¡Hola!

Es mi primera vez publicando algo de Oso-san pero esta idea llevaba mucho tiempo en mi cabeza y pues tenía que salir de alguna forma.

El Au que se trabaja es donde Ichi es un enfermero y Kara un jugador de basquet.

Acá no todos son hermanos, solo Karamatsu, Choromatsu y Jyushimatsu.

La pareja con la que se parte es OsoIchi, pero con las que se desarrollara la historia son:

KaraIchi, OsoChoro, un poco de AtsuTodo y jyushiHomu.

¡Espero que les guste!


La gélida y fragante brisa de primavera removió los desordenados cabellos de mi flequillo provocando que estos rozaran de manera traviesa mi frente, mis manos apretaron con fuerza el áspero y húmedo césped sobre el que me hallaba recostado intentando lidiar con la presión que se incrustaba hasta destrozar mi pecho. Consintiendo que todo lo que él significaba me consumiera sin dejar rastros de mi miserable existencia.

"Hoy luces un poco más sombrío que de costumbre" Su varonil voz me arranco de mi trance "Y eso es mucho decir para alguien como tú, Ichimatsu" Desvié mi nuca hacia la derecha para encontrarme con una burlona y sarcástica sonrisa junto a un par de enigmáticos ojos escarlatas. Un par de ojos que con una mirada me carbonizaban el corazón.

"He tenido varias cosas en que pensar" Sonreí con arrogancia ante su ceño fruncido "Cosas que no te incumben, Osomatsu" Un estúpido e infantil puchero se estampo sobre sus labios para jugar a pretender indignación.

"Pensé que como tu mejor amigo me podrías confiar esa clase de cosas" Su mano apretó la mía sobre la tosca hierba mientras su atención se centraba en el árbol de pequeñas flores rosadas que nos protegía del sol.

"Solo" Sentí mi labio tiritar "Es lo mismo de siempre en casa" Pude percibir como mis piernas se retorcieron de los nervios "Me atacan con esas molestas e inútiles preguntas sobre que haré en mi futuro" Pero aun así seguí.

"Exageras" No me digne a ver su mueca de burla "Siempre lo haces"

"Tú no tienes un renombrado apellido al cual hacer justicia" Aunque trate de soltar ese incomodo agarré él me lo prohibió "A veces quisiera cavar un agujero para quedarme allí"

"Si necesitas quien te ayude a cavarlo acá me tienes" Pese a no verlo sentí como llevo su mano para hacer su característico y tonto gesto debajo de su nariz.

"Idiota" Bufe presionando mis parpados "Pocas veces me doy el valor para hablar contigo enserio y así acabamos" Sin saber el motivo una sonrisa irónica se grabó en mi boca "Luego no te quejes si me voy sin avisarte"

"¿Irte?" Sentí como su cuerpo se tensó.

"Por eso te llamé para hablar acá" Era demasiado orgulloso y cobarde para devolverle la mirada a mi mejor amigo.

"Ichimatsu" Ignorando la distancia que entablo y su amargo tono proseguí.

"Mis padres me quieren enviar a un programa para personas con brillante futuro escolar en otra ciudad" El aliento se me corto. Tener el apellido Matsuno pesaba más de lo que mis piernas podían soportar "Así que esto sería como nuestro adiós" Apenas alcance a terminar esa tiritona frase cuando él se arrojó con brusquedad sobre mi cuerpo empujándome contra las endebles rocas del suelo, tomándome por los hombros "¿Osomatsu?"

"¿Y no tienes ninguna razón para al menos tratar de quedarte?" Sus dientes rechinaron a causa de la frustración, su mirada nuevamente me quemo.

"¿Que?" Su respiración erizo mis poros "¿Qué diablos es este cambio de comportamiento?" Siempre me sentí intimidado por esta faceta suya.

"¿No tienes ninguna puta razón para quedarte en este lugar y luchar un poco por lo que quieres?" Su aliento sobre mi cuello provoco que me retorciera "Eres tan arisco con los demás y tan sumiso cuando se trata de tu familia" Sus uñas se clavaron en el suéter de mi uniforme "Eso realmente me molesta"

"¿Tengo alguna razón para quedarme?" Le rebatí colérico levantando mi cabeza del pasto.

"¿Tu futuro te parece poca razón?" Rodeé los ojos cansado "¿Qué tal nuestro sueño de ir a la misma universidad?"

"No me importa donde tenga que estudiar, solo quiero acabar con todo esto pronto para poder vivir mi vida solo en paz" Ese jovial y apasionado escarlata pareció ser poseído por las mismas llamas del infierno ante mi pregunta. Su ceño oscureció cada una de sus facciones.

"¿Me tratas de joder o de verdad no te has dado cuenta del daño que me haces con tus palabras?" Sus rodillas hicieron presión sobre mis muslos "Me enferma que seas tan insensible" Una mueca de pura infortunio fue tatuada ante mi incapacidad para empujarlo.

"¡El único que me está jodiendo eres tú!" Bufe con los muros a la defensiva "Como hemos sido amigos tantos años quería que al menos fueras el primero en saber de mi partida pero veo que" No pude decir más cuando una explosiva presión se apodero de mis labios.

Cada uno de mis músculos se paralizo al sucumbir ante su hambrienta lengua robándome el aliento, mis manos golpearon sus hombros con fuerza tratando de apartarlo solo para después abrazarlo con una desconocida intensidad. Permití que sus grandes manos recorrieran mi cintura y mis caderas a su gusto, la sangre me hirvió perdiéndose en ese delicioso sabor a tabaco y adicción.

Osomatsu mordió mi labio inferior antes de regalarme una posesiva caricia final y arrebatarme el nombre con esa infernal mirada.

"¿Qué diablos?" Sentí como mis mejillas quemaron mi rostro, como mis manos se aferraron con aún más fuerza al borde de la camisa arremangada que cubría sus trabajados brazos.

"Qué lindo" Musito divertido "De verdad no te habías dado cuenta"

"¡No juegues con este tipo de cosas!" Por más que lo intente golpear él no me dejo correr o huir en ningún instante, tan solo tomo mis dos mejillas para rozar nuestras frentes.

"Me gustas desde hace años, Ichimatsu" Un incesante golpeteo en mi pecho nació "Quería creer que yo sería suficiente razón para que te quedaras, para que renunciaras a todo lo demás" No pude sostener más ese tacto visual.

"Eso suena tan egoísta"

"Soy egoísta" Insistió abrazando mi cintura "Todo este tiempo te he querido solo para mí, te he cuidado desde lejos, apartado de quien consideraba como una amenaza" Percibí el rastro de sudor que nació desde mi frente transitar hasta mi cuello "Sé que es una revelación chocante pero enserio me gustas y quisiera intentarlo de verdad" Bastaron esas palabras para que dejara de pensar y mi razón se desactivara.

"Sí me quedo a tu lado y" Continúe balbuceando pese al acido presentimiento que me invadió "Seguimos con lo que sea que es esto" Me mordí el labio ante su impaciente expresión "Lo estaría dejando todo por ti Osomatsu, es una decisión que no tiene reversa ni perdón en mi casa" Sus dedos con gentileza retiraron en cabello de mi frente dejándome expuesto.

"Prometo cuidarte por el resto de nuestros días sí lo haces así" Su boca se acercó a mi oreja para hipnotizarme "Déjalo todo por mí"

"Solo por ti" Musite correspondiendo con desesperación al abrazo.

Pronto esas mágicas y hermosas palabras se esfumaron junto con el reflejo de esa apasionada mirada transformándose en cenizas entre mis dedos, dejándome inmerso en una oscuridad de la que jamás pude salir. Convirtiéndome en el prisionero de susurros sin significado.

Yo lo deje todo por Osomatsu sin vacilar. En ese entonces no sabía que tanto amaba al de mirada escarlata hasta que fue lo único a lo que me pude aferrar, jamás lo abandone, nunca lo defraude, incluso cuando eso implico sacrificar todo mérito y comodidad por la que había luchado. Pero…

"Pero" Susurre mirando el reflejo de un cansado hombre en el espejo de la sala de un apartamento tejido por las mentiras "Pero" Repetí con ironía intentando abrochar mi corbata para una de sus nuevas e impulsivas ideas.

"¿Ya estás listo?" La cabeza del más alto se apoyó sobre mi hombro haciéndome compañía al frente del espejo, una divertida mueca de burla se formó sobre sus labios ante mi incapacidad para abrochar mi corbata "No tienes que estar tan nervioso"

"Es mi primer empleo" Permití que sus brazos me dieran vueltas para quedar apoyado en su pecho y dejar que él me arreglara "Pasé muchos años estudiando para ser médico, claro que estoy nervioso"

"Entraste a esa escuela por mi recomendación" Él no lo noto pero mi rostro se deformo para grabar el asco "Lo harás de maravilla"

"Sí" Me limite a contestar jugando con mis manos entre mis bolsillos.

Pero lo que le di nunca fue suficiente.

Yo y Osomatsu llevamos casi diez años de relación, una década en la que me he convertido en un sumiso de mierda quien es incapaz de negarle algo por culpa. Cuando me abstuve de ir a ese programa que mis padres buscaron me dieron la espalda y me consideraron como una decepción, mi único soporte y pilar fue mi actual pareja, con quien tengo una deuda eterna que soy incapaz de saldar.

Aun no sé qué le vio a esta clase de basura pesimista para escogerlo sobre los demás, la diferencia entre nosotros dos es obvia; él tiene expresiones traviesas y coquetas, es sociable con las personas, tiene un buen físico, es carismático en su trabajo como entrenador, mientras yo toqué cientos de puertas en busca de empleo para recibir golpes en el rostro a falta de mi experiencia. Fue un milagro que él me consiguiera ese humilde puesto en su enfermería. Un milagro que desearía no se hubiera cumplido.

"Ya" Un golpe en mi nariz me saco de mi trance "No pongas tan mala cara que te ves feo" No pude gruñir al sentir sus labios sobre los míos "Estarás bien, prometo irte a visitar cuando el entrenamiento de mi equipo de basquetbol termine e irnos a almorzar juntos ¿Sí?" No logre disimular mi ingenua sonrisa.

"Sí" Balbuceé antes de subirnos al auto y encaminarnos hacia un gigantesco edificio blanco de platinados marcos e imponentes puertas mejor conocido como la segundaría.

Me despedí de mala gana de Osomatsu para encontrarme con quien vigilaría mí trabajo los siguientes tres meses en donde el comité escolar evaluaría mis capacidades: Atsushi Sakurai. Un hombre de elegante porte, cabellos perfectamente peinados, ojos hipnóticos y un ego que apenas pude tolerar sin atacar.

Él en un eterno y tortuoso monólogo me llevo hacia una pequeña habitación de amarillentas paredes repleta de múltiples poster de motivación estudiantil, un escritorio gastado, dos camillas con sabanas sucias y una diminuta ventana adornada con cortinas blancas para, con orgullo, pedirme que me acomodará en mi nueva zona de confort. De seguro mi mueca de desdén y asco se notó ante la risilla que él libero.

"¿Te esperabas algo más?" Su despectivo tono me congelo.

"No" Incapaz de mirarlo a los ojos me centre en las polvorientas baldosas "Es solo que su escuela al ser tan grande debería tener más recursos para este departamento" El castaño sonrió.

"Supongo que es tu trabajo ganarte esos recursos" Me mordí el labio para contener una serie de maldiciones que azotaron mi garganta.

"¿Quién se supone que eres?" Su sonrisa se amplió.

"El hijo del director" Su ceño se arqueo ante mi irónico gesto "¿Tienes algo que decirme?" Con altanería le arroje una risita burlona.

"Era obvio que tendrías este puesto por algo así, debe ser lindo tener un padre que te deje bañarte en su sombra" Me tense al percibir su brazo posarse sobre mis hombros en lo que pretendía ser un cariñoso abrazo.

"Mejor ser hijo de papi que haber conseguido el empleo solo por la recomendación de un amigo" Al decir lo último hizo comillas con los dedos "Espero que nos llevemos bien, sensei" Fue lo último que musito antes de salir de mi oficina con un azote de la puerta.

"Imbécil" Gruñí arrojando mi bolso hacia el suelo, provocando que el polvo se levantara con la corriente de aire y yo lo tragara al tener la boca abierta "Soporta los tres meses y después busca algo mejor" Me repetí cual mantra frotándome en entrecejo "Hazlo por él"

"¿No sería genial si ambos trabajáramos juntos?"

"Mierda" Masculle sacando de mi maleta un marco de fotografía de nuestro día de graduación. Porque sin saberlo le había vendido mi alma al diablo y ahora que cobraba su precio yo no era capaz de pagar.

"Al menos decoraré esta prisión a mi gusto" Reclame al aire dando vueltas mi maleta sobre las asquerosas sabanas de la camilla; está crujió por el peso de mis cosas. No me sorprendería que en este lugar hubieran sido provocados más accidentes que los sanados.

Llene el primer cajón del escritorio con los libros de medicina que aún no había terminado, saque los carteles de motivación junto con una tira de folletos que pretendían curar la depresión cuando lo único que hicieron fue inducirme deseos de arrojarme por la ventana. Coloque algunas figurillas de gatos que no podía tener en casa porque a Osomatsu le molestaban y comencé a anotar las fallas de esa habitación para arreglarlas en mi primer día oficial de trabajo.

Jugueteé con el bolígrafo negro sobre el papel suspirando aliviado al no tener que confrontar a algún estudiante todavía. Hoy solamente era la ceremonia de saludo, todos saldrían temprano incluyendo a los docentes, eso me daba más tiempo para adaptarme, aunque bien sabía que era como aplazar una muerte anunciada.

"Debería hacer la lista de medicamentos también" Pensé en voz alta moviéndome por inercia hacia una gaveta blanca mal pintada a mi derecha. Al abrirla para mi sorpresa está se encontraba repleta. Supuse que no era un lugar tan malo para practicar.

Antes de que me pudiera alzar en la punta de mis pies para sacar todas las cajas y contabilizarlas un irritante golpeteo en la puerta me forzó a abandonar mis tareas. Tirándome el cabello para atrás de la frustración abrí de golpe.

"¿Se te olvido algo hijito de papi?" Mi mandíbula se tensó hasta crujir cuando mis ojos no se encontraron con el arrogante hijo del director.

"¿Perdón?" Sentí mi rostro arder ante un par de ingenuas y brillantes orbes azules al frente mío "¿Es usted el enfermero?"

"Sí" Me quise golpear al dejar esa mala impresión "Puedes entrar" Balbuceé incrustando mis uñas en mis palmas con frustración "Lo lamento, creía que eras alguien más"

"No importa" Fruncí el ceño por la radiante aura con la que él llenó la habitación.

"Se supone que hoy es un día introductorio, no deberías estar aquí" Lo regañe apoyándome en contra de un muro manchado "Y menos con un uniforme" No me moleste en ocultar mi desagrado "¿Esa cosa brilla?"

"Así es" Proclamo con orgullo "Como el capitán del equipo de basquetbol debía dar una demostración a los nuevos en la clase de introducción pero fui incapaz de hacerlo por culpa de una jaqueca"

"¿Juegas basquetbol?" Aunque trate de sonar desinteresado esto no funciono.

"Sí, estoy en el equipo desde que Osomatsu Nissan lo formo" Alcé una ceja en forma de reproche.

"¿Nissan?" El más bajo se encogió de hombros.

"Le gusta que lo llamemos así para no sentirse tan viejo" Con unos celos que no admitiría desvié mi atención hacia la ventana.

"Ese maldito pedófilo" La risa del menor me irrito.

"¿Desde cuándo se conocen?" Cuando alcé la vista me encontré al sudoroso estudiante sosteniendo mi preciada fotografía "Lucen como muy buenos amigos"

"No es de tu incumbencia" De forma agresiva se la arrebate "Solo siéntate en la camilla para que te pueda dar una aspirina o algo y te largues"

"Claro" Sus gruesas cejas parecieron fruncir aún más su ceño "Por cierto me llamo Karamatsu Matsuyo"

Ignorando sus dolorosas palabras me limite a tomar la verdosa y húmeda caja de aspirinas sin si quiera leer la fecha de vencimiento para servirle un vaso de agua y prácticamente arrojarle las pastillas sobre el regazo. No quería pasar más tiempo con él, su personalidad tan sociable era algo que me irritaba e incomodaba de sobremanera. Era imposible controlar mis ataques de agresión al nunca antes haberlos reprimido.

"No me has dicho tu nombre aún" Se mofo intrigado por mis expresiones, fijando su juvenil rostro sobre mis gigantescas ojeras.

"No es" Mis reclamos rompieron en mi boca al ser interrumpidos por el ridículo tono de mi celular. Olvidando todo a mí alrededor saque mi teléfono para leer un nuevo mensaje de mi pareja.

"La práctica de extenderá un poco más, no podremos ni almorzar juntos ni devolvernos a casa porque no sé cuánto me quedaré. No me esperes despierto.

Suerte, amorcito"

No era necesario escuchar su voz para imaginar el tono lleno de ironía con el que pronuncio esas últimas palabras.

"¿Trabajando duro desde el primer día?" Musite en voz alta recordando adonde me encontraba "Debes tener un entrenamiento muy duro" El más joven pareció confundido por mis palabras "Ya sabes, para quedarse a practicar hasta tarde hoy"

"¿Eh?" Sus largas pestañas cubrieron sus orbes múltiples veces "Non, non, my boy" Nuevamente me mordí el labio hasta que esté me supo a sangre para contener mis maldiciones "De hecho hoy no había practica solo la presentación, lo más seguro es que todos mis compañeros ya se hayan ido junto con el entrenador" La garganta me supo a oxido y vomito.

"¿Estás seguro?" Su mirada era un vivo reflejo de la compasión. Pero que patético me debí ver "¿Qué mierda debes saber tú después de todo del cronograma de un profesional?" Me cubrí la boca con pánico al haberlo tratado tan mal "Perdón yo" Me apoye en la pared "Soy un desastre en esto" Era un desastre por su culpa.

Aunque nuestra relación luciera perfecta y amigable a simple vista yo sabía que algo andaba mal con Osomatsu, que él me ocultaba un secreto que tan solo maquillaba con sus besos y sus vacías caricias, que jugaba a pretender para no lastimar al corazón que desnudo se le entrego. Él nos estaba matando en una lenta y dulce agonía y este nuevo trabajo parecía ser la invitación para que descubriera la causa.

"No se preocupe sensei" No me di cuenta de que me había dejado caer hasta que su mano desde arriba me acaricio el hombro "Comprendo que este nervioso por iniciar en esta prestigiosa academia" Con la mejor mueca que pude mentir entable una sonrisa que al parecer lo asusto.

"No soy bueno tratando con mocosos" Me volví a regañar por mi falta de tacto "En general no soy bueno con las personas" El más bajo se inclinó con una radiante sonrisa para quedar a mi altura. Era irónico ser quien ahora lo viera desde abajo.

"Con alguien se empieza" Su infantil voz por unos instantes sonó aterciopelada "Y para mí sería un honor ser tu primer acercamiento a la escuela" Mis ojos se perdieron en el brillo de los suyos, pronto mi cuerpo sin saber la razón se relajó y una sincera sonrisa sobre mis labios apareció.

"Ichimatsu" Musite con una vergüenza casi inocente "Así es como me llamo" Proseguí aclarando la confusión.

"My Karamatsu boy" Esa frase fue suficiente para romper el momento en miles de fragmentos de cristal y forzarme a subir mis barreras "Lo siento" Musito con lo que parecía ser frustración.

"Para ser tan joven eres demasiado doloroso" Por inercia y yendo en contra de mi orgullo tome su mano para levantarme del suelo, su rostro enrojeció ligeramente con el tacto "Creo que ya puedes regresar a tus clases o a lo que sea que asistas" Su galante sonrisa me cegó.

"Te lo dije, después de la presentación todo se acabó, ya no debe haber nadie así que podría quedarme a ayudarte a acomodarte en el lugar" Eleve una ceja desconfiando de su repentina gentileza "Como el primero que conoces acá me siento responsable de tu comodidad"

"Has lo que quieras" Gruñí regresando a mi conteo de medicamentos. No fue necesario mirar para atrás para tener la certeza de que él se hallaba sonriendo.

El resto de la tarde Karamatsu con paciencia y aceptando mis vacías disculpas por mis impulsivos insultos se quedó para acomodar mis cosas, explicarme el funcionamiento de la escuela con sus festejos, hablarme del antiguo y desastroso enfermero y además contarme sobre su vida en un doloroso y lento soliloquio que no quería tener fin.

Al parecer él era el consentido de Osomatsu por tener grandes habilidades como anotador, tenía los 16 años recién cumplidos, era un poco más bajo que yo, de personalidad radiante y sociable, bastante inteligente al tener un promedio sobresaliente, de bastos amigos dentro de la escuela, el típico santo quien no se atrevía a hablar mal de nadie; justamente la clase de persona que yo no lograba tolerar. Demasiado forzado y llamativo para mi gusto.

Karamatsu pese a mi falta de interés y mis constantes reclamos por su eterno y tortuoso monólogo se quedó a compartir el almuerzo que su madre le había preparado con la excusa de que sería un mal representante de su generación si me dejaba sin alimentos. Cuando me cansé de batallar y resistirme, y me resigne a comer de la caja que con recelo traía consigo me sorprendí con lo delicioso que está se encontraba. Lo que pareció aumentar el ego del chico a un nivel que no sabía que se podría alcanzar.

"Por eso decidí que lo mejor por ahora era concentrarse en los estudios en lugar de andar consiguiendo una novia" Suspire reprimiéndome para no golpear mi cabeza contra la pared ante el repetitivo discurso "Aunque si prometes no decírselo a nadie" El de mirada azul dejo de comer esperando mi afirmativa.

"A, sí, como tengo tantos amigos acá correré a contarles el rumor" Brame con sarcasmo dejando que mis piernas reposaran sobre las frías baldosas "Aunque quisiera no tengo a quien contárselo"

"En el fondo me gustaría tener una linda chica a la cual amar" Sentí nauseas en el estómago por su empalagoso discurso.

"Te estas adelantando a la vida con esas tontas preocupaciones" Mi tono de burla no fue tan efectivo como esperaba al saber a decepción y amargura.

"¿A usted no le gustaría tener a alguien a quien cuidar sensei?" Escondí mi cabeza entre mis rodillas ante la naciente presión a mi corazón, era como si este sangrara por las espinas de los años que se incrustaban sin compasión.

"¿Para qué tener a alguien así?" Mi frente se apoyó escondiéndome del mundo y de las risas "Mientras más dejas que alguien entre más te duele su traición, más vulnerable te vuelves y" No pude acabar la frase ante el trémulo de mis labios y la escases de aire en mi respiración.

"¿Y?" Azote su pequeña mano cuando acaricio mi espalda. Y más desesperado y retorcido te vuelves por la traición. No tuve el valor para concretizarla.

"Es tarde" Musite por las rojizas luces que se colaban en la maltrecha cortina "Yo creo que tu familia debe estar preocupada por ti si ni siquiera les avisaste que te ibas a quedar" Un nostálgico y enigmático brillo sobre su rostro se posó.

"Quizás mi hermano, aunque más que eso parece actuar como una mamá" Se burló encaminándose hacia la salida "Sensei también debería venir conmigo, dudo que la escuela permanezca mucho más abierta"

"Tienes razón" Suspire tomando de mala gana mis cosas "Supongo que Osomatsu ya se fue así que me toca llamar a un taxi" El estudiante curioso me miro con las cejas ligeramente fruncidas "Tú ganas" Bramé con las manos húmedas por los nervios "Tu entrenador y yo hemos sido algo así como amigos por más de diez años, esa es nuestra única relación" No fui capaz de leer la respuesta tatuada en las aniñadas facciones de Karamatsu. Ni tampoco me importo.

De camino a los estacionamientos unas estruendosas risas nos hicieron frenar junto a la sala de profesores la que se encontraba descuidadamente abierta. Una mueca de asco y rabia se deformo sobre mis labios al observar como el de mirada escarlata bebía animadamente un par de botellas mientras abrazaba a un chico de femeninas facciones sobre sus piernas.

"¿Este era tu compromiso?" Pregunte con ironía para mí mismo congelado por la cariñosa y coqueta manera en que se trataban.

"No creo que sea muy cortes espiar a los demás" El escolar captó mi atención al jalarme de la manga de la bata "Es algo más o menos típico de Osomatsu Nissan" Cual diablo convocado el de orbes escarlata dejo de reír para centrar su atención en mi gesto lleno de reproche y decepción.

"Tienes razón" Gruñí ganándome la molesta mueca del de ojos rosas "No es nuevo" Ignorando todo a mi alrededor y evitando darle explicaciones a los presentes me subí al primer taxi que pude tomar en la avenida para refugiarme en mi apartamento.

No es que me gustara demostrar mis celos e inseguridad porque eran una despreciable muestra de debilidad. Pero ese comportamiento, el estarme evitando, esquivando mis preguntas, tratándome con distancia, ya se le había vuelto una rutina, un cruel juego con el que rompía mi corazón.

Aunque Osomatsu me llamo al celular incontable veces él no llego al apartamento hasta que ya era pasado de la media noche y yo trataba de lidiar con el insomnio entre unas frías sabanas y un perfume ajeno. Cuando percibí como sus manos acariciaron mi cintura y sus labios recorrieron mi cuello lo patee lo más lejos que pude intentando recoger los pedazos de mi dignidad.

"No te pongas así" Mi nariz se arrugo por el aroma a tabaco barato y cerveza "Totty es un profesor que imparte arte, somos muy buenos amigos desde que yo ingrese como entrenador" La única respuesta que le di fue un bufido molesto "O vamos" Su tono se encendió por la frustración "Él fue el único que me hizo sentir recibido"

"Y vaya como te cuido" Pronto mis muñecas se encontraron sobre mi cabeza por culpa de su potente agarre.

"No me gusta que te pelees así conmigo" Otra vez ese estúpido puchero fue lo que trazo "Vamos mi gatito, dime lo que te pasa" No tuve fuerza para luchar contra sus burlas.

"¿Me amas Osomatsu?" Por primera vez fui yo quien sostuvo la mirada en busca de la verdad.

"¿A qué viene eso?"

"¿Me amas?" Repetí con las espinas nuevamente en el corazón.

"Ya deberías conocer la respuesta" Fue el embriagante susurro que me recito antes de besar y poseer cada uno de los rincones de mi cuerpo.

Antes de encender cada uno de los poros de mi piel y desatar un libido que solo trabajaba para él. Pronto me encontré desnudo entre sus brazos con su respiración rozando mi nuca y unas lágrimas contenidas resonando junto con el compás de un nombre que no era el mío. Esa respuesta él jamás me la dio y aun sabiendo eso decidí permanecer a su lado.

Estábamos condenados. Estaba condenado.


Totty y Oso solo son muy amigos, solo quería aclarar eso.

Ichimatsu en general es super agresivo y estoico pero con Osomatsu se vuelve más sumiso por como se desvolvió la relación, en todo caso se mostrara más detalles de eso.

Y pues sería todo.

Solo me gustaría saber que les pareció.

Y mil gracias a quienes leyeron 3 3