¡Buenas! Hoy me paso por aquí con un Allura x Shiro, mi pareja fave de Voltron jsjs (aunque el Klance me está gustando también (?)) ¡Espero que os guste!
Los personajes no me pertenecen, sino que son... de netflix ¿
La hora de descansar había llegado. Ese día había sido bastante intenso y todos en la nave estaban agotados, por lo que después de comer algo, decidieron ir todos a descansar.
Por su parte, Allura, pese a estar realmente cansada, no era capaz de conciliar el sueño. Antes de ir a la cama, se dio una larga ducha en la que intentó vaciar su mente de pensamientos; Galra no los estaba localizando gracias a ella, lo que era un gran alivio, pero aún así no podía quitarse el peso de los hombros. Aún había algo rondando en su mente, aunque no sabía del todo de lo que se trataba. O, al menos, no lo sabía del todo bien. Lo único que había en su cabeza en ese momento era el que había metido la pata desoyendo lo que les había dicho Shiro. ''Volved inmediatamente''. Si no hubiera sido porque Red los encontró, no quería ni imaginarse lo que habría ocurrido.
Una y otra vez ese pensamiento acudía a su mente, repitiéndose en bucle. Finalmente, decidió salir de la cama. Quizás un paseo le vendría bien y después volvería a intentar descansar. Quizás incluso podría ir a buscar a Shiro... Bueno, eso ya lo meditaría por el camino. Si estaba dormido, no quería importunar su descanso.
Se puso una bata sobre el pijama, ya que por los pasillos de la nave la temperatura bajaba un poco, y tras eso, salió. Paseó tranquilamente por los silenciosos pasillos, hasta que unos metros más adelante, vio la cocina. ¿Debería prepararse algo caliente para poder dormir? La idea no le parecía mala. Incluso podría preparar algo también para Shiro...
Con ese pensamiento en mente, aceleró un poco el paso para llegar a la cocina, y en el instante en el que pasó el umbral de la puerta, tuvo que detenerse para no chocar. Allí, ante sus ojos, se encontraba el paladín negro, con dos tazas en las manos cuyo contenido estuvo a punto de derramarse.
—¡Shiro! ¿Qué haces aquí tan tarde? Deberías estar descansando. Debes estar agotado.
—Podría decirle lo mismo, princesa.
Se quedaron mirándose el uno al otro durante unos segundos, sin decir nada, hasta que finalmente una suave risa por parte de ambos acabó con el silencio. Era evidente que ninguno de los dos estaba hecho para preocuparse por sí mismo. Shiro se hizo a un lado para que la princesa pudiese pasar al interior del lugar y después la siguió para sentarse junto a ella en una de las sillas. Al observarla, no tardó demasiado en darse cuenta de los signos de cansancio que revelaban tanto su rostro como su expresión corporal. Por otro lado, ella estaba exactamente igual; no necesitó más que un par de segundos para darse cuenta de las ojeras y el resto de signos que indicaban que el paladín no estaba en las mejores condiciones.
Y, sin embargo, allí se encontraban los dos, en la cocina en silencio, analizándose el uno al otro mientras el resto dormía. Se trataba de una escena algo pintoresca, a decir verdad. Fue Allura la que decidió romper el silencio, aunque no fuera del todo necesario. Se encontraba muy a gusto así con él, pero ya que había tenido la buena fortuna de encontrarle despierto, debía aprovechar para hablar con él.
—¿Te habías citado con alguien? —Preguntó, señalando débilmente con la cabeza las tazas. Hasta ese momento no se había fijado en el hecho de que llevaba dos, así que o se había citado con alguien o simplemente tenía mucha sed. Esperaba que no se tratase de la primera opción, ya que entonces no podría charlar con él, aunque probablemente se trataba de la correcta.
—Lo cierto es que ninguna. —Él se encogió de hombros, esbozando aquella sonrisa tan fina pero a la vez tan agradable que siempre le dedicaba. Se distrajo con ello durante un instante, por lo que no vio que mientras ella le miraba, él cogía la taza y la colocaba entre los dos, ofreciéndosela.— En realidad iba a buscarte.
Tenía que admitir que eso no lo esperaba. Le hizo feliz que fuese así, pero no podía evitar pensar que quizás quisiera hablar seriamente con ella por la locura que había hecho. En cualquier caso, aceptaría lo que tuviese que decirle. Cogió la taza que le tendía, reconfortando sus frías manos con el calor que emanaba de la taza y le dio un sorbo a la bebida, sorprendiéndose por el hecho de que aquella era su favorita. ¿Habría sido intencionadamente o pura casualidad?
—Si te soy sincera, yo tenía la misma intención.
Ambos se sonrieron ante esa confesión, aunque ese fue el momento de Shiro de preocuparse. ¿Por qué razón habría ido a buscarle precisamente a él? ¿Habría ocurrido algo?
—¿Por qué me buscabas? —Preguntaron ambos al unísono, lo que provocó que volvieran a emitir una suave risa.— Bueno, empezaré yo. —Volvieron a decir. Eso solo provocó que riesen algo más fuerte y que ambos la intentasen ocultar bebiendo de su respectivas tazas. Tras unos segundos, Shiro hizo un movimiento con la mano indicándole que empezara ella.
—Quería hablar contigo. —Comenzó Allura, dejando por un momento su taza de lado, sobre la mesa. Apartó la mirada, buscando las palabras correctas y después devolvió la mirada a los oscuros ojos de Shiro, los cuales parecían esperarla.— Quería pedirte perdón. Hice algo que os supuso un problema a todos y no te escuché cuando nos dijiste que volviéramos, pero también debo decirte que no me arrepiento de lo que hice, sólo de las consecuencias que tuve. Debía asegurarme de que Galra no nos estaba localizando por mi culpa. Si hubiera sido así... No me lo habría perdonado nunca.
Pese a todas esas palabras, la voz de Allura era suave y segura. Sus palabras habían sido completamente sinceras y Shiro lo sabía. Allura era alguien que sabía lo que hacía y tamién asumía las consecuencias de sus actos, fuesen las que fuesen. Esas eran varias de las cosas que tanto le gustaban de ella. Quizás no compartía su forma de actuar, pero sí que la comprendía.
El silencio se hizo nuevamente entre ellos dos, pero a pesar de lo que la joven había creído, no fue un silencio incómodo ni se sentía nerviosa. Era un silencio cálido y agradable, al igual que lo era el joven. De nuevo cogió su taza, esperando a que le respondiese o a que le dijese la razón por la que la había estado buscando. Shiro se tomó un poco de tiempo, quizás algo más del que debía, pero se distrajo mirando los movimientos de ella; la forma en la que sus dedos envolvían la taza, el rítmico movimiento que hacía con la pierna... Pequeños detalles en los que no podía evitar fijarse.
—Yo... Iba a ver cómo te encontrabas. Estaba preocupado. —Respondió al fin, mirándola mientras ella volvía a levantar la mirada de la taza. Debía admitir que eso la había tomado por sorpresa; esperaba que fuese a regañarle y a decirle que no volviese a hacer una locura como esa, pero no. Desde luego, Shiro era más dulce y bueno de lo que ella pensaba, lo que ya era decir.— Aunque también aprovecho para decirte que, por favor, no vuelvas a hacer una locura así. No al menos sin dejar que te acompañe.
Vale, aquello había sido más o menos esperado pero había conseguido emocionarla. ¿Cómo podía ser así de dulce? ¿Cómo podía tener la paciencia y la destreza para no perder la calma ni la paciencia con ellos? No es que ella siempre estuviese haciendo locuras, pero en muy rara ocasión le había visto perder la paciencia con alguna de las tonterías de Keith o de Lance. Era algo que admiraba mucho de él.
—Sin ti. —Repitió ella, aunque más bien, se trataba de una pregunta. El paladín tenía demasiada fe si pensaba que ella iba a someterle a algún tipo de riesgo o de locura por sus actos. Ni en sueños.—
—Soy el líder de los paladines. Tú eres la princesa. Se supone que debo protegerte y apoyarte, así que no puedo dejar que te sometas a grandes peligros tú sola, aunque sepa que eres lo suficientemente fuerte como para superarlos tú sola. La próxima vez cuenta conmigo, por favor.
—Lo meditaré. —Respondió ella, intentando parecer digna aunque en su rostro se podía ver una gran sonrisa. Shiro conseguía desalmarla con cada palabra que le decía.
—¿Lo meditarás? —El joven arqueó una ceja mientras la mirada, de forma algo acusadora aunque no era capaz de borrar la sonrisa de su rostro.— No estoy conforme con eso.
—'Soy el líder de los paladines, tú eres la princesa.' —Le imitó ella, mientras se ponía en pie.— Por tanto, quien tiene el poder aquí soy yo. Eso significa que debes obedecerme.
—No pensaba que fueses una tirana. —Bromeó, mientras se ponía el también en pie, quedando algo por encima de ella.
Allura simplemente volvió a sonreír y llevó ambas manos al rostro ajeno.
—Por protegerte, me volveré la mayor tirana existente si es necesario. —Susurró, acercando su rostro al contrario para dejar un suave beso cerca de la comisura de sus labios.— Dulces sueños, Shiro.
Tras eso, dejó una suave caricia en sus mejillas y salió de la cocina, dejando a un asombrado y confuso Shiro que la observaba marcharse. Su cerebro le gritaba que fuese tras ella, que la detuviese, que no la dejase marchar, pero estaba demasiado estupefacto para ello. Y, cuando al fin consiguió que sus sentidos volviesen a funcionar, ella ya había desaparecido por el pasillo.
''Idiota.'' Se dijo a sí mismo.
