Pareja: Karen McCormick & Kenneth McCormick
Advertencia: Incesto, poco o nulo sentido(?) y lemon implicito.
Notas de la autora: mgo. Tenía ganas de escribir algo incestuoso de mis dos hermanos favoritos :_D Karen y Kenny, a ver como reciben esto. PD: No tiene mucho sentido, que quede claro otra vez
Disclaimer: South Park no es mío, no gano nada escribiendo sobre ellos (Más que una tremenda erección) (No, no tengo pene, por si acaso).


¿Desde cuándo su hermanita se había vuelto toda una mujer? Con dieciséis años, debía cuidarla de quien fuera (Hombre) que se le acercara (Vamos, Kenny no pensaba que ella fuera lesbiana o algo así) (Aunque pensándolo mejor sería tan delicioso verla con otra chica) (No, calma McCormick, hablas de tu hermana joder)

Pero la cosa residía en sus instintos. Oh, bajos instintos masculinos de cuando una preciosa dama se le desnudaba enfrente. Y no, no es que Karen se le desnudara a propósito o en busca de que él la tocase, sino, más bien, por la costumbre de que Kenny la ha cuidado desde niña, ella ve normal el quitarse toda la ropa delante del hijo segundo de la familia (quizá) más pobre de South Park.

Pero Kenny no lo ve así, él lo ve de otra forma, él lo ve como una invitación de ven y tócame, tienes mi debido permiso para ser el primero que bese mi tersa y virginal piel por lo que muchas veces ha tenido que meterse en el baño colocándole seguro para drenar sus ganas, esas ganas que se le meten en el cuerpo cada vez que observa a Karen, sus movimientos, su cadera, su cintura, sus pechos. Esos pechos. Esos pechos. Bien torneados, de un tamaño ideal que encajaría perfectamente en sus manos. Oh, demonios.

Karen era su manzana de la discordia.

El único cuerpo que deseaba y no podía tener, ella seguramente no pensaba igual de él.

Sin embargo eso no lo detenía de desearla, de soñar cada noche con tenerla entre sus brazos y bajo sus sábanas, con besarla y hacer suyo ese dulce cuerpo, tan menudito, tan desarrollado, tan… Tan de ella, y no de él.

Esa es una de aquellas noches dónde Kenny sueña que Karen está gimiéndole al oído, pidiéndole por más, más rapidez, más dureza, más profundidad, dónde sencillamente gime su nombre, gime proclamando el amor que tiene por su hermano quién ahora la está poseyendo.

Y como cada noche, se despierta sudado, con la erección más grande que pueda tener en su vida, incluso mayor cuando se folló a Bárbara a.k.a Bebe-tetas-enormes.

Maldición.

Y no quiere, Kenneth no quiere tocarse pensando en su hermana pues sabe bien es un pecado, pero salve Dios al pecador, que él siendo inmortal, no iba ni al infierno ni al cielo, o bien iba de vez en cuando a alguno, donde no pasaba más de un día.

Por aquello, dejó mejor que sus instintos más bajos se le metieran por completo en el cuerpo, dejó que éstos le dominaran, tomando total control de sus acciones.

Se levanta, con el miembro saliéndosele de sus boxers y se encamina al cuarto de Karen, dónde desde fuera puede escuchar algunos sonidos extraños, su nombre siendo el protagonista de los mismos. La curiosidad le invade, y abre la puerta, a sabiendas de que lo que encontraría quizá no le agradara pero, ah, ¿No agradarle? Si aquello le puso más duro que antes.

Karen, tocándose a sí misma en su nombre.

Ambos se dan una mirada cómplice, y una sonrisa traviesa surca las comisuras de ambos pubertos, que a la luz de la luna y a los ojos de un Dios que iracundo los castigará, pudieron drenar ambos la necesidad de sentir consigo el cuerpo de su ser amado.