Contenido: M
Ubicación en tiempo: En algún punto del libro 7, justo después del incidente en Malfoy Manor, con eventos modificados. Así que como tal, puede que algunos personajes estén vivos, otros no, y los que estén vivos no esté garantizada su vida, así que, sobre aviso no hay engaño :B
Harry Potter no me pertenece, sino a J. K. Rowling, así como todos sus derechos. Esta obra es solo para entretenimiento.
1
Deserción
Si Draco Malfoy sabía algo, es que esa noche no iba a poder olvidarla en mucho tiempo. No era que fuera la primera vez que salía con aquella máscara de plata en su rostro, la 'marca' en su blanca piel le escociera porque hacía pocas horas el Innombrable decidió por él que ya era hora que siguiera los pasos de su padre, el entusiasmo de sus compañeros ante la súplica de los muggles, el asco que sentía al ver a Marcus Flint llevarse a arrastras a una jovencita que bien podría tener dos años menos que ellos, gritando y pateando hacia un callejón sucio y oscuro; y mucho que ver con que sabía que lo harían hacer cosas que no estaba seguro de querer hacer, solo porque esta era la primera vez que entraba al mundo como un mortífago.
Era un pensamiento egoísta, si lo comparaba con lo que estaba sucediendo alrededor, si pensaba en esos muggles muriendo o esa chica a la que probablemente le estaban arrebatando su virginidad en un sucio callejón, en toda esa maldad. Pero Draco Malfoy siempre fue un ser egoísta.
Escuchó un aullido muy lejano, y pensó en Greyback con un frío recorriéndole la nuca, que poco tenía que ver el aire otoñal de la noche. Pensó en sus víctimas, que verían la muerte venir sin apenas pensar en lo que dejaban atrás, si es que el hombre lobo decidía acabar con su miseria rápido. Comparado con lo que hacía a los niños y a las mujeres, una muerte rápida era la única piedad que tendrían de él. ¿A cuántos más estaría transmitiéndoles su condición, la maldición? ¿A cuántos hijos más estaría arrebatando para sumar a sus filas?
Por solo un instante, mientras veía a los aurores llegar, se sintió fuera de lugar. Algo extraño que le recorría el rostro y ese pequeño espacio en su tórax donde debía estar su corazón, si es que tenía uno. Algo que incomodaba, no era miedo, pero se parecía. No podía descifrarlo, no tuvo tiempo de hacerlo, mientras veía a Bellatrix Lastrange enviar una maldición asesina a un auror que se batía con ella, y en un momento le tomaba el brazo y sintió el vértigo de la desaparición.
Más gritos, un ambiente turbio, pesado y lleno de dolor. Estaban frente a un grupo de muggles arrodillados ante ellos. Era obvio que esperar aparecer lejos de la refriega era un deseo ingenuo, lo supo mientras veía la cruel sonrisa de la mano derecha de Lord Voldemort, mientras se posicionaba detrás de él para alzar su brazo que había olvidado como funcionar y se aferraba a su varita. Apuntándole a esas personas, y se sorprendió pensando que por un momento ya no eran muggles, sucios, inferiores, por un momento de debilidad la palabra "personas" se coló en su cerebro. Pero solo por un momento.
Porque no pudo hacer nada, mientras pensaba si Bellatrix había usado un Imperius en él o si las palabras que habían salido atropelladas de sus labios eran por voluntad propia. Solo vio como el destello verde salió de la punta de su varita, directo a ese grupo de muggles, y vio a una mujer abrazar un bulto en sus brazos, supo en la forma en que acunó a su bebé como sabiendo que pasaría en el momento en que ese halo de luz los tocara, supo en la silenciosa súplica de sus ojos, que lo que estaba sintiendo en el momento que aparecieron los aurores era vergüenza.
Supo entonces, cuando vio la vida extinguirse de los ojos de la mujer y ver los cuerpos caer como marionetas a las que les cortan sus hilos, que ya no había vuelta atrás.
XXXX
¿Se habría sentido así cuando a los ocho años se cayó de aquél Olmo, y se partió la tibia? ¿Se parecería a aquella vez en donde por accidente tropezó con un panal de abejas y tuvo al menos cuatro piquetes y llorando le pidió a su madre consuelo?
Parece que no. Recordaría la forma en que como justo ahora, sentía que cada hueso de su cuerpo estaba astillándose, en como si estuvieran incendiando cada órgano que la conformaba, que cada conexión nerviosa estallaba como un transformador ante una tormenta.
Hermione Granger pensaba que jamás tendría ideas suicidas, pero mientras escuchaba una histérica risa ser amortiguada por unos gritos que se les antojaban desconocidos y que para su asombro provenían de su propia garganta, pensaba en que esa era la única salida, la única solución ante este tormento que no parecía tener fin.
¿Cuánto había pasado desde que se llevaran a Ron y a Harry al sótano? ¿Horas? ¿Minutos? En medio de ese sufrimiento insoportable el tiempo parecía no tener cabida.
-¿De dónde sacaron la espada, mugrosa? ¡Confiesa! – parecía que la ira aumentaba la intensidad de la maldición, o ¿era su imaginación?
-¡La encontramos! ¡Es una réplica! Es fal…- se interrumpió en medio de sus gritos.
Que alguien la detuviera.
Ya no escuchaba sus preguntas, su risa, su odio. Solo sentía que el cerebro se iba a colar por sus orejas, que sus ojos estaban derritiéndose en sus cuencas. Pensó en esa pobre araña en cuarto año, y en lo agradecida que estuvo de no poder oír sus gritos, porque en ese momento sería lo único que podría pensar. Si es que podía pensar, mientras la maldición cruciatus la envolvía. Había perdido la cuenta cuantas veces salió esa palabra de la boca de esa horrenda mujer.
Entonces se detuvo, y por un instante la castaña pensó que estaba muriendo. Y no supo si estaba feliz por eso. Por un solo momento pudo ver a una figura que estaba detrás de la mujer, mientras se estremecía entre el sollozo y el frío, sintiendo aún los estragos de la maldición colándose en su cuerpo.
Por lo nublado de su vista, no sabía si de sudor o lágrimas, no podía apreciar quién era. Solo una cabeza rubia, con la complexión de un hombre. Ah, sí, Malfoy. Él que la llamaba sangre sucia desde que tenía memoria, debía estar regodeándose en su tortura. Saciando su sadismo, de verla reducida a una muñeca de trapo en el suelo de su biblioteca.
Estaba abstraída mirándolo, que no notó el peso de la mujer encima de ella.
-¡Habla ahora, inmunda! O mejor aún…vamos a ver qué tan sucia está tu sangre. - sacó un puñal de su saco, y blandió el plateado filo hacia su antebrazo, hundiéndose en su suave carne.
No podría decir Draco Malfoy, que fue lo que lo hizo hacer lo que hizo. Ni dentro de unas horas, ni dentro de 20 años. Pudiera ser que estaba cansado, de estar sometido a un estrés constante, pudo ser que no esperaba enfrentar algo que sabía que tarde o temprano pasaría, como ver los rostros de esos antiguos compañeros de colegio y enemigos del Lord en su propia casa, tal vez era verla a ella, retorcerse en medio de gritos y llantos. Mintiendo como él sabía que lo estaba haciendo. Era ver la súplica en sus ojos mientras su tía mutilaba su brazo que le recordaba tanto a esa muggle tiempo atrás.
Estaba al punto de la inconciencia, ni siquiera percibía lo que esa mujer cruel estaba grabando en su piel, cuando vio detrás de ella, que la figura que era testigo de su tortura decidió participar en ella. O eso pensaba, hasta que notó un halo de luz dirigirse a ellas.
¿Tanto la odiaba que no le importaba que estaba ahí su tía, las mataría a las dos? No le importaba, ya no le quedaba energía para nada más. Así que no notó como Bellatrix salía disparada lejos de ella, la Gryffindor cerró los ojos justo cuando el rubio se acercaba a ella y se inclinaba a revisar su pulso.
En ese instante escuchó pasos apresurados por el pasillo, detrás de las puertas de roble. Sin pensar que estaba haciendo, apuntó la varita hacia ellas.
Weasley y San Potter llegaron enarbolando sus varitas con una actitud que dejaba claro que no iban a preguntar y luego golpear, detrás venía un herido Ollivander sosteniéndose de una delgada Lovegood, y para su sorpresa, Theodore Nott detrás de ellos. El rubio alejó rápidamente sus dedos del cuello de la chica.
Tal vez fue la presencia de Nott lo que hizo que Malfoy bajara la varita, o la diferencia numérica, y a Harry no podía importarle menos que eso, solo le importaba saber que la piel de Hermione estaba de un color pálido y Bellatrix Lastrange estaba apenas recuperándose de la conciencia a unos metros de ellos.
No notó al elfo hasta que habló.
-Rápido, sus manos, Harry Potter.- el pequeño ser tomó las manos del moreno y de Luna, pero Nott se adelantó.
-Espera.- por alguna razón que Malfoy no entendía, parecía dirigirle una mirada incómoda a Lovegood, antes de mirarlo.- ¿Vienes, Draco? .- el aludido lo miró con incredulidad, preguntándose una vez más que hacía Theo en su casa cuando se suponía que estaba muy lejos, de ahí y de una guerra que él sabía le tenía sin cuidado. – Si quieres el lugar de Granger en la lista de tu desquiciada tía, adelante, es tu funeral. Pero es tu oportunidad para largarnos de aquí.
- ¡Él no va a ir a ningún lado con nosotros! – increpó Weasley, mientras trataba de levantar a Granger del suelo y le dirigía al rubio una mirada de odio muy justificable. – No movió un dedo para ayudar a Hermione, yo no voy a mover ni un pelo para su escape.
Un ruido en el fondo, los hizo saber que no había tiempo para eso, Bellatrix estaba tomando su varita del suelo. Probablemente eso fue suficiente para evitar que Draco mandara a la mierda a Weasley y su estúpida ayuda.
-No voy a repetirlo. – Nott tomó la mano de Ollivander y extendió una mano hacia él.
-Si Theo confía en él, yo también. – la voz de Lovegood sonó como si lo que dijera Nott fuera la verdad absoluta, ¿y con qué confianza le decía Theo? ¿Qué coño estaba pasando?
Dobby miró a Potter, luego a Lovegood. Y como si la fe ciega que ella siempre hacía gala fuera suficiente para él, asintió y Nott sin decir nada lo tomó bruscamente de la muñeca, justo en el momento que Bellatrix arrojaba algo plateado hacia ellos.
Todo empezó a girar a su alrededor.
XXXX
Tonks acunaba al pequeño Teddy en su regazo mientras veía danzar las llamas de la chimenea, y los colores del cabello de su bebé danzar con ellas, cambiando sucesivamente de morado a verde mientras dormía, ajeno a todo lo que había afuera.
La señora Weasley con un dedo hacía moverse sola una cuchara sobre su té, abstraída en la dulce imagen de la maternidad de Tonks. Pensando en que desearía que ese bebé y los nietos que esperaba tener no conocieran jamás el temor y la desesperanza. Como si supiera el rumbo de los pensamientos que estaba sintiendo la señora Weasley, Tonks la miró y le dirigió una triste sonrisa.
Ambas esperaban noticias de sus maridos. Afuera, peleando junto con los demás de la Orden en un ataque al Callejón Diagon del que tuvieron noticias apenas en la mañana; aunque de ambas era Nymphadora la que más resistencia puso para quedarse ante la súplica de su marido y chantaje emocional, como ella lo llamó, al decirle que lo hiciera por Teddy, por más que insistiera que era su trabajo como auror fue Molly la que le recordó con tranquilidad que ahora tenía una criatura en quién pensar, por más que ella misma supiera mejor que nadie lo que sentía.
Ella también era parte de la Orden, pero estaba muy acostumbrada a ser dejada atrás, para mantener protegido el lugar, o los que quedaran en él. Para mantener la esperanza en aquéllos que se quedaban en Grimmauld Place. Los cuales eran muy pocos, solo ellas, el bebé y unos chicos que sacaron de en medio de una pelea hacía una semana entre mortífagos y un grupo reducido lo que ellos se hacían llamar "El ejército de Dumbledore".
Que ingenuos y que valientes. Estaban defendiendo un hogar muggle, padres de los chicos Creevey, pero nada de lo que hubiesen podido aprender en Hogwarts los prepararon para los hechizos y maldiciones que los mortífagos lanzaron, parecían ser sacados de una mente perturbada. Entre los combatientes habían Slytherins que no habían ido a pelear, solo a detener, como una de las hijas de Greengrass, la cual sobrevivió y estaba en el número 12 de Grimmauld Place, junto a Neville, Hanna Abott, Ginny Weasley y el pequeño Colin Creevey; desafortunadamente en esa misma pelea eran más que ese reducido grupo, Lavender Brown, y Dennis Creevey habían perecido en ella y otros chicos a los cuales no conocían.
Teddy empezó a quejarse en los brazos de la joven auror, cuando sucedió.
Primero un extraño viento en medio de la sala, y en un segundo después estaban derrumbándose frente a ellos y rompiendo la mesita de madera que estaba frente a la chimenea en el proceso, Ollivander, Luna Lovegood, Harry, Ron, Hermione, Dobby y dos chicos que a la señora Weasley los conocía de algo, pero no sabía de dónde. Hasta que vio que Ron y Harry se inclinaban sobre el cuerpo de la joven Gryffindor dejó de prestar atención a nada más y corrió en su ayuda mientras gritaba a Ginny Weasley que en ese momento bajaba las escaleras de dos en dos. Ni siquiera notó cuando Nott y Draco se hacían a un lado, tratando de guardar absoluto silencio y no parecer culpables de lo que estaba a sus pies, entonces Luna habló con un tono inusualmente angustiado en su voz.
-Harry. Dobby está…
El moreno dejó de mirar como Hermione era alzada por Ron mientras la señora Weasley y el señor Ollivander los seguían, cuando se giró a ver al pequeño elfo mirándolo con sus orbes brillantes, queriendo sonreír y a la vez dolerse mientras se llevaba las manos al trapo viejo que lo cubría y que en ese momento manaba un líquido rojizo que Harry deseaba no fuera sangre. Pero estaba engañándose.
-Dobby- empezó el chico de la cicatriz con una voz que temblaba mientras se acercaba.
-Harry Potter está a salvo. Harry Potter y sus amigos están en casa. Dobby no se arrepiente de nada, señor Potter. – pudo notar en su caída al suelo, que impidió arrodillándose a su lado, que la vida se iba de su pequeño ser. – Harry Potter es la esperanza para nuestro mundo así que perdóneme por no cumplir mi promesa de no volverle a salvar, señor.
Las palabras se le atoraban en la garganta, pugnando salir. Decirle que no era su señor, que era su amigo. Que lamentaba que, con su salvación, él ya no estuviera entre ellos. Que no le alcanzaba la vida para agradecerle a esa pequeña criatura lo que había hecho por ellos.
Malfoy miraba como Potter se aferraba al elfo, pensando en la extraña escena. Un mago debiéndole la vida a una criatura inferior, a un esclavo. ¿Dónde se había visto?
A su lado Nott tenía un rostro inescrutable, frío. Como lo recordaba desde su tiempo en Hogwarts en primer año. Un chico callado, que a veces se paseaba por la Sala Común con Zabini, y fue este quien los presentó y desde ahí fueron íntimos amigos, hasta esa vez que las lealtades se probaron en la primera incursión de mortífagos en Hogwarts. Y quedaba claro que a Nott le traía sin cuidado lo que Lord Voldemort quisiera, aunque su padre era un consumado mortífago, y el Innombrable lo persiguió por desertor, el rubio le perdió la pista. Pero sabía que eso no implicaba que Nott dejara de creer en la pureza de sangre, simplemente le parecían extremas las metas del Señor Tenebroso.
Estaba ensimismado en sus pensamientos que al principio no notó, lo cerca que estaba Lovegood de Nott y como discretamente ella se aferraba del sweater verde deslavado del castaño mientras un silencio sepulcral invadía la sala. Definitivamente muchas cosas habían pasado desde esa última vez. Theo debía explicar muchas cosas.
Una joven alta y de cabello corto dejó una criatura en los brazos de una confusa Hanna Abbott que hacía poco bajaba las escaleras con un grupo de chicos que el rubio no se molestó en reconocer, la joven se acercó a ellos apuntándoles con la varita.
-Malfoy, ¿verdad? – no esperó respuesta mientras examinó a Nott- A ti no te conozco. –el castaño levantó una ceja con insolencia.
- No nos harán daño – dijo la dulce voz de Luna, que, pese a su perpetua serenidad, aún miraba con dolor a Dobby en brazos de Harry, quién cerraba los ojos del pequeño elfo y lo levantaba en brazos para llevarlo al cuarto contiguo mientras era seguido por Ginny – A Nott también lo tenían atrapado en el sótano de los Malfoy con nosotros. – el rubio dirigió sus ojos grises a su amigo, quién no decía nada solo miraba a Tonks con absoluta resolución. – y Malfoy desertó.
Draco la miró cuestionándose mucho su respuesta, realmente no sabía si desertar lo ponía automáticamente en el bando de "la luz" como él se burlaba, solo esperaba que la chiflada de la lunática Lovegood no hablara más de lo que él quería que se supiese o se supusiera de él.
Entonces Tonks, para sorpresa de Malfoy, sonrió de lado y bajó la varita. El rubio pensó que de verdad era muy ingenua para ser auror, como él bien sabía pues la había visto en varias ocasiones, en peleas entre mortífagos y aurores y en el Callejón Diagon, cuando paseando con su madre esta mencionó lo bajo que había caído el apellido Black y lo avergonzada que estaba de que su sobrina se casara con una bestia. En ese entonces un golpe a su pecho lo sacó del rumbo de sus pensamientos.
¡Narcissa! Su madre, ¿qué sería de ella ahora que se fue? ¿Qué pensaría de él? Apretó los puños deseando con toda su fuerza que, si algo quedaba de amor entre Lucius Malfoy y su madre, la ayudase contra la ira de Bellatrix o peor aún, del Señor Tenebroso.
La mujer delante de él no notó el cambio de su mirada, como si pensara que era timidez o vergüenza de ser mortífago, y no el temor que tenía de dejar a su adorada madre en una casa llena de seres crueles. Incluido su padre.
-Así que...-sonrió de lado, aunque bonita era una sonrisa triste. –tú eres Draco Malfoy. Soy Tonks, tu prima. Al menos mi madre y yo no somos la única deshonra de la casa Black.
¿Cómo se atrevía hablarle así? Sin dirigirle una palabra fue a sentarse en un taburete en una esquina, apoyando sus codos en las rodillas y llevándose las manos a la sien, volvió a pensar en su madre, en lo que había hecho en su casa y pensando en lo solo que estaba ahora, aun rodeado de toda esa gente que pasado un momento se hablaban entre sí, se abrazaban, probablemente reencontrándose. Estaba tan absorto en lo que pensaba y sentía que no notó una figura acercándose a él.
-De todos los mortífagos, es a ti a quién no esperé ver aquí. – levantó la mirada para encontrarse con Dapnhe Greengrass, tan preciosa, tan fría.
-Lo último que supe de los Greengrass es que estaban huyendo a Austria, ¿Qué haces en esta pocilga, Daphne?- usó el mejor tono ácido mientras le sonreía como si estuvieran en un bar y no en medio de la sala de la jodida Orden. Ella resopló y se sentó delante de él en un sillón mientras le dirigía una mirada a Nott, quién susurraba algo a la rubia amiga de Potter, y esta iba a dirección donde había desaparecido el moreno y el elfo. –Y no me digas que te salió lo altruista como cualquier vulgar Huffelpuff.
-Zabini está muerto. – dijo ella simplemente, con los ojos fríos fijos en Draco, mientras Nott iba acercándose a ellos. Esto hizo que tanto el castaño como el rubio se miraran, pensando en aquél amigo que los había unido, lo que sabía Malfoy de él es que estaba con un grupo de mortífagos liderado por Greyback.
-¿Cómo pasó? - fue todo cuanto pudo decir Nott mientras veía a sus pies la alfombra vieja.
-Greyback nos encontró a mí y a mi hermana Astoria cerca del callejón Knockturn. Venía con ese animal de Flint,- no se percataron al notar un estremecimiento de Malfoy, y sus ojos estaban perdidos en recuerdos lejanos. - él hablaba estupideces sobre Astoria, mientras Greyback me preguntaba sobre mis desertores padres, entonces para hacerme hablar agarró a mi hermana...-aunque su voz no se quebró en ningún momento del relato sus ojos resplandecían en una ira silenciosa. - Zabini intervino y nos sacó de ahí, sabes muy bien lo que Astoria significaba para él. La mandó lejos, con mis padres, pero entonces supo del plan de los mortífagos respecto a los Creevey, alguien le dijo que estarías ahí, - se giró a ver a Nott. - le dijeron que estúpidamente te habías unido a esa bola de imbéciles, - claro que se refería a Neville y a los demás. - supongo que era una trampa, para matarle, por traición porque sabía que tú también eras buscado. Puede que ellos, -dijo refiriéndose a la Orden - digan que estábamos ahí por causas más nobles y altruistas, pero él estaba esa noche ahí para advertirte y sacarte de ahí. Y Blaise Zabini murió frente a nosotros, junto esos muggles. Lo hicieron pedazos. - esta vez un asomo de lágrimas se asomaban en sus preciosos ojos azules. - dijeron que todos los traidores merecían un fin como ese, morir como esos inmundos muggles.
Entonces silencio, mientras los dos chicos se sumían en sus pensamientos, en el triste final de Blaise, el rubio por un momento lo recordó, ególatra, mordaz. Siempre sabiendo como meterse con los demás, inclusive con los sangre sucia que despreciaba. Pero jamás dejó de ser un buen amigo, inclusive cuando tomó la marca, estuvo ahí y cuando a su padre lo enviaron a Azkaban, no hizo preguntas como todos a su alrededor. Solo Theodore y Blaise se habían mantenido cerca de él, leales. Y ahora solo le quedaba un solo amigo en quién confiar.
XXXX
Lo primero que sintió fue una calidez que envolvía su mano, todo lo demás que formaba su cuerpo estaba helado, sin importar que tuviera dos pesadas mantas encima. Escuchaba una voz como si cantara una nana mientras una luz, probablemente una varita la recorría tratando de ayudarla a salir de ese aspecto de muerte, entonces notó el abrir y cerrarse de la puerta seguido de voces que hablaban bajo y con rapidez.
-Luna se quedó con Harry, están pensando que hacer con el pobre Dobby…- decía una voz femenina, probablemente Ginny - No puedo creer que lo trajeras aquí precisamente a él, ¡un mortífago! –le reclamó con fiereza.
-Créeme, no fue mi idea. – el menor de los varones Weasley, su voz sonaba cansada e irritada.
-¡Y Nott! Si como con Greengrass no tuviera suficiente con su despectiva cara vanidosa pululando por ahí.
-Cállense los dos, está despertando. – los apremió la señora Weasley, ella era la que daba calidez a su mano, pues la sostenía con una de las suyas.
-¿Cómo están los demás? – fue todo cuanto pudo decir mientras abría los ojos.
Ahí estaban los tres pelirrojos, mirándola con expectación. Las lágrimas en los ojos de la señora Weasley y la forma en que la miraba le recordaron tanto a su madre que por un momento sintió en su garganta un escozor, preguntándose qué estaría haciendo allá en Australia, lejos de ella y lejos de saber o de recordar, que tenía una hija y que sin saberlo estuvo a punto de perderla para siempre. Si moría nunca lo sabría, ni ella ni su padre, por el hechizo que modificó su memoria para mantenerlos a salvo.
Se giró para ver a sus dos amigos, y de paso dejar fuera de su vista la mirada preocupada que le dirigía la bruja. Ginny se aproximó a ellas seguido de Ron el cual se veía algo pálido.
-¿Todos están bien? – repitió, mientras intentaba incorporarse.
La mirada de sus amigos fue suficiente para indicarle que no todos estaban bien. La señora Weasley miró el antebrazo palpitante de la joven castaña, como si estuviera viendo un bicho realmente asqueroso, entonces recordó que Bellatrix le había hecho algo en su piel, pero no importaba ahora nada, no cuando alguien pudo salir herido, o peor.
Por eso agradeció que Ron rompiera el silencio.
-Dobby está muerto.
Hermione apretó inconscientemente sus manos en los edredones y por un momento sentía que ya no le quedaba fuerzas ni para lamentarse así que miró hacia abajo, hacia su piel marcada, no sabía si para distraerse del dolor que sentía dentro de ella misma o del dolor reflejado en el rostro de los tres Weasley.
Dos palabras grabadas en carne viva resaltaban en su piel.
Sangre sucia.
XXXX
-¿Ahora si me vas a decir qué diablos estabas haciendo en mi sótano?
Tanto el rubio como Nott fueron conducidos por la auror a un cuarto lejos de todos inclusive de Daphne Greengrass. Dijo que decidirían que harían con ellos una vez que regresaran los demás de la Orden. Aprovechando que estaban solos el rubio lo miró esperando una respuesta a muchas cosas que le pasaron por la cabeza en la sala de esa pocilga.
-El Innombrable pidió a tu padre y al mío buscarme para hacerme entrar en sus filas. Como me negué y por pago a mi escape hicieron de él un ejemplo pensando que con eso me doblegaría– mencionó refiriéndose a su padre, y por la forma en que hablaba de eso poco le importaba su destino. Pero tenía razón, cuando el señor Oscuro quería hacerte pagar, lo hacía con los que más amaras, desafortunadamente para el señor Nott su hijo no lo amaba. – Lo único que lamento de todo eso, es que no estuve yo mismo ahí para verlo. – y entonces se aproximó a la cama que estaba cercana a ellos para sentarse, una capa de polvo indicó que hacía mucho nadie usaba ese cuarto. – Y la muerte de Blaise por supuesto. – agregó quedamente.
Malfoy quería evitar hablar de aquél viejo amigo, así que encerró muy dentro de sí aquello que estaba pidiendo dejar sentir, y continúo su interrogatorio.
-¿Y qué coño te traes con lunática?
Nott sonrió de lado devolviéndole la mirada y se sintió como si aún estuvieran en su sala común de Slytherin, y Malfoy acabara de reclamarle que se acabara la última pieza de pastel de calabaza.
-Por el modo que me reclamas parecería que estás celoso. – Malfoy rodó los ojos y le devolvió la sonrisa, dejándole ver así que extrañaba esa camadería, pero no se lo diría nunca. – Bueno, te decía sobre cómo por fin pudieron echarme el guante. Entonces después de eso me dejó en las manos de Lucius Malfoy quién intentó doblegarme con la maldición cruciatus. No lo consiguió así que me dejó para pudrirme en tu sótano. Entonces trajeron a Ollivander, después a Luna y mucho tiempo después a Potter y Weasley. – el chico no pasó por alto la mención del nombre de la joven Ravenclaw. – No lo sé, probablemente ella fue lo único que me hacía tolerar el encierro y las torturas, para no volverme loco. No te mentiré que mi pensamiento sobre ella fue el mismo que el tuyo ahora, inclusive con lo que piense de ella no es suficiente para hacerme el valiente y unirme a la jodida Orden, pero al menos ella es la única de este flamante equipo –dijo burlándose de la Orden del Fénix – en que yo puedo confiar. Y bueno, quién sabe, - agregó apoyándose con las palmas de su mano en la cama, inclinado hacia atrás sin dejar de ver al hijo de Lucius Malfoy. – probablemente un tiempo aquí tú mismo empieces a ver las cosas un poco distintas.
Malfoy empezó a reír, y a Nott le parecía tan distinta a aquella risa en sus tiempos de Hogwarts, mientras hablan sobre quidditch y se burlaban de los estúpidos intentos de Crabbe y Goyle para montar una escoba, o de cuando a la sangre sucia le crecieron los dientes excesivamente, o cuando maquinaban posibles víctimas esperaban que fueran atacados en los pasillos por aquello que no sabían habitaba en Hogwarts en segundo año. Esa risa de cuando su única preocupación era ganar los torneos y pasar año.
Pero ahora había algo de malicia en esa carcajada. O puede ser que decepción.
-Si claro, como un jodido Huffelpuff, siendo mejor amigo de San Potter o la comadreja. Claro Nott, como aquí me tienen con los brazos abiertos. – dijo empezando a hablar rápido, pensaba que primero se burlaría de las estupideces que decía su amigo, pero entonces nada podía callarlo. - Tanto tiempo con Lunática Lovegood te está afectando el juicio. ¿Qué no sabes que justo hacía menos de una hora teníamos a la sangre sucia siendo torturada en el piso de mi puñetera biblioteca? ¿Crees que la Orden va a perdonar eso? ¿Quién va a defender lo contrario? ¿Harry Potter? ¿Tú? – vio que su amigo abría la boca para hablar, pero lo interrumpió de golpe. –Puede que Lovegood hable por ti, pero por mí, Nott, seré afortunado si la auror esa, Potter o quien sea que esté a cargo aquí simplemente me haga un favor y me saque de mi miseria.
Ahí estaba, lo dijo. Estaba cansado, la misma pesadez en el pecho que venía sintiendo desde hacía meses, puede que desde que estaban encargando el asesinato del vejete de Dumbledore. Y puede que parte de lo mismo cuando dirigió su varita hacia su propia tía.
Parece que es precisamente lo que pensaba Nott cuando este después de un silencio, se levantó de la cama y se acercó al rubio, que se había apoyado en alfeizar de la ventana, perdido en sus pensamientos. Afuera oscurecía y unas gotas de lluvia estaban golpeando la ventana.
-¿Qué te impidió dejar que Bellatrix matara a Granger?- sabía que no había nada desinteresado en la acción de su amigo, lo conocía demasiado bien para eso o al menos el viejo Malfoy, este chico, gris y taciturno era nuevo para él – Porque cuando llegamos, ella estaba inconsciente y la desquiciada de tu tía también y tú eras el único ahí. Algo debió pasar.
Malfoy le devolvió la mirada a través de su reflejo en la ventana, como la oscuridad de afuera lo hacía ser posible. No pudo responder a eso, estaba igual de confundido que Nott respecto a eso. Solo sabía que algo en la mirada de Granger tenía la respuesta. Aunque la razón del por qué, puede ser que no pudiera ser respondida.
ooooooo
Mi primer fanfic después de muchísimo tiempo. Soy de las opiniones que de verdad no está bien una relación insana como la que la mayoría de los dramiones ponen al principio, pero soy muy partícipe de la redención. No es que a Hermione le guste el maltrato XD es que Draco deje atrás la maldad, lo que a la mayoría llama la atención. La salvación y perdón, es lo que más buscamos en los dramiones, nadie lo puede negar hahaha.
Dandelion viene del nombre de la flor que, al secarse, descubre sus preciosas semillas. Símbolo de esperanza y nueva vida después de la muerte de su preciosa flor. Puede que no tenga mucho que ver, pero es lo que espero que suceda en la historia, dejar atrás lo malo para dar pie a la esperanza.
Saludos!
