No soy rubia ni soy millonaria, por lo tanto nada de esto me pertenece, excepto tal vez por Lyra Malfoy


Salió del departamento de misterio caminando lentamente, su pie cojeaba y se sostenía de un bastón. La mujer de edad avanzada se encamino al baño de damas donde entro en cubículo, saco su varita e hizo complicados movimientos para luego quedarse sentada en WC y esperar. Cinco minutos después el cabello rojo con canas fue cambiando dando paso lentamente al color rubio, se quitó los zapatos y medias mientras su piel que antes estaba llena de arrugas comenzaba a rejuvenecer. Se quitó lentamente la túnica y demás ropa, creció unos veinte centímetros y adelgazo notablemente sus ojos antes violetas pasaron a ser grises con toques azules, sus uñas también crecieron y se pintaron de un lindo color negro.

De su pequeña cartera saco una ropa totalmente distinta a la que llevaba y se vistió. Esa mujer era lo que se conocía como metamorfomaga y dentro del departamento de misterios su nombre en clave era Roja pero fuera de allí nadie sabía quién era más que su superior, guardo la ropa que uso en el día y el bastón. Lyra Malfoy era muy joven e inmadura o al menos eso pensaban las personas que la miraban salir del baño tarareando una canción muggle, nadie sabía a qué venia la joven Malfoy al ministerio, se corrían todo tipo de rumores pero nadie sabía nada pues la veían llegar en la mañana y salir por las tardes.

Roja solo existía en el departamento, nadie la conocía, nadie sabía nada de ella y así debía ser. Los inefables eran personas precavidas, llenas de secretos y misterios, esa era la vida que escogieron; eran padres, hermanos, hijos y amigos de alguien ¿Pero qué hacían allí? Ese secreto se lo llevaban a la tumba. Nadie sabía que ella trabajaba en el departamento más peligroso del Ministerio y cuando lo decía de todas formas no le creían, pensaban que era una broma.

Por qué Lyra Malfoy era distraída, ruidosa, ingenua y no sabía guardar secretos…