Otoño era una de sus épocas favoritas, lo que consideraba el peor cliché de su persona puesto que su nombre se traducía en eso, Rose Autumn Weasley. Caminaba hacia el trabajo, que hace 5 años nadie hubiera considerado que ella podía preferir trabajar en la tienda de su tío George que en cualquier otro puesto, la chica era una genio de la magia. Para Rose trabajar ahí tenía sentido, le permitía experimentar con todo, crear maravillosos descubrimientos, ayudar a las personas a ser un poco mas felices y le proporcionaba la diversión que tanto había extrañado en sus épocas adolescentes, pues durante su tiempo en Hogwarts no era mas que la Nerd y bien portada de la generación. Ella era la que abría el local ubicado en el callejón Diagon (tenían otras tres sucursales, pero esa en especial era la matriz de todas) todos los días, pues a su tío George la vida le tenía prohibido ir a trabajar antes del medio día, y a su tía Angelina las ocupaciones de entrenadora de Quidditch la tenía con el tiempo ocupado durante casi todo el día, por no hablar de su padre, quien por las mañanas era EL AUROR y ya por las tarde se convertía en un socio medianamente interesado (sí, Ron Weasley era socio del negocio). Rose siempre llegaba media hora antes, había que ordenar tanto, la tienda por lo general era un desastre, pero un desastre ordenado gracias a Rose. Además había que recibir a los proveedores y hacer el inventario de lo que contaban con lo que les faltaba. Así que esa media hora antes le proporcionaba que a la hora que abría el trabajo de la contabilidad y la organización estuviera ya casi listo. Entro por la puerta de atrás que iba directamente a su oficina, el tío George le había añadido (mediante magia obvio) una pequeña oficina a ella, lo que era una bendición por que Rose no se imaginaba trabajando entre tantas cajas y objetos que zumban ruidosos. Lo primero que hizo fue hacer su cafe matutino, luego fue a encender el ordenador, la idea de un ordenador había sido de ella, le hacia el trabajo mas fácil. Inmediatamente se puso a trabajar en todos los pendientes, así comenzaba su día laboral, y no paraba hasta las 5 de la tarde que podía retirarse y dejarle el negocio a los empleados y su tío George. Ese fue un Lunes tranquilo, reflexiono mientras caminaba hacia su casa, a ella le gustaba caminar y no solo aparecerse o viajar en chimenea; caminar le proporcionaba tiempo para pensar, además de la visión del mundo muggle que muchos magos se perdían, una pena la verdad. Su bloque de apartamentos lucia vieja y abandonada, lo que era una mentira pues estaba encantada para no ser llamativo para ningún Muggle, por dentro era lo que un mago podía llamar lujo.

- Señorita Weasley -la llamo Hanz, el portero irlandés del edificio.

- Oh hola Hanz ¿tengo correspondencia? -preguntó la pelirroja sonriendo.

- Aquí tiene -el portero le entregó 5 sobres de diferentes colores y contenidos, Rose estaba por marcharse- también tiene visita -le informo el señor.

- Oh, ¿algún familiar? -el portero negó con la cabeza.- entonces...

- Vienen del ministerio -Rose frunció el ceño- la están esperando en la estancia.

- Gracias Hanz, enseguida los antiendo.

Rose caminó hacia un pasillo que llevaba a una estancia para las visitas, en el camino no pudo dejar de pensar en que estarían haciendo los del ministerio ahí, ella estaba en regla con todo. Ahí había dos personas vestidas con túnicas negras y cabello relamido. Eran del departamento de su madre, los conocía por que Rose solía visitar mucho a Hermione Weasley.

- Señorita Weasley -uno de ellos habló, Rose lo conocía como el señor Hegkins.

- Señores -saludo ella- ¿hay algo en que pueda ayudarles?

- En realidad si señorita -hablo el otro, el señor Whiggles.- Tome asiento por favor.

Los tres tomaron asiento en los sillones que había ahí, los señores lucían incómodos pero Rose no los culpaba, esa habitación en particular parecía ser un espacio de hospital.

- Lo siento, llego tarde -la voz de su madre a su espalda la sobresalto, ambos hombres se pararon por cortesía- Hegkins, Whiggles -saludó Hermione ambos asintieron con la cabeza.- hola muñeca.

- Hola mamá -Ambas compartieron un abrazo, luego todos se sentaron.- Me podrías explica ¿que está pasando?

- Oh cariño, yo no se mucho. Apenas me lo dijeron esta mañana y e intentado investigar. Tu padre esta en eso ahorita mismo por cierto -Rose la miro ceñuda ¿que era tan importante para que sus padres intervinieran?- dejemos que Agnus nos explique -el señor Hegkins se aclaró la garganta.

- Primero comenzaré con preguntar, y usted sabe jefa que debemos hacerlo -le dijo a Hermione.- ¿tenía usted señorita Weasley alguna relación con el señor Scorpius Malfoy?

- ¿Quien? -preguntó Rose sorprendida.

- El señor Scorpius Malfoy -repitió Agnus.

- No, digo lo conozco pero nada mas -explicó, el señor Whiggles saco de su maletín un sobre y lo puso en la mesita de en medio.

- ¿Nunca le habló de su herencia? -volvió a preguntar Agnus.

- cuando le digo que solo lo conozco es por que así es, no hablábamos, no nos movíamos en el mismo circulo -Rose sintió pena por decir eso, Scorpius Malfoy llevaba mas de un año desaparecido.

- Entonces nunca vio esto -le dijo el señor Whiggles señalando el sobre de la mesa, Rose negó con la cabeza.- Señorita Weasley, tengo entendido que su primo Albus Potter era compañero del señor Malfoy.

- Si, eso creo -estuvo de acuerdo- pero a mi primo casi no lo veo, el tiene mucho trabajo como Auror -y era cierto, le encantaría ver a Albus mas seguido pero el trabajo de ambos no les permitía.

- ¿Sabe usted de la desaparición el señor Malfoy hace exactamente 18 meses? -preguntó Agnus.

- Sí, una pena. Pero ¿Eso que tiene que ver conmigo?

- El departamento de Aurores ha dado como finalizada su búsqueda, al parecer se cree que el señor Malfoy podría estar muerto -informó Whiggles, Rose hizo una mueca- como bien sabe su madre los Aurores están obligados a hacer su herencia en cuanto entrar a trabajar en el departamento -Rose pensó que eso era retorcido- y puesto que los padres del señor Malfoy han dado autorización, hemos abierto el documento que el fallecido Auror dejó al ministerio -Whiggles miró el documento sobre la mesa.

- ¿Y eso que tiene que ver conmigo? -repitió Rose.

- Que mi hijo te ha dejado todas sus pertenencias -informó Draco Malfoy apareciendo detrás de ella, Rose se dejo caer en el respaldo del sillón sorprendida.-

- Eso debe ser un error -dijo rose poniéndose de pie señalando el documento y mirando a todos alternativamente.- yo ni siquiera, yo no, el y yo... no hablábamos, no eramos nada -dijo atropelladamente.

- Señorita Weasley, necesitamos que sea sincera -le pidió Agnus- esto es serio y lo que dice ahí es que usted es la beneficiaria de todo lo que era del señor Malfoy.

- ¡Pero yo no soy nada de Scorpius! -exclamo Rose.

- Mi hija no miente -la defendió Hermione.- ella ya dijo que le conocía pero que no tenían ninguna relación.

- Entonces ¿por que mi hijo le dejaría todo a ella? -preguntó Draco sin ninguna expresión.

- No lo sé, todo esto es muy extraño -respondió Rose.- señor Malfoy yo no quiero nada de lo que su hijo me haya podido dejar.

- Pero los papeles dicen... -comenzó a decir el señor Whiggles.

- Pero los papeles se equivocan -rechazó Rose interrumpiendo- no tiene sentido, y si eso dice ahí yo me niego a recibir cualquier cosa que me pueda haber dejado.

- Señorita Weasley por favor cálmese un poco -le pidió Agnus ¿como iba a calmarse? nada de lo que estaban diciendo ahí tenía sentido para ella.

- Muñeca por favor siéntate -le pidió su mamá, Rose miro un momento a el señor Malfoy y luego con un suspiro se sentó.- creo que mi hija ya ha externado que rechaza lo que dice ahí, por consiguiente me parece que todo debiera ser entregado al señor Malfoy.

- Es la última voluntad de mi Scorpius -dijo Draco con la voz quebrada, Hermione se sorprendió un poco al ver a Draco en ese estado- yo no voy a contradecirla.

- Pero no es justo para usted -le dijo Rose con lagrimas en los ojos- usted es el padre, yo no soy nada.

- Pero el decidió dejarte a ti todas sus pertenencias -Draco se limpió una lágrima- lo siento esto es demasiado para mi, señorita Weasley tome todo lo que mi hijo le dejó, a mi no me interesa lo material y no me molesta que usted se quede con todo, eso no me devuelve a mi hijo -dicho eso se marchó. Todos la miraron a ella.

- Por favor solo lea el documento, tal vez ahí pueda encontrar una respuesta a todo -le pidió el señor Whiggles- no tiene que responder ahorita -ambos hombres se pusieron de pie.- nosotros tenemos que retirarnos, muchas gracias por recibirnos señorita Weasley, señora Weasley -ambos hombres se marcharon.

Rose se quedo viendo el sobre como si de ahí pudiera emanar el alma de Scorpius Malfoy y le dijera aunque sea una explicación, a su lado Hermione le pasaba un brazo por los hombros.

- Realmente no lo entiendo mamá -susurró Rose, su madre le apretó un hombro- esto esta mal.

- Lo sé cariño, pero todo lo que puedes hacer ahora es leer ese documento y tal vez ahí haya algo que explique todo -las palabras de su mamá la hicieron mirarla, Rose tenía lagrimas en su mejilla.

- El no puede estar muerto mamá, no puede -dijo débilmente.

- Se ha hecho todo lo posible por encontrarlo y no hay nada Rose, no está por ningún lado -Rose reprimió un sollozo.

- no era mala persona, siempre que el acompañaba a Albus a verme se mantenía cortes, relajado y divertido -recordó- ¿por que me dejaría todo a mi?

- No lo vamos a saber hasta que no leas el contenido, cariño

- Quiero leerlo a solas -informó Rose después de dos minutos en silencio- No te importa ¿verdad?

- Por supuesto que no muñeca -Hermione se puso de pié- iré a casa, por favor no dudes en venir a casa si algo va mal.

- Gracias mamá -rose le sonrió débilmente.

Ambas mujeres se despidieron y luego Hermione fue hacia un lugar donde pudiera desaparecerse, Rose tomo el sobre y subió por el elevador hacia su piso. Todo era tan malditamente extraño.