Primero que nada, como se imaginarán ustedes mis queridísimos lectores T-O-D-O-S los personajes mencionados en este fic son propiedad (para mi desgracia) de Masami Kurumada.
(negritas=pensamientos)
(cursiva=narración)
Después de las aclaraciones que me salvarán de una demanda, les dejo este ONE SHOT que se me ocurrió después de ver la película Encantada. Si ven alguno que detalle que no va concorde al cuento, no le presten mucha atención y déjense llevar (todo sea culpa de mi progenitora que nunca se dignó en contarme el dichoso cuento).
Comenzamos con nuestra historia amigos. Este era un día como cualquiera en el santuario de Atena. Los entrenamientos habían llegado a su fin, y se veía como algunos caballeros se disponían regresar a tomar un merecido descanso. Aquí podemos ver (ya sé que no… pero imagínenselo) a un Mu demasiado cansado, subiendo las escaleras acompañado de Aldebarán y el tremendo Kiki; quien muy a diferencia del santo, ambos suben felices las escaleras cantando una hermosa melodía….
-"Yo tengo una bolita que me sube y me baja"… ¿Como va el coro Kiki?
- "¡AY!... Que me sube y me baja" -complementa el pequeño, inventándose una coreografía muy… peculiar. Haciendo que su maestro solo los vea de reojo, desaprobándolo -
-"Sube la bolita y sube la bolita"
-"¡AY! ¡AY! ¡A..!
- ¡YA ESTUBO BUENO! -interrumpió el carnero irritado- Aldebarán, te voy a… suplicar -pidió arrastrando la última palabra para que pudiera resonar en la cabezota de su gran amigo- que no le enseñes a Kiki ese tipo de canciones
- ¡Válgame Mu! Pero si es sólo una canción
- Además es muy pegajosa maestro -le dijo sonriente cuando ya entraban a la primera casa. En seguida se calló, al ver la mirada de mamá regañona que le brindó su maestro al decir tal barbaridad-
- Tú ponte tu pijama y te me vas a dormir
- ¿No me va a dar de cenar?
- ¡NO!
- ¿¡Porquéeeee…!?
- Por andar cantando canciones con mensajes subliminales -si puede ver a Alde y Kiki caerse muy al estilo anime, mientras Mu solo se cruza de brazos como si dijera la cosa más natural del mundo-
- Maestro, pero de verdad tengo hambre. Además de que si no me alimento no creceré grandototote y fuertototote
- ¡Como yo! -Dijo Aldebarán con una pose de fisicoculturista chafa-
- ¡NOO...! como elefante café, el del cereal que come Seiya y que pasan a cada ratito en la tele… ese, el que se llama choco(censurado)
- ¡Wow, Mu!... tienes un aprendiz muy inteligente
- De acuerdo Kiki
Que poder de convencimiento el de este niño, ¿no? Creo que, en vez de caballero, debería de ser vendedor de productos de infomercial.
- Pero ponte tu pijama y yo te llevaré un sándwich a tu recamara
- ¡Si maestro! -obedeció felizmente el aprendiz-
Al poco rato de que Mu le preparó la cena a su jóven y energético alumno, decidió sentarse en la cocina a platicar con Aldebarán, quien no se dignaba en irse aún a su casa y prefería estar haciéndole compañía a su amigo. Si, clarooo… pretextos para vaciarle el refrigerador al pobre de Mu.
- Como te digo Mu, yo no sé tú, pero la verdad es que si vuelvo a saber que Milo organiza fiestas clandestinas en su templo en el día libre… tomaré cartas en el asunto y le diré al patriarca. Así ya no volverán a hacer fiesta sin invitar al grandioso Aldebarán. Me pregunto ¿Por qué no me habrán invitado? ¿Será porque en la última fiesta que hubo, arrasé con las botanitas, el pastel, las chelas, incluso hasta el patito de hielo que había hecho Camus de adorno y terminé desplomado en la mesa y vomitando el jardín de Afrodita? -Pensaba el Taurino mientras se terminaba de hacer un colosal sándwich, que parecían las inexistentes torres gemelas a escala-
- Mmmh… si
El Ariano se limitaba a ver de reojo a su enorme compañero, al mismo tiempo que le pegaba ruidosos sorbos a su té de gordolobo que le había recomendado Shaka. Ya saben, por eso de los nervios y el estrés acumulados.
- ¡Condenado mastodonte! Se la pasa de arrastrado levantando pesas y como no tiene alumnos viene y corrompe al mío, ya quisiera verlo lidiando con un escuincle; y como si no fuera suficiente aparte de eso ¡VIENE Y SE TRAGA TODA MI COMIDA!
-Mu creo que ya no hay jamón –Le anunció al ver que no podría terminar su obra culinaria-
- ¿¡Te acabaste el jamón Aldebarán!? Lo acabo de comprar en la mañana ahora no tendré nada…
-Ya Mu no te preocupes -Interrumpió descaradamente- yo te lo repongo mañana… tacaño -Susurro fingiendo tos-
- ¡Tacaño! Mira, Aldebarán….
Era la gota que derramaba el vaso. Mu, el muy, pero MUUUUY paciente caballero, se levantó violentamente de su silla sorprendiendo a Aldebarán, quien no pensaba le pudiera oír. Mu no dejaría que NADIE y mucho menos el atenido del toro le llamara tacaño. O al menos no sin antes escuchar unas cuantas verdades. Pero para la suerte del Torito y desdicha del borrego… a lo lejos se escuchó una vocecilla que decía….
- ¡MAESTROOOOOO…!
- ¿¡Qué no se había dormido ya!? -pensó mientras volteaba hacia la puerta donde se originaba la voz-
- Mira tú…-Dijo Alde dándole una mordida despreocupadamente a su gigantesco emparedado- Ahí te hablan- terminó diciendo con la boca retacada de comida y sin entenderse mucho a lo que decía-
- ¿Qué ocurre Kiki? -Su tono delataba algo de molestia-
-Tengo comezón –respondió la vocecita arrastrando la palabra-
- ¡Pues ráscate! -le respondió molesto, mientras Aldebarán hacía gestos con las manos burlándose de la respuesta más obvia del mundo-
- Mira Aldebarán -Retomando el tema de la discusión- Aunque seas mi amigo no te voy a…
- ¡NO!... ¡Rásqueme usted! –gritó interrumpiendo a su maestro-
- ¡Kiki, que estoy ocupado! ¡Ráscate TU!
-Es que… -Bajando la voz- No me alcanzo…
Mu suspiro para tranquilizarse y acceder la petición del niño.
- Bien Kiki ¿Dónde tienes comezón?
- En la espalda -Dijo volteándose boca abajo para que al fin su maestro cumpliera con su labor- Arriba… no más abajito… a un lado… no de ese no… -Mu frunció sus lunarcitos por la indecisión del niño- Más fuerte... –Rodó los ojos al cielo y así lo hizo- ¡AAAYYY! ¡No tanto!
- Perdón… bueno ya -Concluyó dándole una palmadita en la espalda-
-Sí, gracias maestro. Buenas noches
-Descansa Kiki –Respondió apagando la luz del cuarto- ¿En qué me quedé? – se preguntó una vez llegó a la cocina- ¡Ah, si! No es que yo sea un tacaño, pero…
- ¡MAESTROOOOOO!
- ¿¡AHORA QUE KIKI!? -Apareció abriendo de golpe la puerta del cuarto de su alumno (N.A: velocidad de la luz ¿recuerdan?)
- Tengo seeeeeeed… -Y poniendo la mejor cara de borrego a medio morir, dijo- ¿Me trae agua por favor?
- NO. Si tomas agua en una hora querrás ir al baño.
-Pero ya no aguanto, mire –Acto seguido le muestra su lengua reseca para que se compadezca de él y le traiga su preciada agua-
-De acuerdo, de acuerdo
Mu aceptó. Se dispuso a saciar la necesidad de su LATOSO aprendiz. Y cuando volvió traía consigo un vaso y UNA JARRA llenos de agua.
- Aquí tienes Kiki, toma tu agua -le dijo dándole el vaso-
- Déjelo allí maestro, YA NO TENGO SED -le respondió con una naturalidad genuina-
- Peri si acab… -Suspiró leeeenta y profundamente. Al parecer, ni contando hasta el infinito en ese momento le devolvería a su tan necesitada paciencia- NO IMPORTA KIKI. Por favor Atena, dame paciencia, aquí te dejaré el agua por si vuelves a sentir sed. No me abandones autocontrol. Ya duérmete o mañana no podrás con el entrenamiento. Tal vez se está vengando por que hoy lo hice dar 100 vueltas al coliseo.
-Si maestro así lo haré, muchas gracias otra vez y buenas noches.
Mu ya estaba en la cocina OTRA VEZ
- ¿En que estábamos?... si, ya recuerdo. Alde, el problema no es que…
- MAESTROOOOOO –adivinaron, era Kiki de nueva cuenta-
-Tal vez si lo ignoro me deje en paz. -Pensó apretando los puños con fuerza-
- ¡MAESTROOOOOO!
-Oye Mu… ¿has oído hablar de los sedantes? –recomendó el guardián de la segunda casa, temiendo por la seguridad del pequeño… e incluso la suya- Digo, quizás si pusieras unos pocos en su bebida el problema a la hora de dormir acabaría.
- ¡MAESTROOOOOO! –Mu cerraba los ojos para controlar su ira y levantaba un puño amenazando imaginariamente. Sin respuesta a sus llamados Kiki decide llamarlo de una manera más "sutil"- ¡MU!
Los dos caballeros abren los ojos como plato, Aldebarán se atraganta con su sándwich. Y Mu… Mu ya hasta se despeino del coraje.
-Que…es… ¿¡LO QUE QUIERES AHORA KIKI!?
-Yo…
Titubeaba temeroso, cubriéndose con su manta dejando ver nada más sus curiosos ojos. Y digo ¿Quién no estaría temeroso de ver a alguien como Mu TOTAL Y ABSOLUTAMENTE frustrado, con un tic en el ojo, greñudo y apunto de un colapso nervioso?
- No tengo sueño maestro, no me puedo dormir
Confesó e instantáneamente se arropó hasta la cabeza, como si esas sabanitas con estampado de borreguitos saltando cercas lo fueran a resguardar del mismísimo apocalipsis; o lo que es lo mismo, la ira de Mu.
- ¡PUES ENTONCES EN ESTE MISMO MOMENTO…!
-¡Te contaremos un cuento! -Completó Aldebarán repentinamente, pues Mu ya no podía responder ya que alguien le estaba cubriendo la boca. Si no hubiera actuado a tiempo el borreguito de seguro asesina a su alumno. ¡AAAAUUUUUCH!... ¿Por qué me muerdes, Mu? –Preguntó. Soltándolo y sacudiendo la mano afectada-
-No me dejabas respirar Aldebarán
Respondía entrecortadamente y se apoyaba en sus rodillas tratando de recuperarse. Mu estaba morado, que digo morado, ¡AZUL! estaba el pobre gracias a Aldebarán, quien sin darse cuenta hasta la nariz le fue a tapar.
- ¿Y qué cuento me van a contar?
La curiosidad de Kiki sembró unos instantes de silencio, ni Mu y mucho menos Aldebarán se sabían bien un cuento de hadas. ¿Para qué? Si nunca necesitarían de eso, a menos que fuera en un caso de emergencia COMO ESTE.
- Atena Durmiente… -Respondió sonriente Alde, dándole un tono melodramático y dejando a Mu con los ojos como de plato- Bueno chicos, yo paso a retirarme. Disfruta el cuento Kiki –dijo, revolviéndole los cabellos al pequeño- Buenas noches, -acercándose a Mu le dijo como si fuera secreto- No tienes que agradecerme ¡Suerte Mu! -le deseó dándole una fuerte palmada que casi le saca los pulmones-
- Dijiste…cof-cof… dijiste que me ayudarías
- Yo di el nombre -Respondió atravesando la salida del cuarto del pequeño, y despidiéndose con la mano- ¡QUE TENGAS SUERTE, MU! -Concluyó la voz que se escuchaba ya a lo lejos-
- Pero yo no sé… Ah, ya que -Suspiró resignado el pobre, frotándose los ojos como si con ello pudiera encontrar inspiración- Mira Kiki, antes de comenzar el cuento quiero pedirte…
- ¿Qué maestro? ¿Qué?
- Que NO ME INTERRUMPAS -el niño tapó su boca con una mano y con la otra le levantó el pulgar en modo de aprobación- De acuerdo… todo sucedió en el pueblo de…
- ¿No va a empezar con había una vez? O… ¿Hace mucho tiempo? O ya de perdida ¿Érase que se era?
- Kiki! ¿Qué te dije?
- ¡Upsi! Lo siento. Ahora sí, pico de será
- Como decía… HABÍA UNA VEZ…
Rápidamente miró a su discípulo, como para verificar que el pequeño estaba satisfecho con la elección de palabras. Kiki hizo una mueca y asintió solemnemente, al tiempo que se acomodaba más en su camita.
-En un… un, este… ¿Imperio? No. Eso no suena a cuento. ¿Una dictadura? ¡No! Eso sólo lo contaría Cáncer. ¿Una monarquía? Casi, pero no… ¿Un reino?... ¡SI, eso es! -Gritó triunfante pensando en voz alta para luego retomar su compostura y aclarar su voz- HACE MUCHO TIEMPO en un REINO muy lejano, se festejaba el nacimiento de la hija del Rey… MÁSCARA MORTAL. Y la reina… –se detuvo un momento, pensó detenidamente las posibilidades y entonces sintió como si una bombilla prendiera arriba de su cabeza- La reina, AFRODITA…
En algún otro lugar del santuario:
- Shhh… ¿Escuchaste eso, Afro? –Máscara Mortal levantó la mirada de sus cartas de póker con gesto confundido-
- ¿Qué cosa? –Respondió escuetamente el aludido, no sin antes inclinarse sigilosamente para verle las cartas al de Cáncer, quien aún estaba distraído mirando hacia algún punto indefinido-
-No sé… -Y le arremete súbitamente un manotazo al darse cuenta del movimiento deshonesto. Lo vio con reproche y Afrodita sólo sonrió con expresión culposa- Me dio la impresión de que hablaban de nosotros. – se encogió de hombros- ¡Flor imperial!
- ¡Me lleva! -Afrodita tiró hastiado sus cartas a la mesa, ya era la onceava ves que Cáncer le ganaba.
Todo el reino había sido invitado a aquella celebración. Nadie podía quedar exento de la alegría que invadía a los reyes por la llegada de su pequeña princesa, ATENA. La celebración ya había dado inicio, todos se encontraban divirtiéndose. Sólo cabía felicidad y alegría en ese momento. Entonces el rey habló…
-Mis queridos invitados -Decía de lo mas muy feliz Mascara Mortal- Mi amadísima esposa –anunció volteando a ver a Afrodita-
-Je, je… ups
El aludido aventó "discretamente" su espejo, pues en ese momento se estaba retocando el maquillaje y ni se dio cuenta cuando le nombraron.
-Em… -Cáncer regreso su atención hacia los invitados con expresión un tanto abochornada- Si… como les decía, para mi amadísima… -volteó rápidamente hacia Afro, quien esta vez sí estaba pendiente a lo que decía- Y para mí, hoy es un día lleno de dicha, y queremos compartirlo con todos ustedes, pues a nuestra vida ha llegado un rayo de luz (N.A: creo que Mu ya se inspiró) nuestra hermosa hija… ¡Atena!
Afirmó con orgullo, mostrándoles a la bebé Atena como si se tratara del mismo Simba en la película el rey león. Por cierto ¿de donde sacó a la bebé?
- ¡Awwww! -se escucha de toda la audiencia en perfecta sincronía-
-Ahora que ya la conocen, es momento de que entren las tres hadas para que le obsequien sus respectivos Dones
En el acto entran Aioros, Shura y Milo disfrazados de hadas. Con el vestidito, sombrero varita, alas y toda la cosa.
- Yo le obsequiaré la belleza –Afirmó Shura agitando su varita y haciendo una reverencia-
-Poseerá una gran inteligencia -Aseguró Milo agarrándose su vestido y haciendo el mismo ritual que Shura-
De pronto, una inmensa obscuridad cubre por completo la bóveda celeste del reino, y la paz que irradiaba se es interrumpida por fuertes truenos
- ¡Muajajajajajajaajja! -resonaba una estrepitosa risa diabólica-
- Era la Bruja… -Mu se cruzó de brazos tratando de ingeniarse una idea- ¿La bruja…?
- ¡SAGA! –sugirió entusiasmada una voz en la habitación de Kiki, casi causándole un infarto al pobre Mu por lo inesperado-
- ¿Yo porqué, infeliz? –respingó el aludido con evidente indignación- ¿Por qué no la llamas mejor KANON? -le reclamó a su gemelo-
- Saga, Saga, Saga -respondía el ex general marino con una sonrisita malévola- YO, no te encerré en una prisión bajo el mar. YO, no asesiné al patriarca. Y YO, no intenté usurpar el trono de Atena tratando de asesinarla. –El gemelo mayor lo veía entrecerrando los ojos- Admítelo hermano, ese papel te va a la perfección -Le aseguró, dándole una palmada en la espalda-
- Saga, Kanon –interrumpió el carnero con voz monótona- ¿Qué están haciendo aquí? -Preguntó confundido Mu al ver en la puerta a los gemelos-
-Te escuchámos cuando pasábamos… -Respondió Saga, sin despegar la mirada del suelo sumamente indignado aún por el comentario de Kanon- Uno no puede cometer un pequeño error en la vida porque… ¡Uy! Ya de villano no lo bajan
- Nos dio curiosidad y aquí estamos -le sonrió el menor de los gemelos, sin prestar atención siquiera al berrinche de su hermano- Apropósito Mu, no sabía que eras tan bueno contando cuentos –Aseguró burlonamente-
- ¿D-desde cuando están aquí? -Titubeó Aries, sintiendo ya como una gota de sudor bajaba por su nuca-
- Lo suficiente -respondió con malicia Saga-
- ¡SI…! ¡Qué actuación! ¡Qué realismo!... –Se apresuró a su lado Kanon, para decirle en apenas un susurro- Déjame te digo que cuando fingiste esa risa diabólica… me dio miedo -Admitió el menor de Géminis- Hasta me acordé de Saga -estremeciéndose levemente por un escalofrío-
- ¡Hey! ¿Ya podemos volver al cuento? -exigió Kiki-
- Em…si –Dijo un Mu algo rojo- entonces, la bruja SAGA entró al palacio…
- ¡Muajajajajajajja! -Reía estrepitosamente, siendo coreado por fuertes truenos- Con que… -Saga llego frente a los reyes y los miro retadoramente- Una fiesta ¿no?... ¿¡PERO CÓMO SE ATREVIERON A NO INVITARME!?
- ¿C-cómo que no? Esto debe ser un malentendido. Estoy seguro que se le envió una invitación -Respondía el cangrejo, asomando cuidadosamente la cabeza de detrás de su trono-
-Si querida. ¿Cómo se te ocurre que nosotros seriamos tan descorteses contigo? Tu que eres tan fashion, elegante y glamorosa como yo… -Secundo Afrodita- Por cierto, ¡AMO TU VESTIDO! Tienes que decirme quien te lo diseñó
Afrodita miraba con ojos deslumbrados a Saga, quien, por supuesto lucía el atuendo completo de Maléfica, con todo y sombrero cornudo.
- ¿¡Cómo te atreves insolente!?
-Shh… Saga no interrumpas la historia -ordenó en voz bajita a su gemelo, completamente anonadado por la historia. El aludido sin más remedio, se cruzó de brazos y se recargó en la pared-
-Yo sólo decía –Se disculpó Afrodita, quien regresaba como perrito regañado a su trono antes de siquiera tocar el vestido de Saga-
- ¡No hay excusa! Pero para que vean que no guardo rencor. -jugando con su larga capa, camino parsimoniosamente, aproximándose a la cuna de la princesa- También le daré un obsequio a la princesita -acarició la mejilla de la bebé y la brindó una marida que delataba la maldad más pura- Serás bella, serás muy inteligente. Vivirás muy feliz y dichosa tu vida siendo el orgullo de tus padres. –Los invitados y los reyes observaban absortos- Pero cuando cumplas dieciséis años… -Sonrió con malicia- Te pincharás el dedo con la aguja de una rueca ¡Y MORIRÁS!... ¡Muajajajajajajjaja!
Todos veían a Saga-maléfica incrédulos
- ¿Qué les pasa? ¿Por qué ya no están tan felices? -preguntó descaradamente Saga-Maléfica- ¿Acaso dije algo malo…? Pues siento decirlo, pero me tengo que ir, no sufran por mí. ¡Muajajajajja! Sigan disfrutando de la fiesta ilusos, NOS VEMOS EN EL INFIERNO
Saga-Maléfica prácticamente salió corriendo con gran impulso para escapar, de no ser por qué la puerta del recinto tenía maña y se quedaba atascada, apuesto a que su fuga hubiera sido triunfante… y también se hubiera ahorrado ese doloroso trancazo que se metió contra la puerta.
- ¿Anotaron las matriculas del camión que me atropelló?
- ¡GUARDIAS! –ordenó el cangrejo, saliendo por fin de su escondite-
- ORDENE EMPERADOR…digo, ¡REY! –Aparece Aldebarán saludando como militar al de Cáncer-
- ¡A los Leones! -Señalando hacia la salida-
- Pero Aioria anda de vacaciones con Marín –Respondió un confundido Shaka, quien era uno de los guardias. Todos lo voltean a ver- ¡Aaaaaaah…! -recordó pegándose en la frente con la mano-... ¡Los leones de verdad!
-Piedad, por favor. –suplicó-
-Entonces enciérrenlo con su hermano en Cabo Sunnion
- ¡NOOOOO! –Suplicó de rodillas- Con el desesperante, patético, necio y troglodita de mi hermano ¡no!... –Chasqueó los dientes a modo de resignación- ¡Mejor arrójenme a los leones!
- ¡Oyeeee! -interrumpió un indignado Kanon-
- Ah verdad… -le respondió Saga satisfecho y respingando la nariz-
- ¿VAN A DEJAR DE INTERRUMPIRME DE UNA BUENA VEZ? -Los miró fríamente Mu, dejando a los gemelos calladitos, calladitos-
- Oh… y ahora… ¿quien podrá defendernos?
Se lamentó Afrodita, en un intento de actuación dramática región cuatro. Incluso hasta fingió desmayarse. Equivocadamente pensando que el de Cáncer le atraparía.
- ¡Auch, mi ciática! -Cosa que por supuesto no ocurrió. Afrodita se levantó en el acto no sin antes dirigirle una mirada asesina al cangrejito, pero este no terminaba de desparpajarse de la risa al ver al de Piscis caer cual costal de papas-
Silencio total de cada uno de los presentes
-Y bien… ¿Por qué nadie dice nada? -Pregunto Aioros-
-Es que…-contesta Afrodita mirando a todos lados, como si esperara que de repente alguien apareciera- Aquí es cuando entra el Chapulín Colorado-
-No puede ser posible -Se dice Aioros, negando con la cabeza- ¡Todo el mundo, présteme atención!
-Como nunca sale en la saga, quiere llamar la atención lo más que pueda –comentó en casi secreto Milo a Shura –
- ¡Te escuché Milo! -el alacrán se hace el loco y se pone a silbar- ... Y no es eso -dice aclarándose la garganta para empezar a sacar su mejor imitación de superhéroe- No teman… la princesa no morirá-
Todos se ponen a dar brincos de alegría y Afrodita brinca a los brazos de Cáncer y pregunta:
- ¿Y cómo se podrá salvar?
-Si me dejaran terminar -respondió viendo de reojo a "la reinita"- Bien… la princesa Atena a los dieciséis años si se pinchará con una rueca, pero NO MORIRA. Únicamente caerá en un profundo sueño, al igual que todo el reino. El hechizo se romperá sólo cuando un valiente príncipe le de un beso de amor verdadero. Sólo de esa manera, la princesa y el reino se liberarán del hechizo -terminó de hablar Aioros-
-Pues yo me encargaré de que mi hija no encuentre esa rueca, a partir de hoy todas y cada una de las ruecas existentes de este reino serán destruidas. ¡HE DICHO! -sentenció el rey Mascarita-
Y así fue como pasaron los años. Como había ordenado el rey desde el día del incidente, dentro del pueblo no existían, ni tampoco eran permitidas las ruecas. La joven Atena se había convertido en una mujercita bellísima y llena de virtudes, alegrando el paso de todo ser en el reino, y trayendo la dicha a la vida de sus amados padres. Hasta que llegó el día de su cumpleaños número dieciséis…
-Señorita Atena, ¿Ya está lista? -preguntaba una doncella de varonil voz por fuera del cuarto-
-Un momento más. Por favor, pasa Tatsumi
¿¡TATSUMI!? ¿El pelón que parece andar fumado todo el tiempo? Si, ya decía yo que era muy gruesa la voz para que fuera de una doncella común y corriente.
-Dese prisa señorita, sus padres le están esperando para comenzar la cena en su honor
Tatsumi se asoma sin atreverse a entrar. ¡Con justa razón, a mí también me daría vergüenza que me vieran vistiendo semejantes harapos! Imagínense a Tatsumi vestido de cenicienta. ¡NO! de la cenicienta linda y glamorosa no, de la pobre joven que la hacía de mucama en la casa de su madrastra.
- ¡Jajajajajjajaja! –interrumpió un Pegaso doblado de la risa- ¡Yo pagaría por ver eso!
- ¿¡Seiya!? -Preguntaron al unísono-
- ¿Qué haces aquí? -Cuestionó Mu, irritado por que interrumpían su inspiración cada cinco minutos. Y así no iba a terminar nunca el cuento-
-Lo que pasa…-Secó las lágrimas que le provocó el carcajearse como pavo para empezar a explicar el motivo de su presencia- Venía a visitar a Saori, y pasando por aquí te escuché y me quise quedar. Además, quiero ver si me toca alguna participación en el cuento…
(N.A: Y qué papel señores… ¡Qué papel!)
-Mejor volvemos al cuento -suspiró Mu-
- De acuerdo Tatsumi, sólo dile a mis padres que en seguida bajaré -pidió amablemente y sonriéndole a su "doncella"-
- Como usted ordene señorita –Cenicienta, es decir, Tatsumi. Hizo una reverencia y se marchó con grácil andar-
- Atena… -Una voz de ultratumba y desconocida le llamaba. Atena se sobresaltó un poco, y decidió buscar de dónde provenía esa voz-
- ¿Padre…? ¿Es usted? -Preguntaba saliendo de su cuarto-
- Atena…
-… ¿Madre? -La voz la se acercaba cada vez más y más y los lugares menos concurridos del palacio-
- A-te-na -Su tono de voz parecía como si estuviera apretando los dientes para no perder el control-
- ¿Pepe grillo?
- ¿QUÉ?–Gritó. Sobresaltando a Atena- ¿¡PEPE GRILLO!? ¿No se supone que esta chamaca es bien abusada?
El desconocido de voz rasposa sacudió la cabeza para concentrarse antes de que todo se echara a perder. Aclaro su voz- …Atena
- ¿QUIÉN ERES!? -gritaba intentando vanamente de encontrar quién demonios era el dueño de esa voz-
- ¡No me grites niña!
- Estoy hablando sola… -Atena paso sus manos por su angustiado rostro hasta posarla en su cabeza, para así empezar su desesperado monólogo- Ay dios mío… ¡Ay dios mío! ¡Ya me volví loca! Acabo de cumplir 16 años y ya perdí el juicio. Bye, caput… ¡feliz cumpleaños Atena! Te regalamos un pase de por vida al psiquiatra. O peor aún, me mandan al… ¡MANICOMIO!
- ¿Atena? –intentó interrumpir "la voz", viendo que la jovencita parecía el mismísimo retrato de la pintura "El grito".
-Esas batitas blancas nomás no van conmigo. Me hacen ver pálida y gorda, además que…
- ¡ATENA!–Rugió con voz de militar. SANTO REMEDIO, ahora si la jovencita había cerrado el pico- ¡No estás loca!
- ¿No lo estoy? –preguntó, esperanzada-
- NO. Creo... Ahora si quieres saber quién soy… abre la puerta que tienes frente a ti
Atena despega la mirada del techo (que es donde creía que provenía la molesta voz) y voltea hacia la puerta que, en efecto, está frente a ella. Entonces la abre y…
- ¿¡TU ERES LA VOOOZ!? -Preguntó sorprendida, despertando a un anciano que estaba dormido junto a una rueca-
- Quiero mi cocol -Respondió un Dokho adormilado- Ah, pero si eres tu… CAPERUCITA…
- ¡Oiga! ¡Yo no soy caperucita!... Mi nombre es Atena. A-TE-NA. Usted ya se equivocó de cuento
- ¿Qué que te cuento? –El de Libra ponía su mano en la oreja como para "escucharla mejor"-
- ¡NOOOOO!... –Resopló la pelimorada, ya frustrada- ¡QUE YA SE EQUIVOCÓ DE CUEEENTOOO! ¡VIEJO SORDO!
- ¡A mí nadie me dice gordo, chamaquita malcriada! -y se desata la ira de Dokho, agarrando a la altanera joven a punta de bastonazos-
- ¡Auch! ¡Auch! –Soltó entre lloriqueos- ¡No me pegue…! -Saori escudaba su cabeza lo mejor que podía, no sin que se le fuera al de Libra uno que otro garrotazo- Eso me… ¡Ay! Pasa por andar siguiendo voces
Yo más bien diría que fue por maltratar al prójimo cuando era niña. ¿Ya saben? Como cuando agarraba a los niños del orfanato y los obligaba a hacerla de caballitos. Dokho detiene su ataque de bastonazos en seco.
- ¡Ah siiii!... –Y se da un leve golpe en la frente- ¡Ya me acordé!... ¿Me creerás que a veces se me va el avión, hijita?
- ¡Nah! Que va, ni cuenta me di… -le contestó con sumo sarcasmo-
- ¿De qué, hijita? -Pregunta intrigado el anciano maestro-
-Pues que se le va el avión
Atena afirma y se cruza de brazos. Y Dokho, ante tal afirmación, abre los ojos como si fueran dos grandes platos y asustado "corre." O eso pretende, diciendo…
- ¡EL AVIÓN!… ¡EL AVIÓN! -Atena sólo ve como se aleja el anciano a la misma velocidad que un caracol-
- ¿Le ayudo?
-No… mejor tú ve a la cosita chistosa esa, hijita, está bien bonita -Y así Dokho se aleja y deja a la confundida joven sola-
- Pero… ¿Qué es esto? -dijo completamente absorta, acercándose hacia el único objeto que había en ese tétrico cuarto… la rueca- ¿Por qué nunca había visto algo así antes? -decía mientras pasaba la yema de su dedo sobre la rueca, hasta que llegó a la aguja- Es tan… atrayente… ¡Auch, mi dedo! -Atena se pinchó el dedo y en el acto- Que sueño… tengo –Y cayó en un profundo sueño-
De pronto se escuchaban truenos, la obscuridad se aproximaba. El hechizo se había cumplido y ahora todo el reino dormiría…
- ¿Ahí se acaba?
- Milo! ¿Qué estás haciendo aquí? -Preguntó Mu mientras todos miraban a Milo-
- Lo mismo que Saga, Kanon, Seiya y Camus –Respondió el de Escorpio con naturalidad, encogiéndose de hombros-
- ¿Camus está aquí? -Se preguntaron todos en perfecta sincronía-
- Pasaba por aquí… -respondió herméticamente el Acuariano, acurrucadito en una sillita mecedora que estaba en un rincón-
- Y te dio curiosidad –completaron el resto de los santos en una sincronización perfecta. Camus sólo asintió con ojos cerrados-
-Bueno… ¿Y aparezco en la historia? -Cuestionó Milo-
-Si… de árbol número tres -Le respondió Saga escuetamente, dejando al alacrán pasmado-
- ¿Es en serio Mu? Ósea, YO, siendo el caballero más sexy. Pudiendo ser el apuesto príncipe azul… ¿Me pusiste de…ESO?
- No, no sales de árbol Milo. –El aludido suspiro aliviando esbozando una sonrisa- Sales de hada…
- ¡Ah, bueno! –Pero después de analizar la respuesta unos segundos cambio de opinión- ¿QUÉ SALGO DE QUÉ?
- En fin, continuando con la historia -Anunció Mu sin miramientos, teniendo de fondo a un indignado Milo; quien desahogaba sus penas con un osito de peluche que estaba al lado suyo (el único que estaba dispuesto a escucharlo).
El hechizo se había cumplido, habían transcurrido cien años ya. La leyenda de la joven que dormía en un castillo localizado en un pueblo fantasma, y que sólo un príncipe podría salvarle se había extendido. Miles de caballeros habían intentado llegar hasta el castillo, siempre fallando ante los obstáculos que se les presentaban. Los pocos valientes que habían llegado hasta la princesa no habían logrado romper el hechizo, como Camus quien era muy frío y no pudo despertar a la princesa.
(N.A: Se puede ver a Camus en la habitación de Kiki levantando una ceja en desaprobación.)
El príncipe Shun, que al no poder despertarla se puso a llorar como magdalena. Ikki, hermano del príncipe Shun, ni siquiera había ido por intentar rescatar a la princesa; de hecho, quería asesinarla por ser la culpable de que Shun llorara. Y hablando de llorar…
- Milo deja de llorar ¿Quieres? Debería darte vergüenza
- Claro, como a ti sí te incluyeron dignamente –Sonó su nariz estrepitosamente- ¡Príncipe Camus!
-Como se me pudo olvidar el príncipe MILO… -Respondió Mu, viendo de reojo a Milo, quien milagrosamente ya no estaba llorando-
Pero el príncipe Milo, al ver que no había forma de despertar a la bella dama, se rindió no sin antes repetirse: "hay muchos peces en el mar"
- ¡Ese es mi lema, baby! -Gritó emocionado Milo, poniendo pose de galán. Mu suspiro, negó con la cabeza, y retomó el cuento-
- Todos, todos aquellos valientes habían fallado. La esperanza estaba prácticamente perdida. No fue hasta que un buen día, al reino llegó el valiente y desafiante…
Todos los presentes se inclinan al frente, esperando a que Mu revele el nombre de…
- ¡El PRINCIPE SEIYA!
Se ve a todos los presentes caer, a todos menos a Seiya claro está. Él estaba todavía muy emocionado por su personaje
-El príncipe… –se señalaba incrédulo sin parar el muy sonriente Pegaso, sus ojos brillaban- ¿Yo? -Cuestionó en un tono particularmente agudo-
-Ahora sí no me cabe la menor duda de que en los cuentos TODO puede suceder –Aseguró Kanon, rompiendo las ilusiones de Seiya. Es más, se vería muy oportuno un sonido de un carro frenando, o un cristal siendo quebrado para darle más realismo a la decepción del momento-
- Es la magia de los cuentos Seiyita -el Pegaso sólo miró al ex general marino de reojo de lo más resentido –
- ¡DEJEN QUE MI MAESTRO ACABE DE UNA BUENAVEZ! –silencio total- ¿Por favor? -Kiki les sonríe inocentemente-
-Si… -Prosiguió el carnero, viendo de reojo a Kiki- ¿Dónde nos quedamos…?
El caballero Seiya llegó en su caballo blanco al reino que durante cien años había permanecido olvidado y sin vida. Para él no fueron difíciles de superar los obstáculos que se le presentaron, ya que siempre terminó siendo el vencedor. Fue entonces cuando por fin llegó hasta la torre más alta del castillo…
- ¿Dónde podrá estar? -Se cuestionó, entrando a la obscura habitación. Después de unos momentos en los que sondeó su alrededor la vio, plácidamente dormida en una cama- ¡Es ella! -Asombrado al ver a Atena- Es hermosa… –susurró una vez a la par de la princesa quien parecía dormir pacíficamente. Se aproximaba a concluir con su hazaña y finalmente besarla para romper la maldición…
- Cinco minutos mamá –Pero Atena se movió hacia el otro lado, dándole la espalda al príncipe-
- ¡SE MOVIÓ! –brincó espantado el de Pegaso- ¡SE MOVIÓ!
- ¿¡SE MOVIO!? – Preguntaron confundidos todos-
- ¡Pues claro!... Ella estaba dormida, no muerta ¿recuerdan? -Aclaró el carnero-
- ¡Que cinco minutos ni que nada! –Reprocha el Pegaso- ¡Estuviste dormida cien años, flojonaza!
Seiya agarra la princesa y le da un "tierno" beso. Apretando sus labios contra los de ella. En eso, Atena abre los ojos como de plato mientras el príncipe la besa y…
- ¡Aguántame tantito Mu!
- ¿Qué es lo que pasa ahora, Seiya?
-Quieres decir que después de cien años en los que estuvo dormida, y mágicamente no envejeció, llego yo… ¿¡Y la beso!? ¿Sin conocerla siquiera? ¿Qué clase de hombre crees que soy, eh?
- ¡Así va el cuento, Seiya! -Mu afirma con la cabeza-
- ¿¡ESTÁS LOCO!? ¿Tienes idea del aliento amansa cobras que se produjo en cien años? –se puede ver al resto de los santos haciendo una mueca de repulsión- En lugar de un beso, yo le hubiera dado un enjuague bucal, mínimo un cepillo de dientes, ¿Pero un beso…?
- ¡No, no, no! –corrigió un exasperado Mu- El cuento va de esa forma. El príncipe la besa, ella despierta, se casan… y SON FELICES POR SIEMPRE
- Ósea queee… ¿Ya terminó el cuento? -preguntó Kiki-
- Sí Kiki. De esa forma termina el cuento -Mu voltea a ver a Seiya con una mirada llena de rencor al ver sus esfuerzos destruidos de tal manera (pues si hubiera cerrado la puerta desde un principio nada hubiera pasado)-
-Lo vez – Saga golpea a Seiya en la cabeza- ya le echaste a perder el cuento…
- Lo siento mucho
-No te preocupes Seiya, total… TODAVIA NO TENGO SUEÑO. –Voltea a ver a su maestro, inocentemente- ¿Se sabe el cuento de la caperucita roja…? Maestro… -Kiki se preocupa al ver que repentinamente su maestro tiene de nuevo ese tic en el ojo- ¿Qué tiene maestro?
- ¡CORRAN!
Y de esa manera los valientes caballeros ponen pies en pólvora, aplicando el "sálvese quien pueda"
Y colorín colorado, este peculiar cuento se ha acabado.
