímetros del suelo. Clava el rostro en el cristal de la ventana, y lo atraviesa sin romperlo.

- Hola, amor –le dice-, ¿quieres pasar un buen rato?

- Claro –responde él, apagando el cd de Britney.- ¿Qué cobras?

- 20 el francés, 30 el griego, 40 el japonés, 50 el birmano, 60 el ruso,…

El tipo, al que siempre le han fascinado los idiomas, la invita a subir.

- Sube, sube –dice al tiempo que alarga la mano para abrir la puerta, pero ella ya está dentro-. Vaya.

- Vamos a mi casa.

- A mandar.

Arranca. Unos minutos después se percata de dos cosas: primera, que la chica se ha puesto el cinturón, y segunda, que ve el asiento a través de ella. Sacude levemente la cabeza. No debe haber bebido lo suficiente.

- Tuerce por allí –le indica ella. Y con voz tétrica añade- pero ten cuidado con esa curva…

- ¿Por?

- Allí resbalé yendo en bicicleta cuando tenía cinco años.

- Cielos.

El tipo tuerce por el sitio indicado, y deja atrás la carretera. Avanza ahora por un estrecho camino de tierra lleno de baches mal tapados con asfalto. La sombra de un edificio se insinúa delante de ellos.

- Qué casa más fea. ¿Vives aquí?

Ella le mira, fijamente. El tipo la mira, y entonces ve un recuerdo de pájaro en la ventanilla, lo ve a través de ella. Pero como aquella es una relación efímera no le sorprende que la chica sea transparente.

Detiene el vehículo delante de un porche decrépito. Enciende la luz interior del coche y busca en el diccionario el significado de la palabra decrépito. Sin abrir la puerta ella sale. El tipo abre su puerta corredera, y sale del coche. Ella ha desaparecido. Instintivamente el hombre toca su cartera, sigue en su sitio. Da unos pasos hacia la casa. Grite el nombre de la chica. Da un par de pasos más, y recuerda que no sabe el nombre de aquella chica. Todo aquello empieza a parecerle sospechoso. Decide largarse, y entonces la chica lo ataca y el tipo muere soltando un grito espantoso que se pierde en la noche.

(Como se pierde, no se cómo es ese grito. Lo siento).

En el coche, que devora la carretera, Dean le da al play de su radiocasete. Un grito espantoso da paso al guitarreo de "Paranoid" de Ozzy Osbourne. Sam se despierta de repente.

- ¿Pesadillas? –pregunta Dean.

- ¿Qué? No… -mirando hacia fuera- ¿Dónde estamos?

- Ya las tendrás. Hermanito esto es Fantasmaville.

Sam se fija en el radiocasete.

- Tío, ¿en que siglo vives? ¿Has oído hablar del mp3? ¿De los cd's?

- Si uno pudiera escuchar la música en toda su calidad descubriría que la mayoría de grupos son malísimos, oye… mira eso.

Dean señala un puente sobre el río, un par de coches de la policía están cruzados a la entrada, impidiendo el paso. Dean detiene el coche en el arcén.

- Vamos a curiosear.

- ¿Qué? ¿Así? Nos plantamos allí y…

Dean abre la guantera y entre las diferentes placas, tarjetas identificativas y carnes falsos, saca una que le parece apropiada.

- Exacto. Vamos, ahora verás como trabaja un profesional.

- Buenas –Dean se dirige a un sheriff local. Le saca la placa en un visto y no visto-. Samuel L. Jackson, departamento de puentes sobre afluentes fluviales. Este es mi ayudante, John Travolta, ¿qué ha ocurrido aquí?

- Un encantador de serpientes encontró el coche, abandonado. Pertenece a un tipo de la ciudad, ayer dijo a su prometida que la llamaría y no lo hizo. Ha desaparecido. Ni rastro. Estamos mirando en el río.

- ¿Señales de lucha? ¿Restos de drogas?

- No.

- ¿Había dinero o algo de valor en el coche?

- El móvil era de los buenos -dice el sheriff encogiéndose de hombros-, ahora es mío.

Dean, Sam y el cansancio del viaje, vuelven al coche.

- ¿Crees que la desaparición de Papá está relacionada? –pregunta Sam.

- Ya que estamos aquí, fingiremos que sí. Vamos a buscar un motel. Necesito toallas nuevas.

Dean saca una placa ante el recepcionista del motel "Gente de Paso".

- Soy George Kaplan, agente de moteles. Yo y mi amante quisiéramos hospedarnos aquí un par de noches.

- ¿George Kaplan? –El recepcionista levanta las cejas hasta la calva.- Ya tenemos un George Kaplan.

Los hermanos se miran. El recepcionista sigue hablando:

- Tener es un decir, hace días que no sabemos nada de él, pero como pago dos años por adelantado, nos da igual. No llevaba mucho de valor, pero mientras no vuelva, me quedo con su portátil.

Tras registrarse en la habitación 69, los hermanos Rifle, que han sonsacado el número de habitación del tal George Kaplan, fuerzan la puerta, y entran.

- ¿Un George Kaplan desaparecido? Apuesto, a que es Papá.

El aspecto de aquella habitación les confirma que su padre se hospedó allí. La televisión está encendida por un canal porno. Las paredes están empapeladas de desplegables de PlayBoy, Hustler, y Penthouse. Y en la mesa hay decenas de papeles con garabatos obscenos. Inspeccionan el lugar. Tropezando con una muñeca hinchable, Sam topa con una agenda con piel de mofeta.

Dean, la recoge.

- El diario de Papá –se miran-. Todo lo que descubrió, toda una vida dedicada a la investigación de fenómenos paranormales, todas las pistas que siguió, todos los enigmas y todos los descubrimientos están…aquí.

Sam coge la agenda y la inspecciona.

- Son cinco páginas a doble espacio.

- Papá nunca salía sin ello, ¿qué le habrá ocurrido?

- Quizás se cansó de engañar a la gente… ¿y ahora que hacemos?

- Buscar en GOOGLE acerca de desapariciones. Tú, que sabes encender un ordenador, te ocupas; yo iré a merodear por los alrededores.

Al cruzar la puerta, Dean, se encuentra con el sheriff local y otros tres agentes.

- ¿Samuel L. Jackson o George Kaplan? Parece que tiene muchos nombres.

- Es que tengo muchas vidas.

- ¡Detenedlo!

Por un corte en las cortinas, Sam ve la detención de su hermano. Agarra la agenda con piel de mofeta y las toallas del baño y sale por la puerta trasera, después de hacer un agujero en la pared para fabricar una puerta trasera.

El sheriff entra en su despacho. Dean está sentado, ante una taza de café amargo. El sheriff deja caer en la mesa un voluminoso informe.

- Falsedad documental, usurpación de personalidad, robar toallas en el motel,…

- Ese soy yo.

- A ver, cuéntame tu historia.

- Mi padre y yo nos dedicamos a matar fantasmas. Vino aquí, siguiendo las múltiples desapariciones inexplicables, y ha desaparecido. Por ello he venido.

- Yo creo que eres un terrorista radical.

La puerta del despacho se abre de repente.

- Sheriff, un camión de donuts ha volcado en la carretera, se echará a perder todo el género…

El sheriff se levanta pinchado por una aguja invisible. Antes de salir pero, quita las esposas de Dean, y se las guarda en el bolsillo.

- No te muevas de aquí.

Dean se levanta. Va a salir por la ventana cuando algo llama su atención.

-Eh, ¡Qué estoy llamando tu atención! - un archivador sobre la mesa tiene como etiqueta: "Desapariciones inexplicables en el pueblo, apuntes para un libro o guión de tv".

El Cadillac PostMortem se dirige en plena noche hacia las afueras. Sam consulta un pequeño bloc.

- He buscado "desaparecida" en el GOOGLE –dice Sam-, he descubierto que es el título que recibió la serie "VANISHED" en España. Tuvo tan poca audiencia que fue cancelada, y eso que tenía sólo 13 episodios. Es todo lo que he logrado en estas cinco horas, ¿tu?

Dean, que maneja el archivador del sheriff mientras conduce, dice:

- Hace unos años, en el pueblo, una tía ahogo a sus hijos en una cazuela de tierra y luego se suicidó –mira a Sam-. Se suicidó tirándose del puente.

Detienen el coche a la entrada del puente. Salen. La noche esta tranquila. Caminan hacia el centro del puente, mirando el suelo, en busca de monedas o caramelos extraviados.

- ¿Y ahora como la encontramos? –pregunta Sam.

- En estos casos, como decía Papá, es mejor dejar que te encuentren a ti.

Sam mira por la carretera hasta que se hace con un chicle aplastado. Dean se apoya en la baranda y contempla lo que antes fue un río, y ahora sólo un lecho de residuos tóxicos y vertedero de electrodomésticos viejos.

Entonces oyen rugir el motor del viejo Cadillac PostMortem.

- ¿Ves? –dice Dean sonriente.- Ya nos ha encontrado.

- No –Sam echa a correr-, nos están robando el coche.

Efectivamente un par de ladronzuelos, se han metido dentro del coche y tratan de ponerlo en marcha. Mientras corren hacia el vehículo, una luz les asalta por detrás. Un descomunal trailer ha entrado en el puente y acelera hacia ellos. Dean y Sam corren, ya no para recuperar su coche, sino para evitar ser atropellados. Sam mira por encima de su hombro.

- Dean…

- ¡Corre!

- Dean, no hay conductor.

Dean da un vistazo, efectivamente la cabina del camión está vacía.

- ¡Salta!

Los hermanos se separan y cada uno salta por un lado del puente. Gracias a los arneses, el salto suicida se convierte en un espectacular y bello salto de puenting.

Al volver arriba, el camión ha desaparecido. Un par críos con barba y gafas, los ladronzuelos, les ayudan a subir.

- ¡Qué salto! –dice uno.

- Ibais a robarnos el coche –dice Dean, agarrando al otro, que sigue mirando la carretera por donde ha desaparecido el trailer.

- Claro –dice, y le ofrece la mano.- George Lucas, este es mi socio y amigo, Steven Spielberg.

- ¿Ha desaparecido en la nada? –pregunta Sam, deshaciéndose del arnés.

Dean ayuda a su hermano.

- Tiene que ser ella, tenemos que encontrar donde esta enterrada. Vamos.

- Qué la fuerza os acompañe –dice el joven Lucas al despedirlos.

- Y dale con la dichosa frasecita –responde Spielberg

Dean y Sam dejan a los futuros directores, y se dirigen, con su coche recuperado, a la biblioteca. Son las tres de la madrugada, y la biblioteca funciona a pleno rendimiento.

Dean saca una placa ante la bibliotecaria.

- Soy Hermione Granger, del departamento de adictos a la biblioteca. Busco las partidas de defunciones de los suicidas del pueblo.

- ¿Defunciones? –la mujer levanta la mirada de un ejemplar de "RBD: la rebista hinteligente"-. Pasillo sin retorno, en el archivo.

Dean y Sam, sentados alrededor de una mesa llena de voluminosos documentos polvorientos, inspeccionas los legajos.

- ¡Aquí! –dice Dean-. Está enterrada en un lugar llamado: cementerio.

- Mira –Sam le pasa un libro-, en este ejemplar de "El por qué de la chica de la curva", describe que estas mujeres, una leyenda habitual en todas las culturas, actúan movidas por la venganza.

- ¿Venganza contra qué?

- Contra los hombres, sus asesinos.

- Pero esta se tiró del puente, no la mató nadie. Y fue ella quien mató a sus hijos.

- ¿Por crees que lo haría? –pregunta en un tono retórico.

- Estaba loca…

- Venganza, Dean, venganza. Según el archivador del sheriff, ¿quién era el marido? Un tal Aleasco Lequio, según GOOGLE uno de los más aberrantes ligones del mundo.

- El marido la engañaba…

- … y mató a sus hijos, y luego se suicidó.

- Y ahora ¿hace desaparecer maridos infieles?

Sam recoge los libros y se levanta. Le suelta otra pregunta retórica:

- ¿Recuerdas de dónde venía el último que desapareció?

- De un club, de acostarse con una almohada. Brillante, hermanito.

Sam y Dean salen de la biblioteca.

- ¿Y por qué atacó a Papá? El no engaña a su mujer, Mamá está…

- Dean –dice Sam serio-, quizás Mamá no esta muerta. Y ser un adicto a la pornografía como lo es Papá, no le ayudó.

Se dirigen hacia el coche.

- ¿Y por qué nos atacó a nosotros en el puente?

Sam se detiene.

- Imagina que quieres robar un coche, los propietarios perseguidos por un camión se tiran por un puente… ¿Por qué no huyes con el coche que ya has logrado arrancar?

- ¿Quieres decir que no querían robarnos? ¿Ellos hicieron lo del camión?

- Creo que el camión eran efectos especiales de esos dos críos. Fuimos sus actores en un corto de terror…

-¡Malditos críos! Voy a buscarles…

- Dean no, tenemos que encontrar a la chica…

- Ve tú, Sam, quiero encontrar a esos dos aspirantes a Ed Wood y darles un puñetazo de OSCAR.

Así pues, mientras Dean espera el autobús en la parada del metro, Sam conduce el Cadillac PostMortem hacia la salida del pueblo. Cruza de nuevo el puente, y observa en la cuneta lo que parece un trailer gigante de gomaespuma, que un par de críos están recogiendo. Coge con la mano su teléfono móvil manos libres y llama a Dean. Su hermano tiene el móvil apagado y Sam espera estoicamente la verborrea del buzón de voz. Finalmente le puede dejar el mensaje:

- Dean, me alejo por la carretera, he visto a los críos, están en el puente. Oye espera, creo que he visto algo… ¡Cielos Dean! Dios Mío… ¿Cuánto hace que no cambias el aceite al coche?...

Sam sigue hablando por el móvil. La pura verdad es que tiene miedo, así que está charlando como una pescadera, despotricando de todos sus compañeros de clase, y de las novias que ha tenido, sólo para oír su propia voz y no huir. De repente, en una amplía recta, ve una extraña y pálida figura, es la legendaria chica de la curva. Como tiene tanto miedo, reduce la velocidad y se detiene, la dejará subir, así ya no estará sólo.

La chica se acerca, flotando a unos centímetros del suelo, acerca su cara al cristal de la ventanilla y asoma la cabeza.

- Hola, amor –le dice-, ¿quieres pasar un buen rato?

- Estoy buscando una chica, una chica fantasma…

- Creo que sé dónde puedes encontrarla.

- Sube, sube –dice Sam, pero ella ya está dentro.

Arranca. Unos minutos después se percata de dos cosas: primera, que aún no ha colgado el móvil a su hermano, con lo que la llamada le va a salir carísima y segundo, que la chica es translucida.

- Tuerce por allí –le indica ella. Y con voz tétrica añade- pero ten cuidado con esa curva…

Sam la mira de reojo.

- Oye, ¿eres tú, no? O sea, la chica de la curva.

Ella lo mira, fijamente. Sam, que puede ver a través de ella, se percata que los fiadores de las puertas se bajan solos. Frena, pero el coche no frena. Sam se revuelve, tiene que hacerlo ahora o será demasiado tarde. Logra sacarde su chaqueta un bloc de notas y un bolígrafo.

- ¿Te importaría firmarme un autógrafo?

La chica se le lanza al cuello.

- Espera, espera… que yo no hago estás cosas en un coche.

- Vamos hacia mi casa.

Sam intenta apartarla, agarrarla, pero como es un fantasma sus zarpazos se pierden en el aire, o topan con el ambientador pino que cuelga del retrovisor interior.

- Sé lo que haces –dice Sam, mientras ella se arranca los botones de la camisa, y manosea en sus pantalones.- pero conmigo no puedes hacer nada, no le soy infiel a Rory. Si ni siquiera nos hemos acostado.

El coche se detiene de repente. Está delante del porche de la casa decrépita.

- Todos los hombres sois infieles. Es genético –dice la chica, y le chupetea el cuello.

Una sombra aparece al lado de la puerta del coche.

-¡Eh, Casper! –es Dean, y lleva una placa en una mano, y una pistola automática Smith & Smith en la otra-, suelta a mi hermano.

La chica muestra su rostro más horrendo, el de la resaca matutina. Y Dean le dispara. Las balas revientan el cristal, cruzan el fantasma y se incrustan en el coche.

- Para, para –grita Sam-, que me vas a dar a mi.

Sam para evitar ser asesinado por su propio hermano, acelera el coche, que sube el porche y se adentra en la casa, derribando la puerta y una colección de jarrones de barro etruscos. La chica fantasma lanza un aterrador grito.

Dean pasa entre los escombros, logra abrir la puerta del coche, y saca a su hermano. Sam se frota el cuello chupeteado mientras Dean apunta la pistola hacia la oscuridad de la casa.

- ¿Cómo has encontrado este sitio? ¿Cómo has llegado tan rápido?

- Su marido –dice Dean-, el marido de la suicida, conduce el autobús nocturno. Él me ha traído ¡Mira!

De repente, en las escaleras que llevan al piso superior, se forman unas figuras fantasmales.

La chica fantasma adopta la postura de "El Grito", y se desvanece en la nada. Sus hijos, los 4400, desparecen con ella.

- Atraía a hombres a su casa, para que le ayudaran a entrar. Aquí mato a sus hijos, y no podía volver, le daba miedo. Caso resuelto.

- Si tu lo dices… -Sam se ata un pañuelo alrededor del cuello; no es plan que Rory le vea esas marcas.

Entonces Dean se percata de algo importante.

- ¡Mi coche! ¿Sabes lo que nos va a costar repararlo?

Un par de meses después, el Cadillac PostMortem, se detiene ante la ciudad universitaria.

- ¿Así, vuelves a tus clases, Sam? ¿No me acompañas?

- ¿Estás loco? –Sam sale del coche-. He pasado tanto miedo que casi me hago popó encima.

- Ya… ¿y Papá?

- Qué le den. Adiós muy buenas.

Da un portazo y se adentra en el edifico corriendo.

Sam se dirige al módulo de las chicas. Aún recuerda cuál era la habitación de Rory, aunque, como buen chico, nunca estuvo allí pasadas las ocho de la tarde. Por fin ve la placa: RG, PG, &…

- Rory Gilmore, es aquí.

Va a dar unos golpecitos pero ve que de la puerta cuelga el cartelito "Estamos haciéndolo, no molestes". Airado, Sam echa la puerta abajo. La salita está a oscuras. Se dirige a la primera puerta y abre de un patadón. Una pareja se cubre con las sabanas.

- ¡Rory!

- No, no –se oye desde debajo las sábanas

Sam se acerca y las arranca de un tirón. Pero no. Son Paris Geller y su novio.

Sam sale y se dirige a la otra habitación, ya puestos, también tira la puerta de una patada. La habitación está vacía, ya más relajado entra, pero entonces una gota de pintura cae en su mejilla. En el techo hay un fresco acabado de pintar. En él se ve a Rory sujeta por la terrible garra de UnderTaker. Como Sam se percata que el fresco se mueve, deduce que no es un dibujo, sino una realidad. UnderTaker le dedica el gesto del degollamiento y desaparece con Rory.

Una de las cintas de K7 de Dean ha sufrido un exceso, y la cinta se ha liado. Por suerte, Dean dispone de un bolígrafo Bic cristal, y vuelve a colocar bien la cinta. La puerta del copiloto de su Cadillac PostMortem, se abre de repente, y Sam se deja caer en el asiento.

- ¿Has cambiado de idea?

- Se la ha llevado –mira a Dean-, se ha llevado a Rory como se llevó a Mamá.

- Entonces es cierto lo que dijo Papá… -Dean pone la K7 en el viejo reproductor.

- ¿Qué?

- Que eres gafe, tío.

Y el Cadillac PostMortem arranca y desaparece. Suena "See you in the other side" de Ozzy Osbourne.

-FIN-