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Please dont
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Hola!
Primero que nada, lamento haber desaparecido por tanto tiempo. Sé que "A medio vivir" esta en stand by hace dos meses ya, pero es que mi computadora se ha roto y todos los capítulos que le siguen están en ella, y hasta que no la recupere, no podre subirlos. ¡De todas maneras, creo que dentro de unas pocas semanas la tendré de vuelta!
Por lo que, me decidí por empezar esta nueva historia. Es una adaptación de una novela de Rachel Gibson que la verdad me ha encantado, y llevarla al mundo sasusaku me ha parecido genial.
Este es simplemente el primer capítulo, si les gusta seguiré subiendo, y si no…pues supongo que no jajá.
¡Espero que la disfruten!
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Please dont
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Una ráfaga de aire caliente barría el asfalto cuando el Ferrari Enzo del 2002 surgió de la oscuridad del taller mecánico. El motor central berlinetta de doce cilindros ronroneaba como una mujer complacida: con voz afectuosa, sexy e insinuante. El tórrido sol de Texas les arrancó mil destellos a los tapacubos metálicos, se paseó por los alerones cromados y acaricio la brillante pintura negra.
Mientras esa belleza se iba acercando, su dueño la observaba con una sonrisa de orgullo en su rostro. Hacia tan solo unos meses, era poco más que un montón de chatarra luego de un brutal accidente. Pero su gloria le había sido devuelta y se encontraba completamente deslumbrante.
Sasuke Uchiha estaba sentado dentro del automóvil, observando cada una de sus características, con la muñeca apoyada sobre el volante. Sus ojos se encontraban levemente entornados al verse mientras analizaba que cada una de sus partes estuviese correctamente presentada. Pisó el acelerador una vez más, acercando el auto a su futuro dueño y detuvo el motor.
Un hombre de mediana edad se le acerco y le tendió un cheque. Sasuke le echó un vistazo, comprobó que todos los ceros estuviesen en el lugar adecuado y lo doblo para guardárselo en el bolsillo de su elegante camisa blanca.
-Que lo disfrute- dijo antes de dar media vuelta e ingresar lentamente al taller.
Uchiha Enterprise era una de las compañías más importantes y solidificadas del mercado de Texas. Había comenzado como un pequeño taller mecánico hacia ya más de cuatro décadas, que en la actualidad tenía varias sucursales desparramadas por una amplia variedad de estados. Así como su familia, Uchiha Sasuke había heredado toda la compañía junto con su medio hermano, al morir sus padres varios años atrás, y se había convertido a la temprana edad de 33 años en uno de los CEO más jóvenes y exitosos del mundo.
A pesar de su magnético y serio porte, Sasuke Uchiha tenía una debilidad por los autos que su abuelo le había inculcado. En lo que a restaurar coches antiguos se refería, los hermanos Uchiha eran los mejores. Ambos llevaban el rugir de los motores y el olor a gasolina en la sangre. Habían reparado su primer motor siendo unos mocosos y podían distinguir un motor de ocho cilindros V de 260 de uno de 289 con los ojos cerrados, y eran capaces de reparar un inyector de gasolina incluso durmiendo.
Orgullosos hijos de la comunidad de Texas, habían crecido adorando el futbol americano, la cerveza y fría y quemando neumáticos en carreteras anchas y llanas, por lo general acompañados de alguna hembra de espesa cabellera y moral relajada.
Los muchachos habían crecido en una pequeña casa con tres dormitorios, situada a unos pocos kilómetros del taller mecánico, la cual, a pesar de haber cambiado mucho debido a las reparaciones y haber aumentado de tamaño considerablemente, seguía prácticamente igual que siempre. Los mismos rosales que habían plantado su madre, el mismo césped bajo el gran olmo y el mismo porche. La única diferencia real era que ahora Sasuke vivía solo en ella.
Naruto se había casado con Hinata Hyuuga hacia siete años y había dejado atrás su salvaje modo de sobrellevar la vida domestica. Pero en cuanto a Sasuke, todos en el pueblo sabían que no tenía la más mínima intención de abandonar ese modo de vida, y por lo que se sabía de él, no había conocido a ninguna mujer que le llevase a plantearse la posibilidad de pronunciar el "hasta que la muerte nos separe".
Sin embargo, en el pueblo no sabían todo de él.
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Sasuke llegó a su despacho, pisos más arriba del actual taller mecánico y cerró la puerta. Guardo el cheque en un cajón y se sentó en el escritorio. Su mente divagaba en el único auto que soñaba con restaurar: un corvette del 54, con el cuenta kilómetros con no más de setenta mil kilómetros que había localizad en el sur de california. Informarse del historial de un vehículo, encontrar las piezas de recambio y restaurarlo, le obligaba a dedicarle hasta el último minuto de su tiempo, hasta conseguir que el coche estuviera nuevamente en perfectas condiciones.
Karin Seidou, la secretaria del Uchiha, entro en el despacho y entregó a su jefe la correspondencia del día.
-Tengo que ir a la peluquería- le recordó a el moreno.
Sasuke alzó la vista y observó que la mujer tenía el cabello recogido en lo alto de su cabeza. Habían sido compañeros de estudio durante doce años y había jugado futbol americano en el equipo de la escuela con su marido Suigetsu Hozuki.
Sasuke se puso de pie y cogió las cartas.
-¿Vas a ponerte bonita para mí?
Ella lucia anillos en todos y cada uno de sus dedos y sus largas unas, siempre pintadas de color rojo, parecían garras. Sasuke solía preguntarse a menudo como lograba teclear sin presionar más de una tecla a la vez y también como se las arreglaba para extenderse todo ese maquillaje por el rostro sin sacarse un ojo.
-Claro- respondió con una sonrisa- Sabes muy bien que tú fuiste mi primer amor.
Sí, lo sabía. En tercero, Karin le dijo que estaba enamorada de él y acto seguido, le propinó una patada en la espinilla con sus negros zapatos. A partir de ese momento, Sasuke pensó que no necesitaba esa clase de amor.
-No se lo digas a Suigetsu...
-Oh, él ya lo sabe- hizo un gesto con la mano en señal de despedida y se encamino hacia la puerta- y también sabe que jamás me enrollaría contigo…
Sasuke cruzó los brazos y apoyo los codos en el borde del escritorio.
-¿Y eso porque?
-Porque tú haces con las mujeres como las anoréxicas con las chocolatinas. Pruebas un poco de aquí, otro poco de allá. A veces incluso les das un par de mordisquitos, pero nunca te comes una entera.
Sasuke se echó a reír y luego contestó.
-Se dé más de una que no diría lo mismo.
Karin no le vio la gracia a su respuesta.
-Sabes a lo que me refiero- replicó por encima del hombro mientras salía por la puerta.
Sí, sabía a lo que se refería. Pero consideraba que su hermano ya había cumplido con el plan de casamiento por los dos. Naruto ya tenía tres hijas, y con tantas sobrinas, Sasuke no sentía la necesidad en absoluto de traer al mundo otro Uchiha. Era simplemente el "tío Sasuke" y estaba perfecto con eso.
Volvió a sentarse en su silla y se desabotonó los puños de la camisa. Se arremango hasta los codos y se puso manos a la obra. Era viernes y todavía tenía mucho por hacer.
A las cinco de la tarde, su hermano ingreso por la puerta para decirle que se marchaba. Echándole un vistazo a su reloj, noto que llevaba tres horas y cuarto allí sentado.
-Voy al partido de Reiko- dijo Naruto refiriéndose a su hija de cinco años- ¿te pasaras por el parque?
-Hoy no-respondió dejando el bolígrafo sobre la mesa- Esta noche se celebra la despedida de soltero de Shikamaru en Road Kill- añadió- Le prometí que me pasaría un rato.
Naruto sonrió.
-¿Habrá strippers?
-Supongo que si…
-No me digas que prefieres ver a mujeres desnudas antes que asistir al partido de tu sobrina.
Sasuke también sonrió.
-Lo sé, la decisión es difícil. Es duro tener que elegir entre mujeres que se quitan la ripa y tu sobrina correteando por el campo de una base a la otra.
Naruto soltó una de sus particulares carcajadas echando la cabeza hacia atrás. Su risa era tan parecida a la de su padre, que Sasuke estaba convencido que se debía a algo genético.
-Menuda suerte la tuya- le dijo medio en broma- Si necesitas a alguien que te lleve desde el Road Kill hasta tu casa, llámame.
-Por supuesto- Un conductor borracho había acabado con la vida de sus padres cuando Sasuke tenía dieciocho años, y ambos hermanos se prometieron no conducir más bajo los efectos del alcohol.
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El Road Kill era muy parecido a los demás bares de esa zona del estado de Texas. La maquina pinchaba un disco de música country tras otro, mientras que los clientes no dejaban de consumir cerveza.
Cuando Sasuke entró en el bar, permaneció en la puerta durante unos segundos, a la espera de que su vista se adaptase a la iluminación del local. Saludo a unos cuantos conocidos y enseguida localizó al grupo de la fiesta de despedida de soltero en el fondo del local. Hacían tal alboroto que al pobre cantante que se encontraba sobre la tarima haciendo karaoke, casi ni se le oía.
-Una cerveza por favor- le pidió al camarero.
Sintió el roce de una mano suave sobre su brazo y cuando se volvió para mirar por encima de su hombro, se encontró con el rostro de Gina Aizawa.
-¿Qué tal, Sasuke?
-Hn, hola Gina.
La mujer tenía la misma edad que el Uchiha. Era una mujer alta y delgada a la que le gustaba montar el toro mecánico del Slim Clem´s junto a la autopista. Llevaba unos jeans muy ajustados, metidos en unas botas vaqueras e iba teñida de pelirrojo. Sasuke sabía que se teñía el pelo porque, además de montar el toro mecánico, también lek gustaba montarlo a él. Pero últimamente le había dado a entender que estaba empezando a pensar en él como su posible tercer marido, a lo que Sasuke no tuvo otra opción que enfriar de forma drástica su relación.
-¿Has venido a la despedida de soltero?- Su profundos ojos azules le miraron de medio lado, y Sasuke tendría que haber estado ciego para no notar la invitación detrás de su seductora sonrisa.
-Así es- respondió seco, dándole un sorbo a su cerveza. No tenía la más mínima intención de volver a calentar las cosas entre ambos. Le gustaba Gina, pero no estaba hecho para el matrimonio. Recogió las moneas del cambio del mostrados, las puso en su pantalón y se levantó con la intención de alejarse- Nos vemos.
Pero la pregunta de Gina le hizo detenerse en seco.
-¿Has visto a Sakura ya?
Sasuke bajo la botella, y de repente tuvo la sensación de que la cerveza no lograba descender por su garganta. Se volvió hacia Gina.
-La vi esta mañana en la gasolinera. Estaba echándole gasolina al Cadillac de su madre- Gina sacudió la cabeza- Me hizo pensar…. ¿cuando hace que se fue de aquí….diez o doce años?
Quince, para ser exactos- Pensó Sasuke.
-La reconocí al instante- continuó Gina- Es la misma Sakura Haruno de siempre.
Excepto por el hecho de que ahora Sakura Haruno ya no llevaba ese apellido y que llevaba quince años lejos de aquel lugar, hacia todo diferente.
-Me apenó mucho lo de Sai. Sé que eran amigos.
Él y Sai habían sido prácticamente inseparables desde que tenían cinco años. Pero hacia años ya que no veía su cara y recordando, la última vez que lo había hecho, fue la noche en que llegaron a las manos ante la mirada aterrorizada de Sakura. Y esa fue también la última vez que la había visto a ella.
Aunque Sasuke no estaba mostrando interés alguno por la conversación, Gina siguió insistiendo.
-¿Morir a nuestra edad me parece algo horrible, no lo crees?
-Si me disculpas, Gina- respondió y desapareció entre la gente.
Una oleada de ira, algo que el suponía enterrado para siempre, amenazado con arrastrarlo de vuelta al pasado. Se resistió a su influjo y consiguió reducirla a base de fuerza de voluntad.
Ya no sentía nada. Resignado y cansado, volvió a ingresar en el bar, para finalmente poder disfrutar de la despedida de soltero de su amigo. Tomo asiento en una de las vacías sillas y se dispuso a escuchar la conversación del momento.
-¿A ti te parece que estos pechos son naturales?- lo cuestionó uno de los compañeros de Shikamaru, quien evidentemente llevaba mucho tiempo de casado, ya que empezaba a hablar y comentar chismes como una mujer.
-¿A quién le importa?- respondió bebiendo otro sorbo de cerveza.
-Tienes razón- contestó- Oye, ¿Sabias que Sakura ha vuelto?
Sasuke lo penetró con la mirada y suspiró entre sus blancos dientes.
-SÍ, ya me lo habían dicho.
De nuevo, la oleada de ira lo recorrió, pero todo paso a un segundo plano cuando observó que dos de las bailarinas allí presentes, se colocaban frente a Shikamaru con sus cuerpos casi desnudos y comenzaban a besarse. La visión de esas bocas entre abiertas, provocó que Sasuke sonriera de medio lado.
-Ey, la vi en el Minute Mart- prosiguió Shino- Joder Sasuke, sigue estando tan buena como en el instituto.
La sonrisa del Uchiha se esfumó. El imborrable recuerdo de sus ojos jade, su cabello rosa y sus labios suaves y salado amenazaban con arrástralo de nuevo hacia el oscuro pozo de su pasado.
-¿Recuerdas lo bien que le sentaba el traje de animadora?
Sasuke se apartó de su lado y se dirigió a la puerta. A l parecer todo el mundo quería recordar el pasado. Todos excepto él. Asqueado, se dirigió nuevamente a la barra. No tenía ni idea cuanto tiempo planeaba quedarse Sakura Haruno en el pueblo, pero deseó con todas sus fuerzas que se tratase de una visita relámpago.
Pero sobre todo, esperaba que Sakura tuviese el suficiente sentido común para no cruzarse en su camino.
Salió con botella en mano para las afueras del Road Kill y noto como la nueva lluvia empapaba su camisa. A cada paso que daba los recuerdos se hacían más presentes. El recuerdo de aquellos hermosos ojos cuando la besaba. La suavidad de sus muslos cuando deslizaba la mano por debajo de su falda azul con dorado de animadora.
Sakura Haruno con un par de botas vaqueras rojas con corazones blancos… y nada más.
-¿Ya te marchas? –pregunto Gina corriendo tras él.
-Me estaba aburriendo- contestó sin volverse.
-Podríamos montar una fiesta por nuestra cuenta- muy típico de Gina, nunca esperaba a que él diera el primer paso. Tal vez, cualquier otra noche la hubiese rechazado. Pero no esa.
Gina acercó los labios para besarle: sabía a cerveza y avidez. Sasuke le devolvió el beso, y cuando los firmes pechos de Gina se estrecharon contra su cuerpo, el Uchiha sintió la primera arremetida de deseo en sus entrañas. Atrajo a Gina hacia sí, y a la temperatura entre ambos fue aumentando, hasta sentir únicamente le empuje de la lujuria y la humedad de sus ropas.
Borro de su mente cualquier pensamiento relacionado con verdes ojos y faldas de animadora, y lo reemplazo por el roce de aquella hembra contra su entrepierna.
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Sakura Haruno alargó la mano hacia el timbre de aquella casa pero la retiró.
El corazón le latía desbocado y tenía un nudo en la boca del estómago. La lluvia repicaba en el tejado del porche y el agua caía desde el bajante sobre el lecho de flores. La casa era nueva, la habían remodelado por completo, desde que ella había estado allí.
Los truenos restallaron a la lejanía y los relámpagos iluminaron el cielo nocturno, alterando sus recuerdos. Era como si algo pretendiese decirle que se marchase y volviese en otro momento.
No se le daban bien las confrontaciones. No era una de esas personas que le gusta mirar los problemas cara a cara y por mucho que necesitara enfrentar esa situación, no era lo más adecuado presentarse en la casa de alguien a las diez de la noche sin avisar y menos con la pinta de gato remojado que llevaba.
Antes de salir de su casa, se había peinado y maquillado con esmero. Se había puesto una camisa blanda y unos pantalones color caqui. Ahora tenía el pelo hecho un desastre, el maquillaje había desaparecido y sus pantalones estaban manchados de barro. Se volvió con la intención de marcharse, pero entonces se detuvo en seco y se obligó a permanecer allí.
Su aspecto era lo de menos, y sabía muy bien que nunca iba a encontrar el momento adecuado para hacer lo que había venido a hacer si seguía encontrando excusas. Llevaba tres días en el pueblo dándole vueltas al asunto de cómo hablar con Sasuke.
Y necesitaba hacerlo esa noche. Tenía que decirle lo que le había ocultado por quince años.
Alargó la mano una vez más y casi dio un brinco cuando la puerta de madera se abrió antes de darle tiempo de llamar. A través de la penumbra, pudo ver la silueta de un hombre. No llevaba camisa y la luz que brillaba al fondo de la casa aportaba a sus brazos y hombros un cálido halo dorado.
No había duda: debería haber llamado antes.
-Ho-hola- se apresuro a decir- Estoy buscando a Sasuke Uchiha.
-pero…-una voz resonó en la penumbra- Vaya… Sakura.
Habían pasado quince años, pero tenía la misma voz de siempre. Era más profunda que la del muchacho que había conocido, pero ese tono malicioso la hacía inconfundible.
-Hola Sasuke…
-¿Qué quieres Sakura?
Ella entornó los ojos para tratar de descubrir a través de la oscuridad, la completa silueta de ese hombre que había conocido hace años. El nudo que tenía en el estomago se estrechó aun mas.
-Quería…Tengo que hablar contigo, y he pe… pensado que- respiró hondo y se esforzó para dejar de tartamudear. Tenía treinta y tres años ya- Quería decirte que estaba en el pueblo, antes que te avisasen los demás.
-Demasiado tarde.
Sintió el peso de la mirada de aquel hombre sobre su rostro, pero justo cuando se había convencido de que el no volvería a abrir la boca, le dijo:
-Si eso es lo que has venido a decirme, ya puedes retirarte.
Pero había algo más. Mucho más de hecho. Le había prometido a Sai que le entregaría a Sasuke la carta que él le había escrito meses antes de morir. Tenía que contarle todo lo que verdaderamente había ocurrido quince años atrás.
-Tengo que hablar contigo, es importante… por favor.
La miró durante un rato, luego se volvió y se adentro en las profundidades de la casa. No abrió la puerta, pero tampoco se la cerró en las narices. Había dejado bien claro que no iba a ponérsela fácil, pero ¿acaso le había facilitado las cosas alguna vez?
La luz de lo que ella recordaba que era la cocina, se encendió. Caminó por el pasillo con el corazón que le latía a mil por hora, y cuando ingreso a la cocina, tuvo la sensación de haber ingresado en el túnel del tiempo.
Sasuke tenía la mitad del cuerpo escondido tras la puerta de la nevera, y todo lo que Sakura podía ver era la curva de sus nalgas y sus largas piernas. Uno de los bolsillos de sus ajustados levi´s tenía un desgarrón en forma de triangulo y el zurcido parecía algo gastado.
La adrenalina corría libre por las venas de Sakura, que tuvo que cerrar los puños con fuerza para evitar que le temblaran las manos. Cuando finalmente el Uchiha salió de atrás de la heladera, el mundo de la Haruno dio un alto. Su atención se centro durante unos segundos en el plano vientre, llegando a los marcados músculos de su pecho. No era más el muchacho que había conocido.
Sin duda, aquel era un hombre en toda regla.
-¿Has venido aquí solo para mirarme?- Sakura salto de sus pensamientos de golpe, dando unos pasos incómodos por la cocina.
-No, he venido para decirte que pasare unos días en el pueblo visitando a mi madre y mi hermana.
Él alzo un cartón de leche y le dio un trago, como si esperara que ella elaborase un poco más su respuesta.
-Creí que tenías que saberlo.
-¿Qué te hace pensar que iba a importarme?- le preguntó secándose la boca con el reverso de la mano.
-No sabía si te importaría o no... Es decir, me pregunté que te parecería, pero no lo tenía claro.
-Ahora ya no tienes que preguntármelo- Señalo la puerta con el cartón de leche- si has acabado, allí está la puerta.
-No, no he acabado...- Sakura se miró la punta de sus botas- Sai quería que te dijese algo… que te dijese que lo lamenta… todo- sacudió la cabeza corrigiéndose a sí misma- Lo que quiero decir es que lo lamentaba- miró a Sasuke unos segundos- Te agradezco mucho que enviases flores.
Sasuke se encogió de hombros y dejó la leche sobre la encimera.
-Fue Karin quien las envió.
-¿Karin?
-Karin Seidou. Se caso con Suigetsu Hozuki, ahora trabaja para mí.
-Pues dale las gracias de mi parte…
-No le des mucha importancia.
Ella sabía lo mucho que Sai había significado para él durante una época. Estaba tratando de evitar el tema a toda costa, y eso no era lo que ella quería.
-No finjas que no te afectó su muerte.
Sasuke enarcó una de sus perfectas cejas.
-Olvidas que intente matarle.
-Tú no le habrías matado Sasuke, y lo sabes.
-No, tienes razón. Supongo que el esfuerzo no habría merecido la pena.
La conversación había tomado un rumbo equivocado, y ella tenía que hacer todo lo posible para enderezarla.
-No seas desagradable.
-¿Te parezco desagradable?- Sasuke dejo escapar una risa forzada- Esto no es nada, si te quedas un rato mas podrás ver lo desagradable que puedo llegar a ser.
Ella ya sabía lo brusco que él podía ser cuando se lo proponía, pero ella también era los suficientemente testaruda como para no dejarse acobardar. Había ido a su casa a contarle la verdad de una vez por todas. Para poder seguir adelante con su propia vida tenía que hablarle de Itachi.
Le había costado quince años llegar hasta ahí, de modo que Sasuke podía ponerse todo lo desagradable que quisiera, que de todos modos tendría que escucharla.
Pero su convicción quedó en la nada cuando una mujer entró a la cocina vestida con unas de las camisas blancas de Sasuke.
-Hola a todos- dijo acercándose al Uchiha, a lo que él la miro desconfiado.
-Te dije que te quedases en la cama.
-Sin ti me aburría.
A Sakura se le subieron los colores al rostro, pero parecía ser la única que estaba incomoda con la situación que se había generado. Sasuke siempre había sido famoso entre las mujeres por su encanto y su físico, así que no tenia porque extrañarle que tuviese novia.
-Hola Sakura, no sé si te acuerdas de mí, soy Gina.
-Por supuesto que me acuerdo de ti- sonrió falsamente- Íbamos juntas a la clase de historia en el último año del instituto.
-Con el señor Simmons.
-Exactamente… ¿recuerdas cuando tropezó con el borrador?
-Nos reímos de lo lindo- comento Gina- Fue como…
-¿Qué DEMONIOS es esto?- la interrumpió Sasuke- ¿una maldita reunión de ex alumnas?
Ambas mujeres le miraron y Gina se apresuro a contestar:
-Estaba tratando de ser amable con tu invitada.
-No es mi invitada- dijo fríamente, dedicándole a Sakura una miraba fría e implacable.
-Ha sido un placer Gina- contesto la pelirrosa.- Buenas noches Sasuke.
-Lo mismo digo- contesto la pelirroja, mientras que el hombre permaneció en silencio.
Sakura se retiró de la cocina, recorriendo la casa a oscuras. Había dejado de llover, pero tuvo que esquivar los charcos para llegar al Cadillac de su madre.
Cuando llego a la altura del coche, sintió que la agarraban del brazo. Sakura se volvió y se encontró con el perfecto rostro de Sasuke. Las luces de la calle lo iluminaban desde arriba y dejaban en penumbra la expresión severa de su boca. La miro fijamente, pero ya no era una mirada fría e iracunda.
-No sé qué has venido a buscar aquí, pero si lo que quieres es la absolución o el perdón- dijo con frialdad- no vas a tener ninguna de las dos cosas.
-Sí, ya lo se
-Muy bien. Entonces mantente alejado de mi Sakura-espetó- o me ocupare que tu vida sea un infierno.
Ella observó su rostro, tocado por una pasión y una rabia que no habían disminuido en quince años.
-Aléjate de mi…-repitió una última vez antes de volverse yd desaparecer entre las sombras.
Sakura Haruno sabía que la opción más inteligente era hacerle caso. Lo malo, era que no tenía más remedio que desobedecerle.
Aunque él todavía no lo sabía...
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Próximamente:
-Hola Sasuke
-¿Qué quieres esta vez Sakura?
-Quiero que seamos amigos...
-No
-¿Por qué?- alzó la vista- hubo un tiempo en el que fuimos amigos.
El rió
-Yo creo que fuimos algo más…
-Lo sé, pero me refiero antes de todo eso…
-¿Antes del sexo?
-Si….
-¿Y también antes de que te acostaras con mi mejor amigo?
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¿reviews?
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