Harry Potter es de J.K. Rowling
Vita
Prólogo
El presente es la viviente suma total del pasado ― Thomas Carlyle
Digamos que, desde hace unos cuantos meses, ha dejado de ser ella misma.
Los días pasan sin ton ni son, a penas es consciente del paso del tiempo. La simple idea de salir de su cuarto le produce una ansiedad terrible, ve personas donde no las hay, escucha voces cuando sólo hay silencio y siempre (siempresiempresiempre a todas horas) tiene la sensación de estar siendo observada.
Hermione Granger a duras penas es la sombra de lo que alguna vez fue. Vive rodeada de fantasmas, de miseria. No olvida y no perdona, pero tampoco es capaz de encontrar algo que la distraiga de todas esas cosas que la tienen presa en su propia mente.
No cree estar deprimida, es demasiado enérgica para eso, pero sí es consciente de que muy probablemente esté sufriendo de estrés post-traumático, un hecho que podría impedirle seguir con su vida.
Cualquier otra persona podría acudir a la terapia para ello, pero ahora mismo está en esa fase de cualquier trastorno en el que está segura de que puede lidiar sola con sus problemas. Hermione se sabe una mujer fuerte, capaz de superar grandes cosas, y por eso no permite que le mencionen ningún tipo de fármaco. Ni si quiera los que podrían ayudarla a dormir.
Ha decidido que la mejor forma de distraerse (y, sobre todo, recuperarse a sí misma) es volviendo a Hogwarts. Podrían darle un puesto en el departamento de Aurores, como a Harry, o incluso podría conseguir un trabajo en cualquier parte como ha hecho Ron (aunque él lo tuviera más fácil por ser hermano del dueño del negocio más que por ser héroe de guerra, pero bueno) pero siente, muy en el fondo de ella misma, que la última vez que fue ella misma fue entre las paredes de piedra del gigantesco castillo.
Quiere ver si realmente queda algo de la persona que fue hace un año y medio. Es consciente de que no queda casi nada de la escuela. Que la están reconstruyendo a toda velocidad y que muchas cosas serán diferentes a como eran, pero mantiene la esperanza.
Es lo último que se pierde y ella no está dispuesta a abandonarla. Hermione es pragmática, sí, pero eso no le impide poder ver pequeñas chispas al final del oscurísimo túnel en el que deambula ahora mismo.
Puede que, simplemente, necesite algo más de ayuda. Sólo una poca...
ººº
McGonagall suspira pesadamente y pasa una mano arrugada y fría encima del pergamino polvoriento que tiene delante. Observa con cuidado cada ángulo y cada plano del dibujo que representa los cimientos y estructuras del castillo de Hogwarts.
La reconstrucción de la escuela va poco a poco, pero va. Avanza todo lo rápido que puede y ahora mismo, a día 16 de Agosto, puede estar segura de que la escuela estará como nueva el 1 de Septiembre.
Como nueva. Le parece terrible poder describir así al castillo en el que ha pasado tantísimos años de su vida. Hogwarts es un colegio que cuenta con un milenio de antigüedad. Entre sus paredes se han hecho descubrimientos importantes para la magia, han vivido grandes magos, grandes personas. Temibles, buenos, olvidadizos, distraídos y a veces (demasiadas veces, en su opinión) completos e insufrible vagos.
Se pregunta, ahora que la escuela tiene un nuevo aspecto en tanto ámbitos (han tenido que remodelar por completo el pasillo de la cuarta planta así como el baño de los prefectos, por no hablar de la torre Ravenclaw y el Gran Comedor) cuánto han cambiado los alumnos que ya conocían la escuela y cómo se sentirán los nuevos al saber de las tragedias que han ocurrido aquí.
―Minerva.
Alza la vista y se quita el sombrero de pico que no recordaba todavía seguir llevando para saludar al nuevo Ministro.
―Kingsley. Un placer verte.
El hombre asiente y se sienta frente a ella con un apagado suspiro. La bruja no puede evitar fijarse en el claro agotamiento que marca las facciones del altísimo hombre. Hasta sus ropajes, siempre tan coloridos, parecen ser de tonos más apagados y lúgubres que de costumbre.
O quizás simplemente sea el oscuro ambiente que los rodea lo que le da ese aspecto.
―Todavía puedo oler los rastros de magia negra.
Ella asiente brevemente y frunce la nariz mientras rebusca en uno de sus cajones para encontrar su varita. Al contrario que la gran mayoría de las personas, ella ya no tiene esa tensión constante encima, no tiene esa necesidad imperiosa de estar siempre armada por si acaso. Ya la tuvo en su momento, después de la primera guerra, cuando todavía era algo más joven y sentía miedo de morir. Ahora mismo, a su edad y con su experiencia, sabe que tener miedo es una pérdida de tiempo.
―Ese rastro es el que más persiste. Se mantendrá aquí durante unos cuantos meses más. Puede incluso que durante un año o dos. No podemos hacer nada al respecto. Al menos sabemos que no hay maldiciones por ahí. Ya se encargaron de comprobarlo los enviados por el Ministerio.
Kingsley asiente secamente y apoya los codos en la mesa entre ellos antes de hablar.
―Necesito hablar con Dumbledore.
La mujer asiente secamente y mueve su varita, que por fin ha encontrado. Un pequeño cuadro flota hasta ellos y se posa sobre la mesa. En su interior, limpiando sus gafas de media luna, se encuentra un mago de larga barba blanca.
―Minerva, Kingsley, agradable sorpresa la de tenerles conmigo esta noche.
Minerva se levanta para hacer algo de té y deja a solas a ambos magos. Supone que el nuevo Ministro espera conseguir consejo del anciano y prefiere darles intimidad para tratar el asunto que tanto le preocupa.
Junto a su tetera hay una pila de cartas que ya ha leído veintenas de veces. La mayoría son de Potter, deseoso por contarle todo lo que está haciendo y, sobre todo, por saber cómo va todo con la reconstrucción de la escuela. También hay algunas de Neville Longbottom e incluso de Ronald Weasley.
De Hermione Granger, al contrario que todos los veranos anteriores, no hay ninguna. Su pupila, su ojito derecho desde hace seis años, no ha querido estar en contacto con ella en todo este tiempo. Le ha mandado su carta de Hogwarts, como a todos los demás alumnos, porque sabe, dentro de ella algo se lo está diciendo, que esa muchacha va a necesitar refugiarse entre estas frías y empedradas paredes. No puede negarle a nadie lo que necesita con vehemencia, mucho menos a Hermione Granger, quien ha sido algo parecido a una hija en todo lo que lleva en la enseñanza.
Coloca unas cuantas cucharadas de té verde con caramelo y limón en la tetera llena de agua caliente, espera unos minutos para colocar un filtro sobre cada taza y procede a verter la bebida en cada recipiente. Con una floritura de su varita lo limpia todo y, finalmente, lleva ambas tazas hacia la mesa.
―Me preocupan ambos, Dumbledore. Tú mejor que nadie sabías que todo lo que hizo él fue por motivos ajenos a los suyos.
―Mi querido Kingsley, algo me dice que ya sabes cómo hacerlo.
Minerva se sienta en su sillón y le ofrece la taza caliente a su acompañante, quien la recibe sin apartar sus ojos de la mirada azulada y clara del hombre del retrato.
―He estado investigando. Hay... Hay una ley. No está obsoleta pero después de muchos años de no usarla ha acabado en el olvido. Penitence y Vita se llama. Según lo que he podido leer y descubrir se trata de un castigo mágico que termina cuando el el criminal se ha redimido plenamente.
El nuevo Ministro revuelve la cucharilla distraídamente y suspira.
―Creo que es hora de darles una nueva oportunidad. A todos.
ººº
Allí donde el tiempo nunca pasa.
Ha dejado de contar las horas y también los días. Supone, por lo que ve a través de su minúscula ventana, que está a mediados de verano. El calor es húmedo en su mano cada vez que saca parte de su brazo entre los barrotes con la breve ilusión de tocar el sol, pero el resto de su cuerpo siempre queda encerrado entre las frías paredes de su celda.
La barba ha crecido demasiado, pero por suerte ha dejado de picar, aunque durante las primeras semanas la irritación en su piel era casi insoportable. Su larguísimo cabello está sucio y enredado y puede estar seguro de que sus uñas nunca han estado tan largas y sucias.
No es la primera vez que está aquí. Por suerte o por desgracia sabe qué es lo que le espera estando encerrado aquí. Aunque ahora mismo su principal preocupación es su hijo, también condenado a pasar más tiempo del que se debiera en este lugar.
El infierno rodeado de un mar embravecido. Eso es lo que es Azkabán.
Ahora que los dementores no pueden besar a quien quieran y cuando quieran se dedican a absorber las energías de los presos con más énfasis y más rapidez. El estado en el que está anímicamente es igual al que tuvo cuando estuvo encerrado casi un año aquí, pero ha llegado hasta él en, calcula, la mitad de tiempo.
Pronto, de alguna forma u otra, uno de los presos (puede que él) consiga la forma de quitarse la vida por sus propios medios. Sólo espera que no sea Draco.
A lo lejos escucha los inconfundibles gritos de agonía de un hombre. Quien sabe qué es lo que atormenta a esa pobre alma.
¿Es esto lo que merecen? ¿Es esto lo que la sociedad mágica quiere para ellos? ¿Ojo por ojo y diente por diente?
¿Es esto lo que se merece él?
ººº
―Qué patético.
Draco escucha cómo el auror comenta y se ríe del pobre desgraciado al que le haya tocado ser el centro de su atención.
La verdad es que él mismo podría ser la víctima esta vez. Pero está tan, pero tan cansado que no tiene fuerzas para moverse de dónde está.
―Eres peor que un parásito de goblin.
Puede escuchar el sonido del hombre escupiendo y él se ríe. Se ríe porque hace tiempo que está desequilibrado. Esa prisión ha conseguido desequilibrarlo mentalmente, como a su tía. Él sabe que suda y chilla tanto que si le escupieran ni lo notaria. Y eso le hace gracia.
―¿De qué te ríes tú? ¿Es que acaso también quieres recibir?
Quizás ahora la cosa también va con él. Pero sigue sin importarle.
Cuando uno muere en Azkabán ¿a dónde lo llevan?
―¿Qué pasa chico? ¿Quieres convertirte en uno de los espectros?
Su cuerpo se tensa y por primera vez desde que está encerrado ahí tiene miedo. Hay una leyenda, un rumor, una historia que se susurran los presos entre los barrotes para entretenerse. Para hacer más llevadero ese infierno.
Él cree que es una forma de autoaliviarse de que hay un destino peor que el que están viviendo.
―Yo creo que sí…
A veces los presos desaparecen de la nada. Un día están chillando agónicamente en su celda y al siguiente… Nada. Sólo hay silencio, sólo hay vacío.
¿A dónde van? Nadie lo sabe con seguridad.
Unos dicen que mueren, otros que son liberados, y hay otros… Otros que afirman que los condenados, aquellos que tienen el alma tan negra, que han cometido los peores crímenes, los que están en esa ala de la prisión, como él. Al morir se convierten en dementores.
Lo primero es la locura, sucumbir a la locura. Dejar de comer y dormir. No diferenciar entre realidad y recuerdo. Y que la locura se coma tu humanidad. Entonces, en una noche de luna nueva, te conviertes en lo que más te ha atormentado, en un dementor.
―Te vas a enterar pequeño saco de basura…
¿Cómo se crea un dementor?
Draco Malfoy no lo sabe. Hay muchas cosas que no sabe y que no sabrá.
Así que, encogido en el suelo, aguarda. Aguarda lo que sea que le depare el destino. Y si su destino es convertirse en dementor que así sea.
Poco se imagina que el destino lo va a convertir en otra cosa muy diferente.
Vita nace junto con Penitence.
¿Y qué es, precisamente, Penitence y Vita?
Es una colaboración con Aretha Atrahasis. Ambos fics nacen hace un mes y pico, durante la primera noche que pasamos juntas desde que nos conocemos. Hemos ideado, entre las dos, dos fics que se complementan. Es una colaboración totalmente diferente a la que hayais podido leer en fanfic (porque no sé si habrá algo parecido en otro sitio...).
El caso es que Penitence y Vita, a primera vista, os van a parecer fics totalmente diferentes, pero en realidad, son la misma historia contada desde puntos de vista diferentes. Es decir que si queréis conocer plenamente Vita, que será el punto de vista de ALGUNOS personajes, tendréis que leer las actualizaciones de Penitence, que es el punto de vista de OTROS personajes.
¿Cómo va a ser eso posible? Sencillo: van a actualizarse cada quince días el mismo día. Dos actualizaciones de dos fics diferentes que, en realidad, son exactamente el mismo.
La dictadora de Fanfiction y la Reina del Angst dramionístico (¿quien podría decirme quien soy yo y quien es Aretha...?) hemos decidido crear el fic en honor a la redención más crudo, cruel, divertido, falso, maravilloso, largo, completo, intrínseco, seco, humillante y deseado (al menos para nosotras) jamás escrito. Un Dramione lleno de detalles lúgubres y puntos de humor que le van a dar vida a una ilusión que llevamos planeando mucho tiempo.
Espero que lo disfrutéis plenamente.
Miss Mantequilla.
