¡Hola de nuevo mis amados lectores!

He aquí de nuevo su escritora favorita con un pequeño presente navideño. Siendo 24 de Diciembre, les dejaré este pequeño drabble Polarshipping para su deleite personal. Pero no será mi único regalo… ¡En solo HORAS tendrán más novedades!

Así que sin más que decir… ¡A leer!


Ya casi llevaba tres horas consecutivas, pensando y dándole cientos de vueltas a la misma interrogante. Una que ya llevaba varios días en cuestionamiento.

Maldijo por lo bajo su escaso conocimiento con respecto a sus propios amigos.

No.

Esa idea era errónea. Conocía bastante bien a sus amistades. Sabía perfectamente que entregarles como presente de Navidad. Sabía que darle a Anzu y Shizuka. El mero hecho de que las tres fuesen mujeres le facilitaba el que pudieran entenderse mejor y comunicarse sin mayores problemas, aun cuando ella misma no era muy expresiva a veces.

Sabía que obsequiarle a Yugi. Aun cuando a primera vista parecía que solo sus interacciones y charlas amenas eran solo referentes a los duelos, fue gracias a eso que logró descubrir algunos pequeños detalles con respecto a los gustos del tricolor. Y por parte de él, había resultado lo mismo.

¡Ra! Hasta sabía que regalarle a Honda y Otogi, aun cuando no interactuaba mucho con ellos.

¿Por qué?

¿Por qué le resultaba tan complicado y asfixiante pensar en que podría entregarle como regalo a Katsuya Jonouchi?

Era como si conociera de pies a cabeza a todos… menos a él.

Pero… ¿Por qué? Si después de Yugi y Anzu, Jonouchi era el más cercano a ella. Habían tenido varios enfrentamientos en el campo de los duelos. En más de una ocasión habían tenido charlas tranquilas y sensatas, así como peleas y reconciliaciones.

Era uno de sus amigos más queridos, pese a lo idiota y pervertido que este podía llegar a ser…

¡Esto ya era el colmo!

Y por más que intentara no pensar en ello o evitar complicarse al respecto, era imposible. Por alguna razón, quería que el obsequio para el rubio fuese perfecto. Ideal y acorde a su persona.

Pero… ¿Por qué? ¿Para qué tanta perfección para con un regalo dirigido a un camarada?

Una mueca de disgusto causada involuntariamente por aquel último pensamiento se calcó en su rostro. Ahora, esa palabra le había provocado incomodidad, y hasta cierto dolor.

¿A qué le temía? ¿Miedo a equivocarse? ¿Miedo a que él malinterpretara su gesto? ¿A perderlo?

Sus tres posibilidades eran correctas y la última era aquella que resumía lo anterior, respondía a su insistencia de encontrar un obsequio perfecto y empeoraba el vacío que comenzaba a sentir en su estómago.

Y una nueva pregunta surgió… ¿Acaso no le bastaba con tener aquella amistad con Jonouchi?

La respuesta era un rotundo NO.

Pero no tenía el coraje para ir frente a él y confesarle de golpe lo que ahora estaba descubriendo en su corazón. Con lo necio que era este crío, lo más probable es que no entendiera muy bien la situación y ella por su parte, no era de asuntos cursis.

¿Qué más complicado podía resultar todo aquello para Kujaku Mai?

Ah claro. La interrogante principal que había dado inicio a todo esto.

¿Él qué querrá?


Y esto es solo una pequeña fracción de mi regalo de Navidad para ustedes.

Solo esperen y verán…