ANTES DE LA AVENTURA AL DIGIMUNDO

CAPITULO I

Yamato Ishida es un niño que acaba de mudarse a un nuevo departamento sólo con su padre. Sus progenitores acaban de separarse, y decidieron llevarse un hijo cada uno, separando así a los hermanos. Luego de este evento familiar, él decide refugiarse solo en su propio mundo, decepcionado de las personas. ¿Por qué se separaron? ¿Cómo es que no pueden solucionar sus conflictos? El chico pensaba en ello todos los días, muchas veces quedando en trance. Esto lo llevo a alejarse de las personas, a mantener una distancia con todas ellas, y así desarrolló una fría personalidad hacia los demás. Realmente este evento familiar había creado en él un sentimiento de decepción, sufrimiento y soledad. Pero eso ya no le importaba. Solo quería encontrar la forma de evitar los sufrimientos, y para ello no debía acercarse, ni encariñarse mucho con otra persona. Ahora, lo único que tenía segura era su armónica. Sentía que tocando sus melodías era una forma de transmitir lo que estaba sintiendo. Esta mudanza también trajo consigo un cambio de escuela. Y fue así que llego a la primaria de Odaiba. Lo presentaron en el salón de clases frente a los demás compañeros, pero realmente no tuvo ningún contacto cercano con alguien de la clase. Y así paso este chico inadvertido durante 3 años.

Sora Takenouchi es toda una historia aparte. Ella es la única hija de la maestra de Ikebana, y dueña de la florería del lugar. Vive en Odaiba desde hace muchos años. Desde pequeña ha tenido una amistad fabulosa con Taichi Yagami, desde el jardín de infancia específicamente. Ellos han compartido sus vidas desde que tienen memoria, incluso siempre han vivido cerca y han ido a la misma escuela. Pero la relación con su madre es un tanto conflictiva. A Sora le gusta prácticamente todo lo que a su madre le disgusta. Ella esperaba ver en su hija la heredera de todo su trabajo y esfuerzo, pero cada vez tiene menos esperanza por su comportamiento más bien varonil. Esta chica siente que su madre no la comprende y no quiere dejarla ser, es por eso que se refugia en su amigo Taichi y en una afición que comparten los dos: el fútbol.

A pesar que Sora y Yamato iban en el mismo grado, no fueron compañeros de curso. Por lo tanto no hubo alguna interacción entre ellos en la escuela.

Pero no pasó mucho tiempo para que las compañeras de Sora, las más interesadas en los chicos, notaran la existencia del muchacho rubio. Sora pasaba la mayor parte del tiempo con Taichi, pero a veces cada uno se iba por su lado, para sociabilizar un poco con el resto de la clase. Sora se acercó al grupo de chicas, que no paraban de hablar.

-Sora, tu sabías que en el otro curso llegó un chico nuevo?- le preguntó una de las niñas al verla llegar al grupo.

-Eh? Un alumno nuevo? Realmente no lo sabía, no suelo hablar con los chicos de la otra clase- dijo Sora.

-Bueno, pues ahora te enteras- le contestó la niña.

-Pero, eso no es lo importante- le comentó otra de las niñas.

-Ah no? Entonces qué es lo importante?- sonrió Sora. En realidad a veces era muy ingenua en adivinar en qué se fijaban las niñas de su edad.

-Pues que es muy guapo, demasiado- le contestó la niña.

-Si lo es!, tiene el cabello rubio, un peinado muy cool, con las mechas hacia arriba- le dijo la otra niña.

-Y además, tiene unos ojos azules, muy lindos- dijo una tercera niña.

-Ah, si? Bueno, pues, no me había dado cuenta- dijo Sora con un poco de vergüenza. Claramente estos temas le estaban incomodando, así es que no tardó en encontrar una excusa para abandonar al grupo. –Ah! Ahora que lo recuerdo, debo decirle algo muy importante a Taichi, lo siento chicas, después hablamos, adiós!- se despidió y se fue.

-Vaya, parece que realmente no le interesan los chicos, solo su amigo Taichi- dijo una de las niñas.

-Ajá, bueno en fin, sigamos hablando del chico nuevo- dijo otra niña para nada interesada en la reacción de Sora.

Sora se había ido muy rápido del lugar. Obviamente la excusa de ir a decirle algo a Taichi, era una invención para zafarse. Pero, por qué le incomodaba el tema de los chicos? Quizás porque luego podían pasarse al tema que ella tenía que ser más femenina para captar la atención de ellos. Y eso lo quería evitar a toda costa. Y así, cada vez más se alejaba de las chicas con las que intentaba sociabilizar. Y para qué las necesitaba, si tenía a su mejor amigo Taichi, quién jamás la juzgaría por nada.

Iba caminando por el pasillo, un poco agobiada por tener que salir huyendo del mundo de las chicas, cuando miró al frente y vio al chico nuevo del que tanto hablaban las demás. Venía caminando en dirección contraria, con la mirada fija en frente. Ella trató de no mirarlo mucho, para que no hubiera algún malentendido, y notó que en realidad era un niño demasiado guapo. De pronto se cruzaron las miradas, y ella la apartó rápidamente. Agachó un poco la cabeza, y paso por su lado. Se puso algo nerviosa, no entendía exactamente por qué, pero ese chico le provocó una sensación extraña. Luego se quedó pensando en el chico, que tenía una expresión muy seria. Andaba caminando solo, y en ningún momento cambió su cara, ni siquiera cuando cruzaron miradas.

Yamato por su parte, decidió aprovechar el receso para ir a caminar por la escuela. Iba por los pasillos, totalmente en su mundo, pero con su misma cara inexpresiva de siempre. De pronto, se cruza con Sora quién venía en dirección contraria. Sus miradas se cruzaron. El nota que ella aparta la mirada rápidamente, por lo tanto él también lo hace. Pasaron uno al lado del otro, pero él se quedó pensando en la reacción que tuvo ella, la de retirar tímidamente su mirada. Se detiene, y se da vuelta a verla. Pero ella siguió caminando sin voltearse. Entonces el retoma su marcha y vuelve a su clase.

Yamato ya en clase, empezó a preguntarse a qué clase y cuántos años tendría aquella pelirroja con la que se cruzó. Pero no tuvo que esperar demasiado para saberlo. Ese día, la clase de gimnasia la realizarían los dos cursos juntos. Iban a competir el curso A con el B en distintas actividades.

Sora y Taichi estaban más que preparados para cualquier competencia contra el otro curso. Aunque a Sora le vino un pensamiento a la mente, el del chico nuevo. Se puso un poco nerviosa.

-Sora, qué te pasa? Crees que no les podemos ganar?- preguntó Taichi a su amiga, una vez que la vio un poco preocupada.

-Ah, no, no Taichi, para nada- dijo saliendo de su trance. –Estoy segura que vamos a ganar- le contestó con una sonrisa.

-Está bien, será mejor que nos preparemos, quiero verte dar lo mejor hoy, eh?- le pidió su amigo.

-Sí, lo haré Taichi, no te decepcionaré- dijo sonriendo y se marcharon a los camarines para colocarse el equipo de gimnasia.

Yamato se dirigía a los camarines. La verdad es que jamás le interesaron las actividades deportivas, las competencias ni ganar en alguna cosa. Entonces se podría decir que, esta actividad no era para nada de su agrado. Entró junto a sus compañeros de clase a los camarines, donde ya el otro curso se estaba preparando. Y ahí vio a un chico moreno, de cabello alborotado. Demasiado alborotado para su gusto. Se le quedó observando mientras se vestía. El hablaba con mucho liderazgo al resto de sus compañeros. Se notaba que tenía mucha confianza en sí mismo. Y todos los demás lo apoyaban fielmente. Pensó en que era muy distinto a él, y que él jamás podría hacer lo que Taichi hacía. Pero no le importó demasiado. Sólo comenzó a vestirse tranquilamente, sin prestarle más atención a este muchacho. Y Taichi, era tan despistado que ni siquiera notó la presencia del rubio, y tampoco se dio cuenta que el lo había estado observando por un rato.

Ya todo el curso de Taichi y Sora habían llegado al patio donde realizarían esa clase, incluyéndolos a ellos. Tenían que esperar un poco para que el otro curso llegara. Sora era la única de los tres que sabía que Yamato era del curso contrario. Y sin saber por qué, se sintió incómoda. Por alguna extraña razón, no quería que otro alumno nuevo más, se diera cuenta de lo varonil que ella actuaba. Esta fue la primera vez que se sintió un poco avergonzada de cómo era.

Llegó Yamato y su curso al lugar de encuentro. No había prestado demasiada atención a su alrededor, a los chicos del otro curso, hasta que de pronto divisó a Sora. Se quedó mirándola por un momento. Y también se respondió a sí mismo un par de preguntas que se había hecho antes: Iba en el otro cuarto grado, y tenía 11 años al igual que él. Disimulaba muy bien, pero la estuvo observando todo el momento. Por alguna razón, le llamó la atención esa chica y ninguna de las otras, ni siquiera sus compañeras. Pero pronto también, comenzó a darse cuenta que estaba demasiado cercana al tal Taichi. Y eso lo perturbó un poco.

-Bueno chicos, esta clase será única, donde competirán entre los dos cuartos grados.- Anunció el profesor que estaba a cargo. –Esto es muy simple. Será una carrera con obstáculos, y todos tendrán que darse la vuelta completa, luego llegan y dan una palmada al siguiente compañero y será su turno para seguir la carrera. Los que terminen primeros serán los vencedores, de acuerdo? Ahora formen una fila cada curso y prepárense.- terminó de decir el profesor.

-Sora, esta es la nuestra, para demostrar el talento que tenemos en las actividades físicas, estás lista?- le dijo Taichi

-Si, Taichi, ya te dije que lo estoy- contestó Sora ya un poco agobiada. A veces Taichi se tomaba estas cosas demasiado en serio.

-Bien chicos, están listos?- comenzó diciendo el profesor- 3,2,1… Vamos!- anunció con un grito.

Comenzaron la carrera con obstáculos, debían trepar, arrastrarse, en fin hacer un montón de cosas. De pronto fue el turno de Taichi. Realmente era muy rápido y ágil. Se notaba que las actividades físicas eran su fuerte. Realizó todo el circuito, y al llegar al punto de partida le dio una palmada en la mano a Sora, para indicar que ya le tocaba a ella. Sora fue tan rápida como pudo. También era ágil como Taichi. No le costó para nada esta carrera, y al llegar, chocó las manos con el siguiente compañero de clase. Entre los dos ganaron mucho tiempo para su equipo. Taichi comenzó a felicitarla, le dio un fuerte abrazo y le ofreció agua de una botella. Ella aceptó, y luego de beber un poco, desvió su mirada a la fila del equipo contrario, encontrándose con los ojos de Yamato. Pero esta vez fue él quién retiró la mirada, algo nervioso. Pronto le tocaría su turno para echar a correr.

Yamato había observado aquella escena, en la que Sora llegaba y Taichi lo único que hacía era felicitarla, y luego le dio un abrazo. Después cogió una botella y le dio agua. De pronto ella se le quedó mirando a los ojos. Nervioso, desvió la mirada y notó que ya le tocaría a él seguir en la carrera. Llegó su compañero y le palmeó las manos. Se echó a correr muy rápido. En realidad, para la gimnasia nunca había sido fanático. De hecho, era muy malo. Pero esta vez lo hizo como nunca. Ni él sabía la razón de esa repentina dosis de adrenalina. Y en ese momento, todas las chicas del salón de clases de Taichi y Sora comenzaron a comentar que, además de lo guapo que estaba, era muy bueno en la clase de educación física. Taichi recién se percató de su existencia, y empezó a preguntarse de dónde había salido aquel chico.

-Y ese quién es?- le preguntó a Sora.

-Pues, no lo sé. Creo que es un chico nuevo del otro curso- le respondió Sora, algo tímida, pero Taichi ni se percató.

-Creo que vamos a tener competencia, eh?- la miró Taichi con una sonrisa malvada.

-Creo que sí- le respondió ella, murmurando.

Yamato regresó de la carrera muy cansado, con la respiración acelerada. Y lo primero que hizo fue ver en dirección hacia el par de amigos, quienes lo miraban descaradamente. Entonces sintió un poco de vergüenza, y se dio la vuelta para evitar estas miradas sobre él. La carrera continuó su curso y finalmente ganó el equipo de Sora y Taichi.

Regresando a los camarines, Sora sólo escuchaba a las chicas hablar del chico nuevo, de lo guapo que era, y ahora de lo bueno que había sido en la competencia, a pesar de que el grupo perdió.

Y en los camarines de los hombres, Taichi estaba muy contento con la victoria. Felicitaba a cada uno de los chicos de su curso. Y de pronto se topó con Yamato. Se quedaron mirando fijamente, y Taichi atinó a hablarle de pronto.

-Eeeh, bueno, ustedes también lo hicieron muy bien. Eres muy bueno en los deportes- dijo Taichi.

-Si? Bueno, la verdad no soy para nada bueno, solo fue suerte- respondió Yamato para nada aludido con la descripción.

-Pues yo te vi bastante bien. Soy Taichi Yagami- dijo tendiéndole una mano.

-Yamato Ishida- le contestó, respondiendo al saludo.

-Bueno pues, nos vemos- le dijo Taichi despidiéndose.

-Claro. Adiós- de despidió Yamato.

Pero lo cierto es que después de eso, no se hablaron más. Ni Sora tampoco. Ella solo había escuchado a sus compañeras hablar de Yamato. Habían investigado un poco sobre él, ya que aparentemente todas estaban enamoradas. Por lo que se enteró, vivía solo con su padre en un departamento, ya que se había divorciado de su madre, y que ella vivía en otro distrito.

La única información que conocía Sora de Yamato era esa, y por esa razón ella pudo deducir por qué era un chico tan solitario y frío… Quizás aún le afectaba esto en su vida. Pero Sora se preguntaba por qué vivía con su padre y no con su madre. Normalmente los chicos se quedaban con la madre, pero desconocían que éste tenía un hermano pequeño.

Y Yamato tampoco habló más con Taichi. Solo los observaba a ambos, jugando al fútbol, o conversando, o pasando los recreos juntos. Y de cierto modo envidió la relación que tenían. Se preguntaba cómo es que un par de amigos se podían llevar tan bien. Y también se preguntó por qué él se encontraba tan solo. Pero luego volvían los recuerdos tristes de su vida a su memoria, y volvía a su postura de ser un chico solitario que escapaba de las relaciones con otras personas.

El año escolar ya había finalizado, y había llegado el verano. Como todos los años, se iba a realizar un campamento, invitando a los chicos a pasar sus vacaciones divirtiéndose con sus amigos fuera de casa durante unas semanas. El 1 de agosto debían estar ya instalados en las cabañas del recinto donde se hospedaban.

Yamato, al enterarse de esto, fue a hablar con su profesor para saber si podía llevar a su hermano menor, para que pasaran más tiempo juntos, explicándole que vivían en casas separadas. El profesor le dijo que no había problema alguno, así que luego lo conversó con su padre. Se pusieron de acuerdo con su madre, y Takeru Takaishi llegó el 31 de julio a su departamento. El pequeño estaba muy emocionado. Era la primera vez que salía con su hermano de paseo, desde que sus padres se habían divorciado.

CONTINUARÁ…

Hola! Soy nueva por aquí. Este es mi primer fic. Espero que les guste.

Vlcd.