SENTIMIENTOS MORTALES

"¿Por que? ¿Por que me tiene que pasar esto a mi? Le dí mi corazón a un hombre que me abandono.

Tu, como un amigo fiel me ayudaste a superarlo. Me olvide de el... enamorándome de ti.

¡Pobre de mi! Pues tu tampoco me amas. ¿Que tiene una mujer madura que le pueda interesar a un adolescente? o ¿una adolescente a un niño?...¡Nada! ¡Absolutamente nada!

Recuerdo el día en el que el se olvido de mi. Volvi a casa con el corazón corrompido por el dolor. Nada mas entrar por la puerta ahí estabas tu. Dirigiste la mirada que tenias en el libro hacia mi. Enseguida sentiste que algo no iba bien y me dedicaste una sonrisa para que me sintiera mejor. Te devolvi aquella muestra de afecto con una igual mientras me ocupaba de ocultar el enrojecimiento que se acababa de formar en mis mejillas, pero sin éxito.

Tu sonrisa se convirtio en una risa dulce que inundo todo el salón. Rememore el día en que te conocí. Eras un niño tan dulce y mono. Ese niño termino convirtiendose en el joven mas atractivo que jamas vieron mis ojos. En ese momento me di cuenta de que jamas te quise como un hermano. El cariño que siempre te procese no era otra cosa, si no amor. El falso amor de aquel hombre me mantenía tan ciega que no fui capaz de distinguir mis propios sentimientos.

Tu seguías sonriéndome, dispuesto a no cambiar la facción de tu cara hasta no asegurarte de que estaba mejor.

Después, cuando me dispuse a salir del cuarto, resbale. Tu, rápido como un rayo te levantaste y me agarraste por la cintura. Debido a tu acción inconsciente por poco te caes encima de mi pero, fuiste capaz de mantener el equilibrio de los dos. El rubor volvio a mis mejillas, pues nuestros rostros estuvieron muy cerca durante un largo tiempo. En ese momento quise besarte y decirte todo lo que sentía por ti. Me controle, pues sabia perfectamente que tu corazón ya tenia dueña, y esa no era yo.

No viendome capaz de vivir con este dolor causado por el amor tome la decision de matarme.

Que sepas que siempre te ame Conan Edogawa.

At: Ran Mouri"

"Mierda, ¡Mierda!, ¡MIERDA!" Dolorido, caíste al suelo mientras maldecías tu suerte. Mi padre atendió a tus alaridos pero no fue capaz de conocer el porque de tu dolor. Las lágrimas que derramaste corrompieron la carta dejándola ilegible.

Días despues tu tampoco fuiste capaz que vivir con el dolor. Te armaste de una navaja. La pusiste a la altura de tu corazon y sin pensarlo dos veces te la clabaste. Cuando encontraron tu cuerpo sin vida el regero de sangre que manaba de tu pecho formaba una frase "Te amo"

Con ese gesto me di cuenta, demasiado tarde, de que tu siempre me correspondiste.

FIN