Hola, este fic es la continuación de De vuelta (por si el título no les dio una idea jajajaja) yesy alvarado (no puedo escribir tu nick, la página lo borra) danaesirianneblack me pidieron que lo continuara (muchas gracias) y MyMindPalace221b me sugirió un extra, a las tres gracias por sus comentarios.
Bueno, el fic será elaborado por viñetas, tres por capítulo, unas serán "serias" otras "divertidas" espero que sean de su agrado, prácticamente todas son autoconclusivas pero guardan relación entre ellas
Merlin no me pertenece y escribo sin fines de lucro, el arte por el arte, o algo así era...
Merlin salía a menudo. El primer mes de su vuelta Arthur la había pasado encerrado en el apartamento, el viaje que hicieron del lago a la ciudad, donde el pelinegro vivía, lo dejó con suficiente del siglo XXI para un buen tiempo, por lo que ahora todo su mundo constaba del apartamento que estaba habitado sólo por Merlin y él, eso, lejos de molestarle, le parecía un gran motivo de felicidad en su vida. Debido a que Merlin era el único acompañante de su (no tan extenso) mundo, Arthur optó por volverse un experto en él.
Sí bien era cierto que el viejo Merlin era la persona que mejor creía conocer en el pasado, el joven con quien ahora compartía piso no era la misma persona, es decir, había necesitado morir para aceptar que tenía magia y era aceptar, porque aunque no quisiera admitirlo una parte de él siempre lo supo, primero decidió negarlo ya que la magia era el enemigo y Merlin era su más querido amigo y después… suspiró (lo estaba haciendo más en ese último mes que en la mayor parte de su vida pasada).
−¿Estás enamorado? –Merlin había entrado al piso con las bolsas del super, palabra que para Arthur no tenía ningún significado, pero Merlin usaba a menudo.
−¡¿Cómo?! –su pregunta lo había tomado por sorpresa y su reacción había logrado un sonrisita en el mago.
−En este tiempo se dice cuando suspiras mucho se debe a que estás enamorado.
−Creo que en nuestra época ya se usaba.
−A pasado tiempo –un gesto de tristeza apareció en el rostro del mago− me es difícil recordar cosas como esas.
Esa reacción de Merlin le había sentado mal al rubio.
−Pero recuerdas a todos…
Merlin trató de sonreír, al no lograrlo se dirigió a la cocina a guardar las cosas, el antiguo rey de Camelot podía jurar que vio lágrimas humedecer los ojos de su amigo. Arthur se dirigió a una ventana que daba a la calle, era obvio que Merlin necesitaba tiempo a solas.
···
Desde que había llegado el rubio no había visto usar, ni una sola vez, magia a Merlin. Arthur pasaba cierta parte de su tiempo viendo televisión, había decidido no pensar en cómo funcionaba (ya que sólo le había dado dolores de cabeza oír la explicación del pelinegro) y dedicarse a disfrutar lo que veía, o lo poco que lograba entender, había encontrado un programa de magia, un sujeto capaz de caminar por el agua
−Pensé que habías dicho que no había magia –le reclamó a Merlin que estaba sentado frente a su ¿laptop? seguía sin estar seguro que hacía realmente eso, su compañero lo usaba para trabajar pero no logró entender cómo trabajaba con eso.
Merlin sólo volteó a verlo enarcando una ceja, lucía realmente ofendido.
−Eso no es magia, son solo ilusiones –le comentó en un tono frío.
−¡Vamos!, está caminando por el agua, es claro que es magia.
Para Arthur era claro que Merlin se encontraba celoso, ese mago ganaba dinero y salía en la tele, su mago estaba sentado frente a la computadora… haciendo sabrá dios qué.
−¿Es en vivo?
−¿Cómo?
−¿Dijeron que el programa era en vivo?
−Creo que sí.
Los ojos de Merlin se volvieron dorados como oro mientras murmuraba algo, Arthur lo había visto antes, hace siglos o un mes, según la perspectiva con que se mirara, en la televisión comenzó a hacer aire y amenazantes nubes de tormenta aparecieron en el cielo y en unos segundo una fuerte tormenta se desató, volviendo locos a la mayoría de la televisión y haciendo que el mago perdiera el equilibrio, cayendo, demostrando que se encontraba sobre una superficie transparente, invisible en el agua.
−Eso es magia –en el rostro de Merlin dibujó su tonta sonrisa orgullosa, volviendo a la computadora visiblemente de buen humor.
La verdadera magia era ver la sonrisa alegre en el rostro de Merlin, una vez más Arthur suspiro, esta vez de alivio.
···
Una vez a la semana Merlin tardaba más de lo común en salir a comprar el desayuno. Si bien era cierto que Arthur había aprendido que la comida podía conservarse más tiempo que en el pasado, a Merlin le gustaba comer pan recién hecho todas las mañanas. El pelinegro no explicaba a donde se dirigía pero todo el día se la pasaba de buen humor. Cuando llegó el día Arthur decidió acompañarlo, quizá la palabra correcta sería perseguirlo, ya que sí le decía que iría con él seguro sólo compraría su pan en el lugar de siempre.
Merlin se despidió, saliendo a la calle, Arthur se puso sus tenis metiendo las agujetas dentro, se había rendido con eso de amarrarlas, ¿cuál era el objetivo sí igual tendría que quitárselos al volver? Reviso que su ropa estuviera en su sitio, ya que no quería ser visto en la calle como un tonto que no era capaz de vestirse por sí mismo (Merlin sólo necesitó ayudarlo una semana).
Arthur no contó con la cantidad de gente en la calle, se sentía desnudo sin cargar su espada con él, el mago la había colocado sobre la chimenea, diciéndole que prefería que pasara por un adorno a terminar ambos en la cárcel, así que la mítica y poderosa Excalibur había quedado como un mueble más de la habitación y el rey de Camelot tendría que enfrentarse a hordas de gente sin un arma.
Para su suerte Merlin era alto, y al parecer en ese tiempo no sólo a él le parecía atractivo (cosa que negaría totalmente si el mago se lo preguntara), por lo que no le fue difícil preguntar a algunas chicas que no tardaron en señalarle el camino que el mago había seguido, después de correr un poco, chocar otro, logró ver a Merlin a la distancia.
Llevaba siguiéndolo media hora cuando se dio por vencido, posiblemente Merlin lo había notado y sólo caminaba sin rumbo para vengarse, al verlo detenerse en la esquina lo alcanzó, dando una palmada en su hombro para llamar su atención. Cuando lo vio notó que no sabía que lo seguía.
−¡Arthur!, ¿saliste? Te he insistido que salieras por semanas, ¿cómo es que…? – de repente el gesto sorprendido del pelinegro cambio por uno de preocupación− vamos a otro lado…
Merlin lo sujetó del brazo, jalándolo para llevárselo de ahí.
−Te he seguido por… −comenzó a reclamar Arthur.
−¡Merlin! –un joven castaño se acercó a ellos.
−Es… −la presión en el brazo del rubio lo hizo callar.
−Te vi cuando me dirigía a la tienda –le ofreció una bolsa de papel, Arthur la identificó como de la panadería− quedaban pocos de tus favoritos.
El joven se sorprendió al notar que el pelinegro sujetaba al rey.
−Lo siento, no sabía que estabas acompañado, es la primera vez que te veo con alguien.
−Él es Arthur –Merlin realmente parecía no saber cómo actuar.
El castaño rió.
−Arthur y Merlin, mi nombre es… −el teléfono sonó antes de que terminara de presentarse.
−Contesta, tenemos que irnos –el mago tomó la bolsa, jalando a Arthur se marchó a prisa de ahí.
−Estoy bastante seguro que incluso en esta época eso es de mala educación –Arthur sobaba su brazo, Merlin lo había sujetado con bastante fuerza.
−No quería que lo vieras.
−¿Por qué no? Era Lancelot, no me conocía, él…
−Se llama Isaac en esta época –Merlin se veía aliviado− no quería que lo vieras porque pensé que me dirías que no se parecía a él.
−Pero es idéntico, él… −Arthur calló, mordió su labio antes de continuar− ¿no los recuerdas?
−Lo hago, pero cada vez menos con el pasar del tiempo, Gaius, Gweine, Gwen, los demás, tengo miedo de que un día los vaya a olvidar para siempre –Merlin abrazó el pan contra su pecho, como si necesitara algo que lo sujetara a ese mundo− Incluso Lancelot, la primera vez que vi a Isaac me preguntaba de dónde lo conocía, incluso una vez que sabía que me recordaba a Lancelot dudé que se pareciera a él.
−Pero era Lancelot… Además, me recordaste a mí ¿no es verdad? He notado que recuerdas todo sobre mí claramente.
Merlin lo pensó un instante.
−Parece ser que tú eres un caso especial, aunque pasaron tantos siglos recuerdo todo lo relacionado contigo a la perfección.
Arthur sonrió, pasó su brazo por los hombros de Merlin caminando rumbo a casa. Nunca imaginó que ser un "caso especial" se sentiría tan bien.
Espero que la historia haya sido de su agrado, espero tener oportunidad de escribir pronto algo más de ellos, besos y abrazos de mi parte
