Después de tanta seriedad, les traigo un fic de comedia xD Todo pasa en el universo de Kuroshitsuji, ósea, los Shinigami son Shinigami, pero están en el siglo XXI con celulares, Facebook, Pokemon Go y todo :P

Capítulo 1: ¡¿Con quién &$%#$# me casé?!

Dolor de cabeza. Incluso antes que los pequeños residuos de sueño se fueran totalmente, comenzó a sentir un indescriptible dolor de cabeza, el cual lo devolvió a la realidad, como una alarma de incendios. Veía borroso, y las punzadas en sus sienes no le ayudaban en lo más mínimo a identificar el espacio de paredes rojas a su alrededor.

-agh…-jadeó, llevándose una mano a la frente. La boca y el aliento le sabían a alcohol, además de poder sentir unas sábanas aterciopeladas sobre su cuerpo desnudo…

¿Qué había pasado ayer en la noche?

Movió la mano unos centímetros inconscientemente…cuando, de repente, sintió lo inimaginable: un brazo… el brazo de alguien más…a su lado. Movió la mano sin atreverse todavía a ver: ahí estaba la muñeca, el antebrazo, el hombro y cabello… mucho cabello, muy largo… demasiado…

Oh, no…

El pelinegro continuó tocando, tal vez, no era lo que parecía… pero ahí estaba el cuello, la oreja, la mejilla, la frente, la nariz, la boca y…

-¡Auch!-se quejó una voz a su lado. Oh, no… de nuevo… él reconocía esa voz… -Will, amor, ese era mi ojo…-oyó la queja

William T. Spears buscó inmediatamente sus anteojos. Entre el cuerpo cansado, la mirada cansada y el dolor de cabeza esperaba estar soñando, sin embargo, sus ojos se toparon con otros, igual de un verde amarillento sobrenatural y una sonrisa de afilados colmillos…

-buenos días, mi cielo~

-¡Ah!- el supervisor Shinigami cayó, pesadamente contra el piso, quedando con las piernas desparramadas al borde de la misma y mirando a su inesperada compañía, como quien ve un fantasma

-ah… ¿Will?… -se asoma Grell Sutcliff, gateando para verlo. Ahora desde donde estaba, el mencionado Shinigami pelinegro notaba la alfombra roja, la cama roja, con sabanas rojas en el cuarto completamente rojo

-S-Sutcliff… ¿Qué rayos está pasando?-exigió saber William- ¿Dónde estamos? ¿Por qué estoy desnudo?... ¿Por qué estas desnudo? –agregó, frunciendo el entrecejo con duda.

El Shinigami carmesí rió, sentándose y cubriendo su desnudes con las sabanas rojas hasta el pecho. William lo continuó viendo, desde donde estaba.

-¡Oh, Will~! ¿Ya lo olvidaste? Anoche fue mágico…-suspiró, con amor y ambas manos en sus mejillas. William al fin se levantó, con la cara marcada por la sorpresa…

-¿no me digas que tú y yo tuvimos…?- eso no podía ser verdad.

-¿tuvimos sexo? Bueno, sí… ¡y no sabía que detrás de esos lentes se escondía tal bestia!- exclamó el pelirrojo, excitado

Oh, no… por tercera vez…

-No, no, Will… hicimos algo más que unirnos carnalmente en una danza corporal de sudor y amor….- indicó Grell, con una ligera sonrisa, aun tomándose las mejillas –deje de ser Sutcliff… y me volví la Sra. Spears…-agregó, mostrándole su mano izquierda En donde brillaba una pequeña sortija de oro en el dedo anular…

Instintivamente, William miró su propia mano… otro anillo igual…

-¿Will?

El mencionado no respondió… sólo azotó de nueva cuenta contra el piso

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Abrió otra vez los parpados, con un nuevo dolor de cabeza. Esta vez, sus lentes apenas y se mantenían en su rostro, muy mal acomodados y él mismo tenía la mitad del cuerpo cubierto con las sabanas. Vestía con unos calzoncillos rojos, algo pequeños, hechos girones sobre su cuerpo…

-¡Grell Sutcliff! –gruñó, parándose. No había ni rastros del otro Shinigami, sin embargo, ahora que ponía atención al ambiente, notaba un ligero olor a quemado… Rápidamente se vistió con los primeros pantalones y camisa negra que encontró.

Salió. El resto de los inquilinos y del personal se veían muy preocupados, mientras el olor a quemado subía

-usted es el señor William T. Spears- indicó una gerente. La pobre mujer se secaba el sudor con un pañuelo blanco, tosiendo de vez en cuanto

-¿si?-preguntó, dudoso. Ahora que se daba cuenta, varios trabajadores del lugar lo veían fijamente

-ammm, no lo quiero molestar, pero su esposa…-comenzó su interlocutora. En ese momento, William sintió que se le caía el estómago a los pies, más cuando el olor a quemado se hacía dominante.

Sin esperar nada, William salió corriendo hacia dónde provenía el olor. Conforme descendía los pisos, corriendo de tres en tres los escalones, el olor se mezclaba con otros aromas particularmente desagradables. Por los pasillos, más clientes y miembros del staff contemplaban, buscando una explicación.

La cocina… la zona cero era la cocina, y el pelinegro temió lo peor al abrir la puerta de un solo empujón, dejando que un pesado y concentrado humo negro la diera directamente en la cara, encendiendo la alarma contra incendios, los aspersores y mostrando el horror:

Los cocineros, con los uniformes sucios, veían aterrados lo que había sido una cocina limpia con varios trastos embarrados de diversos alimentos y mezclas apilados en el lavadero o el piso, todos los estantes abiertos, con los materiales desbordándose, una hoya con todo su contenido carbonizado en la estufa, el horno liberando más de ese intenso humo y un Grell, vestido con un uniforme de cocinero robado, cubierto de harina de pies a cabeza, y el cabello atado en una cola de caballo alta, intentando despegar un hotcake del sartén…

William no podía ni parpadear.

-quisimos detenerla…pero dijo que como era su primera mañana casados, ella debía ser quien le hiciera el desayuno…-dijo de nueva cuenta la misma gerente, ella había perseguido a William por las escaleras. Estaba empapada y por detrás de ella se podían oír varios gritos y maldiciones de muchas voces.

William siguió en su sitio, mientras los gritos continuaban, como si fueran detrás de un vidrio. Mientras, Grell había colocado una espátula bajo la aberración contra la naturaleza a la cual llamaba Hotcake, y usaba todo su peso para intentar despegarlo del sartén ennegrecido… Una tetera llegó a su punto máximo, dejando salir su silbido anunciador.

-¡Grell Sutcliff!-gritó William, al mismo tiempo. El pelirrojo se volvió, sonriendo ampliamente cuando divisó a su adorado

-¡Will~! ¡Ya casi terminó tu desayuno, amor! –gritó, saltando sobre la espátula. Al final, aplicó tanta fuerza que Grell terminó cayendo al piso, mientras el hotcake y el sartén salieron volando en la misma dirección

William apartó la cabeza, cuando el hotcake pasó silbando y se estampó contra la pared, quedando como calcomanía ahí. Ronald, quien iba llegando se apartó al mejor estilo Matrix del sartén, el cual terminó su viaje contra la cabeza de otro hombre.

-¡a mí no me toca recoger almas hoy!-se defendió el rubio, alzando las manos, después de ver al pobre sujeto noqueado en el piso. El Shinigami más joven llevaba unas bermudas, una playera negra, chanclas y una toalla sobre los hombros.

-auuu...- se quejó Grell, sobándose la cabeza, desde donde estaba. Miró la espátula y luego hacia arriba, en dirección a William, cuya cara pasaba a un rojo brillante. Sin embargo, el Shinigami carmesí sonrió más, cuando fue corriendo a despegar el hotcake, para ponerlo en un plato, en donde ya había otros o muy quemados, o muy crudos. Cerca, sobre una charola estaba un vaso de jugo, escurrido, pan quemado y huevo revuelto ennegrecido.

-ya está el desayuno, Will-cantó, mientras mostraba el alimento en un plato. El pelinegro parecía en trance ahora, mientras una burbuja del hotcake de hasta arriba explotaba- ¿Will?

-¡¿En qué rayos estabas pensando, Grell Sutcliff?!-estalló

-no, no, ya no soy Sutcliff- dijo Grell, alegremente, negando con su dedo- ahora soy la Señora de William T. Spears y para demostrarte cuanto te amo, necesitaba prepararte el primer desayuno yo misma. No podía dejar que estos marginales lo hicieran, ¿verdad~? ¡No hay nada como el sabor casero~!- agregó. Entonces, la mano y el brazo derechos de William abandonaron el costado, comenzando un viaje que terminó con un palmazo fuerte contra su propia frente y nariz

-en primer lugar…-quiso comenzar, pero en ese momento, el resto de la gente que habitaba el hotel se había congregado en la puerta

-disculpen, pero ¿Ustedes son los responsables de todo este embrollo?-preguntó un policía. Los bomberos y paramédicos también estaban ahí

-¡Mi hijo se lastimó la pierna!- se oyó un hombre

-¡arruinaron mi mejor vestido y mi peinado!-dijo una chica rubia, señalando su ropa hecha girones empapados, con el cabello enredado y el maquillaje corrido

-lo siento, nena, pero eso ese vestido ya estaba arruinado desde que te lo compraste- dijo Grell colocando sus manos en su nuca

-¡arruinaron todo el mobiliario!-se quejó un botones

-¡destruyeron la cocina!-gritó un cheff

-¡causaron daños de más de 10, 000 dólares!- exclamó otro gerente. Todos rodeando a os tres Shinigami. Ronald veía a todas partes, William quería que se lo tragara la tierra y Grell:

-meh… no fue tan grave- soltó. Mientras el horno ya no podía más y explotaba, cubriendo en llamas hasta las estanterías sobre él.