Rose. Inuyasha y sus personajes no me pertenecen (Quisiera que sí); la historia si es totalmente mía.
Me rindo.
El frío hacía doler sus amoratados labios que temblaban gracias al castañear incesante de sus dientes. Se apretó a sí misma tratando de calmar los pequeños espasmos involuntarios, frotando sin éxito sus antebrazos en busca de un calor inexistente. Su ropa pesaba, pegada a su menuda figura gracias a la torrencial lluvia que caía impasible sobre ella.
Se encontraba nuevamente allí, de alguna manera sus piernas la habían traicionado llevándola a lugares que no deseaba recordar. Las lágrimas se sentían ya ajenas, mezcladas con las gruesas gotas que las enfriaban enseguida; solo sabía que lloraba porque sus ojos ardían.
Y él había hecho algo parecido. El había salido en medio de la noche sin importarle la tormenta que se acercaba, había salido pensando que todos se encontraban hacía muchas horas en los brazos de Morfeo.
Y ella lo había seguido ¿Esperando encontrar qué? Se sentía tan pequeña, tan estúpida. No era más que una niña ilusionada, buscando algo que jamás existiría; ella más que nadie sabía a donde él se dirigía a tan altas horas de la noche… sabía por quién era capaz de salir con toda una tempestad amenazando con desatarse en cualquier segundo.
Ahora estaba aquí, frente a aquel majestuoso árbol que había dado inicio a tantas historias, que era testigo de tantos pesares, lágrimas, el árbol frente al cual se había dado cuenta que lo amaba. Río amargamente al darse cuenta que ella era justo como él, sin importarle el clima tan helado que hacía doler sus huesos, sin importarle la lluvia que golpeaba fuertemente contra su cuerpo, había salido a buscarlo. Porque ella lo amaba como él amaba a Kikyou.
¿Y era acaso él, el culpable de sus sentimientos?
Sabía que la respuesta era no. Jamás le pidió que se enamorara, que sufriera, en muchas oportunidades le dejo claro que quería que ella fuese feliz… feliz sin él a su lado.
Era irónico como ella era, de alguna manera, una parte de Kikyou. El alma de su antepasado le había permito vivir siendo quien era. Sin Kikyou jamás hubiera nacido la Kagome que todos conocían, ni siquiera hubiera sido capaz de imaginarse un mundo en el cual se enamoraría de un hanyou quinientos años en el pasado.
Se sentía como estar celosa de sí misma, puesto que sus almas habían traído a la sacerdotiza de vuelta a la vida.
La imagen de ellos uniendo sus labios bajo la fuerte tormenta, en un escenario tan perfecto que casi rozaba con lo cliché, seguía rondando sus recuerdos. Y se sentía masoquista, porque aún así ella lo amaba.
Estaba sufriendo, dejando que el frío la consumiese por dentro para acallar el doloroso ardor en su corazón, solo porque lo amaba.
Y ahora se daba cuenta, que quizá amar no era suficiente.
Estaba empezando a rendirse. Miró al Goshinboku en busca de consuelo, pero el árbol se veía tan deplorable como ella.
¿Era acaso, el momento de perder la fé en un amor imposible?
De alguna manera, aún si decidiese desaparecer, ella se quedaría con Inuyasha ¿no? Su alma viviría por siempre en el cuerpo de Kikyou. Era como estar con él, sin estarlo.
"Kagome" su corazón se apretó con dolor tras escuchar su nombre, siendo pronunciado tan lentamente por esos labios que había deseado besar infinidad de veces.
Levantó la vista al cielo, dejándose empapar más por aquellas heladas gotas, si eso era acaso posible. Sintió sus ojos escocer aún más fuerte.
Ella lo sabía, hacía mucho, que no ganaría la batalla por el corazón de Inuyasha.
Estaba segura, de que hubiera sido capáz de seguirlo hasta el fin de sus días ¿Pero quién era ella para interponerse, para obligarlo a amarla?
Era momento de rendirse.
"Inuyasha" murmuró queda "Debo decirte algo"
Debía decirle adiós.
Y le iba a doler más que nada en el mundo.
¡Chan! No me odien, es la primera vez que escribo algo en donde Kagome e Inuyasha no terminan juntos.
Pero siendo sincera ¿Si ustedes fuesen Kagome, que harían? He estado pasando por una decepción amorosa, y me di cuenta (a demás de que tengo un fuerte carácter) ¡Que yo siendo ella hubiese enterrado a Inuyasha con miles de Siéntate!
Digo, no me gustaría interponerme entre un amor antiguo, ni ser la segunda en la vida de alguien. Pensando en eso, salió esta corta inspiración.
Quisiera tener el corazón tan grande como Kagome, sinceramente.
Si les gusta, puedo hacer otro capítulo desde el punto de vista de Inuyasha.
GRACIAS POR LEER ¡Se les quiere!
