Sirius dio otro sorbo a su café sin azúcar, mirando con aburrimiento a su alrededor. Golpearía al idiota de James por atrasarse. Ya llevaba cerca de media hora esperándolo en la cafetería de la universidad, la cual cada vez estaba más llena, de seguro ahora sólo conseguirían un par de sándwiches para almorzar.

Estaba concentrado en su teléfono cuando una voz grave carraspeó a su lado, al girarse se encontró con un hombre larguirucho y desaliñado, quien sostenía una taza de té.

- ¿Me puedo sentar? – lo preguntó de forma brusca, ni siquiera lo miró a los ojos y no dejaba de mover sus manos de forma nerviosa, Sirius no pudo evitar notar la gran cicatriz que atravesaba su mejilla y parte de la nariz.

- Si, claro – fue la escueta respuesta que Black pudo soltar, mientras corría su mochila para darle algo de espacio al muchacho.

El hombre de cabellos castaños claros se sentó sin siquiera dar un "gracias", haciendo que Sirius bufara ante la poca educación del desconocido. Si bien él no era un ejemplo en cuanto a buenos modales, estaba seguro de que al menos siempre daba las gracias.

Pero el desgarbado hombre ni siquiera pareció interesado en su muestra de disgusto, rápidamente sacó un gran libro y se puso a leer de forma ávida. Sirius no hizo más que rodar los ojos, y comenzó a mandarle mensajes desesperados al imbécil de James.

Estaba por enviarle un par de groserías, cuando a lo lejos vislumbro a su amigo de cabellos revueltos, quien venía tras una hermosa pelirroja, quien como acostumbraba le ignoraba de forma brusca, caminando un par de pasos más adelante.

- Lily preciosa – saludó de forma socarrona Sirius, mientras se le acercaba para darle un sonoro beso en la mejilla, sólo para molestar a la mujer. Quien le soltó un par de insultos y le apartó de un empujón, pero rápidamente su atención se centró en el desconocido.

Al parece, para Lily Evans no era para nada un desconocido, pues la pelirroja enredó sus brazos alrededor del torso del muchacho, para luego enterar su cara en su cuello, soltando un par de risas. El muchacho de un respingo se puso de pie, para rodearla con sus brazos y apretujarla contra su cuerpo, rápidamente salieron juntos de aquel de lugar.

Dejando a un Sirius y un James perplejos, ambos con la boca abierta, no pudiendo articular palabras en algunos segundos.

- Siri era su novio, mi pelirroja tiene un puto horrible novio ¿viste su cicatriz? – gimoteo el de cabellos rebeldes, intentando ser abrazado por su amigo, quien en vez de reconfortarlo le dio un par de golpes y lo regañó por haber llegado tarde al almuerzo.

- Dios ¿Qué pasó? – preguntó un bajito que recién se unía a los dos hombres, Sirius rápidamente hizo un gesto de que no preguntara, pero fue demasiado tarde. De esa forma, Peter Pettigrew se ganó escuchar con lujo de detalles como Lily Evans la novia ficticia de James, había abandonado la cafetería en compañía de un desgarbado y desconocido muchacho. Y maleducado, según añadió Sirius con sorna.

La tarde pasó lenta, técnicamente Sirius tuvo que escuchar lloriquear y quejarse a su mejor amigo, pues la rata cobarde de Peter había huido con la excusa que debía estudiar, como si alguien estudiara el primer día de clases pensó un molesto Black.

Mientras él se dedicaba a comprar pinturas y pinceles, no le quedaba material del año pasado, pues su verano se resumió a practicar sin descanso, ya que este año tenía la posibilidad de participar en una exposición de arte.

La voz de James se escucha lejana, el estaba concentrado en encontrar el tono perfecto para lo que tenía en mente, pero al ver una tonalidad específica entre el café y el amarillo, no pudo evitar pensar en el novio de Lily, algo de ese lúgubre chico le había llamado la atención, aunque se tranquilizo pensando que sólo había sido su misteriosa aura o su molesto comportamiento, de seguro era eso.

Cuando no se pudo concentrar en escoger el óleo correcto por culpa del árido parloteo de James, decidió que era momento de enfrentar a su amigo o al menos lograr que se callara por un par de minutos, estaba seguro que si escuchaba la palabra Lily salir una vez más de sus labios, iba a vomitar.

- Sabes hermano, deberías olvidarte de esa rarita – James le miró con enojo cuando escucho el insulto por su enamorada – y fijarte en lo que hay a tu alrededor, acaso no has visto como Marlene te mira el, bueno tú sabes, ahí abajo – James de inmediato se sonrojó ante el descarado comentario de su amigo – y tío ¿has visto las grandes tetas que tiene? créeme, me podría hacer hetero por ella – lo último lo dijo de forma seria, pero rápidamente soltó una carcajada, pues a él no le iban para nada las mujeres, las verdad, ni siquiera un poco.

James sólo le miró divertido y le dio un par de golpes juguetones, se sentía un poco más animado. Pero no se daría por vencido, si había logrado espantar al idiota de Snape, de seguro el andrajoso hombre de la cafetería no sería un gran impedimento. Sólo tenía que recurrir a sus camaradas para hacer la vida de ese animal, un infierno.

Cuando una sonrisa maliciosa cruzo su rostro, Sirius supo que nada bueno podría salir de la cabeza de Potter. Sin embargo, el hombre no dejó salir su plan, primero debía hacer un par de averiguaciones.

La semana trascurrió tranquila, James estaba en el plan de "ignorar a Lily", el cual, por cierto, tanto Sirius como Peter se encargaron de criticar, en base a lo adolescente e idiota que sonaba. Pero al parecer había dado resultado o al menos así lo expresó Peter un día durante al almuerzo, pues estaba seguro de que había visto a la pelirroja dar un vago saludo con la mano al hombre de lentes, quien sólo paso a su lado con su arrogante pose, haciendo que Evans le diera una mirada confundida a su novio.

James tenía que morderse la lengua cada día, sobre todo al verla con un nuevo peinado o con una maravillosa falda, pero sabía que era por un bien mayor, este sería su año, no podría terminar tercer año de derecho sin haber besado a la belleza de medicina, Lily Evans.

El viernes llegó con rapidez, haciendo que el campus de Hogwarts se sintiera el ambiente a fiesta, uno que sólo podía entregar un primer fin de semana en la universidad.

La fraternidad de Peter daría una fiesta, así que Sirius y James estuvieron más que invitados. La cerveza de mala calidad corría como agua, en el ambiente se sentía la mezcla de aromas entre marihuana, cigarrillo y sudor.

La música sonaba con fuerza, se escuchan los gritos y risas, era un ambiente realmente disturbado, los chicos lo estaban pasando de maravilla. James bailaba muy apegado a una radiante Marlene y Sirius mientras bebía su segundo vaso, no lograba despegar su mirada de Sturgis Podmore, quien bailaba de forma sensual, invitándole con gestos indecorosos a algo mucho más intimo que un simple baile. Sirius se estremeció al recordar lo que habían hecho en el taller de escultura el semestre pasado.

Pero todo plan por tener un revolcón se fue a la basura, cuando en medio de la fiesta se hizo presente la alegre pelirroja con aquel sombrío chico, quien tenía una actitud que desencaja con la festividad que había en la fraternidad.

James al percatarse soltó de un tirón a la mujer que le bailaba, para ir por un vaso de cerveza, necesitaba alcohol en su sangre para ver a su amaba tan hermosa en aquella pequeña y apretada falda.

Sirius se le acercó y como idiotas ambos miraban a la joven pareja, Lily llamaba la atención de varios pero ella no los tomaba en cuenta, es más, nadie nunca la había visto en compañía de algún hombre, hasta esta semana y para más remate, todos se preguntaban quien era en misterioso chico.

- Estudia literatura – soltó Peter, quien se les había unido de forma sigilosa. James sólo pudo soltar una especie de gruñido al apretar con demasiada fuerza su vaso desechable – si mal no recuerdo, se llama Remus Lupin –

- Que nombre más estúpido – soltó Black solidarizando con la molestia de su amigo.

Una hora más tarde, con más alcohol en la sangre y un ambiente de mucho más descontrol, las cosas comenzaron a cambiar.

Lily y el desconocido reían, jugueteaban y bailaban, llamando la atención de todos. James dio un trago a su quinto vaso sin despejar la mirada de la pelirroja, quien ese día lucía un hermoso escote. Sirius pensaba en lo aburrido que estaba por culpa de acompañar al idiota de James, se perdió una buena follada con Sturgis.

Pero las cosas cambiaron de un momento a otro, cuando ante un inesperado empujón la boca de Remus aterrizó en los labios de la pelirroja, mientras su amigo intentaba encontrar estabilidad.

A opinión de Sirius no era la gran cosa, pues sólo había sido un choque de bocas, estaba seguro que no hubieron lenguas involucradas. Pero el alcohol afectó en el razonamiento de Potter, quien estaba seguro de haber visto como aquel alto hombre, había forzado a Lily y eso no se lo perdonaría tan fácil.

A grandes zancadas fue hasta la joven pareja y un ágil movimiento los separó, tomando a la pelirroja con demasiada fuerza.

Remus le dio un leve empujón pues notó la mueca de desagrado en su amiga, le recordó demasiado a su pasado. Pero ante el poco control motriz de James producto del alcohol, el azabache término sobre estampando su cara en una mesita, dándose un importante golpe.

Sirius cabreado, en un par de pasos estuvo frente a ese tal Remus y lo tomo con fuerza por los hombros, retándolo a una pelea, pero el hombre reaccionó de forma inesperada, ya que salió huyendo de la casa.

Lily quien venía con un par de hielos para la magullada nariz de James, solo logró ver como Sirius salía corriendo, luego se enfocó en ayudar a Potter, quien avergonzado no paraba de pedir disculpas. Pero cuando escucho que su amigo había huido y Black le estaba persiguiendo, soltó un gritito y se apresuro en salir del lugar, mientras James entre tropezones le seguía.

Sirius estaba dispuesto a darle una paliza a aquel idiota que se había atrevido a golpear a su amigo, entendía que Potter era un cabrón, pero sólo él tenía el derecho a molestarlo, no dejaría que nadie y menos un recién aparecido le agrediera.

Tomó por los hombros a Remus, haciendo que el hombre girara de forma brusca.

- Pensabas huir cobarde de mierda – cuando sus palabras salieron, logró entender que al parecer a él, el alcohol también se le había subido a la cabeza.

Empuñó su mano, la cual pensaba estampar en el pómulo de Remus justo sobre aquella extraña cicatriz, quería al menos dejarle una magulladura como la de su amigo. Pero lo que pasó le dejo anonadado, antes de estampar el golpe y sólo a un par de centímetros de aquella pálida piel, el muchacho había tapado de cara de forma instintiva y su cuerpo temblaba, de su boca no salían más que palabras atolondradas, sólo lograba entender algo como "perdón".

En ese momento un grito le hizo voltear, al girarse se encontró con Lily y James. La pelirroja pasó a su lado de forma apresurada, sólo alcanzó a escuchar un "mierda Black".

- ¿Qué mierda fue eso? – preguntó Sirius, mientras James alzaba los hombros tan confundido como él.

Ambos se quedaron mirando como a lo lejos un castaño no paraba de correr, mientras la pelirroja intentaba alcanzarle en aquellos horrendos tacones.

- No es su novio Sirius, he vuelto al juego – soltó de la nada Potter, con una estúpida sonrisa en el rostro. Black no hizo más que rodar los ojos y luego tironear a su amigo, era hora de volver a su hogar, ya tenían demasiado alcohol en el sistema.

Lily corría con todas sus ganas, cuando se reprendía por haber decidido usar esas feas sandalias de su hermana. Pero al fin en la siguiente cuadra logró ver como su amigo se detenía y se agachaba, abrazando sus piernas, eso solo logro que a la pelirroja se le apretara aún más el corazón.

Se agachó a su lado y lo abrazo con cuidado, mientras el chico daba un par de saltos. No faltó mucho para que comenzara a llorar, sus sollozos eran desgarradores, su amiga no pudo más que morder su labio para no unirse a aquel llanto.

Le dio suaves cariños en la espalda y le beso la coronilla.

- Todo está bien Remus, tranquilo –

- Nada está bien – soltó, para volver a su frenético llanto.

Lily en silencio no pudo hacer más que consolar a un chico que se estaba desmoronando ante ella, una silenciosa lágrima se rodó por su mejilla. Lo único que podía hacer por su mejor amigo era acompañarlo en estos momentos, cuando la oscuridad de su pasado le atormentaba.


¡Hola!

Sé que tengo otras historias que actualizar (perdón) pero de verdad me sentí inspirada a escribir esto.

¿Qué les pareció, merece continuación?

¡Un abrazo!