UN DESEO EN NAVIDAD
Historia escrita para el reto navideño 2018 "Albert & Candy"
Agradeciendo a Gaby Andrew y Mariela Ardlay por su iniciativa y motivación en este proyecto exclusivo para las Albertfans. Que la distancia no sea jamás un impedimento para compartir nuestro interés en el Candymundo y aunque en el correr de la vida siempre habrá altas y bajas; nada es tan motivador como saber que la familia y la amistad sincera siempre te darán una voz de aliento para seguir adelante en los momentos más difíciles. A todas las chicas, escritoras y lectoras se les quiere de corazón y desde ya les deseo una Navidad llena de amor.
Un Deseo en Navidad
Por: Adoradandrew
Una pequeña historia que pretende demostrar, que la magia de la Navidad no recae en querer poseer las cosas materiales por muy necesarias que pensemos que son, o simplemente por creer merecernos la mejor joya, un nuevo perfume, los soñados zapatos. La verdadera magia de la navidad recae en la convivencia con los seres más cercanos a nosotros, nuestra familia y amistades o aquél ser que llamamos "especial". Tiempo de brindar amor y alegría a esas personas que tanto amamos.
La cava
Inamovible desde lo alto de la magestuosa escalera, una hermosa y aún joven rubia observaba el espectáculo del día; Archivald, su apuesto y eterno amigo dirigía un grupo de empleados quienes le daban los últimos retoques a cada pieza de la habitación, hermosos adornos, algunos viejos pero tradicionales, otros nuevos y por demás extravagantes. La escalera lucía bellamente arreglada; cientos de adornos, lazos y luces adornaban las interminables guirnaldas de pino que enmarcaban cada puerta, cada repisa, cada esquina.
En solo cinco días habría una gran cena navideña, toda la familia había sido invitada y aunque ella prefería estar donde siempre había pertenecido, su amado hogar de pony, este año simplemente no sería posible. La hermana Laine había llevado a los 12 miembros del hogar a participar del coro navideño en el Condado Rishland; una invitación muy especial hecha con meses de antelación, un mágico evento donde los pocos niños del hogar morían por participar, los premios eran lo de menos, compartirían con niños de otras regiones, habían practicado arduamente durante meses. Candy desistió acompañarles cuando por tercer año consecutivo su amigo Archi le suplicaba pasarla en casa con él y esposa aduciendo tener un anuncio muy especial. La hermosa Rubia sonrió dulcemente tras el sugerente mensaje, supo de inmediato lo que regalaría a ése par, habían esperado pacientemente por meses y meses e incluso años, pero entre falsas alarmas sus sueños nunca se rompieron, tal vez ahora el momento perfecto, se veían más maduros, comprometidos el uno con el otro, eran una hermosa pareja después de todo lo que tuvieron que pasar para estar juntos, el amor finalmente había triunfado, hoy más que nunca se demostraban lo mucho que se amaban, amaban… finalmente habían encontrado lo que ella celosamente guardaba en lo profundo de su corazón, amor. Un amor que crecía dentro de sí cada día más, un amor que removía sus entrañas y quemaba su garganta por poderlo gritar, pero ella sencillamente no podía o la realidad era que no se atrevía. Dónde estaba él? La persona que entre tantos rostros anhelaba ver y abrazar había partido hacía meses entre idas y vueltas, negocios e importantes reuniones que terminaban en constantes viajes, y aunque la comunicación era fluida no la llenaba, no saciaban su ansiedad ni aclaraban sus dudas, aun recordaba la respuesta a una última carta enviada, respuesta no que no pudo ser más escueta terminado por atormentar más su ya agitado corazón obligándola a no hablar del tema hasta su definitivo regreso, sus estadías eran cortas y vagamente podían intercambiar palabra alguna entre cenas importantes o algún evento social; sobre lo ocurrido aquella tarde en la cava, no se había dicho ni una sola palabra, ni entre ellos ni a nadie, pero intuía que algo tramaba, no la rechazaba, su mirada era de adoración, pero por alguna extraña razón las palabras sencillamente no fluían por parte de ninguno de los dos,
-ciertamente volveremos a vernos…
-qué clase de respuesta era esa? Esa frase taladraba en su mente sin misericordia. Se sintió molesta con él pero más consigo misma a tal punto que decidió darle tiempo al tiempo; cómo podía ella recriminarle por algo inexistente? algo tan grande y fuerte que bramaba en su pecho como el mar embravecido, algo como las fuertes olas que la agitaban de tal manera haciéndola estremecer sin control aparente, obligándose a permanecer minutos e incluso horas en su amada colina, tirada en la hiedra mirando el inmenso cielo tratando de controlar sus impulsos, sentimientos y emociones. Ella era temperamental, la paciencia y discreción no eran precisamente su fortaleza; él lo sabía, estaba convencida que era así, donde en su cumpleaños vislumbró por primera vez en toda su maldita existencia una ligera flama de aquél sentimiento llamado amor sintiendo el terso roce de sus labios sobre los suyos mientras con sus brazos la estrechaba cálidamente contra su pecho.
Se preguntaba una y otra vez, estaría maldita para el amor? Ni en sus años de adolescencia y plena madurez había mirado un hombre como lo miraba a él, tuvo oportunidades infinitas de comprometerse con algún buen partido, pero ella simplemente no tenía ojos para nadie más. Habían ambos estado ciegos, sordos y mudos al llamado del amor? Estaban ambos en negación por aceptar lo que era obvio? Lo amaba, se reprochaba por no haberlo dicho mucho tiempo antes, pero rayos! ni ella misma lo sabía, ni ella misma lo comprendía bien. Un antaño baile y un beso robado no definirían lo que es un amor real y verdadero. Albert, su Albert sencillamente era diferente, un maravilloso ser, dulce y tierno, propio y educado, con un corazón tan grande que cabría el mundo entero ahí dentro. Se negaban a verse acompañados por alguien más que no fueran ellos, siempre juntos, siempre felices… cómo olvidar las palabras de su adorada Patricia?
-No sabrán lo que mutuamente sienten si no ponen toda la carne en el asador, por decirlo de alguna manera; si me entiendes Candy? Ahí va, síguelo y pon esa carne a arder…
-y así lo hice! Se repetía así misma. En una tarde de picnic meses atrás, el gran empresario finalmente colgaba el saco y la corbata y se preparaba a compartir con su familia, amigos y algunos empleados. La condición para aceptar tal celebración de cumpleaños había sido "nada pomposo…". La promesa estaba cumplida, la salida rápida fue una tarde de asados, algunos juegos y a prima noche, un poco de música no vendría nada mal; pero al escasear el vino, una incursión a la cava no se hizo esperar, un poco mareada por los efectos del espumoso y afrutado licor le dieron las fuerzas y valentía necesaria para actuar, la escasa luz ayudaba, mientras él leía las etiquetas, ella delineaba su alta figura, se sentía observado, como una leona acecha a su presa, no pudo evitar voltear a verla, esa expresión en su rostro no la olvidaría jamás, una expresión llamada deseo… sus dilatados ojos verdes irradiaban una luz especial, era atrayente además de envolvente, el cabello que tanto adoraba odiaba vérselo recogido, desde que la vio en plena tarde moría por soltarle el moño, prefería verla con su rubia y ondulada cabellera suelta, evocando el recuerdo de alguna cascada, ella era vida para él, era su niña, su amiga, su todo, la vio crecer, reír, llorar, madurar, convertirse en toda una mujer…
-Dos pasos, se repitió ella en su mente, solo dos pasos…
-Candy… iba a pronunciar palabra cuando la vio abalanzarse; ahí estaba, ella tan hermosa e impetuosa. Podía leer cada línea de su rostro y que un rayo lo partiera en dos, esa mujer deseaba ser besada, no mañana, no pasado, era ahora! la atrapó entre sus fuertes brazos, no sabía si la tierra se desmoronaba bajo sus pies, o era ella o era él o eran ambos, pero nada era estable ahora, ella entreabrió sus labios y sí, fue su perdición, no supo contenerse, a la mierda! no quería detenerse no era una opción, rozó sus labios en un beso suave y tierno, pero ella se regocijó en su pecho, era demandante, su acto voraz lo hizo realmente estremecer, el inocente beso se transformó en un acto indudablemente pasional, su sabor exquisito, nunca nadie lo había hecho temblar y desfallecer como esa diminuta mujer, en la intimidad de su cava, bajo la cómplice mirada de cientos y cientos de afrutados y exquisitos licores esperando ser seleccionados, solo se escuchaban gemidos, ambos se deseaban, ambos se necesitaban, la ansiedad no fue saciada hasta minutos después que la selecta cosecha que en su mano portaba se deslizó entre sus dedos cayendo de manera estruendosa en el piso, ambos reaccionaron, ella intentó agacharse pero él de inmediato la detuvo, la cargó posándola en una silla mientras limpiaba los restos de vidrio evitando que su… ya no sabía por momentos qué eran ahora? Quédate ahí, no quiero que te cortes, logró pronunciar…
Ella sintió como demoró más del tiempo promedio en limpiar el accidente, apenado tal vez? le dedicó una fugaz mirada y acto seguido siguió en su tarea de selección, se preguntaba si se había equivocado? Si se había sentido obligado? No le pareció en lo absoluto, pero su silencio calaba en ella, se levantó del asiento y salió de la cava sigilosamente, logró mezclarse entre los invitados, ya no había luz del Sol presente, las tenues iluminación simulaba perfectamente una noche de estrellas, algunas personas trataban de darle plática, pero ella estaba absorta, minutos después, a unos 10 metros estaba él, la observaba con rareza o al menos eso le pareció, después de un sincero y afectuoso abrazo de cumpleaños , no la buscó por el resto de la velada, parecía también distraído, ni siquiera se dio cuenta cuando terminaron de cantar el feliz cumpleaños, la fiesta terminó para todos y también para los dos, al siguiente día ella despertó para el almuerzo, su amigo del alma, había partido.
-Archibald!
-Candy, te juro que Albert no tenía viaje programado, fue algo fortuito, surgió un problema y se fue. Al menos eso dejó dicho, volverá en dos semanas, ya sabes cómo es nunca le da explicaciones a nadie, pero…
-pero?
-Si te hace sentir mejor, observa la mesa de regalos quieres, -La rubia volteó su rostro hacia el lugar señalado, cientos de costosos envoltorios con enormes lazos posaban en ella, se acercó con cautela buscando divisar uno…
-De todos los regalos solo se llevó el tuyo, mi tío te quiere mucho gatita, ahora iré a atender a mi esposa, estás en tu casa no lo olvides nunca. -Archibald se retiró besando dulcemente su mejilla, -El rostro de Candy se tiñó de rojo al comprobar que su presente no estaba, era un regalo insignificante para él o tal vez no? saber que solo se llevó el suyo tal vez y solo tal vez significaría algo a futuro, solo el destino lo diría, se aferraría a la esperanza y todo el amor que en su pecho albergaba…
Hola, saludos a las que leerán esta historia. Como es navideña no será nada HOT! Bueno, tal vez no lo sé… jajajajja un placer leerles. M & G Prometido? Cumplido! Primera entrega.
