Mio.
No se que fue lo que paso por tu mente como para hacerme esto, en primera fuiste tu quien vino a mi, me insististe y al final cuando te di una oportunidad, cuando pase el tiempo a tu lado, me enamore de ti, perdidamente, entonces cuando creí poder ser al fin feliz, me cortaste, sin explicaciones, solo dijiste que ahora amabas a otra persona, y me dolió, por primera vez llore, de forma sincera, y la gota que derramo el vaso fue cuando descubrí por quien me dejaste, ni siquiera te daba pudor besarlo frente a mí.
Y lo odie...
A ese maldito que se auto proclamó mi amigo cuando nos conocimos, la ira se apodero de mi, y así pasaron los días, se acuno en mi pecho y creció, como una bestia hambrienta esperando a poder salir, y fue un día en el que había solo menos de una docena de personas en la orden negra, los movimientos del conde eran mas frecuentes, nosotros nos encontrábamos ahí porque acabábamos de llegar de una misión y aun no nos designaban otra, los vi pasar por desde tres pisos arriba, iban rumbo a su habitación, ya no pude contenerme mas...
Tome firmemente el mango de Mugen, y me dirigí hasta su cuarto...cuando abrí la puerta los vi, sentados en su cama, tu ya no llevabas tu abrigo de exorcista y el tan solo estaba con la ropa de la cintura hacia abajo, comenzaste a reclamarme, decías que no tenia derecho, a mi eso que me importaba, el era el que no tenia derecho a tocarte, porque eres mío...solo mío...
Tus replicas cesaron al reprimir un grito, cuando tus hermosos ojos azules vieron como le enterraba la espada en el pecho el solo abrió sus ojos verdes en sorpresa y dolor, la gire asegurándome de destrozarle el corazón como el hizo con el mío.
Cuando saque mi katana de su pecho cayo inerte, un cadáver, entonces recuperaste el habla y me llamaste maldito...mira quien vino a hablar, paraste tus insultos cuando me acerque a ti con una sonrisa, mío de nuevo...
Intentaste correr pero no te lo permití, te tome de la cintura y te arrastre fuera, intentaste activar tu inocencia y yo te clave a Mugen en ella, gritaste de dolor, gritaste que te soltara, gritaste por ayuda y yo solo te oía en silencio.
Te metí en mi habitación y cerré la puerta, forcejeaste con migo y yo te arroje, vi como caías de espalda y como golpeabas tu cabeza en el escritorio, luego te quedaste quieto, como dormido, no pude evitar quedarme mirándote, y tu hermoso rostro sereno, tu delgado cuerpo, tus blancos cabellos salpicados de carmín, no pude evitar que un éxtasis me inundara, moví el armario hasta trabar la puerta, me dirigí hasta ti y me arrodille a tu lado te tome entre mis manos, aspirando tu olor, aun estabas tibio.
Termine el trabajo que ese bastardo había comenzado, admire tu cuerpo desnudo y te sentí, te tome, de nuevo era como la primera vez que lo hicimos, cuando te dije que te amaba.
Oí gritos fuera, de seguro ya encontraron su cuerpo, y sabrían que fui yo por las cicatrices, pero no fue mi culpa, el me llevo a eso, en el instante en el que se atrevió a tocarte. Y tu tampoco recibiste nada que no merecieras, me dejaste y te fuiste con otro, si yo no podía tenerte entonces nadie lo haría...mío para siempre...
Me vine en tu interior, oí pasos y como tocaban la puerta, no les hice caso, comenzaron a querer derribarla, salgo de ti y te beso...ya nada me importa una vida sin ti no tiene sentido...no para mi.
Y aquí estoy ahora mirando tu cuerpo sereno, te sonrió...tomo de nuevo a Mugen que aun tiene restos de sangre, la limpio su sangre me resulta repugnante, la tomo firme y la entierro en mi carne, se que nos veremos a donde quiera que vayamos...por que eres mío...y lo serás por siempre...
+OWARI+
Escrito en un momento de depresion.
