Ángel caído.

Los personajes pertenecen a Masashi Kishimoto.

Recuerdo que te encontré.

El tono azulino del cielo estaba mezclado con ligeros destellos rojos, las nubes parecían estar estampadas o haber sido dibujadas por algún pintor joven, el viento provocaba que los arboles se mecieran tranquilamente, estaba atardeciendo y pronto terminaría con su trabajo de medio tiempo, sus manos involuntariamente se dirigieron al celular que guardaba en la bolsa mas pequeña de su chamarra.

7:30, la hora en la que el terminaba su turno, pronto se aparecerían aquellos cabellos alborotados que poseía aquel chico molesto. Sus manos hábilmente terminaron de pulir la mesa de los últimos clientes de ese día. Se apresuro a terminar con sus deberes para poder ir a descansar.

-es suficiente, Naruto ya ha llegado- aquel hombre al que las canas le daban un aire maduro, siempre lo dejaba salir tarde.

-Hn.- más que una respuesta, el tono de aquel sonido había parecido un gruñido de algún monstruo de la montaña.

-¡Sasuke!- sus ojos negros levantaron la vista a aquellos rubios mechones, sin poder evitarlo sus músculos se tensaron cuando su compañero de clases y del trabajo, vecino molesto, amigo de la infancia y sabe dios cuantas cosas mas era de él, le abrazara de manera exagerada.

-idiota- sus forcejeos se limitaban al hecho de querer apartarse tan solo lo suficiente como para poder respirar, pero al parecer para Naruto aquello no era importante. –¡suéltame! - el tono molesto por parte del Uchiha, fue lo suficientemente aterrador como para que el rubio decidiera dejarlo pasar por esa ocasión.

Sasuke lo observo con mala gana, mientras Naruto comenzaba a relatarle todas las malditas cosas innecesarias que el definitivamente no quería saber.

-entonces aquel ramen me causo diarrea, y cuando fui a baño….- cerro sus ojos tratando de evitar romperle la boca para que de ella no volvieran a salir palabras-… pero Saku no quiso ir a ver una película conmigo…- ¿Qué demonios tenía que ver él en eso?

-no me importa- Sasuke miro desafiante al rubio, quien se limito a hacerse el desentendido y continuo hablando.- entonces yo fui y…ahdhcjjmmm- Sasuke le tapo la boca.

-oye- Naruto lo observo con aquella mirada llena de suplica, Sasuke lo sabía desde el inicio, el rubio quería algo y no era dinero- ¿Qué quiere?- el rostro iluminado del rubio le confirmo sus sospechas.

-Sakura me pidió un par de aretes, pero debido a que hoy me quedare con Kakashi, para ayudarle con los preparativos de la boda…- silencio-…quizá tú podrías pasar por ellos…- menciono suplicando al cielo que su amigo aceptara.

Sasuke sabía que aquella noche no podría descansar como él lo había planeado.- lo hare- el rubio dio saltitos de gusto por la respuesta- con una condición- Naruto le dedico una mirada de desconfianza.

-¿Cuál?- Fue el turno de Sasuke para formar una sonrisa.

-te quedaras callado durante una semana, antes de ir a mi casa me pedirás permiso, no traerás ni gatos callejeros ni ninguna otra especie de animal a mi casa, no utilizaras a Sakura para obligarme a ir al cine, me prestaras tu nueva consola de videojuegos y…- en realidad el Uchiha estaba disfrutando del momento- … no te pondrás aquel traje naranja para el día de tu boda, en su lugar te vestirás con el traje que Sakura eligió para ti- Naruto grito un "!no lo hare!".

-¡Sasuke, sabes que no cumpliré todo eso!- el Uchiha sonrió.

-lo sé, pero cumplirás la parte de no ponerte aquel ridículo traje.-menciono tranquilo.

-¿pero como puedes hacerme esto?- El Uchiha sonrió con descaro.- yo realmente quiero ese traje- respondió molesto.

-entonces puedes ir tu solo por aquellos aretes.- se dispuso a salir del local, hasta que escucho la débil voz de su amigo.

-está bien- El azabache sonrió triunfante, había matado dos pájaros de un tiro: primero le había hecho pasar un mal rato a Naruto; segundo, había cumplido la promesa que le hizo días a tras a Sakura de que no permitiría que Naruto usara aquel horrible traje Naranja.

-bien- Sasuke se despidió de Kakashi y Naruto, después de haber pedido la dirección de la dichosa tienda. Subió a su moto y se dirigió a la tienda que estaba a punto de cerrar, al llegar tan solo necesito pedir aquellas joyas y el recepcionista se las entrego debidamente guardadas en una pequeña caja roja.

Se despidió cortésmente y se alejo del lugar, justo antes de subir a la motocicleta, observo como un grupo de personas corrían en dirección contraria a la que él se dirigía, levanto la vista hacia el cielo negro y entre aquellas nubes oscuras y aquellas estrellas menos pálidas de lo normal, relucía un punto rojo que cada vez se hacia mas grande.

¡un meteorito!

Sus cabellos semilargos le taparon el rostro al sentir un fuerte viento contra él, se llevo involuntariamente una mano a su mejía izquierda que sangrada ligeramente tras el rasguño de una pequeña piedra.

Su reacción no fue tan normal, pues no comenzo a correr ni se mostro demasiado alarmado cuando aquel meteorito se acercaba mas de lo debido en dirección a él, pudo ver como aquella piedra colapso con la carretera a unos cuantos metros lejos de él, causando un ligero temblor en la zona.

Pero él se quedo allí, aun cuando el suelo tembló, el se encontraba estático, al escuchar el ruido de unas patrullas provenientes de sabe dios donde, reacciono, se subió en su moto y se dirigió hacia aquella dirección donde vio aquella luz amarilla descender del cielo.

Aquel lugar no era muy extenso, pero tardo unos minutos en llegar a aquellas residencias que daban lugar a un estrecho pasadizo, donde tuvo que bajar de la moto para poder encontrar su objetivo.

Cuando sus pies entraron en contacto con el suelo, obtuvieron vida propia, corrieron en dirección hacia "aquello" que había descendido.

El callejón además de ser estrecho estaba demasiado oscuro y abandonado, sus ojos negros parecían los de un gato recorriendo aquel lugar, buscando una prueba de que no se había vuelto loco.

Y la encontró.

Una luz azul que rodeaba un cuerpo delgado y femenino. Sus ojos se abrieron al observar aquellas extensiones blancas que surgían de aquel ser.

Imposible.

Era la primera vez que Sasuke Uchiha no podía moverse, ni sus manos ni sus pies respondían a su mente, sus nervios no respondían, y su respiración era entrecortada.

Alas.

Su corazón latió de una manera asombrosamente rápida, cuando sus ojos entraron en contacto con unos orbes plateados que le provocaron un mareo extraño.

Las alas se escondieron muy tarde, el pequeño y delicado cuerpo tembló al verse descubierta por un humano. Los ojos perla adquirieron un brillo de miedo e inconscientemente aquel ser con forma de una joven humana, se levanto rápidamente con intensiones claras de huir, hasta que recayó en cuenta con el hecho de que estaba lastimada.

Al intentar levantarse dibujo una mueca de dolor, sus piernas tenían unos moretones enormes y su brazo derecho mantenía una profunda herida.

El Uchiha, al escuchar el gemido de dolor, reacciono de su estupor, intento calmar sus nervios y le extendió una mano a la joven, quien lo miro extrañada. Pero dudo en que aquel ser pudiera ser amable con ella.

-te curare- Sasuke sin previo aviso la levanto, asombrándose de lo ligera que era, los cabellos azulados de la joven cayeron como casacada y se esparcieron sobre el pecho del chico.

-es…espera- la voz de ella le confirmo sus sospechas, la joven se aferro a aquel desconocido al sentir como era depositada sobre una extraño ser metálico.

-tranquila- Sasuke involuntariamente se preocupo por ella. Y a pesar de que su casa se encontraba algo retirada del lugar y de que, sin duda le robarían su motocicleta si la dejaba en aquel lugar, decidió llevar en brazos a la joven.

-gracias…- menciono la chica antes de caer rendida al cansancio del que era presa.

Sasuke sonrió, aquella voz definitivamente solo podía pertenecerle a un ángel.

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"Prisión y amor, una vez que estas atrapado nunca podrás escapar"