Disclaimer: Los personajes de Naruto no me pertenecen.

—Bla bla —Diálogo.

Bla bla —Pensamientos.

Dedicado a MiaKa_


DOBLES OPUESTOS

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Prólogo

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~oOoOoOo~


Hinata Hyuuga se reprochó en el instante mismo en que sintió el gentío ingresar y saturar el vagón del metro.

Se sentía ultrajada en aquel escaso espacio en el cual estaba. ¿Cómo es que la gente se podía movilizar en áreas tan reducidas?

Había imaginado que el metro era un lugar en donde abundaban las masas, sin embargo no imaginó que fuera de modo tan excesivo… Tal vez debió considerar realizar su independencia en otro momento.

Suspirando desganada, se hizo a un lado cuando el tumulto de personas comenzó a apretarla. Bueno, todos se apretaban entre sí, por lo que era más incómodo aún.

¿Cómo es que esas personas podían soportar sentirse tan pasados a llevar? Si bien era la primera vez que viajaba en ese tipo de transporte, reconocía que la privacidad en cuanto al metro cuadrado de cada persona poco valía.

Se corrió un poco más hacia el frente, quedando con el pecho casi rozando una de las compuertas del metro, no obstante, se arrepintió de haber adoptado esa posición en el momento justo en que sintió a alguien posarse tras de ella.

Sintió miedo… La cercanía no era que le gustase mucho, pues jamás había tenido ese tipo de contacto, ni siquiera con su familia, por lo que mucho menos lo iba a tener con desconocidos, ¿verdad?

Aquel sentimiento se intensificó cuando de pronto sintió el aliento de la persona que tenía detrás cerca de su oído.

—Hn…

Esta vez el aliento en su oído pareció más un quejido de satisfacción, de hecho lo fue, e incluso tuvo forma el sonido; era un tono masculino. Más asustada aún, comenzó a temblar imperceptiblemente.

No le gustaba estar ahí.

No le gustaba que jadearan en el oído.

No le gustaba que estuvieran tan cerca de ella.

No le gustaba que aquel sujeto comenzara a acariciarle los muslos…

Amplió ambos ojos, perpleja, sin saber qué hacer o decir.

—Si gritas, lo lamentarás…

Un pequeño quejido, causado por el miedo, se escapó de sus labios rosas.

Gran Kami, todo eso estaba mal. Todo estaba muy mal. No podía estar pasando eso… se trataba sólo de volver a casa por sus propios medios, sin guardaespaldas ni chóferes, sólo quería ser y sentirse, por un día aunque sea, independiente, no podía pasarle eso justo a ella…

Temblando, llevó ambas a cada lado de su cuerpo y aferró los dedos a la corta falda del uniforme que llevaba, todo en un inútil acto de impedir que ese sujeto tras de ella dejara de tocarla.

No funcionó, de hecho el hombre ascendió las manos hasta que llegó a su trasero, el contacto era piel con piel.

Un grito sordo simularon sus cuerdas vocales, el sonido quedó estático y nada llegó a los oídos. La atrofia de la musculatura laringea fue impresionante.

Sintiéndose -ahora sí- ultrajada, los ojos le comenzaron a arder hasta que la vista se le volvió nublosa y brillante. Las lágrimas cayeron por sus mejillas y se unieron en su mentón que terminó por desembocarlas hacia su blusa que las absorbió.

Éstas enseguida aumentaron su cauce cuando las manos de ese sujeto se aventuraron a acariciarla por sobre su ropa interior con movimientos rápidos e indecorosos.

—Ayuda… —balbuceó, casi sin sonido. A decir verdad ni ella se había escuchado. —Ayuda —lo intentó una vez más, en vano.

Asqueada por lo que le estaban haciendo, cerró con fuerza los ojos y sollozó, esta vez lo suficientemente audible como para alguien la escuchara.

—Cállate —la reprendió el hombre en voz baja, tomándola de las caderas y comenzando a friccionarse en contra de ella casi con agresividad.

—Y-Yo… —quiso decirle que se detuviera, mas el terror fue superior a lo que su voluntad le pedía a gritos.

—Te gusta, ¿no?

El tipejo le lamió el lóbulo de la oreja sin dejar de frotarse en contra de ella, gimiendo pesado una y otra vez.

¡NOOO!

Se quería morir, Hinata se quería morir en ese preciso momento, pues ya había sentido toda la hombría de él –aún cubierta- en contacto con sus bragas, refregándose con ímpetu. No podía soportarlo más, sin embargo el pavor la tenía a sus pies, nada podía hacer al respecto. Sólo implorar a que el metro se detuviera pronto, donde fuese, para poder arrancar lejos.

—Detente… —pidió llorando a mares, tratando inútilmente de juntar los muslos, mas él la obligó a ampliar las piernas. —D-Detente… —lo intentó una vez más, pero con peores resultados, él aventuró una mano hacia el interior de sus bragas.

Con el miedo carcomiéndole el alma, se mordió el labio inferior para poder contener, de algún modo, la frustración que sentía de no poder hacer nada.

—Shh… silencio…

Y en un segundo él comenzó a palparle su feminidad por bajo las pantaletas.

Abrió los ojos con terror.

Tenía que hacer algo, no podía permitir que…

—¡Suéltala, maldito degenerado!

Y sin saber por qué, se azotó en contra de la compuerta. Lo único que fue capaz de hacer, fue voltear el rostro y mirar cómo es que un muchacho de dorados cabellos golpeaba a quien la había estado toqueteando.

Se sintió aliviada, por lo que volvió a respirar con tranquilidad, mas eso no quitaba el hecho de que aún estaba con la frecuencia cardiaca elevada y con ganas de desmayarse.

—¡Eres un puto pervertido, ttebayo!

—¡Naruto!

Todo pasó tan rápido, que las vueltas en su cabeza se intensificaron una enormidad, al final todo se volvió oscuro. No supo de nada más…

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Cuando la Hyuuga abrió los ojos, lo hizo con lentitud, porque sentía un bombeo exagerado en las sienes que le retorcía los reflejos.

Tuvo ganas de maldecir, pero no lo hizo. La educación íntegra que había recibido no le permitía pasar a llevar sus costumbres.

Respiró profundo.

Lo primero que vio cuando por fin la visión se aclaró lo suficiente, fue a una chica de cabellos platinados e iris azul cielo que la observaba casi con nerviosismo.

—Hey, ¿te encuentras bien? —le preguntó, ladeando la cabeza.

—S-Sí… —atinó a decir cuando se percató de que estaba tendida en una banca de los andenes de una estación de tren. ¿Cuál? No tenía ni la menor idea…

Desorientada como nunca antes en su vida, hizo un esfuerzo para sentarse.

La chica rubia a su lado la ayudó y se sentó en el lugar contiguo a ella.

—Estás temblando —le dijo, mirándola con preocupación. —¿Segura que estás bien?

Abrió la boca para contestarle, mas justo en ese momento, el chico de cabellos dorados que había visto en el metro se acuclilló a su lado.

—¿Estás bien?

Apenas sus pupilas se conectaron con las de él, sintió su corazón detenerse por unos segundos y luego latir rápidamente.

Ese chico era… era lo más hermoso que había visto jamás.

—Luces pálida.

—Y-Yo… —Sintió su rostro arder, no por lo que le había dicho él, sino que por estar pensando en lo atractivo que él era. —M-Me siento mejor, g-gracias… —balbuceó, agachando la mirada para evitar sentirse observada.

—Qué bueno —le sonrió radiante, luego desvió la mirada hacia la chica de hebras platinadas —Ino, llegarás tarde a

—No te preocupes, en caso de que ella quiera hacer la denuncia con la policía, somos testigos — interrumpió a Naruto, incorporándose en el acto.

La palabra denuncia y policía retumbaron en los oídos de Hinata. Enseguida alzó el rostro y miró a ambos rubios.

Ella no podía hacer una denuncia, pues eso significaba, inevitablemente, que su padre estricto se enteraría de lo sucedido… y el sólo pensar en ello le revolvía el estómago. Su padre probablemente la regañaría y le impondría no volver a salir nunca más de la mansión.

—N-No puedo… —se atrevió a decir después de una pausa silenciosa —M-Mi padre no p-puede saber que y-yo estaba a-acá…

No supo qué semblante fue el que plasmó en su rostro, pero al ver los gestos de ambos rubios, pudo identificar que hubo comprensión de parte de ellos. Tal vez aún tenía plasmada en cada una de sus líneas de expresión el miedo y la angustia.

—Pero… — Ino le dedicó una mirada cómplice a Naruto que pareció meditar unos segundos en silencio. —Hay que hacer la denuncia, la policía está ahí esperando —indicó hacia un lado, en donde estaba el acosador siendo inmovilizado por un policía. —Es un pervertido, debe pagar por lo que hizo…

—Ino tiene razón, ttebayo. Ese sujeto no puede salirse con la suya…

Ok, sabía que ellos tenían razón, pero asimismo, tampoco podía permitir que su padre se enterara de lo que había pasado…

Miró a la chica que se hacía llamar a Ino de modo suplicante. Ésta le devolvió la mirada a Naruto.

—Mi p-padre… —comenzó lento —si él se entera de que yo estaba acá… él…

Y no pudo terminar porque de pronto una voz potente proveniente de detrás de ella la congeló en el acto.

—¡Hinata-sama!

Era demasiado tarde…


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TO BE CONTINUED…

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N/A: ¿Qué tal? Bueno, es mi primer Naru/Hina, así que rogaré para que las fans no me maten. Es un regalo para MiaKa_ que espero le guste mucho y que disfrute mucho más los próximo capítulos que se publicarán pronto, una vez por semana o tal vez dos, dependiendo del público.

Para quienes siguen mis fics, siento estar publicando uno cuando debería estar actualizando los demás, pero… los otros ya estarán pronto actualizados. Lamentablemente por duelos no he podido avanzar mucho en mi trabajo. En realidad lo siento mucho.

Ya, dejando de lado ese melodrama, espero que les guste. Estaré esperando sus críticas y cualquier tipo de queja, reclamos, amenaza o lo que sea que me haga mejorar. Muchas gracias por leer.

Pd: ¡Feliz Navidad a todos! ;D