SURF LOVE
By: Bethany Cullen H.
Summary: Bella Swan está a un paso más de poder cumplir su sueño: entrar al Circuito Profesional de Surf, pero primero deberá de sobrevivir un año en la prestigiosa escuela de surf "Go Surf GO", ¿Qué pasará cuando conozco a sus compañeros de escuela, y entre ellos se encuentre a un cobrizo de ojos verdes?
Disclaimer: Los personajes pertenecen a Stephenie Meyer, la idea de la escuela de surf está inspirada en la serie australiana "Blue water high: escuela de surf" pero la trama ES MÍA.
Capítulo 1: Go Surf Go- E*
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Desde que tengo 10 años, el surf ha sido mi vida, el mar ha sido mi hogar, una tabla de surf ha sido mi más grande tesoro y las olas han sido mi guía por la vida; y mi mayor sueño era poder vivir sólo para eso, de eso, competir como profesional, y competir contra los mejores,… entrar al Circuito Profesional.
Y ahora estaba dando un paso más para que mi sueño pueda cumplirse.
Poder competir como profesional, es decir, entrar en el Circuito profesional de mujeres (ASP World Tour (1)), necesitaba ser de las 17 mejores del mundo. Ya sea teniendo 8 títulos de diversas competencias, o por acumulación de puntos, ó también podía ganarme un lugar como comodín con el patrocinio de Quicksilver, Inc. (2)
Para poder obtener un lugar como comodín, necesitaba entrar a la prestigiosa escuela de Surf Australiana "Go Surf Go" de la cual Quicksilver, Inc., era el propietario. Sólo admitían a 6 personas por año: 3 mujeres y 3 hombres, de los cuales sólo 2 (una mujer y un hombre) podrían obtener ese lugar de "comodín" para competir en el Circuito Profesional.
Y yo, Isabella Swan, había sido admitida.
Era uno de los 6 seleccionados y sentía que la emoción no cabía en mi cuerpo y explotaría en cualquier momento.
Participé en varias competiciones locales, logré posicionarme dentro de los 3 primero lugares en algunas y otras las perdí desastrosamente pero también sabía que me hacía falta algo que yo sola no podía hacer para obtener un puesto en la ASP, pero ahora tendría las herramientas necesarias para mejorar como surfista, y tener la posibilidad de obtener ese lugar.
Sabía que aunque no ganará la competencia interna de la escuela, saldría ganando, ya que poder tener como entrenador a un profesional del surf y campeón seis veces del ASP era algo increíble.
Entrar a "Go surf Go" mejor conocida como GSG, era de lo mejor que me había pasado en la vida. Charlie, mi papá, estaba muy feliz por mí y me apoyaba, lo difícil para él era que tenía que irme de casa, mudarme a Brisbane, Queensland por un año.
Así que, después de más de 2 horas de vuelo y 20 minutos de viaje en taxi por fin estaba frente a la casa que sería mi hogar durante un año. Se trataba de una espectacular: blanca con detalles en madera. A la izquierda se veía un garaje bastante grande, en el centro la entrada y a la derecha un muy bonito jardín delantero.
Con mis dos maletas, mi mochila en la espalda y mi bolso en mano caminé con paso firme hacia la entrada. Toqué el timbre 2 veces la puerta se abrió dejando a ver a una mujer de unos 30 años, cabello rojizo y ondulado, e increíblemente hermosa, de facciones finas y ojos azules, y por supuesto más alta que mi 1.60 de estatura.
-Hola, tú debes de ser Isabella Swan- tenía una sonrisa perfecta con dientes que te deslumbraban por su blancura.
-Sí, esa soy yo- contesté tímida y deslumbrada con su fresca actitud.
-Perfecto, pasa- se hizo a un lado para dejarme pasar. Si creía que la casa por fuera era espectacular era porque no la había visto por dentro porque era más que impresionante.- Puedes dejar tus cosas aquí,- dijo señalando un espacio junto a las escaleras donde ya había otras maletas. -En un momento sabrás cual será tu habitación y te podrás instalar- dejé mis maletas donde me indicó, -tu tabla de surf llegó ésta mañana en perfectas condiciones,- menos mal, tuve que enviarla por paquetería porque no quería ni pensar en viajar con ella en avión. – Sígueme, eres la única que faltaba.
La seguí por un corto pasillo pasando una puerta entreabierta, pude notar que era una oficina, seguimos hasta girar a la derecha donde se encontraba la sala, donde ya estaban los demás sentados en los sillones.
Me senté en el único lugar disponible sin detenerme a observar a los demás. En cuento había puesto un pie en la casa los nervios habían regresado con mayor potencia.
-Bueno ahora que ya estamos todos- comenzó Victoria, me hizo –Les damos oficialmente la bienvenida a "Go surf Go", como ya se los mencioné mi nombre es Victoria Witherdale y soy la administradora de la escuela, y él es mi esposo James Witherdale- dijo señalando al hombre parado a su lado.
Obviamente sabía quién era ese hombre y lo podría reconocer en cualquier lugar. Él era EL HOMBRE, campeón 6 veces del circuito profesional, hasta que se lesionó una rodilla y ya no pudo competir al mismo nivel y decidió retirarse. Así que ÉL era una de las principales razones del porque estaba aquí, y aparte era increíblemente guapo, medía 1.85, ojos azules y cabello castaño claro corto, y tenía un cuerpo de infarto.
–Él como ya lo saben será su entrenador- continuó Victoria, -es un placer para nosotros contar con su presencia, ya que como lo saben son los 6 mejores de las más 300 solicitudes que se recibieron este año.
-Al ser los mejores, deberán de demostrar que no se equivocaron al elegirlos a ustedes y esperamos lo mejor de ustedes-dijo James con su increíblemente varonil voz que hacía derretir mis huesos. –Así que antes de que sigamos con el programa del día de hoy, les digo bienvenidos a "Go Surf Go", y desde hoy les digo que será de las mejores experiencias de su vida sin importar el resultado final- dijo terminando con una media sonrisa deslumbrándome totalmente, y por lo pequeños suspiros que escuché a mi lado, creo que no fui a la única que afecto.
Giré mi cabeza para poder conocer a los que serían mis compañeros… y me sorprendí. Parecía que en lugar de ser surfers, eran modelos. Todos eran increíblemente hermosos. Pero fue el dueño de un par de ojos verdes él que realmente me dejó sin palabras. Sus ojos me atraparon quedando mi mirada trabada en la suya, era un hombre increíblemente guapo, de cabello cobrizo corto y despeinado, nariz recta, mandíbula cuadrada y hermosa sonrisa, sus dientes eran tan blancos que eran perfectos para un anuncio de dentífrico.
La voz de James me hizo reaccionar e inmediatamente, sentí como mi rostro se calentaba haciendo que el cobrizo me regalara una sonrisa torcida.
¡Oh dios, que sonrisa!, era una sonrisa muy sexi, que definitivamente quitaba a James del primer lugar de las mejores sonrisas.
-Bien, creo que es el momento de las presentaciones, cada uno dirá su nombre, edad y de donde son, pero antes me gustaría aclarar que a nosotros- se señaló a él misma y a Victoria- nos pueden llamar sólo por nuestro nombre, sólo Victoria y James, nada de profesor o señor o alguna cosa así por favor.- Nos dijo con una linda sonrisa, – ¿les parece si comenzamos a mi izquierda?- Bien, sería la última, necesitaba controlar mis nervios.
-Hola, me llamo Jasper Whitlock, tengo 20 años y soy de Adelaide, Australia Meridional.- Jasper era un hombre bastante guapo, cabello rubio y un poco largo, tenía los ojos más azules que había visto en mi vida, y al parecer era bastante alto, vestía unos vaqueros un poco desteñidos y rotos en la rodilla y una playera azul que solo hacía resaltar sus ojos, además que hacía que una pudiera apreciar su bien trabajados brazos.
-Bienvenido Jasper, el siguiente- Dijo Victoria.
-Hola, soy Edward Cullen- dijo el cobrizo mientras tocada su cabello, parecía el típico acto de cuando uno está nervioso, él jugaba con su cabello y yo me mordía el labio, todos tenemos defectos, aunque para él no contaba como defecto, porque se veía tan malditamente tierno que sólo me daban ganas de suspirar y verlo todo el día.- Tengo 20 años y vengo de la Costa Dorada, Queensland.
Definitivamente Edward era un hombre alto, vestía uno pantalones cortos caqui y una playera blanca tipo polo que se adhería a sus fuertes brazos y su torso, ¡dios santo!, el hombre no sólo tenía un rostro hermoso sino que al parecer también tenía un cuerpo de infarto. Si ahora lo veía vestido no sé qué sería de mi cuando lo viera surfear sin camisa.
Mi muerte.
Edward Cullen era como dios del Olimpo, era la personificación terrenal de la belleza masculina, cumplía con cada uno de los más locos y extravagantes "requisitos" que podría buscar en un hombre. Era un Adonis.
-Vaya, creo que eres el que vive más cerca de aquí- Señaló James, interrumpiendo a mi cerebro seguir analizando la belleza de ese hombre.
-Sí, de hecho hice una hora en auto- contestó Edward.
-Excelente, bienvenido Edward- le sonrió James- El siguiente.
-Genial, ese soy yo, soy Emmett McCarty, tengo 20 años- Emmett era un hombre bastante grande, se notaba que poseía unos músculos muy bien desarrollados, y a juzgar por cómo estaba sentado debía de medir cerca de los 2 metros. Su estatura de verdad que debía de intimidar a muchos, pero cuando veías su rostro, era todo lo contrario, era un hombre muy guapo y tenía un rostro aniñado y risueño. Sentía que al ver sus ojos, eran los ojos de un niño pequeño con ese azul que transmitía diversión. Su cabello era castaño claro y lo tenía muy corto. - Y vengo de Hobart, Tasmania- terminó Emmett.
¡Santa madre!, estaba rodeada de hombres increíblemente guapos.
-¿Es posible surfear con ese enorme cuerpo tuyo?- pregunté antes de que mi cerebro tuviera la oportunidad de filtrar el pensamiento y decirlo en voz alta. Dios mío, mátenme ahora mismo.
Sentí mi rostro arder de vergüenza, lo cubrí lo más rápido que pude con mis manos, mientras escuchaba la escandalosa risa de Emmett acompañada de otras más, y mi subconsciente registraba la hermosa risa de Edward, hermosa risa como todo él.
-Es una buena pregunta pequeña, pero no todos podemos tener tan poca estatura como tú- señaló e inmediatamente descubrí mi rostro y lo vi fijamente con mis ojos entrecerrados, cuando pensaba reclamarle me di cuenta que no tenía derecho porque yo había comenzado esto.
-Lo siento, no fue mi intención decir eso, a veces hablo antes de siquiera pensarlo- Me disculpé para evitar volver hacer el ridículo.
-No pasa nada- aceptó Emmett mientras me guiñaba el ojo.
-Bueno, sigamos con esto- dijo Victoria –Ahora es el turno de las mujeres.
-Hola a todos, me llamo Alice Brandon- para presentarse se levantó para que todos pudieran verla- Tengo 19 años, y soy de la hermosa ciudad de Newcastle, Nueva Gales del Sur.
Alice Brandon a simple vista parecía que tenía un caso serio de "exceso de energía". Parecía ser de mi estatura, incluso podría medir menos, eso esperaba, tenía el cabello negro, y corto sobre el hombro, ojos miel, e iba muy bien vestida con un hermoso vestido verde "tinkerbell" corto de diseñador y zapatos a juego. Y así, como iba vestida, parecía una "Pixie", una hada hermosa.
-Encantada de conocerte Alice- dijo Victoria con una gran sonrisa, parecía que con Emmett y Alice este lugar nunca alguien se podría aburrir, y Victoria se estaba dando cuenta. Indicó con su mirada que la siguiente se presentara.
-Bueno, hola, mi nombre es Rosalie Hale, pero pueden decirme Rose- , si creía que Victoria y Alice eran mujeres hermosas es porque nunca había visto a una mujer como Rosalie Hale. Esa mujer era preciosa, sin duda una de la más hermosa que había visto en mi vida, tenía el cabello rubio largo ondulado hasta la cintura, sedoso y brilloso, ¿de verdad esa mujer hacia surf y tenía el cabello así?, ojos azules, nariz perfecta y labios carnosos y para acabar, a primera impresión, tenía curvas en los lugares correctos. Vestía un vestido hasta medio muslo color rojo. –Tengo 20 años, y soy de Perth, Australia Occidental.- terminó con una adorable sonrisa que seguramente había conquistado a todos en la sala.
Sentí mí como mi poca autoestima si iba de picada hacía el suelo después de ver la belleza de todas esas personas, no me podía comparar con ella, todo en mí era tan común, mis ojos eran marrones, mi cabello era largo hasta la cintura y del mismo color que mis ojos, era delgada sin chiste alguno.
-Mucho gusto Rose, y por último- me señaló Victoria.
-Uhm hola- dije en voz baja, gran comienzo, pensé sarcásticamente. Pero el estar rodeada de tanta gente hermosa me intimidaba. Con un poco mas de valor me aclaré la garganta y volví a comenzar.- Hola- repetí, -Soy Isabella Swan, pero prefiero que me digan Bella- odiaba cuando alguien me decía Isabella,- tengo 19 años y soy de Melbourne, Victoria- al decir el nombre miré a Victoria y me sonrió.
-¿Has surfeado en Torquay?- me preguntó inmediatamente Emmett, mientras sentía la mirada de todos sobre mí. Me sonrojé un poco al recibir tanta atención, escuché una pequeña risa, que mi identifiqué era de Edward por lo que me sonrojé más.
-Eh, si- contesté en voz baja, mientras escuchaba palabras de sorpresa y admiración por parte de los demás.
-Increíble, yo siempre he querido surfear ahí, cuando venía de camino de Hobart, quise llegar, pero el ferri se retrasó y me quito mucho tiempo- dijo Emmett haciendo un tierno y ridículo puchero, logrando que olvidará mi vergüenza y me reí de él. –Cómo es posible que alguien tan pequeño como tú pueda surfear olas de Torquay- preguntó Emmett con un gesto exagerado de incredulidad por lo que hizo sentirme muy orgullosa de mis logros. Torquay es considera algo así como la capital del Surf.
-Olas de Bells Beach- presumí, definitivamente las mejores olas de Australia eran las de Bells Beach.
-Demonios, creo que te odio y admiro por igual- dijo guiñándome el ojo.
Y en todo momento sentía la mirada de Edward clavada en mi rostro, desvíe mi vista de Emmett hacía él y me regalo una de las sonrisas más bellas que he visto, bella y sexi.
-Una gran experiencia sin duda- señaló James.
-De las mejores- constaté.
-Muy bien, ahora que ya todos nos conocemos es hora de designar las habitaciones, y para que sea justo, ser hará al azar. Hay 4 habitaciones, dos individuales y dos dobles, así que en este recipiente- Victoria tomó en sus manos un recipiente de cristal- hay tres papelitos, que dicen: individual, doble y doble, según el papelito que saquen será la habitación que les toque, el que yo tengo corresponde a las mujeres, y el que tiene James es para los hombres- James tomó el otro recipientes de los cuales no había notado hasta ese momento.
Después del sorteo, el reparto quedó así: Rosalie y Alice compartirán habitación, así como Jasper y Emmett, por lo que a Edward y a mí nos tocó habitación individual. Sinceramente no me importaba compartir, pero suponía que en algún momento agradeceré tener privacidad.
-Antes de que todos conozcan los pisos superiores y sus respectivas habitaciones, les daremos un pequeño recorrido para que conozcan el primer piso, y se vayan familiarizando con lo que será su casa durante un año, después podrán subir sus cosas e instalarse- definitivamente Victoria tenía una actitud muy fresca y alegre, sabía tratar a las personas con calor humano.
El primer piso de la casa era impresionante. Al entrar a la casa había un pasillo que era el vestíbulo, a la derecha había una puerta que daba al oficina de James, a la izquierda estaban las escaleras que daban al segundo piso y una puerta camuflajeada que daba al sótano. A la derecha del vestíbulo, como ya me había dado cuenta, estaba la sala, dentro de la sala había otra puerta, esa era la oficina de Victoria. A la izquierda del vestíbulo estaba la cocina y comedor. La cocina era fantástica, espaciosa y equipada con lo más sofisticados accesorios de cocina. El comedor era para 8 personas, había dos puertas: una daba al patio delantero y otra al garaje. Del lado del comedor había otra habitación donde estaba la sala de entretenimiento, donde había una mesa de billar, y un área de televisión donde había una gran pantalla y sofás. Tanto la sala de entretenimiento, el pasillo del vestíbulo y la sala tenían puerta de salida al patio.
Si el interior de la casa me había impresionado, eso no fue nada cuando pude ver el patio. En cuanto salías había una terraza con 3 sillones, a un lado estaba el "área de gimnasio", donde había varios aparatos para hacer ejercicio, había contado unos 6. Pero lo que me dejo sin habla definitivamente, fue la vista y la enorme piscina que había, podía apostar que medía más de 10 metros de largo, y la vista,… ¡WOW!, era la vista perfecta: arena blanca y el mar con olas perfectas.
Al otro lado de la piscina había 6 camastros y una gran mesa redonda con 8 sillas, al lado izquierdo de la piscina había una pequeña caseta, que era donde se guardan las tablas de surf. Además, también, del lado del jardín lateral estaba el centro de lavado que tenía un pequeño camino que conectaba a la cocina. Y del lado derecho de la casa, al lado de la "zona de gimnasio" había dos baños.
Repito: la casa era impresionante y pensar que era aquí donde pasaría un año de mi vida entrenándome para cumplir el sueño más grande de mi vida. Y tenía el presentimiento de que las personas que me rodeaban pasarían a formar una gran familia.
En el segundo piso había cuatro habitaciones y dos baños. A la derecha había un baño y dos habitaciones: la de Edward y la mía, a la izquierda estaba el otro baño y las habitaciones dobles. Al final había un pequeño espacio decorado con un sofá y pufs y una gran pantalla, y un pequeño espacio esquinado destinado a mesa de estudio, donde había un gran librero repleto de libros, había desde novelas románticas hasta libros de arquitectura.
Todas las habitaciones estaban equipadas y amuebladas de la misma manera: cama individual, y literas para las compartidas, escritorio, armario grande, y un sillón de dos plazas. Cada habitación tenía un color diferente en la decoración, y la decoración era de muy buen gusto.
Del lado de las habitaciones individuales había acceso a una gran terraza que fácilmente abarcada el tamaño de las dos habitaciones. Estaba equipada con un balancín del lado izquierdo, frente a la que sería la recámara de Edward, en el centro una pequeña mesa con cuatro sillas y la derecha un camastro doble acolchonado. Tenía una gran vista al mar y al jardín delantero. En la parte delantera en el centro tenía unas escaleras que daban al jardín, justo a la altura de la oficina de Victoria y la sala.
Y del lado de las habitaciones dobles había un adorable balcón con dos sillones y plantas, conectado a esta con un pequeño puente había una terraza que estaba sobre el centro de lavado, que estaba equipado también con sillones para jardín y una mesa con 4 sillas. Esta terraza tenía unas escaleras al costado derecho que llevaban al jardín lateral.
El tercer piso estaba distribuido casi de la misma manera que el de abajo, a la izquierda había un baño, un cuarto de invitados y al final estaba la habitación de Victoria y James. A la derecha había unas puertas estilo francés que daba a la terraza. Por supuesto no podía quedarse atrás como toda la decoración de la casa, esta era increíble: en la esquina izquierda con vista a la playa estaba un jacuzzi, donde calculaba, cabrían unas 6 personas y la derecha con vista al patio delantero había tres sillones en formación casi circular y en el centro una chimenea.
…
Había quedado encantada con mi habitación, definitivamente me veía viviendo en ella durante el siguiente año. Sin duda era más grande que la mía en casa de Charlie. Estaba decorada en tonos morados, gris claro y un poco de tinto. En la esquina derecha estaba la cama con un edredón morado y al lado una mesa de noche, enfrente, en la esquina izquierda, había un armario, a un costado y junto a la puerta de entrada estaba un escritorio, a la derecha de la cama y recargado a la pared había un hermoso sillón color blanco, con cojines morados, y enfrente su respectiva mesa de centro. Tenía una hermosa vista a la playa, y a la terraza, a la que sólo se tenía acceso por mi habitación y por la de Edward.
Después de inspeccionar la habitación y la terraza, decidí comenzar a instalarme. Saqué mi portátil de mi mochila y la puse en el escritorio, así como también varios libros, cuando estaba por subir la maleta a la cama para desempacar escuché como alguien tocaba la puerta.
-Toc, toc, ¿se puede?- preguntó Edward desde la puerta.
Dios mío ese hombre era la belleza humana personificada, esperaba, por mi salud mental, que pronto pudiera acostumbrarme a ella.
-Pasa-contesté en voz baja.
-Bonita habitación, te traje esto- dijo señalando mi segunda maleta, con tantas cosas no la había podido subir.
-Gracias, no debiste.
-No es nada, soy un poco más fuerte de lo que aparento- dijo guiñándome un ojo.
Sus ojos me hipnotizaron.
-Bueno, pues gracias de nuevo- acepté la maleta.
Esta era mi primera conversación con él y me sentía ridícula sin saber que más poder decir.
-Bueno, me retiro para que puedas terminar de desempacar, tengo que haré lo mismo- dijo con una bonita sonrisa mientras caminaba hacia atrás.- Por cierto, dijo Victoria que tenemos que bajar a las 12.
-De acuerdo.- Edward se despidió sin borra la sonrisa de su rostro y cerró la puerta, dejándome de nuevo sola.
…
A las 11:50 ya había acomodado toda mi ropa, zapatos, libros, algunas fotografías que había traído conmigo,… en fin, todo estaba en su lugar.
Iba saliendo de mi habitación cuando todos los demás hacían lo mismo.
-Vaya, creo estamos sincronizados-comentó Emmett con sonrisa burlona, -creo que es un buen comienzo- caminó hacia mí y me pasó su enorme brazo por lo hombros- Creo que todos seremos buenos amigos.
-¡Siii!- chilló Alice dando saltitos. Ella y yo, comparadas con todos los habitantes de la casa, definitivamente éramos unas enanas. Tal como sospechaba, Emmett casi llegaba a las 2 metros, Edward andaba cerca del 1.90, Jasper era un poco más bajo que él, y Rose debía de medir como 1.75, yo medía 1.65 y Alice era más baja que yo. - Es tan genial estar aquí, además la casa es una preciosidad.
-Definitivamente lo es- dije.
-Será mejor que bajemos- dijo Jasper.
Victoria nos esperaba en la terraza con un pequeño pizarrón. Nos sentamos en los sillones mientras que ella y James permanecían parados frente a nosotros, Emmett y Rose se sentaron en uno de los sillones de doble plaza, Jasper y Alice en el de tres plazas y yo opté por sentarme en el otro de dos plazas, sentándose a mi lado Edward.
Suspiré un poco ante su cercanía y pude percibir lo bien que olía.
-Espero que las habitaciones hayan sido de su agrado, y si algo puedo hacer por ustedes no duden en decírmelo- comenzó Victoria,- ahora que ya conocen la casa y que se han instalado es momento de hablar sobre las reglas, horarios y el entrenamiento.
-Primero que nada,- tomó la palabra James, -tratándose de una escuela de surf y como en cualquier otro deporte, es que está prohibido fumar, ingerir drogas y bebidas alcohólicas. Sé que todos ustedes son mayores de edad, o no estarían aquí, pero si quieren beber o fumar deberá de ser fuera de estas instalaciones y sólo en su tiempo libre, si algo les llega a pasar será bajo su responsabilidad, ¿entendido?- Todos dijimos si inmediatamente- En caso de las drogas se le hará un examen de sangre cada dos meses para controlar este tipo de situaciones, y en caso de salga positivo entonces quedaran fuera del programa- dijo seriamente -Aclarado eso, ahora les explicaremos como se manejara todo. Es necesario mencionar que no por el hecho de haber sido aceptados quiere decir que podrán participar en la competencia final para obtener el pase al circuito profesional.
-¿Entonces cómo?- preguntó Rosalie.
-Les explicaré: para poder participar en la competencia final será necesario hacer méritos. Tienen que entender qué el estar aquí es más que hacer surf, también se trata de responsabilidad. Por eso se les pidió que todos tuvieran un lugar en la Universidad, ya que será un complemento- explicó James -Estos méritos se dividirán en 4 categorías: 1. Entrenamiento, 2. Competiciones, 3. Universidad y 4. Ayuda en casa.
-Un programa completo-comenté.
Debíamos de tener una asistencia del 85% a los entrenamientos, un mínimo de 18 puntos en competencias, los cuales se designarían sólo si quedábamos en alguno de los 3 primeros lugares: 3 puntos para el 1er lugar, 2 por el 2do y 1 para el 3ro; mantener un promedio de 8 en la dos materias que cursaríamos en la Universidad y por último ayudar en la casa según el calendario que Victoria organizaría por mes.
En caso de no cumplir con cada uno de esos 4 requisitos no podríamos participar en la competencia final para el puesto en el Circuito Profesional.
-Durante este año no sólo aprenderán algunas técnicas para mejorar su surf, mejorar su resistencia y algunas maniobras, sino que también tendrán que aprender que si desean entrar al circuito profesional se requiere muchas más que ser de los mejores surfistas, deberán que tener un gran grado de compromiso y responsabilidad- terminó James.
-¿Alguna objeción?- preguntó Victoria muy seria.
-Ninguna- contestamos todos al unísono.
Victoria nos acomodó en parejas, y para mi suerte y nervios me había tocado con Edward. Nos asignó los quehaceres, un día a la semana nos tocaría cocinar, otro día limpiar la cocina y otro pasar la aspiradora por el segundo piso, es decir, por nuestras habitaciones; y cada tres semanas cada pareja tendrá que darle mantenimiento a la alberca y podar el pasto.
Respecto a los horarios, sólo me quedó claro que a las 6:30 am ya tendría que estar levantada, vestida, y lista para comenzar mi día entrenando, y estaríamos libres hasta las 7pm después de entrenar, ir a la Universidad, y ayudar con los quehaceres. Teníamos que cubrir más de 4 horas diarias de entrenamiento, y para eso ya me había preparado psicológicamente.
-Por el momento creo que es todo- Victoria miró a su esposo esperando a que este le dijera lo contrario por si había olvidado algo, y al no recibir ningún comentario cedió la palabra.
Me di cuenta que formaban una hermosa pareja.
-Bueno entonces hagamos un poco de surf, vayan a cambiarse y nos vemos en la playa.
En menos de un segundo todos estábamos de pie y corriendo hacía nuestras habitaciones.
-Por fin un poco de diversión- gritó Emmett. Sin dudas todos estábamos ansiosos por probar las olas del lugar.
Me puse un bañador de dos piezas de color coral*, una blusa de licra gris con short de surf a juego. Me recogí el pelo en una coleta, tomé una toalla y baje rápidamente.
Fui la segunda en bajar, Edward ya estaba en la terraza encerando su tabla y se veía malditamente sexi arrodillado frente a su tabla con un bañador azul oscuro y sin camisa. Al escuchar mis pasos volteó hacía mí y me sonrió.
¡Oh dios!
Sentí que mis piernas fallarían si él seguía mirándome de esa forma. Sentía sus ojos recorrer mi cuerpo, así como yo hacía lo mismo con él. Si cuando lo vi por primera vez, me había impactado con su hermoso rostro y brazos musculosos, ahora que podía admirar su torso sentía que había muerto y había ido al cielo, ya que era el dueño de un hermoso paquete de seis abdominales bien definidos. Decidí acabar con mi inspección antes de hacer algo que me avergonzara.
-Nos has ganado- dije lo primero que se me vino a la mente.
-Supongo que es la ventaja de ser hombre y no compartir habitación con nadie- su mirada estaba fija en mis piernas cuando contestó pero de inmediato retiró la vista y regreso su atención a la tabla.
Sentí mis mejillas comenzar a calentarse.
-Sí, supongo que es una gran ventaja- saqué mi tabla para poder encerarla y poder concentrarme en algo diferente a él. Ya habíamos terminado cuando James salió de la casa con un bloc de notas en la mano.
-Hey chicos son rápidos- o nosotros éramos muy rápidos o los demás eran muy lentos.
-Supongo- contestó Edward mientras se ponía de pie con su tabla en mano y extendía la otra hacía mí para ayudarme
Era todo un caballero. Pensé.
-Gracias- acepté su ayuda aunque no la necesitara.
-Muy bien entonces comencemos con ustedes dos, necesito observarlos en acción para saber en qué debo de trabajar con cada uno.
Seguimos a James hasta la playa. Iba detrás de Edward y mis ojos automáticamente hicieron una evaluación completa de la parte trasera de su cuerpo, tenía la espalda ancha, se notaba que hacía mucho ejercicio, porque para poder tener un cuerpo como el suyo, definitivamente se necesitaba más ejercicio físico que el sólo hacer surf. Cuando mis ojos llegaron a su trasero, este no me decepcionó para nada, porque era perfecto como el resto de él, y ese bañador le favorecía bastante. Me preguntaba si alguna parte de su cuerpo no sería perfecta, y justo cuando mis pensamientos se dirigían a zona peligrosa, la voz de James me salvó.
- ¿Entonces quién comienza?- preguntó mirándonos. Quité de inmediato la mirada del perfecto trasero de Edward.
-Las damas primero- dijo él sonriéndome y diciéndome con la mirada "Sé que me estabas observando" y me guiño el ojo, y por supuesto me sonrojé.
-Muy bien, Bella serás la primera- concedió James.
¡Perfecto! Nótese el sarcasmo.
Odiaba ser el centro de atención y ahora tendría que serlo mientras alguien criticaba mi surf. Me agaché para atar la pita a mi tobillo (3), tomé mi tabla y caminé hacia el agua. Me paré en la orilla para observar el patrón de las olas y saber hacía donde nadar, caminé hasta que el agua llegó a mi cintura y subí a mi tabla remando mar adentro, una vez que pasé la rompiente sin problema, me quedé flotando unos segundos esperando. Cuando vi una ola acercarse comencé a remar rápidamente, pude coger la ola a tiempo parándome de inmediato, y justo en ese momento deje de pensar. Me dejé llevar por mis instintos, disfruté el momento y monté la ola. Hice unos cuantos giros, unas maniobras sencillas disfrutando cada segundo. Cuando terminé salté al agua y me sentí bien con mi demostración, cuando llegué a la orilla vi que todos estaban ahí, sentí subir el calor por mi cuello hasta llegar mi rostro.
-¿Y bien?- le pregunté a James ignorando mi vergüenza por la atención.
-Excelente, tienes talento natural- respondió con una sonrisa – aun así tenemos que trabajar un par de detalles de tu técnica.
-Bien hecho Bells- me felicitó Emmett.
-¿Bells?- cuestioné.
-Ya sabes, la envidia me carcome- me guiñó el ojo, y con esto tuvo sentido, dos palabras, un lugar: "Bells Beach".
-Eres muy buena Bella- dijo Edward, y no sé por qué razón sus palabras me tranquilizaron y sentí que la crítica de los demás ya no me afectarían, pero lo bueno fue que sólo recibí buenos comentarios. Agradecí sus palabras y me permití relajarme y convivir con los demás.
El siguiente fue Edward y como todo él su demostración fue perfecta, tenía una muy buena técnica y sus movimientos eran precisos, él al contrario de mi hizo maniobras con una grado más alto de dificultad, pero bueno yo no era la experta en surf.
Alice resultó ser toda una sorpresa, fuera del agua era toda saltos y felicidad, pero dentro del agua se transformaba y resultaba ser toda una maquina; por el contrario, Rose que aparentaba ser una persona concentrada y fría, dentro del agua se dejaba llevar y parecía que su cuerpo dominaba su cerebro; Jasper era bastante analítico lo que le daba ventaja al montar la ola; y por último Emmett, él era lo que se esperaba, a pesar de ser bueno surfeando necesitaba tomarse más en serio y dejar un poco de lado la diversión para que James pudiera trabajar en su falta de técnica, porque todo lo hacía sin precisión pero como me lo dijo a mí, él tiene talento natural.
-Muy bien chicos, ya tomé nota de cada uno de ustedes, y sé en qué debo de trabajar con cada uno, pero quiero que sepan que estoy muy feliz de ser su entrenador porque todos ustedes tienen un gran potencial, y se nota el por qué los eligieron para estar aquí, así que trabajen duro que tiene las herramientas necesarias para llegar al Circuito Profesional, sólo hay que pulirlas un poco- nos felicitó James- Ahora tienen la tarde libre, en un rato estará la comida, ¿Qué les parece una barbacoa de bienvenida?
-¡Estupendo!- gritó Emmett.
-Eso me imagine- rio James.- Ahora siéntanse libres de seguir surfeando y ya les avisaré cuando todo esté listo.
-¿Necesitan ayuda?- preguntamos Edward y yo al mismo tiempo.
-Aww pero si están sincronizados- dijo Alice, me sonrojé al instante mientras sentía la mirada de Edward sobre mí, los demás sólo rieron.
-No se preocupen por hoy, en otra ocasión será- aseguró James y se fue.
Emmett, Jasper, Rose y Alice corrieron hacia el mar con sus tablas, mientras Edward y yo nos quedamos ahí sin movernos con nuestras tablas en mano.
-¿Así que Bells Beach eh?- dijo tomando mi brazo libre para dirigirnos a la orilla, sentí mi piel cosquillear justo donde me estaba tocando.
-Eh, si-contesté sin ser capaz de decir algo más.
-Las olas de ahí son las mejores que he montado- eso capturó mi atención.
-¿Has surfeado en Bells Beach?- si Bella, eso fue lo que dijo, me di un golpe mental por mi pregunta.
-Oh sí, me gusta viajar y si puedo surfear mucho mejor- me soltó e hizo que me sentará en la arena junto a él con la mirada al mar.
-El sueño de todo surfista- mi sueño, y entrar al Circuito Profesional me daría esa oportunidad además de ganar dinero, que es un extra para mí.
-Eso parece.
-No pareces muy convencido- ¿acaso no todos lo que estamos aquí soñábamos con eso?
-Oh sí, lo estoy, es sólo que…- calló unos segundos con la mirada clavada en el horizonte mientras yo admiraba su perfil.- Sabes, he surfeado desde que tengo 6 años, mi papá me enseñó aunque a mi mamá no le gustó mucho la idea de que su pequeño se expusiera a ese tipo de peligros, así que he paso 14 años de mi vida montando olas, todo el tiempo lo consideré un hobby,- me confesó- yo quería ser médico como mi padre, él me heredó el amor por la medicina.
-Y por el surf- dije antes de siquiera pensarlo.
-Si también por el surf.- Volteó a mirarme y vi su sonrisa, una sonrisa nostálgica. Sentí que con su mirada quería confesarme todo lo que sentía y pasaba en su mente en ese momento, su mirada era tan transparente que de verdad creía que podría decirme todo sólo con verme, –A los 17 años mientras estaba con mis amigos me topé con Kelly Slater(4).- ¡Madre santa Kelly Slater!, él junto con James Witherdale eran sin dudas mis ídolos del surf masculino, – y me dijo que tenía mucho talento y que debería de competir y entrar al Circuito Profesional- sentía que mi mandíbula tocaba la arena con semejante revelación: que una leyenda del surf como Kelly Slater te diga eso era para morirse. Se notaba que Edward no me lo decía por presumir sino como un hecho, una parte de su historia. –Ya te lo has de imaginar, me sentía morir de felicidad, que un hombre como él te diga eso, a mí a un chaval de 17, en fin, me aluciné y me olvidé por completo de la idea de estudiar medicina, –me sonrío tímidamente, aww era tan tierno que daban de comérselo a besos.
Basta Isabella!, me regañé.
-Supongo que a tus padres no les gustó mucho la idea – aventuré.
-Ni un poco- mis manos comenzaron a jugar con la arena justo como lo hacía él- al principio mi padre puso el grito en el cielo, no me habló por semanas, hasta que decidió ser más inteligente que yo e hicimos un trato.
-¿Y ese fue…?-pregunté.
-Después de que terminará el Instituto me tomaría un año libre para viajar y surfear donde yo quisiera, y cuando regresara debía de matricularme en la Universidad, cuando me graduara podría hacer lo que quisiera- un trato excelente si me lo preguntan a mí- creyó que cuando regresara habría sacado de mi sistema la idea del surf.
-Pero no fue así- constaté.
-Así es, me tomé el año libre, viaje, hice surf donde quise, regresé y me matricule en la Universidad, pero jamás olvidé la idea de entrar al circuito, mi padre lo noto pero no me dijo nada. Después me enteré de este lugar, y cuando mi padre supo que para poder entrar era necesario seguir con mis estudios me apoyó, creo que cree que no ganaré, pero mínimo habré tenido mi oportunidad- terminó.
-Yo creo que eres muy bueno y que tienes las mismas o más posibilidades de ganar que todos nosotros- le dije sinceramente mientras lo veía.
-Gracias- y me sonrió, era una de esas sonrisas más sinceras que alguien me había dado- tú también eres muy buena, tienes talento natural-me alabó.
-Como tú- le regresé.- Entonces ahora que todo esto ya es real ¿comienzas a dudar?- pregunté, esperaba que no le molestará mi pregunta porque todo sobre él comenzaba a interesarme.
-Algo así, es sólo que al ver todos surfear hoy, y escuchar cómo han dicho que este es el sueño de toda su vida, me hizo recordar que el mío era estudiar medicina como mi papá y aspirar a ser aunque sea la mitad de bueno que es él.
-Entiendo- suspiré, de verdad que lo entendía. –Pero ya estás aquí, deberías de aprovechar la oportunidad porque te lo mereces, además será una oportunidad única, y tendrás el tiempo para analizar durante el año sobre lo que de verdad quieres, por un lado tendrás el surf con entrenamiento profesional y por el otro podrás estudiar para enorgullecer a tus padres, y al final podrás tomar una decisión- le expuse mi opinión.
-Tienes razón, gracias por escucharme- se acercó lentamente a mí y me besó suavemente en la mejilla.
-No ha..ay de qu.. que- balbuceé, respiré profundo- Entonces cuéntame cómo es viajar por el mundo y hacer surf.
Estuvimos platicando un buen rato, yo fungí más el papel de oyente, pero no me importaba porque su voz era hermosa y sus relatos muy buenos, para cuando James nos avisó que la comida estaba lista. Ya sabía muchas cosas sobre Edward Cullen.
Él les aviso a los demás que no habían salido del agua para nada, sobre la mesa que estaba junto a la piscina había todo un banquete: hamburguesas, perritos calientes, carne, ensaladas, verduras, en abundancia, pero al ver toda esa comida mi estómago decidió llamar la atención reclamando comida.
-¿Hambre?- preguntó Edward, asentí levemente me sonrojaba –Mi estómago también protesta- y justo en eso el mencionado hizo acto de presencia haciéndonos reír.
-Pueden comenzar a comer, parece que están hambrientos- dijo burlonamente Victoria, y entonces lo perdimos, Edward y yo comenzamos a reír, después de unos minutos nos controlamos justo cuando los demás iban llegando.
-¿Cuál es el chiste?- preguntó Emmett y nosotros sólo nos encogimos de hombres restándole importancia, y de nuevo parecía que estábamos sincronizados- ustedes dos parecen siameses- comentó Emmett. Todos estábamos guardando nuestras tablas cuando Emmett pregunta –¿Entonces Bells, las olas no eran tan buenas como las de Torquay que preferiste no honrarnos con tu presencia? – su sonrisa era burlona, pero antes de poder contestar Edward decidió hacerlo por mí.
-Preferimos quedarnos a platicar y observar- justo lo que yo hubiera respondido.
-Claro, quieren aprender del mejor- dijo Emmett señalándose a sí mismo, ganándose una risa por parte de los demás.
-En realidad- comencé diciendo con la sonrisa más inocente que pude hacer o al menos eso intenté -Edward y yo estábamos observando lo que NO tenemos que hacer en el agua, ya sabes, para poder ser los mejores- terminé batiendo las pestañas "tiernamente" y ahora fue nuestro turno para reír, mientras Emmett me veía muy feo y deje de reír inmediatamente ¿lo habré ofendido?
-No debiste de haber dicho eso pequeña Bells- la sonrisa de Emmett era terrorífica.
-Sólo bromeaba- me defendí mientras Emmett se acercaba.
-Demasiado tarde- dijo en un susurro.
De repente mis pies dejaron de tocar el piso y me sentí volar por el aire hasta caer en el agua
¿Qué demonios?
Cuando salí a la superficie, tosí para sacar el agua que había inundado mi garganta, y lo primero que vi fue la cara de James y Victoria estupefactas, Edward se veía preocupado, Alice y Jasper estaban tratando de contener la risa, y Rosalie se veía molesta mientras Emmett me observaba feliz, ella se acercó y le dio un manotazo en la cabeza.
-¡Auch! Eso dolió Rose- dijo Emmett haciendo un puchero.
-Eres un bruto Emmett- me defendió Rose.
El agua de la piscina estaba cálida y era un día perfecto para nadar, lástima que tenía mucha hambre, así que nadé a la orilla.
-¿Estás bien?- me preguntó Edward ofreciéndome su mano para salir.
¡Todo un caballero!
-Sí- respondí, tomé su mano y salí de la alberca escurriendo ¡genial! Lo último que quería era quedar sólo en bañador frente a tantas personas, especialmente frente a Edward. –Gracias por el chapuzón Emmett, el agua estaba deliciosa- El aludido sólo me sonrió mientras negaba con la cabeza.
-Eres todo un caso pequeña Bells- su sonrisa aniñada era contagiosa, pero odiaba que me llamaran pequeña.
-No lo soy- dije haciendo un puchero involuntario. Edward rio mientras pasaba una toalla por mis hombros.
-Lo eres- dijo en un susurro en mi oído, sentí mi piel erizarse por su cercanía y me desarmó, no pude contradecirlo.
Victoria nos dijo que ya podíamos comer, así que aproveché la distracción para poder quitarme la ropa mojada hasta quedar en bañador.
-¡Me encanta tu biquini!- gritó Alice, desviando todas las miradas hacía mi.
¡Gracias Alice! Pensé sarcásticamente.
-Me gusta más lo demás- dijo en voz muy baja Edward.
¿QUÉ?
-¿Qué?- le pregunté mientras me sonrojaba por milésima vez en el día.
-Eh que, qué lindo biquini- contestó
¿Aluciné? Parece que sí.
-Eh gracias, supongo- contesté. Me envolví con la toalla y me senté a comer. Las chicas siguieron mis pasos y se quitaron la ropa mojada para quedar en biquini. Esperaba que algún día me acostumbrara a estar rodeada de tanta belleza. Alice llevaba un biquini rosa pálido mientras que Rose uno rojo que le quedaba fantástico, y no había sido la única de notarlo, ya que por la manera en que la miraba Emmett diría que estaba de acuerdo conmigo. Parecía que sus ojos se le saldrían si la seguía viendo así, me reí en voz baja ganándome la atención de Edward, siguió mi mirada y sólo se rio al igual que yo, pero en ningún momento miró a Rose, y antes de ponerme a sobre pensar la situación decidí que era mejor comer.
La comida estaba deliciosa, pero sin duda lo que más disfruté fue la compañía, los chicos bombardearon a James de preguntas sobre el Circuito Profesional y él pacientemente respondió cada una de las preguntas.
Alice y Rose se la pasaron hablando de moda y compras, al parecer Alice era un adicta a las compras, cada que hablaba del tema sus pequeños ojos brillaban de ilusión, pero de repente pareció recordar algo y su mirada se volvió triste.
-¿Qué pasa Alice?- pregunté.
-Mis padres me han cancelado las tarjetas de crédito, dicen que el último mes gasté mucho y que prácticamente los dejé en la quiebra- explicó con un puchero –mi madre dice que vea mi estancia aquí como una rehabilitación a mi "adicción a las compras", así que sólo podré comprar cosas "básicas" y me han dado una tarjeta de débito, ¡DE DÉBITO!- exclamó exageradamente.
-¿Qué tiene de malo una tarjeta de débito?- pregunté sin entender el problema. Yo también tenía una tarjeta de débito por la cuenta que abrí antes de venir aquí con todos mis ahorros, gracias a los trabajos de medio tiempo que tuve desde que tenía 17, mi papá quería ayudarme con los gastos pero no lo deje, suficiente con su apoyo para la Universidad.
-No es el fin del mundo- comentó Rose.
-¿Pero qué dices? ¿Sabes lo que pasará cuando vaya a la Universidad con la misma blusa por tercera ocasión? ¿O cuando lleve un vestido que pasó de moda hace dos meses? Seré un desastre total de la moda.
Vaya, parece ser que yo seré un desastre total de la moda en la Universidad. La ropa que había empacado no era mucho, porque la verdad no tenía mucha. Dentro de mis cosas predominaba la ropa deportiva, que es lo que más necesitaría para entrenar, y mis biquinis, que tenía cierta "adicción" porque dentro de mis posibilidades económicas compraba uno cada que podía, quizás no se podía comparar a los que tendrían Rose y Alice, pero para mí estaba bien. Jamás me preocupé por la moda, o ir de compras seguido, sólo compraba cuando me hacían faltas las cosas.
Ahora es cuando me daba cuenta que la ausencia de una figura materna me había afectado más de lo que pensaba, antes de profundizar el sentimiento lo almacené rápidamente en el fondo de mi cerebro.
-No le hagas caso Bella, parece que a Alice le gusta exagerar- trató de tranquilizarme Rose, algo debió de ver en mí para decirme eso.
-No exagero- grito Alice, probando el punto, ganándose la atención de todos.
-Lo haces- dijo Emmett sólo para molestarla, que por lo visto sería una de sus actividades favoritas.
-Si te sirve de consuelo, te ves linda cuando lo haces- dijo Jasper, ¡aww pero que lindo!
-Gracias- contestó Alice en voz baja y un poco sonrojada, vaya creo que no soy la única que se puede sonrojar, me consolé a mí misma.
Después de eso la plática se basó, al principio, en banalidades, un poco de todo, y después todos compartimos algunas experiencias, pero sin duda, James y Edward son los que más cosas tenían que contar, seguidos de Emmett que había viajado un poco por Australia haciendo surf.
La tarde paso rápidamente, esta vez Edward y yo nos unimos al grupo para hacer surf y fue muy divertido, intercambiaos algunos trucos, y tips. Y pude convivir mejor con las chicas; Alice era adorable y alocada, Rose por fuera daba la impresión de ser una persona fría y calculadora pero según ella sólo era una fachada para ser tomado en cuenta y que no la juzgaran por ser rubia, y una vez que la conocías te dabas cuenta que era una gran persona de buenos sentimientos, y parecía que era capaz de tranquilizar a Alice con sus emociones explosivas y eso estaba bien ya que serían compañeras de habitación. También tuve la oportunidad de conocer un poco más a Jasper, platicar con él era bastante relajante, él era una de esas personas que saben escuchar y tenía paciencia de santo.
Al final del día Alice había declarado que las tres seríamos mejores amigas, y por alguna razón no me atreví a apostar en su contra y le creí, parecía que tener una mejor amiga o dos en este caso sería algo bueno para mí.
...
Pasaba de la medianoche y yo aún no podía dormir, tenía muchas cosas en mente, eran demasiados cambios y mi cerebro no podía detenerse para descansar. Así que decidí dejar de dar vueltas en la cama y salí a la terraza, me senté de lado en el balancín mirando hacia el mar, subí las piernas y las abracé mientras observaba la hermosa vista que tenía, era una noche preciosa, y podías observar las estrellas en todo su esplendor.
-¿Sin sueño?- escuché que preguntaban detrás de mí.
-Sí, ha sido un largo día, pero no he podido conciliar el sueño- contesté mientras Edward aparecía frente a mí con nada más que su pantalón de pijama y el torso desnudo, quise suspirar por la vista que me ofrecía, hubiera querido tener un cámara o mi móvil para poder tomarle un fotografía y verla siempre que quisiera.
-Me pasa lo mismo- dijo mientras me observaba fijamente sentándose a mi lado.
-¿Tengo algo en la cara?- ¡Demonios! ¿No me habré lavado bien la cara?, ¿tendré pasta dental?
-¿Qué?- desvió la mirada –No, es que…- se quedó callado unos segundos. –Nada- sentí mi ceja arquearse interrogándolo –Así que, Bella Swan ¿Cuál es tu historia?- preguntó cambiando de tema.
-¿Mi historia?- repetí.
-Sí, tu historia, yo ya te conté cómo fue que llegué a aquí- dijo.
-Pues en realidad mi historia no es tan interesante como la tuya- en realidad mi historia era un poco triste.
-Eso debería de juzgarlo yo ¿no crees?- supongo que no perdía nada contándole mi historia.
-De acuerdo- acepté, – desde que tengo memoria la playa ha sido mi lugar favorito, así que cuando era pequeña Charlie me llevaba sin faltar todos los domingos- comencé a contar.
-¿Charlie?- preguntó Edward.
-Mi padre- asintió- bueno, como te decía, amo la playa, me encantan los días soleados y sentarme en la arena para observar el atardecer, así ha sido desde pequeña. Pero en ese entonces odiaba meterme al mar, me daba terror, así que sólo disfrutaba ir y jugar en la arena y a la pelota con Charlie.
-Seguramente te veías adorable jugando a la pelota- comentó regalándome una hermosa sonrisa.
-Yo no lo hubiera definido así, era demasiado torpe, bueno aun lo soy pero el surf ayudó mucho en mi equilibrio, pero aun así sigo siendo torpe en otros deportes.
-Eso lo tendré que comprobar después- murmuró, -entonces ¿cómo superaste tu miedo?- preguntó.
-Un día mientras esperaba a que se ocultara el sol, vi a alguien entrar al mar con su tabla de surf, era una mujer. Antes había visto a muchos hombres surfear pero nunca a una mujer, entonces me dediqué observarla y justo en el crepúsculo la ola la envolvió y me asusté, pero un segundo después ella salió inclinada en su tabla montando la ola. Esa imagen fue impactante para mí, para una niña de 10 años esa imagen fue mágica, así que en las siguientes idas a la playa siempre la buscaba y me dedicaba a observarla, ella era increíble. Un día se dio cuenta que la veía y se acercó a platicar conmigo, su nombre era Beth, era de Hawái, se acababa de mudar, cuando vio mi interés en el surf se ofreció a enseñarme, así que le pedí permiso a Charlie. Al principio le pareció una locura, pero después de rogarle por varios días se rindió y aceptó. En ese momento llamé a Beth y esa misma tarde me llevó a comprar mi primera tabla, no me dejó pagarla con mis ahorros, dijo que era un regalo, aún la conservo.- sonreí un poco ante el recuerdo de la emoción al tener mi propia tabla de surf.- Ella me ayudó a superar mi miedo y me enseñó muchas cosas, fue una gran mujer- terminé de contarle, sentía un gran nudo en la garganta, y las lágrimas comenzaban a acumularse en mis ojos.
-¿Fue?- preguntó, mientras se acercaba a mí, bajó mis pies y me abrazó por los hombros.
-Murió hace 7 años- su muerte aún me dolía, en parte porque por mucho tiempo me sentí culpable. –Se había mudado a Melbourne para escapar de su esposo, él la maltrataba, el surf era su terapia. Un domingo no se presentó a nuestra clase, la llamé a su casa y no contestó, esa noche Charlie recibió un llamado, se habían reportado por la tarde gritos bastante fuertes en una casa, cuando regresó me dijo que habían encontrado muerta a Bethany en su casa, su esposo la había encontrado y la golpeó hasta morir, él logró escapar- sentí una lágrima roda por mi mejilla.
-Lo siento mucho pequeña- besó el tope de mi cabeza y me hizo sentir mejor, era una locura pero me sentía segura entre sus brazos, –de haber imaginado que contarme tu historia te pondría triste no te lo hubiera pedido- con su dedo limpió mi lágrima.
-No te preocupes, se supone que ya lo había superado, pero el estar aquí me puso nostálgica, porque gracias a ella es que lo logré.
-Gracias a ella, a tu talento y perseverancia- complemento él.
-Si- dije en voz baja, permanecimos varios minutos en un cómodo silencio hasta que Edward decidió seguir con la conversación.
-Tengo duda ¿Por qué tu papá recibió el llamado del incidente de la casa de Beth?
-Mi papá es policía de Melbourne.
-Oh vaya, policía- repitió en voz baja- bueno sígueme contando,…- me alentó a continuar con la historia.
-Bueno, después de su muerte abandoné el surf por un tiempo, fue mi manera de demostrarle a todos mi enojo por tal injusticia, pero me di cuenta de que a ella no le hubiera gustado, así que seguí. Todos los días después de ir a la escuela me iba a la playa y me dedicaba a observar a los demás surfistas, sus técnicas, maniobras, todo, y después lo intentaba hacer yo. Así fue como aprendí, cuando entre al instituto tuve que dividir mi tiempo entre las clases, mi trabajo de medio tiempo y el surf, y los fines de semana los dedicaba totalmente al surf. Al principio Charlie me regañaba porque nunca estaba en casa pero después se resignó- reí un poco al recordar cómo era mi vida en ese entonces, - a los 17 comencé a participar en algunas competencias locales, logré posicionarme dentro de los tres primero lugares en algunas, pero en otras era un desastre total. Después me enteré de "Go Surf Go" e hice las pruebas pero no logré entrar, me decepcioné mucho, además de que aún no tenía la mayoría de edad, pero este año lo volví a intentar y aquí estoy- terminé.
-Y doy gracias por eso- dijo sobre mi cabello, sentía como sus labios formaban una sonrisa, yo sólo me sonroje, aun no lograba entender qué es lo que pasaba entre nosotros, parecía que nos conociéramos de hace muchos años, y apenas habían pasado unas horas, me sentía cómoda con su compañía y me inspiraba mucha confianza. Sólo no esperaba equivocarme con mi juicio hacía él.
Escondí mi rostro en su cuello pero sin querer mis labios hicieron contacto en su piel, lo sentí estremecerse y sentí subir mi nivel de rubor.
-Lo siento- me disculpé y traté de separarme de él, pero no me dejo.
-No pasa nada- besó de nuevo mi cabeza, y decidí abrazarlo también, pase mi brazo por su cálido y desnudo abdomen mientras me acurrucaba, se sentía bien estar así y a él no parecía molestarle. -¿Qué tal si jugamos a las 20 preguntas?- preguntó rompiendo el silencio.
-Vale, pero tú primero- acepté.
-Empecemos por algo simple: ¿Color favorito?
-Verde- contesté automáticamente.
¿Pero qué demonios? Mi color favorito es el azul, "sí pero sus ojos son verdes" dijo mi subconsciente.
-Interesante- dijo él -sigues.
-¿Color favorito?- copié su pregunta.
-Hasta hoy la mañana era el azul, pero ahora es el café- "Mis ojos son cafés" quería decirle- ¿Comida favorita?
-La italiana- respondí.
-La mía también- dijo, sentía su mirada fijos en mi rostro, levanté la cabeza para poder verlo y me perdí en esos profundos ojos verdes. Después de unos segundos él me sonrió, reaccioné sonrojándome y desvié la mirada de la suya, él sólo se rio suavemente.
Me retiré de sus brazos y me recargué en el brazo del balancín, Edward sólo negó divertido con la cabeza. ¡Dios!, estaba reaccionando como niña asustada, pero es que jamás había estado con un hombre así, y menos con uno tan guapo como él, que con su sólo sonrisa me hacía querer suspirar y pegarme a él para no dejarlo ir nunca.
¿Qué? Mis pensamientos comenzaban a asustarme, necesitaba relajarme y concentrarme.
Edward tomó mis piernas por la rodilla y las puso en su regazo, dejó vagar la yema de sus dedos por mi piel desnuda suavemente, sólo era un pequeño toque, pero estaba causando un desastre dentro de mí, era como si una corriente eléctrica recorriera todo mi cuerpo, se me puso la piel chinita (5) y sentí como la boca se me secaba.
Al parecer pasar sus dedos por mi pierna no le era suficiente, por lo que, con su otra mano tomó un mechón de mi cabello y comenzó a jugar con él.
-Me gusta tu cabello- dijo mientras giraba el mechón en su dedo, - es suave y huele bien.
-Gracias- contesté en voz baja –también me gusta tu cabello, es bastante singular- me encantaba su cabello, parecía suave, indomable y de un color poco común.
-¿Mi cabello?- preguntó sorprendido, -es un desastre, nunca lo he podido "domar"- rio de su chiste y su risa me hizo reír a mí, era dulce y contagiosa.
Al ver la confianza con la que seguía acariciando mi pierna y jugando con mi cabello fue que reuní el valor necesario para inclinarme hacía él y comencé a acariciar el cabello de su nuca, era tan suave.
-Eso se siente bien- aceptó en un suspiro, me gustaba la confianza que había entre ambos. –Entonces ¿cuál será tu siguiente pregunta?
-Déjame pensar- después de considerarlo un segundo pregunté -¿tienes novia?- esperé nerviosa su respuesta, por lo que mi labio inferior acabó pagando las consecuencias, no sé cómo había evitado durante todo el día estar mordiéndome el labio para controlar mis nervios, pero ahora dudaba que me pudiera detener.
-No- contestó, dejó mi cabello por un momento y liberó mi labio del ataque de mis dientes.- Aunque me gusta mucho como te ves haciendo eso, debes de parar o te harás daño,- solté mi labio y dejo su pulgar sobre el área dañada, lo acarició suavemente, y esa caricia hizo que sintiera como si miles de mariposas revolotearan en mi estómago -Bueno, sigo yo- dejó mi labio y regresó a jugar con mi cabello- ¿Tú tienes novio?
-No- contesté inmediatamente.
-Excelente- murmuró.
Después de varias preguntas nos dimos cuenta que teníamos muchas cosas en común además de surf, obviamente. Compartíamos el gusto por la música clásica, y nuestra banda favorita era Muse, además del mismo gusto por libros, cine, pasatiempos, y hasta alergias: ambos éramos alérgicos a las nueces. Descubrí que tocaba la guitarra y el piano desde los 6 años y me habló de su familia: Carlisle, su papá, era cirujano cardiovascular y era jefe de cirugía en el Hospital Universitario de Costa Dorada, Esme, su madre, tenía su propia empresa de diseño de interiores. Tenía una hermana menor, Elizabeth, que tenía 16 años y estaba en el instituto; y yo le platiqué un poco sobre mi relación con Charlie y de Ángela, mi única amiga en Melbourne.
-Creo que será mejor que dejemos las otras preguntas para después- comentó después de que bostezará por tercera vez.
-No, podemos continuar- no quería levantarme, estaba muy cómoda así.
-Después, ya te ves cansada- era verdad pero no quería irme a mi cama- Anda es hora de dormir.
-No quiero- dije haciendo un puchero.
-Eres adorable- acarició mi mejilla,- lo siento pequeña, a mí también me encantaría seguir platicando contigo pero ya es muy tarde y en unas horas tendremos que levantarnos para nuestro primer día de entrenamiento.
-Ya te aburrí- aseguré.
-Para nada, me encanta tu compañía, pero si seguimos no te podrás despertar después- dijo.
-De acuerdo- acepté, nos levantamos y me acompaño hasta la puerta de mi habitación.
-Buenas noches, que descanses pequeña- dijo acariciando mi mejilla, se acercó y me dio un suave beso en la otra mejilla, tocó mi nariz juguetonamente.
-Igualmente- contesté hipnotizada por su cercanía y su contacto, no quise quedarme atrás, así que me pare de puntitas, me apoyé en sus hombros y dejé un beso en su mandíbula, ese hombre era muy alto para mí, pero me gustaba nuestra diferencia de altura. –Descansa Edward- me sonrió por última vez y se fue a su habitación.
Y yo, yo caminé como flotando hasta caer en mi cama y me dormí pensando en él.
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1. La "Association of Surfing Professionals" (ASP) (en español Asociación de Surfistas Profesionales) es la organización que regula y se encarga de la celebración del ASP World Tour, los Campeonatos del Mundo de Surf.
2. Quicksilver, Inc. Es una compañía Australiana especializada en la elaboración de material y ropa de surf, skate y snowbord, que es una de los principales patrocinadores dentro del circuito principal.
3. Pita o Leash (inglés) se le llama a la cuerda que va de la tabla de surf al tobillo.
4. Es un surfista profesional ganador once veces del campeonato del mundo.
5.- Es una expresión popular que se utiliza para decir que una persona tiene una reacción corporal donde el vello corporal se eriza dado un susto, una situación de miedo u horror o una sensación que nos hace emocionarnos, o bien a causa de frías temperaturas.
¿Qué les pareció? Tenía ya tiempo con esta idea en la cabeza y hace poco tuve el tiempo y la oportunidad para poder plasmarla. Como ya lo dije al principio la idea de la escuela de surf está inspirada en una serie Australiana, pero la trama es mía y me está costando trabajo porque he tenido que investigar muchas cosas sobre el surf, si alguna está interesada le puedo explicar bien como es el asunto aunque en el fic iré explicando poco a poco.
Como se darán cuenta la locación de este fic es Australia porque se trata de surf, y para mi ese país es representativo de este deporte del cual estoy enamorada.
Uhm… ¿qué me falta? Oh si, abriré un grupo en facebook para publicar fotos e información, en cuanto este les dejaré el link en mi perfil, además me pueden buscar en facebook como Bethany CH.
Y otra cosa, espero que les haya quedado un poco claro mi descripción de la casa je, he hecho un plano, porque tenía la idea en mi cabeza pero necesitaba plasmarla, así que si no se entiende mucho le tomaré un foto a mi súper plano para que lo vean y entiendan cómo va.
Bueno ahora si ya es todo, espero les haya gustado y si es así le parece si me regalan un Review. :D
¡Besos!
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