Hola a todos, yo nuevamente por estos lados con otra de mis locas historias, esta también será un UA e intentare no modificar muchos las personalidades de los personajes, los reconocerán eso es lo importante, aunque tomen en cuenta que la vida que se vive influye en las personas y sus actos, pero siempre haré un esfuerzo por no desviarme mucho.

Y como mis otros dos fics, este también será RyoSaku (pareja que siempre me inspira) la temática se basará en drama, misterio y romance, quizás un tanto más oscuros que las anteriores por el bajo mundo en que se desarrollara la historia. Seguro odiarán a mas de alguno, pero a mi el drama me sale solito y tan fácil de escribir que no puedo evitar que sea el protagonista de mis historias. Ya mucha palabrería por hoy, más abajito una aclaración para quienes no sepan bien que significa el título.


Aclaraciones:

Para quienes no sepan, Yakuza equivale a la mafia japonesa, aunque en muchos aspectos es similar a la mafia occidental, en Japón esta organización controla muchos ámbitos de la sociedad (política, empresas, policía, etc) y es fácilmente reconocida por la sociedad nipona, pues sus negocios son indentificables por unas placas en las entradas, aunque ahora eso ha ido cambiando un poco, de todos modos muchos de esos oscuros negocios ahora son verdaderas empresas "legales".

Los miembros son reconocibles por ir siempre vestidos de trajes negros y transportarse en lujosos autos oscuros; así también el honor (como los antiguos samurai) es parte de cada familia, quienes traicionan aunque sea una vez sus reglas son sacados de estas, no siempre eliminados.


AMOR EN YAKUZA

"La luz y la oscuridad reflejada en dos personas"

1.- EN UN PARPADEAR

"Estar en el lugar equivocado, a la hora incorrecta y rodeado de un mundo desconocido,

Puede cambiar el curso de la vida de cualquiera"

Así da comienzo a esta historia, en tan solo un día o mejor dicho en tan solo unos minutos, la vida de una joven mujer cambiará irremediablemente hacia un mundo que jamás imaginó conocer. Arrastrada por las circunstancias tendrá que enfrentar su destino, ya que ignorarlo no es opción, sin embargo, aceptarlo no será sencillo.

Una relación entre un hombre y una mujer será puesta a prueba, dos polos opuestos que deberán convivir involuntariamente, una odisea entre luz y oscuridad el camino que escojan definirá sus vidas para siempre, las opciones de estar juntos o separados es una posibilidad que los venideros sucesos podrán responder. Aunque todavía es pronto para que sepan eso.

La oscuridad, representada fielmente por un joven nacido bajo el poderoso clan Yakuza Seigaku, en la privilegiada primera familia denominada los Echizen, arrastrando consigo toda la responsabilidad y exigencia que inevitablemente implica nacer en este círculo. Criado con la frialdad necesaria para ser un digno miembro de la familia, en un mundo donde las normas de convivencia son muy diferentes a las conocidas por la sociedad normal.

Apenas con 22 años, Echizen Ryoma, un hombre de apariencia envidiable a vivido envuelto en un ambiente en donde la moralidad y los sentimientos son un estorbo el cual es imperioso evitar, pues lo único real es el poder conseguido a través del dinero, por tanto todo en este mundo es negociable incluyendo algo tan intangible como los sentimientos.

La luz, su contraparte aquello de lo cual carece pero que indudablemente se verá obligado a conocer. Una bella mujer nacida en un lecho familiar normal, aunque siendo apenas una adolescente solo será cuidada por su única abuela, quien le enseñará a sobrevivir en un mundo tan hostil principalmente con personas bondadosas y sinceras como ella.

Gracias a las herramientas que su abuela le entregó, Ryusaki Sakuno, a sus 22 años posee un modesto negocio que le permite vivir plácidamente, rodeada de infinidad de aromas se desarrolla en el oficio de perfumista, creando diversas fragancias para despertar en las personas sensaciones memorables de sus vidas o simplemente deleitarlas con nuevas emociones.

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En un abrir y cerrar de ojos su mundo volteo de cabeza, en un minuto se encontraba ordenando su apacible y sencillo local de perfumes, al instante siguiente se hallaba en una desastrosa escena no lejos de su trabajo. Intentando recordar en estos momentos que sucedía era infructuoso, ya que su mente había bloqueado cualquier acceso a sus recuerdos, vagas imágenes veía en su cabeza pero que rápidamente eran selladas por su conciencia.

Trato de divisar donde se encontraba así lograr recordar que estaba sucediendo, con temor observaba su alrededor. Un angosto callejón desolado que estaba delimitado por las rígidas edificaciones que se alzaban imponente en lo alto, a penas y la luz alcanzaba a llegar a ella; una perturbadora atmósfera parecía gobernar el lugar, a lo lejos podía reconocer como el mundo seguía su curso, el distorsionado ruido del gentío logró romper el instante de silencio que por un momento la dejo sin respiración.

Todavía aturdida no comprendía lo sucedido, hasta que un extraño peso y calidez en sus manos la alerto. Alzando por inercia la extremidad observó como su nívea y tersa piel estaba teñida de un oscuro carmesí, un líquido ajeno a ella que le hicieron temblar en el acto, palideciendo aún más su rostro desencajado por el temor, no logrando entender que ocurría, mas ofuscada aún al darse cuenta que cargaba con presión un arma ¿cómo llegó eso a sus manos?

-Ryusaki-san – una senil voz llegaba a sus debilitados sentidos – Ryusaki-san – con un temblor más pronunciado en cada letra.

La lentitud es sus reacciones le impedían localizar claramente aquella voz que insistía en su nombre. Con suma dificultad logró que sus ojos bajaran al llamado, consiguiendo reconocer a quien le hablaba, un anciano de canosos cabellos con unos inconfundibles ojos ámbar, le balbuceaban unas palabras.

-Ryusaki-san, perdóneme – alcanzó a entender – por favor… perdóneme – en penas un agónico sonido.

Las lágrimas salían sin consideración por sus acuosos ojos carmesí, no consiguiendo responder a esa súplica de angustia, pues sus sentidos colapsaban en su ser impidiendo que reaccionara a cualquier estimulo, su voz había sido anulada por el pánico. Observar a ese hombre empapado en sangre apoyado en sus piernas le impedía distinguir la realidad.

Un estrepitoso ruido interrumpió la tétrica escena, aunque no reconoció qué o de dónde provenía… hasta que sus largos cabellos rojizos fueron jalados con rudeza, sin embargo ni siquiera el dolor la hicieron gritar solo sus pupilas acuosas lograron divisar a su captor… mismos ojos… mismo color… pero un odio aberrante la hicieron estremecerse.

-Perra ¿cómo te atreviste? – fueron las demandantes palabras que alcanzó a escuchar.

-R-ryo… ma – una débil voz lo llamó.

-Abuelo – respondió, pero sin soltar los cabellos de la mujer – esta maldita ramera…

-Calla – ordenó el anciano – escucha – emitiendo en un hilo de voz.

-¿Qué? – cuestionó de mala gana.

Sabiendo lo debilitado que se encontraba su abuelo, obedeció a su mandato agachándose a su altura para conseguir oír lo que este tenía que decir. Eso sí, sin disminuir en ningún momento la presión ejercida al sostener los cabellos de la chica, con cero consideración por ella.

-Tendrás… que… protegerla – emitió en dificultoso suspiro, sobresaltando a su nieto.

-¿Qué estás diciendo? – con algo de desconcierto en su voz, pero la mano de su abuelo se aferró a su camisa negra.

-Protégela – suplico con su último aliento de vida.

Al instante sus ojos perdieron emoción anunciando el fin de su existencia. La bulla de la ciudad volvería a invadir el callejón, aquel joven intentaba distinguir los hechos agarrando con una mano a la chica de rojiza cabellera, a sus pies yacía sin vida su abuelo y unos metros más allá había otro cadáver… ¿qué había ocurrido¿Quién era esta mujer¿Por qué tenía que protegerla?

-¿Quién eres? – Espetó con odio en sus ojos, mientras la tomaba amenazante por el cuello – responde maldita ramera – exigió con vehemencia, solo un seco ruido se sintió al caer el arma que todavía sostenía Sakuno.

En ese instante se dio cuenta que por más insultos o cualquier otro tipo de agresión que usase contra ella sería en vano. Sino fuera por que lograba percibir su respiración aseguraría que era un cadáver más, sus ojos inexpresivos y su palidez cadavérica le daban a Sakuno un aspecto deplorable incapaz de reaccionar en ese momento.

En apenas unos segundos ideó unas cuantas hipótesis en su mente, aunque lo mas seguro era algún ajuste de cuentas entre familias y esta prostituta que estaba a su lado tenia algo que ver, quizás ella había traicionado a su abuelo, no obstante, tener que velar por su seguridad le inquietaban no logrando convencerse de que esa ahora era su realidad.

-¡Ryoma! – un grito a sus espaldas lo alarmó - ¿qué mierda sucedió aquí? – cuestionaba impresionado uno de sus hombres al ver quien yacía muerto.

-Hasta que llegaron – espetó furioso, como inculpándolos a ellos de lo sucedido.

-Lo sentimos, pero tuvimos que evadir a unos policías – se excusó avergonzado, convencido que esa justificación era una burla.

La ira en los ojos de su jefe le hizo callar, volteando hacia sus hombres para que investigaran los hechos. Todos los presentes se apresuraron a seguir las órdenes, un grupo de sujetos casi uniformados de negro se inmiscuían entre sus superiores con suma prudencia, temiendo que Ryoma se desquitara con ellos.

-¡Momoshiro! – llamó con rudeza.

-¿Qué pasa?

-Verifica quien es el otro – señalando el muerto que aún no reconocían.

-Claro – acató rápidamente.

La mano derecha de Ryoma, Takeshi Momoshiro, un hombre de gran porte con cabellos negros en punta y unos característicos ojos violetas. Su personalidad era alegre y extrovertida contrastando con facilidad con la de su amigo, tan fría y distante pero se amoldaban bien por conocerse desde la infancia, ya que Takeshi pertenecía a una de las familias de Seigaku que se encargaba de servir a los Echizen.

Obedeciendo caminó raudo hacia el cadáver que debía identificar; acostumbrado a este tipo de escena no se inmutó al ver que estaba cubierto con una espesa y oscura sangre, hizo una mueca de desagrado al notar que se había salpicado la manga, solo imaginando como lo reprendería su esposa por volver a ensuciar el traje con tan molesta mancha.

Llamó a uno de sus hombres para que lo ayudaran a girar el cuerpo, dos sujetos de gran estatura se acercaron para virarlo, lo único claro era que esa persona fue algún anciano un tanto excedido de peso, hasta que su rostro fue revelado, los ojos violetas se abrieron sobremanera al distinguir de quien se trataba, incluso debió verificar que era correcto pues un error no sería perdonado.

-Y bien¿quién es? – cuestionó severo al ver que Momoshiro no daba respuesta.

-No lo vas a creer, Ryoma – volteando impresionado.

-Dime¿quién es? – preguntó exasperado por la demora.

-A-atobe – dijo con espanto.

-¿Qué estás diciendo? – un tanto confundido.

-Lo que escuchaste, es el mismísimo jefe de la Hyotei, Atobe-sama – sentenció incrédulo.

Esto si que era una sorpresa inimaginable, ya que los dos miembros más antiguos del Yakuza yacían sin vida ante ellos. Considerando la jerarquía de aquellos individuos era muy fácil suponer los motivos o al menos imaginar que ocurría. Por un lado, estaba Atobe Mabuchi un anciano de avanzada edad que todavía permanecía a la cabeza del grupo Hyotei, pues no quería dejar a su nieto Keigo a cargo por considerarlo muy joven aún.

Mientras a sus pies se encontraba Echizen Taro, su abuelo, que hace solo unas semanas había cedido su mando a su único hijo Nanjiro, ya que deseaba disfrutar su jubilación tranquilamente. Sin embargo, los riesgos siempre existen sobretodo por ser ambos dueños de la mayor parte de Tokio, controlando el sub-mundo a su antojo en constante rivalidad, intentado aumentar su poderío absorbiendo grupos minoritarios como lo fue en su momento el clan Tezuka, que ahora es parte de Seigaku siendo considerado como la segunda familia.

-¿Qué hacemos, Ryoma?

-Mmhg – bufó incrédulo de lo que sus ojos veían.

-Ryoga viene en camino, dijo que él se encargaría de los policías – comentó preocupado.

-Entonces vamos – afirmó decidido, ya que no le gustaba encargarse de estas cosas.

-Y ¿qué hacemos con ella? – indagó con precaución, señalando a la chica casi inerte.

-Se va con nosotros – sentenció fríamente – esta ramera nos dirá que paso – sin contar lo que su abuelo había dicho, era mejor que su padre resolviera esto quien seguro sabría que hacer y así liberarlo de la promesa que no alcanzó a rechazar.

La eternidad parecía presente en Sakuno, sus ojos enrojecidos no encontraban estabilidad lucían ausentes como dispersos en un universo infinito. Solo se dejo arrastrar por unos hombres hasta el vehículo, sin siquiera cuestionarse hacia donde la llevaban, a penas y escuchaba las denigrantes palabras que se referían a su persona, pero aún no eran suficientes como para hacerla reaccionar.

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En un amplio cuarto demarcados por unos tatamis claros con bordes verde musgo, se hallaban sentados rodeados de una densa atmósfera los principales hombres de la familia Echizen. Intentando dilucidar quien se había atrevido a matar al mayor de ellos, una reunión casi secreta antes de ser comentada con las otras familia de Seigaku.

Sobre un mullido cojín se encontraba Nanjiro luciendo un oscuro traje tipo monje, atuendo que solía utilizar en presencia de sus más cercanos, siempre con una postura despreocupada y una fastidiosa mirada de aburrimiento. A su lado se situaba Ryoga, su hijo mayor, con su cara alegre y ojos expresivos de impecable traje negro color característico de todos los miembro del Yakuza.

Inmediatamente frente a él, estaba su hermano menor, Ryoma quien presentaba su habitual pose arrogante, observando con fastidio a sus dos parientes que acostumbraban a no tomarse nada en serio, burlándose de todo a su alrededor, principalmente de él. A cada momento que pasaba su enojo incrementaba ya que la conversación mas parecía un show barato que un asunto de importancia, como era el tema del asesinato de su abuelo, cabe decir que era al único hombre que Ryoma consideraba digno de ser Echizen.

-Viejo¿crees que el abuelo este bien? – un claro tono sarcástico que fue escuchado por un irritado chico.

-Seguro que sí, debe andar correteando alguna joven alma – terminando por enfurecer a su hijo, pues ya llevaban un tiempo haciendo chistes del tema.

-Por qué no se callan – escupió irritado – este no es momento para sus idioteces – golpeando con dureza el tatami.

-Tienes razón – esbozó su padre mientras aspiraba su cigarro pensativo – pero no hace falta que te exasperes tanto. Ryoga ya me informó lo sucedido – admitía como si tal noticia fuese tan insignificante como estornudar – ¡venganza! – Anunció sin inmutarse – pero antes quiero ver a esa chica que trajiste, por lo que me dijo tu hermano estaba con el abuelo, así que tendríamos que averiguar qué tiene que decir y qué hacían juntos – sorbiendo un poco de sake en un diminuto vaso.

-Es fácil saber que hacían, es una simple ramera – dijo Ryoma con acidez.

-Lo más probable – continuaba Ryoga – de todos modos la ramera tiene que decirnos que ocurrió – su padre asintió.

Llamando a Momo quien vigilaba la puerta, señalándole que trajera a la chica. Unos minutos después Sakuno era dejada a un lado de Nanjiro, todavía con su rostro gacho, los cabellos desordenados y sus manos manchadas con una seca y oscurecida sangre, un aspecto que daba señales de ser alguna pordiosera más que una chica normal.

-¿Cuál es tu nombre niña? – escuchó decir con tono serio, pero no hubo respuesta inmediata.

-Ey... ramera, responde – sintió aquella seca voz, mientras que remecía su brazo.

-Ya cálmate, chibisuke – dijo su hermano, pero al ver el rostro de Ryoma quien no aceptaba ser llamado así frente a quienes no fueran ellos y su madre.

Otro momento discutiendo entre ellos; mientras Sakuno sentía una rabia crecer en su interior, ya que había logrado escuchar todo cuanto dijeron anteriormente debido a que solo los separaba una débil pared, similar a los tatamis del piso. Forzándola a estar en ese extraño lugar y más encima se atrevían a cuestionar su honra, tratándola como a una cualquiera, desde el incidente hasta ahora solo calamidades y malos tratos.

En eso sintió que su rostro era tomado, obligándola ha levantar su mirada para enfrentar al mayor de los sujetos, quien la inspeccionaba lascivamente de pies a cabeza.

-¿Nos dirías tu nombre? – Dijo sonriente – o solo debo llamarte preciosa – la joven no supo porque aquella palabra sonaba más a un insulto que a un halago.

-R-ryusaky… Ryusaky S-sakuno – pronunció con orgullo, aunque titubeante - ¿por… qué estoy… aquí? – expresó con cierto temor pues ya se había dado cuenta quienes eran ellos. Bastaba ver sus autos lujosos y oscuros, además de las vestimentas que todos llevaban.

-Eso deberías saberlo. Solo queremos saber ¿qué hacías con el abuelo y qué sucedió? – cuestionó con una sonrisa coqueta e insinuante, la joven indefensa se alejó un poco al ver aquella mirada tan libidinosa, temiendo por su persona. Frunciendo el ceño ofendida, se atrevió a contestar.

-Nada… me visitó… solo lo seguí… el otro señor… y no… recuerdo nada más – incongruencias que emitió un tanto avergonzada, ya que el miedo sufrido había bloqueado los hechos en conjunto con su mala memoria, aunque esa actitud fue malinterpretada por ellos como algo muy distinto, imaginado lo que su abuelo podría hacer con una mujer.

-No mientas – escuchó a Ryoga que reía – sabemos que el abuelo cuando visita a una mujer es por algo, acaso se iban a juntar con Atobe para formar algún trío – comenzando a reír de lo lindo junto a su padre; la joven lo miró sin comprender las insinuaciones - ¿no sabes de lo que hablo? – interrogó dudoso.

-Por supuesto que sabe – afirmó molesto el menor, quien no creía nada de esa posible inocencia que lucía.

-No tengo idea de que hablan – escupió molesta. Pero antes que Ryoga intentara comprobar si realmente era cierto lo que la joven decía, su padre interrumpió.

-Ryusaky-san… así dijiste que te llamabas – logrando que asintiera - ¿trabajas en alguno de los clubes, eres bailarina o algo? – intentando encajar a la chica en algún escenario conocido para ellos.

La incredulidad en sus ojos carmesí le entregaban la respuesta, por más que intentaba comprender a que se referían con eso no conseguía adivinar las insinuaciones, pues en su mundo ese tipo de eventos no era una cosa común, más bien estaba muy distantes de su realidad algo como eso era solo visto en las películas de acción o similares.

-Soy… perfumista – contestó nerviosa de no convencerlos.

-No querrás decir ramera – refutó harto el chico de ojos ámbar; logrando que el orgullo que todos tienen en su interior aflorara como nunca en la joven acusada.

-NO SOY NINGUNA RAMERA, IDIOTA – escupió con todo el coraje que guardaba.

-Mmhmh – bufó incrédulo, lo que no se esperaba era que Sakuno no se conformara con eso, quien en un arranque de ira abofeteó con fuerza el masculino rostro, ya hastiada que siguiera tratándola como a una prostituta.

El ambiente cambio drásticamente a un tenebroso silencio, aquel insulto que la joven acababa de cometer era un agravio de los mil, ya que absolutamente nadie se había atrevido a enfrentar a Ryoma de esa manera, era tal la peligrosidad de su acción, que el mismísimo Nanjiro se paró para proteger a la chica, señalando a Takeshi para que la sacara de allí.

-¡Maldita! – se paró con furia, respirando con dificultad la observaba como si quisiera matarla.

-Ya Ryoma, te lo buscaste – intentó calmarlo su hermano, que asomaba una risa divertida en su rostro.

-¡Cállate!... estúpida ramera, me las vas a pagar – acercándose amenazante a ella.

La chica que estaba siendo sujeta por Momoshiro, por unos instantes sintió que sus piernas temblaban con terror, mientras su corazón saltaba aterrado al verse peligrar su normal funcionamiento. Sabía que su vida pendía de un hilo, la mirada asesina en los ámbares era elocuente, sin embargo, no titubeo en lo más mínimo por que aún la dominaba el coraje anterior.

Con firmeza apoyó sus piernas endureciendo sus músculos con valor, aunque sabía que enfrentarlo no sería sano para su débil cuerpo, pero no quería sumirse a sus temores y mucho menos a un arrogante hombre como él; durante años su abuela había intentado inculcarle el valor de hacer frente a los miedos y sobretodo jamás dejarse amedrentar por alguien, porque sino siempre la pasarían a llevar. No obstante, este no era el mejor momento para probar lo aprendido, aunque si de todos modos la podrían matar, daba lo mismo.

-Y qué vas hacer¿golpearme? – contestó con cierta petulancia, para asombró de todos y de ella misma – tan valiente eres que le pegarás a una mujer.

-No deberías provocarlo – le advirtió Takeshi.

-La gatita saco sus garras – se divertía Ryoga con la escena presente, pues veía como una mujer era capaz de encarar a su hermano sin problemas.

-¿Crees que me detendré por eres… mujer? – emitió burlesco; la chica trago un poco con temor al ver que quizás, él decía la verdad.

-¡Golpéame… cobarde! – lo reto a sabiendas que podía ser un error.

-¡Basta!... por que no dejan esos infantilismos – protestó Nanjiro sobándose las sienes, logrando que ambos miraran avergonzados.

-Cierto, mejor se besan como buenos amantes y fin del conflicto – expresó sarcástico Ryoga, que intuía cierta tensión entre ellos.

-Jamás besaría aun IDIOTA como ese – señalando acusadoramente al aludido.

-¿Quién querría besar a una ramera sin pechos como tú? – respondió indignado, pero más con su hermano que con la chica.

-Momo, será mejor que te la lleves – emitió cansado Nanjiro, al prever otra nueva discusión entre ellos – ve que la pongan en un cuarto y que la vigilen, mañana arreglaremos esto.

-Claro, vamos – tomando a la joven por uno de los brazos.

-Yo me quiero ir a mi casa – reclamó efusiva.

-Lo siento, pero aún eso no es posible. Además, ya es tarde y es mejor que descanses aquí. No te preocupes nadie te hará nada – sentenció el mayor, sin dejar espacio para reclamaciones o protestas.

Frunciendo el ceño se dejo llevar por su captor, aunque al salir de aquella habitación el valor demostrado se derrumbó como si un castillo de arena hubiese sido aplastado por las olas, tan frágil e insignificante ante el mundo oscuro que la rodeaba. Su energía suprimida en un respiro, su cuerpo cayó en el acto sobre los fuertes brazos de Momoshiro, que alcanzó a reaccionar para cargarla.

-¿No que tan valiente? – Suspiró resignado, mientras negaba con la cabeza - ¡Ay! Niña, no sabes en el lío que te has metido y más encima se te ocurre insultar a Ryoma; deberías estar agradecida por tu suerte, de no ser por Nanjiro-san quizás en este momento… yo estaría transportando un cadáver – aquellas palabras se desplazan sin destino, solo arrastradas por la brisa nocturna.

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Mientras tanto con los hombres de la familia, que aún discutían que harían con todo esto, realmente la repentina muerte del mayor de los Echizen los dejó perplejos, aunque no dieran muestra claras de eso. Sin embargo, esto solo traería un problema mayor debido a las circunstancias, que dos jefes de la mafia hubiesen sido asesinados el mismo día y lugar, significaba que las viejas rencillas entre las familias solo cobraban fuerzas y renacían excusas para volver a disputarse por antiguas diferencias.

Definitivamente esto era malo para los negocios, hace ya un tiempo que las zonas estaban divididas entre ellos, obviando algunas áreas que pertenecían a grupos más pequeños, sin embargo, se formará un gran alboroto con todo esto, pues la ausencia de estos jerarcas solo da una clara señal de momentáneo debilitamiento. Situación que se hace propicia para querer aprovecharse de esta fragilidad, o sea un total fastidio.

-Ryoma¿por qué no te calmas? – Espetó su padre – no creo que esa chica tenga que ver con la muerte del abuelo. Quizás, solo halla estado con él por que necesitaba un trabajo o algo, quien sabe – intentó formular una idea, que no convencía en nada a su hijo.

-A todos nos afecta esto, pero debemos permanecer con la cabeza fría; tenemos que encontrar al culpable – complementaba Ryoga – y puede ser que esa chica sepa algo, estaba con el abuelo así que debe haber visto alguna cosa.

-Hagan lo que quieran – refutó, parándose del lugar.

-¡Espera! – lo llamó su padre, un mal presentimiento se vino a su cabeza – no puedes desligarte de esto, tú tendrás que velar por la seguridad de esa chica – afirmó Nanjiro, recordándole la promesa.

-No tengo por que cuidar de esa ramera – respondiendo con suma rabia – háganlo ustedes.

-Lo siento, hermanito – emitió divertido – pero ese es tu problema, el abuelo te confió a ti esa tarea.

-Pudo habérselo pedido a cualquiera – intentó defenderse.

-Pero no lo hizo – agregó su padre – así que asume como hombre y obedece el último deseo de tu abuelo. Además no seas tan exagerado, tampoco te estamos pidiendo que vivas con ella solo que la cuides; tú verás como lo haces o ¿piensas ignorar la voluntad de tu abuelo? – desafiando al joven, que miró irritado sin poder rechazar los hechos.

-Mada Mada Dane – fue la seca contestación, dirigida más a él que a ellos.

Esto era el colmo, no sabía si la rabia que sentía era por tener que cuidar a esa mujer o por ver como esos dos hombres frente a él, parecían disfrutar de lo lindo con su malestar. Sin mirarlos abandonó el lugar exasperado por todos los hechos recientes, para él lo verdaderamente importante no era proteger a la chica, sino encontrar al asesino de su abuelo y liquidar su vida de la peor forma posible.

"Los cambios en la vida suelen ser inesperados, irremediables y algunas veces calamitosos; no importa hacia donde nuestros pies nos guíen, ya que la posibilidad de que algo suceda siempre es latente, solo hay que estar alerta esperando los acontecimientos que ocurrirán; suspirar profundamente y retomar nuestro nuevo camino, de todos modos es necesario seguir adelante, sin importar lo que pasa sino lo que pasará"

Continuará...


Listo el primero de quien sabe cuantos, espero les haya interesado la historia, pueden dejar sus críticas constructivas, opiniones e ideas lo que quieran siempre estoy dispuesta a leer y en lo posible de responder todos los comentarios y dudas.

Antes que pregunten cada cuanto actualizare, claro considerando que les guste la historia, trato de tener un capítulo semanal creo que cada fin de semana, pero siempre hay excepciones y puedo tardar un poco más, como ya me conocen saben que no abandonaré la historia, así que no se preocupen por eso. Tarde pero llega. Saludos a todos y hasta la próxima.