El viento soplaba con calma, meciendo lentamente las hojas de los frondosos árboles, en un camino un pequeño puesto de descanso para los agotados viajeros, un hombre de edad, calvo y con vestimentas blancas como la nieve, esperaba sentado fuera del pequeño puesto. Una dulce anciana le deja una bandeja con un té humeando y al lado unos pequeños dulces.
El hombre asiente en agradecimiento, agarrando el té comenzó a disfrutarlo, la anciana se retiro al interior de su local, sin ver cuando llego alguien más –Sigues siendo tan puntual como recuerdo viejo amigo— una suave, sensual y atrayente voz hizo que el hombre dejare de beber, volteo su cabeza para contemplar a una joven mujer de largo cabello rubio arreglado en un elaborado moño, sujetado por un extraño gancho con forma de cabra, su vestimenta era un kimono de telas finas y lujosas, de colores fuertes. Piel pálida y labios de un color cereza, pero lo más resaltante de ella era sus ojos rojos.
El hombre no expreso nada al ver a la mujer –Tú siempre cambiando— fueron sus simples palabras. La mujer se sentó a su lado y agarro uno de los pequeños dulces –Una vez más ha llegado el momento de nuestro pequeño juego— susurro con calma la mujer rubia –Asumo que ya debes haber elegido a tu "Héroe"— hablo el hombre antes de volver a disfrutar su té –Por supuesto. Este lograra satisfacerme— dijo con una sonrisa la mujer.
El viento se detuvo de repente, al igual que cualquier sonido del bosque. El aire se volvía poco a poco más pesado –El momento llego. Espero que aceptes tu derrota— dijo el hombre dejando en la bandeja su vaso vacío junto con el dinero –Has dicho eso todas las veces que hemos hecho esto y a la final ambos perdemos. Pero hoy es diferente, él es diferente a los otros—susurro la rubia lamiendo sus dedos saboreando lo último del dulce –Hasta que sea el momento, nos volveremos a ver— al decir esto ella se fue. El hombre levanto su cabeza para ver como el cielo se oscurecía en pleno media día –Si, hasta ese día, viejo amigo— y como si no hubiera estado allí desapareció en el aire.
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En unas catacumbas, donde el agua llegaba cerca de la altura de los tobillos, en una gigantesca sala, una gran reja dorada cerrada por un papel con el kanji de sellado, era lo único que retenía a la temible bestia de 9 colas, en su rostro una grotesca sonrisa crecía y crecía con cada momento, podía sentir que el humano en el cual había sido encerrado pronto cedería al odio y el podría usar eso para escapar.
Pero su sonrisa desapareció al sentir algo extraño –No, no es posible. No puede estar sucediendo esto— susurro desconcertado pero su mirada reflejo miedo al ver unos ojos rojos como los suyos en la entrada de su prisión –Usted, por favor. Puedo serle útil en esta guerra— el temible Kitsune, el peor de los 9 Bijuu suplicaba pieda ante lo que fuera que estaba frente a él. Desde las sombras un brazo salía, extendiendo sus dedos hacía la asustada criatura –¡Por favor! ¡He esperado muchos años para ser libre de nuevo!— grito aterrado tratando de retroceder. La mano se cerro de golpe. A lo lejos solo se escuchaban los gritos de dolor y terror de lo que fue la más poderosa criatura de esa tierra.
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El mundo se detuvo, las personas levantaron sus cabezas al cielo, sea quien sea, aldeano, shinobi o feudal. Todos se detuvieron para contemplar el cielo oscurecerse, de pronto un relámpago cayo retumbando por todas partes, el suelo se oscureció de golpe, al igual que la gente cerca de la zona. Varios de estos relámpagos caían mientras una esfera de luz crecía en el cielo.
Un gran círculo de energía se expandía, encerrando dentro de el a las 5 naciones shinobis mas poderosas. Uzumaki Naruto no podía ver bien lo que ocurria, solo hace unos instantes estaba siendo protegido por Hyuuga Hinata la cual le confesó que lo amaba cuando el cielo oscureció, pero si pudo sentir el terrible terremoto.
El circulo de energía se detuvo y todo lo que estaba fuera de el desapareció en la oscuridad, la tierra temblaba y comenzó a levantarse, lentamente esta comenzó a encerrarse en si misma de forma esférica, la luz en el cielo se hacía cada vez más fuerte hasta que estallo. Cegando a todo los sobrevivientes. El comienzo del fin llego. La humanidad había sido erradicada y con ello, el principio del más largo viaje que alguien ha podido tener. Un viaje a la locura y desesperación.
Un Extraño Viaje
