NA: No había ningún fanfic de esta pareja que a mí me parece súper mona O/O entre otras cosas porque yo he vivido esta mierda, aunque luego todo acabase en llantos y zozobras. Por lo que… Y aún que hace siglos que lo tengo escrito y pensaba ampliarlo y reformarlo, hoy me he dicho "Pues ná que lo subo y punto" y eso hago, aunque la historia no es nada original ni tiene nada de especial. Yo ya he asumido que el fandom de Homestuck no me quiere LOL
La chica del pelo corto bajó del tren algo desorientada, miraba su teléfono esperando una llamada o un mensaje, lo cierto era que estaba muy nerviosa. Llevaba seis meses esperando conocer a aquella rubia un poco loca, y eso por no hablar de los meses que se había pasado stalkeando sus cuentas en las diferentes redes sociales que compartían.
Roxy sabía aquello último, porque ella se lo había confesado justo antes de decirle que tenía intención de pasarse por su ciudad con la única idea de verla, de conocerla en persona de una vez por todas.
No se podía decir que las dos chicas estuvieran enamoradas la una de la otra, pero en cierto modo si estaban encaprichadas, interesadas, tal vez un poco prendadas.
La rubia la miraba desde lejos, sentada en un banco. Dudaba entre si ir a saludarla o simplemente esperar a que se diese cuenta de que estaba allí sentada. Se sentía un poco ridícula por tener tantas ganas de ver a alguien con quien casi hablaba todas las noches a través de internet. A veces solo hablaban del calor que hacía en Orange Country o de lo ajetreado que estaba todo en Nueva York por las celebraciones de navidad.
¿Eran mejores amigas? Quizá sí, pensaba Jane para luego negar con la cabeza. Lo de mejor amigas estaba obsoleto, al menos para ella. Sabía que eran un perfect fit, encajaban y al mismo tiempo no lo hacían. Las cosas que sentía por ella no tenían cabida en una simple amistad, aunque fuera la más idílica.
Jane al final levantó la mirada de su teléfono móvil, y entre la muchedumbre la vio. Roxy saludaba con la mano y sonreía abiertante. Sus miradas se cruzaron, la morena de cortos cabellos sonrió nerviosa.
Roxy se levantó del banco y caminó hasta estar en frente de la otra ¿Iban a besarse? Tampoco es que se hubieran confesado amor eterno. La rubia rodeó con sus brazos a Jane, dejándola un poco estupefacta o quizá pletórica en el contacto con la chica que le hacía perder la cabeza desde hacía bastantes siglos metafóricos.
—Pensé que serías más alta — dijo Jane cuando se separaron de aquel abrazo, ahora mirando la esbelta y pequeña figura de la rubia.
—Y yo que serías fea— contestó Roxy agarrándola de la mano. Jane temblaba de los nervios, no sabía cómo proceder, la vida real no era como una receta de Betty Crocker— No tiembles, aún no he tirado a nadie a las vías.
—Aún no lo has hecho, pero…— Jane empezó a reírse tontamente— Nunca me habías parecido tan real, se me hace extraño poder tocarte.
—Eres tan tonta, Janey — contestó la rubia.
Las chicas se miraron fijamente. Fue solo un segundo en el que sus labios tardaron en tocarse, pero a Jane le parecieron años.
La del pelo corto deslizó sus dedos por el pelo de la rubia empujando sus rostros, Roxy rodeó la cintura de la morena y la apretó contra su cuerpo. Se deleitaban en el contacto de sus cuerpos después de tanto tiempo, tantas semanas a la espera de aquello. Sus bocas se separaron al fin para tomar aire.
Jane, sonrojada por haberse dejado llevar de aquella manera, tomó la mano de Roxy y caminaron fuera de la estación.
