Cállate.

Sentia su Cuerpo arder, el maldito pantalón ya molestaba Demasiado en el área Donde SE Encuentra su erección y también despierta SE Encuentra presionada por el maldito trasero y endemoniado de Kenma Que No Deja de Hacer Una fuerte fricción Sobre esa zona.

- Kuroo ...- Gime su nombre sobre sus labios, con los cuales tiene ligeros roces.

Intenta concentrarse en algo, en lo que mar, pero solo puede escuchar los gemidos de él, sentir sus caderas sobre su entrepierna, sentir el ligero sabor de sus labios, oler su olor natural que lo vuelve loco y ver esos labios, carnosos, húmedos Y excitantes.

Y esto es tan cerca y lejos al mismo tiempo.

Cambia la dirección de sus labios y se dirige al cuello del menor, lame sin el descaro, muerde y chupa con la intención de dejar la marca, hacía sabían que solo el pernetece el y nadie mas. Kenma jadea y balbucea algo que no entiende, pero con sus manos desabrocha el pantalón de este y recorre con su pulgar la longitud que sobresale del bóxer.

El menor se reúne, no entiende lo que quiere hacer hasta lo que se ve en el interior de sus piernas y abrir con su boca la bragueta del pantalón, solo pudo concentrarse en el sonido del sierre bajar y sospechar sobre su marcada erección en el bóxer, causándole Un escalofrío, y en esa sonrisa coqueta que se dedica al menor antes de bajar la imagen con su boca y lamer toda su extensión con esa mirada tan provocativa.

Un día de estos Kenma iba a matarlo, no podía ser que el fuera capaz de excitarlo tanto, de hacerlo sentir en el mismo paraíso, y de un momento a otro volver a la realidad, volver a la tierra, mientras que un el no le parecía Cambiar nada, como si hacer que se calentara como una puta turbina fuera costumbre.

Una costumbre que quisiera dejara de pasar

Por que exactamente, cuando estaba cerca del momento, por llegar a la "Gloria", Kenma como si nada se alejaba, con una sonrisa gatuna en los labios, dando una tonta escusa de que se dejan a la tarde que grabó que tenia que Hacer que ayudar en algo Y lo dejaba ahí, con sus sentidos anonados, una mirada perdida y una maldita erección al aire, y solo.

Y antes de salir de la habitación hacia una seña de que haga silencio, después de su índice de dedo sobre esos labios que hace unos segundos apresaba un su entrepierna.

Pero esta iba a ser la excepción, no lo dejó salirse con la suya.

Así que, sin embargo, no dejó de engullir a su miembro, lo separó de este, tomándolo por sus mejillas los que tenían un gran sonómetro, movió sus manos rápidamente para posarlas sobre su cintura y moverlo bajo su cuerpo, apoyando sus manos ahora a sus costados para No aplastarlo, y empezó a besar sus labios hasta que el oxígeno de la separación, lo ve jadear y tener los labios brillantes de saliva de ambos.

Empezó a quitarle la ropa a tirones hasta dejarlo desnudo sobre las sabanas de su cama.

Esta vez, no se le escaparía.

¿Final? No, solo el comienzo de otra historia.