Para Tai, porque hoy he pensado en ti y he sonreído. Animo )
Es invierno, tiene la nariz congelada, como siempre, anda despacio, recorre corredores sin apartar la mirada de su libro nuevo de poesía inglesa. Todos están fuera, tirándose bolas de nieve o sentados sobre ella, mojándose el culo. Es que Remus nunca entendió por qué ese afán por sentarse en la nieve, si te mojas, narices. Habando de narices, la suya empieza ha estar en proceso de muerte, así que decide ir a la sala común, seguramente vacía, prepararse un chocolate caliente, para calentarse las manos primero, sentarse en su sofá preferido y pasar una apacible tarde de tranquilidad.
Claro, esto hubiese sido posible si al entrar en la sala común no hubiese visto lo que ve en ese momento. Sirius está besando a esa chica, gema, ghesa o cómo se llame y a él se le paralizan los pies y tartamudea un perdón, cuando Sirius le mira con las mejillas rojas y los labios ensalivados y sube las escaleras lo más rápido posible, no podía estar tirándose bolas con James, vacilando a Lily, molestando a algún despistado de primero o mojándose el culo, no, el muy cabrón, quería mojar otra cosa y ostia que si dolía.
Se quita los zapatos con los pies y deja la bufanda y la chaqueta en el colgador de la puerta. Se sienta en la cama y mira el libro que ha tirado sobre ella, la poesía inglesa, la desafía, si tú haces que me distraiga yo te leo y no te arrugo, pero da igual, porque a la poesía inglesa parece que le gusta verle sufrir y no le distrae, le amarga más al ver que el tiempo pasa, él no oye nada de lo que pasa ahí abajo y a la vez cree sentirlo todo.
Sirius entra, sin tocar, parece que han pasado horas, pero en realidad han pasado diez minutos desde que Remus había subido. Se el ve malhumorado y algo en sus pantalones dice que las cosas no han salido como debían. Da vueltas cagándose en la puta reina y en mi puta madre, encuentra el cigarro y se lo mete en la boca, lo enciende con una vela que a esas horas ya es necesaria para ver en el castillo y lo mira con malas pulgas.
-Podías haber llegado en otro momento ¿No?
-Siento haberte jodido el polvo matutino, pero podrías haber subido aquí ha hacer guarradas.
Sirius bulle, su rabia se siente por toda la habitación y Remus realmente teme por un momento que vaya a pegarle, justo cuando le quita el libro de las manos y lo tira contra la puerta, violento, rabioso y empalmado. Tiene miedo justo cuando le empuja y se tumba sobre él, le aprisiona, no le deja respirar, le mete la lengua hasta la campanilla y se frota contra él. Y Remus tiene miedo, pero responde. Le tira del pelo, le muerde los labios y deja que Sirius le chupe el cuello, mientras se corre y él se empalma, todo al mismo tiempo y sin parar.
-Guarradas¿Cómo estas?
Remus masculla un te odio y un quita y un por qué, sobretodo por qué y Sirius le mira como si la Luna se hubiese caído y Remus no se hubiese dado cuenta.
-¿Por qué? Porque eres más real que cualquier cosa- es lo ultimo que dice Sirius antes de meterle la mano en el pantalón.
Remus ya no tiene la nariz fría.
