Resumen: Kirara vive para servir a los que la necesitan. Primero a Midoriko, luego a Sango, y justo ahora está dispuesta a recuperar a su amo Kohaku. [Historia por y para Kirara, en un intento de narrar su punto de vista].

Copyright: Inuyasha es una idea original de Takahashi Rumiko y sus derechos de reproducción pertenecen a diversas empresas de las cuales yo no soy accionista, por tanto, seguiré pasando hambre y viviendo del arte. Sin embargo, ésta historia es de mi autoría del mismo modo que sus retorcidas ideas. ¡Viva yo (por terminarla)!

Título: Vivir así.

Parejas: Ninguna.

Rating: Todo público.

Categoría: InuYasha.

Capítulos: Único (Drabble).

¿Completo?: Sí.

Advertencias: Ninguna.

Recomendación: A cualquiera que le agrade, admire, repudie, guste o desagrade mi historia, puede dejar un Review. No abona cargos extras a la factura del internet, y evita malos entendidos.

Aclaración: —Diálogos —narración—. Pensamientos. Hecho para el concurso Escritos InuYasha 2009.

Vivir Así

Jack Killer

—¡Kirara! —oyó que le llamaba una dulce voz.

Se desperezó, notando como los dedos del híbrido-perro dejaban de acariciarle. Al levantar la vista, un pacífico y hermoso rostro le recibió; unos ojos castaños le dieron la bienvenida. Gruñó feliz, y corrió hasta ellos. Su ama la tomó en brazos y le acarició lomo, riendo quedamente. El gesto hizo que agitara sus dos colas y agachara las orejas en complacencia.

Algo estaba mal. Abrió sus ojos y olfateó el aire. Su ama tenía el cabello negro como la noche, no castaño. El olor también era diferente; no olía a tierra, agua bendita y rosas. Olía a… Hierbas medicinales y jazmines, con leve toque de veneno. No olía a su ama Midoriko, olía a su ama Sango.

Entrecerró los ojos con calma y se dejó mimar. Lo necesitaba. Cada que pensaba en el trágico final de su ama Midoriko entristecía, ya que no pudo hacer nada para protegerla.

—¿Ocurre algo, Kirara? —le preguntó su ama Sango. Para calmarla, le lamió la mejilla—. No hagas eso Kirara, me das cosquillas —le regañaron alegremente.

Su ama Sango parecía estar recuperándose de la última batalla, incluso se le notaba más animada. Al poco tiempo le dejaron en el suelo junto a un plato de sardinas ninja, como le gustaba decir al demonio zorro.

Hacía ya mucho que Midoriko había muerto; no obstante, dolía como si hubiese sido ayer. Para su fortuna, la familia de exterminadores le encontró y le acogió. Y Kirara volvió a ser de alguien.

Sin embargo, aún no podía perdonarse que su amo Kohaku se haya escapado de nuevo, como anteriores veces, dejando a su hermana Sango estaba muy triste. Lo único que Kirara podía hacer para reconfortarla era estar a su lado como ha hecho desde que el primer humano le dio un resquicio en su corazón. Cómo seguiría viviendo. Sus actuales amos morirían algún día, y ella seguiría vagando hasta ser encontrada por alguien que la necesitase. No obstante, no dejaría que murieran si podía impedirlo.

Dado esto, apenas sintió la esencia combinada con el olor a cadáver que despedía el pequeño exterminador, gruñó alertando a su ama Sango, haciéndole saber que aún había esperanzas para su destruida familia. Seguidamente se transformó, y con su ama al lomo, avanzó hacia el cielo, no dispuesta a dejarlo escapar. Indispuesta a perder su motivo para vivir.

Notas Finales: No sé por qué se me ocurrió este adefesio, pero mi objetivo era narrar a un personaje que nunca había leído, sobretodo uno que siempre pasa desapercibido. Tal vez fue culpa de la nostalgia. Anyways. Esta es la versión re-editada de la historia. Gracias a cualquiera que haya terminado de leer y no quiera asesinarme =).