Lemonade

MidoTaka

Ranking: M

Drama/romance

Semi-universo Alterno

Cap :La rueda del destino

Hola

Pues bien, ya tiene rato que no escribo ya que la escuela me absorbe mucho, pero ahora que tengo unos días libres intente hacer algo, además de que la pareja Midotaka me parece muy divertida y sin exagerar, cannon..(omg)

Esta historia se manera en tres tiempo, presente, pasado y futuro(lo remarcare con manuscrita) e indicare

Futuro "manuscrita"

Pasado "tiempo atrás, hace tiempo, (o sinónimos que indiquen el pasado)"

Presente "Ahora"

Espero ser clara para que en su lectura no sea confusa pero si dinamia y se tenga la adecuada atención (¿?) pero de ser demasiado confuso regresare a una historia lineal.

Este capítulo fue editado (en redacción y puntuación o eso intente)


Ahora

Las niñas cantaban después de una bella mujer de facciones orientales, cabello negro largo y lacio. Con pequeños y cortos aplausos daba ritmo a una canción, y las niñas la seguían, era una canción alegre y rápida, en un inglés muy básico que se fundía con el acento coreano. Eran un par de gemelas, apenas reconocible una de la otra de no ser por un moño rosa y uno amarillo que hacia contrastar su cabello tan negro.

-...-Permaneció así un rato, mirándolas. Tenían un parecido a la hermana de kazunari, eran bonitas y pequeñas, de apenas unos 10 años o menos. Sus bonitos trajes tradicionales coreanos eran de una de ellas color rosa y de la otra azul con amarillo. (1)

Pasaron algunos minutos y se sintió incomodo de permanecer tanto tiempo mirando a dos pequeñas ya que podría ser tomado como un pervertido(o el padre). Tomo la bolsa de sus compras con algo de pan, verduras, arroz, aceite, unos caramelos, alimento para mascotas y un limpiador para suelo, no se preocupó más en escuchar y camino fuera del parque, camino a casa.

La música lo distrajo a la algarabía que se desataba en las calles, un festival de culturas amigas, convivía folklor y alegría en las calles, obviamente y sin una razón aparente se dirigió a las zona de Asia, permaneciendo un rato en el puesto de Japón, otro más en el de China y Taiwán, admirando y disfrutando. Apenas y le entraron ganas de ver en el puesto de Corea del sur, donde música tradicional sonaba por un lado y en los otros grupos de k-pop hacían que una bola de chicas fanáticas bailara o hiciera algo que le parecía vergonzoso.

Regreso rápido a casa, para preparar algo de cenar y mirar un poco de televisión, quizá revisaría sus correos y se iría a cama a leer el libro que tenía pendiente.

-Llegue- Murmuro apenas, pero fue escuchado por un cachorro, un pastor de apenas unos 2 meses. Movió la cola y dio vueltas una y otra vez dando la bienvenida. Por un momento Midorima sonrió alegre de tener a ese cachorro en casa. No tenía la intención de adoptar una mascota y menos en los últimos meses en el hospital, no como un ítem de suerte pero si como un buen augurio, lo rescato de la calle, suerte para el cachorrito aquel día que lo favoreció las manos de un joven médico.

-"Woof"- Ladro el cachorro con sus vueltas interminables de alegría.

- Traje croquetas para cachorro, están bien balanceadas para un cachorro de tu raza...- Murmuro sacando de la bolsa un sobre de menos de un kilo de alimento - Tarde una infinidad en saber cuáles eran las correctas- Alineo sus lentes y paso a abrir la bolsa del alimento, saco unas cuantas y espero que el pequeño comiera de sus manos.

-Woof woof- Ladro comenzando a comer-Me alegra que te gusten- Dejo algunas croquetas en el suelo y se levantó para acomodar las compras. Prendió el televisor y de manera aleatoria dejo el canal de las noticias. Escucho disperso sobre algunos robos, choques, persecuciones, parecía las típicas noticias americanas, decidió mejor apagar el televisor y poner algo de música.

Después de salir del hospital a las 5:00 am, llego a su casa y se alisto para repetir la rutina de salir a correr, eran las 7:00 am y regresaba ya de su casa. Tomo sus medicinas y termino por tomar un baño rápido antes de desayunar. Su rutina era parecida los días que tenía libre del hospital y la clínica. Trabajaba duro para mantenerse y no depender de la beca de la especialidad, en uno meses se acabaría y no pretendida cambiar su forma de vida drásticamente.

Termino por estar sentando toda la mañana en su amplio sillón rojo leyendo una novela y escuchando música, tenía que estar estudiando, pero al quedarse dormido después de las 20 pag era de esperarse. Apenas un día antes había tenido una crisis, un sofoco de cansancio.


"Horas antes"

-¿Jazmines?

-Son para usted Dr. Midorima.-Hablo en todo frio y cortante, alejándose solo unos metros para tomar el historial médico. El doctor ignoro el todo duro de la enfermera, entendía sus motivos, y busco entre las flores alguna referencia de su procedencia-Son de la Familia Smith, tome- Empujo en sus manos el expediente- Pensaron que usted gustaba de los jazmines.

-Soy un hombre- Afirmo confundido y cansado de la actitud de la linda enfermera rubia y hermosa de ojos verdes, grandes caderas y pechos suaves .

-¿Enserio?-

No dijo palabra alguna pero con una mirada incomoda termino por mostrar su molestia- Disculpe enfermera -Pese a lo que había pasado con ella no esperaba esa reacción tan ofensiva.

-Discúlpeme, estoy cansada.-Se retiró apenada con algunos archivos más entre sus manos. Su delgado cuerpo desapareció por las escaleras cercanas y dejo al peli verde más cansado de lo que ya estaba.

Continuo su día en la clínica entre pacientes de la tercera edad y niños maleducados, entre los cuales recordó lo que le había enseñado Takao para poder tenerlos atentos. Era en aquellos momentos cuando odiaba más no poder solamente hacer una llamada y escuchar su odiosa voz (lo cual era mentira) y escuchar su parloteo.

Termino agotado cuando su salida de turno estaba por concluir, las 11:30 marcaba continuamente el reloj central del lobby. Paso antes de llegar a su próxima consulta a revisar a su paciente más pequeño, un niño de apenas 10 años que había sido operado hace unos días y que era tan activo que parecía volver locas a las enfermeras, pasaba el día explorando el hospital y terminaba en las salas de los ancianos viéndolos jugar partidas de Shogi, lo más rápido seria buscarlo en aquella sala para llevarlo a dormir. Era en el tercer piso, amplio y bien iluminado, escucho mucho murmullo y escaso personal, no estaba seguro que pasaba pero busco curioso el sonido.

Topo con una imagen curiosa enfermeros, médicos y pacientes veían en un solo televisor algo de suma importancia, el pequeño por supuesto estaba sobre una de las camas dando saltos de alegría.

-Leo...-Llamo al niño que feliz parecía escucharlo, pero las imágenes del televisor robaban esa atención

Miro curioso la pantalla ante tanto revuelo, observo la final de un partido de Te- kon- do, era un participante americano y uno coreano, vaya la revuelta estaban por concluir, recordaba había algunos pacientes extranjeros, un chino y un coreano para ser precisos.

–Leo...-Llamo una vez más al escuchar como los ancianos hablaban entre ellos en la lengua de dicho deporte, por un momento pareció confundirse al escuchar uno de ellos decir lo mucho que extrañaban su país, no es pudiera hablar dicho idioma, pero entendía gran parte de este, las razones para saberlo le eran extensas.

-Leo...-Llamo una vez más

-"Solo unos minutos más"—Escucho en un ancianos dirigirse. Su cuerpo comenzó a pesar en cuanto la última palabra fue entonada, la ropa le pesaba, su reloj le apretaba la muñeca, sus lentes le eran insostenibles, todo pareció sucumbir al sentir el frio piso y el doloroso golpe en su cabeza.

Todo su recuerdo le peso, ahora tendría que descansar más que solo sentado leyendo y pasando la mañana en ir a correr o de compras. La mañana parecía estar oscureciendo, pese a ser verano las nubes se amontonaron en el cielo y lo oscurecieron, comenzando pronto a llover.

Sintió un peso sobre su pecho y una corriente fría cuando abrió los ojos, pero decidió mejor permanecer así, acostado, cansado, sofocado.


Años atrás atrás...

Lavaba su cabello aquel día, eran imágenes salteadas, soñaba en aquel momento no había cachorro, no había hospital y no había Estados Unidos, solamente existía la idea de partir y un chico cantando. Era un sueño

Lavo su cabello por segunda vez, no parecía quedar lo suficientemente limpio, los hilos verdes se enredaban en sus delgados dedos, tibios y fuertes. Salió del baño y se vistió rápidamente, en tan solo unas horas partiría a Estados Unidos, vivirá allí hasta terminar su carrera y quizá hacer una especialidad, después de eso no tenía nada planeado.

Su cuarto estaba vacío, la ausencia era solo un requisito para su futuro en otro continente y no Japón. Se vistió lo más rápido que pudo y solo tomo una maleta pequeña. Sus cosas ya habías sido enviadas a su nueva residencia, solo había permanecido unos días más en Japón para terminar el papeleo y la trasferencia de sus ahorros. Salió de su casa para dejar de serlo, su familia estaba de viaje en el extranjero así que su partida seria solitaria, no familia ni amigos ya que estos últimos desconocían el hecho, así lo decidió. Meno él...

Recordó aquella sonrisa melancolía escurrir de sus labios, para llamarlo "Shin-chan, listo" mientras ya estaban en el aeropuerto, a unos minutos de separarse por meses o años. La despedida fue simple, una sonrisa y un "buena suerte" lo encaminaron a la zona de abordaje, pero sabía que no podía ser así.

-Shintaro...-Unos labios fríos escaldaron su partir, era un simple chico que lo inquietaba desde el segundo año de la escuela media. No era especial, no era listo y mucho menos atractivo (se mintió) pero existía en él la totalidad que deseaba.

-...- No retorno la mirada, ni espero demasiado-No te olvides de mi ¿vale?-Pregunto calmado y seguro. En aquel momento pudo oler aquel denso olor a naranja con jazmín que desprendía aquel chico. Su cabello seguramente o su ropa, quizá era su fragancia, era fresca era reconfortante.

-...-Permaneció callado uno segundos ante lo inevitable y confuso del momento.- Lo intentare...- Murmuro apenas logro ahogar su vergüenza y dejo escapar un suspiro cuando giraba para ver la sonrisa traviesa, pensó por uno segundos que era una broma

-Yo no lo hare- sentencio.

-Yo...- Quedo inmerso en el olor cítrico, le gustaba pero no podía seguir oliéndolo más, estaba algo cansado y asustado, solo quería subir al avión y dormir.-Debo irme

-Buen viaje Shintaro-


Despertó con un fuerte dolor en su espalda y de pecho, esos sueños que lo atormentaban era como un gran canal de agua que hacia flotar esos viejos sentimientos por su viejo compañero de Shutoku, nunca quiso aceptarlo en realidad todo quedo en lo abstracto de su mente. Le gustaban los hombres, los hombros anchos y las piernas fuertes, sus manos y sobretodo le gustaban los...

Pero sus mejillas se abochornaron de solo pensarlo, aunque si bien tenía una pila de revistas para caballeros (de caballeros), con hombres bien dotados, sexys como un bombero, un policía, un chef...uff

-Kami-sama...-Murmuro terminando por despertar y busco encontrarse al pequeño cachorro que cada que despertaba estaba en su pecho, pero era solo la vieja sensación, ahora tampoco era su cama y mucho menos era su hogar. Estaba en una habitación privada, con un poco de suero conectado a su brazo, suspiro recordando con el dolor de su frente que se había desmayado la noche anterior o algo así había pasado, seguramente lo llevaron a descansar a una sala privada para doctores, así con un poco de suero dormiría y se recuperaría. Sin embargo estaba preocupado por lo último que había escuchado o visto para provocar tan reacción.

-¿Dr. Midorima está usted despierto?-Pregunto la voz de un enfermero asomándose apenas unos centímetros por la puerta.

-Lo estoy- Respondió buscando sus lentes, los cuales el mismo enfermero acerco-Aquí tiene.

-¿Cómo se siente?- Pregunto el chico de apenas unos 26 años, era moreno y de cabello corto y negro, ojos claro miel o caoba. Tenía un acento de algún otro país asiático, era apenas reconocible. Por un momento pensó en Takao y en su piel bronceada de tanto jugar baloncesto al sol, de su sonrisa sincera y de sus gestos exagerados cuando buscaba su atención. No era que "él" se pareciera a Takao, pero había algo en el chico que le excitaba que le gustaba, quizá solo era esos ojos juveniles o sus largos dedos que sostenían un archivo médico, o su desesperación por tener un buen acostón.

-¿Cómo me veo? –murmuro mordiendo suave uno de sus labios mientras apenas entendía la estupidez que estaba haciendo al intentar sonar sexy con un enfermero, pero no podía para.

-Usted...-No le dejo ponerse nervioso el joven, tomo con más fuerza el archivo médico y desvió su mirada sintiéndose incomodo.-Parece estar mejor, puedo checar su glucosa Doctor? (2) -pregunto nervioso- Me ha mandado la jefa de enfermeras...-Expuso antes de verse más comprometido.

-Puedes hacerlo- Respondió mientras intentaba tranquilizarse, normalmente no era tan coqueto, y si era sincero, nunca lo hacía, las pocas experiencias que tenía había nacido de alguna situación que él no había provocado, pero ahora parecía querer una- adelante- Contesto dando su mano al enfermero que pincho con un pequeño aparato uno de sus dedos. Observo al muchacho, su pelo negro caía en su cuello delgado, le recordaba tanto a quien ya no quería ni nombrar.

-Cual es...- El sonido de su celular le interrumpir seguir con su flirteo. Giro la cabeza para encontrarlo en la mesita de a un costado. – ¿Diga?

-MIDORICHIIIIIIIIII

-¿Kise?

-NO cuelgues —Parecía leer sus pensamientos, estaba a dos segundos de cortar

-Dame una razón- Respondió frio, olvidando por completo al enfermero que parecía hacerle una señal con su pulgar arriba y sonriendo. Le mostro en un pequeño papel el número de su glucosa y un "Todo bien" antes de salir de la habitación

-Te tengo una sorpresa

-Que es- Dijo poniéndose de pie para buscar su ropa

-¡Estoy en los Estados Unidos! ¡yeah!-Se auto-festejo

-¿Y...?

-que frio...

Colgó y pago su teléfono, no estaba de humor.


Ahora

Un silbido o voz lo distrajo ¿quién cantaba? Se preguntó asumiendo que su vecina de 74 años no tenía ese tipo de hobbies, ni fuerza para hacerlo.

Además era una canción de niños...la reconocía era una canción de un viejo comercial.. si recordaba que se cantaba en las jardín de niños de Japón ya que era un anuncio de dulces. Asumió que estaba aún adormilado, pero esa canción continuo...

-Takao..-Murmuro reconociendo en algún segundo que esa canción la cantaba el pelinegro cuando regresaban juntos en la preparatoria, era absurdo cuando lo hacía, parecía un niño pequeño

-Midorichiiiiiiii...¿estás en casa?-Chillo lo reconocible..

Molesto se llevó una palma de su mano a su cara y suspiro fuerte, quería dormir y pasar una mañana tranquila.-¿Qué diablos haces aquí?- No pregunto cómo había entrado, aun no estaba completamente despierto y conociendo el gusto de la casera por lo jóvenes rubios, en solo un segundo resumio.

-Midorichiii sorpresaaa...-Chillo entrando a la sala donde estaba aún recostado sin gafas, con su unos pantalones viejos y grandes, una playera negra deslavada.

Se levando de un golpe -¡Idiota!- Grito molesto interceptando dos sombras.

-Pufffjajajajaj Shin-chan que cara...-Una voz conocida comenzó a reírse, ah reírse de su imagen que siempre había cuidado.

-daaaaaa diablos no se cómo ira esto, pero es seguro que será interesante mujajaja

Gracias por leer, espero continuarlo pronto.

Nos leemos 3